sábado, enero 31, 2015

Testimonio de mayo.




He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables  de mi infancia
que se perdieron en el largo camino de la ausencia
a las mañanitas  memorables del rocío,
a  los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor
de  los días interminables de mayo
el olor de los potreros guía mis pasos
 por el camino de los conucos
 hacia  la soledad inmensa de la lluvia
 y el perfume de la clorofila colorea mi voz
de mariposas
 aún los duendes invisibles del invierno
 rondan mi memoria
 y más allá  del horizonte de mis ojos

 un niño descalzo llora su hambre


Domingo Acevedo.






Fotos Domingo Acevedo y Nación Charrua.

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