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martes, noviembre 04, 2025
Puños, bloqueos, codos y patadas.
Lepa Radić: la sonrisa que desafió a la muerte
En una Europa destrozada por la ocupación nazi, donde el miedo dictaba las reglas y la traición parecía la única salida, una joven de 17 años se negó a inclinar la cabeza. Su nombre era Lepa Radić, nacida en una familia campesina de Bosnia, criada entre montañas, silencio y dignidad.
Cuando la guerra lo consumió todo, Lepa eligió el lado de la resistencia. Se unió a los partisanos yugoslavos, llevando armas ocultas bajo la ropa, curando heridos y protegiendo secretos que podían costarle la vida. No luchaba por gloria, sino por justicia.
En febrero de 1943, durante la batalla de Grmeč, fue capturada. La torturaron, la interrogaron y, finalmente, la llevaron a una plaza pública para ejecutarla frente al pueblo. Los oficiales alemanes le ofrecieron salvar su vida si delataba a sus compañeros.
Su respuesta fue firme, sin una lágrima:
“No soy una traidora a mi pueblo.”
Con una leve sonrisa, subió al cadalso y miró de frente a sus verdugos. En ese instante, una adolescente se volvió inmortal.
Lepa Radić no murió derrotada: murió invicta. Su cuerpo cayó, pero su gesto quedó grabado en la historia como una prueba irrefutable de que la valentía no tiene edad ni medida.
A los 17 años, eligió el honor sobre la vida, y en esa elección encontró la eternidad.
Dormía bajo un puente. Tenía solo siete años.
Descalzo, hambriento, invisible como tantos otros niños olvidados por una ciudad demasiado grande para darse cuenta de ellos.
Londres, 1866. El aire está húmedo, el humo de las chimeneas se mezcla con la niebla. En las calles del East End, el barrio más pobre, un joven estudiante de medicina, Thomas Barnardo, está visitando los hospitales de caridad. Es allí donde conoce a Jim: cabello desordenado, ropa hecha jirones, y en los ojos un dolor que ningún niño debería conocer.
Jim cuenta la verdad que Londres finge ignorar: niños que duermen en las alcantarillas, que roban por hambre, que mueren de frío en las calles oscuras.
Pocos días después, Jim ya no está. Muerto solo, como miles de otros invisibles.
Esa pérdida se convierte en una herida que Thomas no puede ignorar.
Entiende que no irá a China, como siempre había soñado. Su misión está ahí, en las calles de Londres, entre esos pequeños sin nombre que nadie quiere ver.
En 1870, abre su primera casa para niños abandonados.
En la entrada pone un cartel sencillo, pero revolucionario:
 "Ningún niño será rechazado jamás".
No pide dinero, no hace preguntas. Acoge a cualquiera que necesite una cama, una comida, alguien que los llame por su nombre. Incluso cuando la casa está llena, incluso cuando le dicen que es imposible.
Thomas no se detiene: construye otras casas, encuentra familias de acogida, organiza salidas a Canadá, donde muchos niños empiezan de cero. Otros se quedan, estudian, aprenden un oficio. Por primera vez tienen un futuro.
Para esos niños, Barnardo se convierte en un padre.
No predica, actúa.
Cura el hambre con un cuenco de sopa, el miedo con una cama limpia, la soledad con una caricia.
Cuando muere, en 1905, ha salvado más de 60.000 vidas.
Pero su verdadero legado no se mide en números: vive en las sonrisas de quienes crecieron creyendo que no valían nada, y en cambio encontraron a alguien que creyó en ellos.
Hoy, la Asociación Barnardo's continúa operando en el Reino Unido, acogiendo a los más vulnerables, tal como lo hacía él. Todo nació de un encuentro, de un niño que nadie veía y de un hombre que eligió mirar de verdad.
Porque a veces no se necesita un gran poder para cambiar el mundo.
Basta un corazón que sepa ver. Y manos que saben acoger.
Thomas Barnardo nos dejó esto:
la prueba de que la amabilidad, cuando es valentía, puede salvar el mundo un niño a la vez.
El arresto de Plinio Matos Moquete, dirigente del Movimiento Liberador 12 de Enero
A 53 años del arresto de Plinio Matos Moquete, dirigente del Movimiento Liberador 12 de Enero
Tras varios años de búsqueda, la Policía Nacional logró capturar a uno de los dirigentes izquierdistas “más buscados” de principios de la década del 70, a quien se le acusó de cometer diferentes crímenes, entre ellos, ser cómplice en la muerte de un raso policial, de violar la Ley 36 sobre comercio, porte y tenencia de armas, entre otros.
Génesis del hecho
La prensa nacional registró en primera plana el 3 de noviembre del año 73, el apresamiento de Plinio Matos Moquete, abogado de profesión y líder del Movimiento Liberador 12 de Enero, quien llevaba más de cinco años escondido de las autoridades. Su arresto se produjo el viernes 2 de noviembre del año antes mencionado.
Según reseñas de los medios impresos de la época la captura de Motas Moquete se efectuó cuando este se encontraba escondido en un apartamento en un segundo piso de un edificio localizado en la Calle El Conde, esquina Santomé de esta ciudad capital, en horas de la tarde.
Se dice que la captura de Matos Moquete fue considerada como un verdadero “triunfo”, debido a que muchos pensaban que su detención sería un hecho sangriento o difícil de suceder, así lo afirmó el periódico El Sol en su editorial de fecha 3 de noviembre de 1973 con el siguiente mensaje:
“La Policía capturó ayer al doctor Plinio Matos Moquete. Quizás ningún dominicano pensó que se le detendría como se le detuvo”.
El político y abogado era sin dudas el izquierdista más buscado por la Policía en los últimos tres años”.
“Tanto que se ofreció una recompensa de 20 mil pesos por el dato que pudiera hacer dar con su paradero”.
Asimismo se pronunciaron otros diarios de ese entonces a través de sus editoriales, entre ellos ElCaribe, Listín Diario, entre otros. Este último, hizo un llamado a las autoridades de preservarle la vida al reciente apresado:
“Plinio Matos Moquete, titulado jefe de un grupo terrorista y largamente buscado por la Policía, ha sido capturado.
“La Policía ha tenido un éxito muy notable con esa captura, en el cumplimiento de su deber.
“Ahora, y estamos seguros de que expresamos un reclamo colectivo, la vida de Matos Moquete debe ser preservada y protegida. “Así como deben tomarse las medidas de seguridad para prevenir un intento de fuga.
Luego de su apresamiento, Plinio fue llevado al Palacio de la Policía y posteriormente presentado a los periodistas que cubrían esa fuente en el despacho del jefe de la Policía, el general de brigada, Salvador Lluberes Montás, por unos breves minutos solo para fotografiar al imputado. Montás dijo que Matos Moquete sería sometido a la justicia en unas 48 horas.
El alto oficial informó además que durante arresto le fue encontrado un maletín negro al líder izquierdista que contenía una carabina M-1, recortada, con dos cargadores para 15 capsulas; una pistola calibre 45 y 80 capsulas para esa arma.
Asimismo tres cargadores para pistola 45, dos folletos con literatura marxista, uno del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y el otro un manual de guerrillas urbanas.
¿Quién delató a Matos Moquete?
Uno de los recortes de donde sacamos la información para este trabajo, reseña que se le preguntó al jefe de la Policía si sería necesario entregar la recompensa de unos 20 mil pesos que habían prometido para dar con el paradero del dirigente izquierdista, a lo que respondió Montás “posiblemente”. Dicha respuesta dejó entrever que alguien había confesado el paradero de Matos Moquete.
Otro documento de entonces explica que él mismo Plinio reveló a sus familiares quienes lo habían delatado con el cuerpo del orden. La familia de Matos Moquete ofreció una rueda de prensa para dar a conocer esa información.
Según los familiares de Matos Moquetes, este fue vendido a las autoridades por los 20 mil pesos que se ofrecía por su captura.
Durante el encuentro, informaron que el líder izquierdista fue vendido por dos miembros del Movimiento Liberador 12 de Enero, grupo que Plinio lideraba.
Este dirigente izquierdista lideró la lista de los 18 presos considerados políticos que fueron libertados en el año 1978, tras las autoridades judiciales implementar la aplicación de la Ley de Amnistía
Esta semana concluimos con la segunda y última parte de este trabajo sobre el apresamiento de uno de los líderes izquierdistas más buscado de principios de la década de los 70, Plinio Matos Moquete. En esta entrega presentamos los cargos que se le imputaban.
¿De qué se le acusaba?
De acuerdo con recortes de la prensa de febrero de 1976, Matos Moquete tenía 10 expedientes criminales que pesaban en su contra en dos juzgados de instrucción en el Palacio de Justicia de Ciudad Nueva.
Una de ellas es del primero de septiembre de 1971 cuando la Policía sometió en su contra una acusación doble: robo y porte de armas de fuego. Meses después, el 16 de noviembre de ese mismo año, fue enviado al juzgado de instrucción de la tercera circunscripción otro expediente criminal de asesinato.
Varios meses más tarde, el 26 de junio de 1972, la Policía vuelve a enviar otro documento acusatorio contra Matos Moquete, las acusaciones anteriores (robo, homicidio, armas de fuego), ocasión que aprovecharon para agregar la de violación a la ley que prohíbe las actividades comunistas. (En ese año Plinio se encontraba prófugo de la justicia).
No había pasado cinco meses cuando el 12 de noviembre del mimo año llegó al juzgado de instrucción de la tercera circunscripción, uno de los principales expedientes criminales contra Plinio Matos Moquete, en ese momento estaba siendo acusado de incendiar las tiendas, La Ópera y Sederías California, hecho que el mismo grupo que él lideraba se había atribuido.
Sumado a todas esas acusaciones, tras su apresamiento el 2 de noviembre de 1973, la Policía envió el 6 noviembre de dicho año, otro expediente que le imputaba de robo, violencia, porte y tenencia de armas de fuego y de guerra, y atentar contra la seguridad interna del Estado.
Asimismo se le acusó de tener participación intelectual en el atraco a la sucursal del Royal Bank of Canadá de Naco ocurrido el 8 de noviembre de 1972. Se le volvió a acusar por robo con violencia y porte ilegal de armas.
Para el 27 de noviembre de 1973, el cuerpo del orden vuelve a mandar otro expediente contra Matos Moquete por supuestas violaciones a la ley sobre armas y robo, y la imputación de atentar contra la seguridad interna del Estado.
Al año siguiente, exactamente el 22 de enero de 1974 llegó al juzgado de instrucción de la tercera circunscripción otra acusación por robo con violencia, y en marzo de ese mismo año, ese juzgado recibió una pieza acusatoria contra Plinio por asesinato y violación a la ley de armas.
Para finales de diciembre de 1974 el juzgado de instrucción de la tercera circunscripción recibió otro documento acusatorio contra Mayos Moquete que incluía cargos por robo y ley sobre armas.
Según el documento de donde sacamos toda la información para este trabajo, explica que todos esos expedientes habían sido archivaos en los juzgados de la instrucción de la segunda y tercera circunscripción.
Todas estas acusaciones eran ajenas para Plinio, dado a que este había permanecido durante varios meses en absoluto aislamiento en la cárcel de La Victoria donde estaba recluido. Luego de enterarse de los cargos que se le imputaban dirigió una carta a un medio impreso de la época donde expresó que no había cometido esos hechos que le señalan, al tiempo que aclaró que no ha aceptado ni aceptaría esas “calumnias hechas por las autoridades en su contra”.
Asimismo manifestó que no le extrañaba las múltiples acusaciones formuladas a su persona. Pero dejó claro que lo único que había aceptado ante las autoridades y de lo que todos en general, eran sus intenciones de “combatir junto al grupo de guerrilleros que operó en la cordillera Central y la posesión de las armas como parte de mi equipo de futuro combatiente, es lo único que no he negado en ninguna parte y que tampoco negare en el curso de mi proceso”, explicó.
Añadió: “Porque mis frustrados esfuerzos para incorporarme a ese acontecimiento histórico son conocidos públicamente mucho antes de mi apresamiento y sobre todo por razones voluntaria, la cual vale más para mí que cien años de cárcel.”
Durante su encarcelamiento, Matos Moquete vivió una serie de situaciones desde persecución, enfermedad, así como el intento de matarlo, entre otros hechos, según declaraciones de su familia.
Finalmente tras varios años de permanecer en la cárcel, este dirigente izquierdista lideró la lista de los 18 presos considerados políticos que fueron libertados en el año 1978, luego que las autoridades judiciales implementaran la aplicación de la Ley de Amnistía General para los exiliados y los presos políticos.
Texto: Sergia Mercado para el periódico del Caribe
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