Sólo unos días después, el 17 de enero de 1961, sería brutalmente ejecutado en Katanga con la complicidad de Bélgica, Reino Unido y EE. UU.
Su cuerpo fue cortado en pedazos y disuelto en ácido para borrar todo rastro de su lucha por la independencia del Congo.
Esta imagen es un duro recordatorio del precio que África pagó por la libertad, y las manos extranjeras que aplastaron sus primeros sueños de autogobierno.
Estamos compartiendo esta foto para traer de vuelta a la luz la historia africana.
Intentaron quemar los archivos, pero no pudieron quemar los recuerdos. Nuestra historia debe ser contada.