Fueron llamados indios y no eran indios, fueron
llamados salvajes y no eran salvajes, eran personas profundamente humanas y
nobles, apegadas a sus tradiciones y costumbres, apegadas a la naturaleza, al
honor y la lealtad y por defender a los suyos, por defender sus territorios
usurpados por el hombre blanco invasor, fueron perseguidos y asesinados juntos
a sus familias.
Hoy todavía en las montañas, selvas y desiertos
retumba el grito de guerra de los que resistieron el horror, de los que
defendieron con sus vidas a los suyos.
Hoy nos toca a nosotros rescatar ese legado para
cambiar la historia, para que la verdad de lo que pasó en esa oscura época de
la conquista y la colonización sea conocida por las futuras generaciones.
Debemos desmitificar lo que nos ha vendido el cine
norteamericano sobre los indígenas, en donde son presentados como los malos de
la película, cuando la realidad es que sólo se defendían del hombre blanco que
les quitaba lo que les pertenecía por derecho, persiguiéndolos y asesinándolos
sin ningún tipo de compasión, es necesario que esta generación y las que vienen
sepan la verdad histórica para que vean a esos luchadores por su libertad como
lo que son: héroes y mártires, no forajidos.
Ellos merecen que nosotros les demos el lugar que se
merecen en la historia de este continente, reivindicando su lucha permanente
por la justicia y la libertad de los suyos, de sus familias, de sus tribus, de
sus naciones.
Domingo Acevedo.
Sept/18
Foto tomada de la red.