jueves, enero 23, 2025

Nuestra casa comun, la tierra.


 Una obra de Wilfrido Velazquez Gomez.

La Chiva Blanca

Compadre Pedro Juan - Francis Santana

Radio Pasiones ~ "A Lo Oscuro / La Empaliza" ~ Angel Viloria

Mangulina Medley: Majando; Don Amado; Guayacanal; Manolao

La poca comprensión que tenemos del universo.

 La poca comprensión que tenemos del universo, de su dinámica, de su naturaleza y sus leyes, se refleja en nuestro atraso como especie atrapada en una burbuja donde el tiempo marca los límites de nuestra efímera existencia y donde el odio y la violencia impuestos por las élites que se disputan el control del planeta, nos lleva inevitablemente a la auto destrucción.

‌Domingo Acevedo
‌Enero/2025





La Generación del 27.

 


En esta página encontraremos recursos y teoría sobre esta célebre generación poética.

Recursos

Definición

Llamamos Generación del 27 a un grupo de escritores que se reunieron para conmemorar el centenario de Góngora (1561-1627).

Características

  • Mezcla de tradición y vanguardia. Aparecen características de la poesía tradicional española (utilización del romance, de los versos octosílabos …) y rasgos de las vanguardias.
  • Influencia de los poetas clásicos españoles (como Bécquer o Garcilaso).
  • Utilización de la metáfora con gran maestría.

Etapas

  • Deshumanización. Los temas humanos no forman parte de la poesía. Hay una gran influencia de la poesía pura y de las vanguardias.
  • Rehumanización. Los poetas prestan atención a los temas sociales y políticos, que forman parte de sus poemas.
  • A partir de la Guerra Civil este grupo desaparece como tal. Lorca ha sido asesinado, Alberti, Guillén, Cernuda y Salinas viven en el exilio. Los poetas que quedan en España viven bajo la censura.

Autores

Federico García Lorca

Poeta y dramaturgo. En cuanto a la poesía debemos destacar dos tipos de obras: las obras tradicionales (Romancero gitano y Poema del cante hondo) y las obras vanguardistas, en concreto surrealistas. Dentro de este último grupo destaca Poeta en Nueva York. Lorca hizo un viaje a Nueva York que le impresionó profundamente y recogió todos sus sentimientos en la obra antes citada. En sus obras de teatro, Lorca emplea en estas un lenguaje poético, lleno de símbolos.

Rafael Alberti

Empieza su trayectoria poética con Marineroentierra, en la que recoge las tradiciones andaluzas de su tierra natal. A continuación escribe Sobre los ángeles, en la que se observa la influencia del surrealismo. El compromiso político, durante los años de la Guerra Civil le levó a escribir De un momento a otro. Sus últimas obras están impregnadas de una gran añoranza a su patria.

Luis Cernuda

Su obra gira alrededor de un tema: el choque entre el deseo (el sentimiento amoroso) y la realidad (limitaciones impuestas por la sociedad). Por ello el poeta eligió, para su obra, este nombre La realidad y el deseo: se trata de un solo título que engloba a varios libros.

Pasó por tres etapas:

  • Primera: surrealismo. Un río, un amor.
  • Segunda: influencias del romanticismo. Donde habite el olvido.
  • Tercera: fugacidad de la vida. Desolación de la quimera.

Vicente Aleixandre

Es el poeta surrealista por excelencia (La destrucción o el amor). Abandonó estos temas surrealistas por una poesía de denuncia social; sin embargo sus últimos años están dominados por un tono amargo.

Jorge Guillén

Es el máximo exponente de la poesía pura, que omite cualquier elemento que no sea poético. Su obra más importante se denomina Cántico.

Pedro Salinas

Es el poeta del amor. Sus obras más importantes son La voz a ti debida Razón de amor. Utiliza versos cortos y un lenguaje sencillo. ºSin embargo, en una primera etapa se ve en sus obras la influencia de las vanguardias, sobre todo del ultraísmo.

Gerardo Diego

Este poeta manifiesta en sus obras la influencia del ultraísmo (que hemos estudiado anteriormente: poemas visuales, ausencia de nexos…) No obstante, también escribe versos tradicionales. Debemos destacar el “Romance del río Duero”.

Dámaso Alonso

Se trata de un ensayista y poeta. Sus ensayos son clave para comprender la poesía española. Empezó su trayectoria poética siguiendo las características de la generación del 27; no obstante, sus mejores poemas los escribió después de la Guerra Civil, una vez que ya había desaparecido el grupo de poetas del 27. Estudiaremos este tipo de poesía en el próximo tema.

Miguel Hernández

Se considera a este poeta “epígono del 27”. Sus primeros poemas pertenecen a Perito en lunas y en ellos se observan las características de este grupo. Su vida fue azarosa. Comprometido con la causa republicana, estuvo en la cárcel, donde murió en 1944. Son muy conocidas sus “Nanas de la cebolla” dedicadas a su hijo. También es conocido por una poesía combativa que leía en las trincheras a los soldados republicanos.

Créditos

Libros Marea Verde.

Lenguatica.

Los mejores poemas de la Generación del 27

 

Los mejores poemas de la Generación del 27

La lista podía dar para 100 poemas, pero voy a intentar resumirla en 10. A continuación puedes leer mi selección con los mejores poemas de la Generación del 27. Déjame un comentario con tus versos preferidos de este grupo poético.

INSOMNIO (Dámaso Alonso)

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

Soneto de la guirnalda de rosas (Federico García Lorca)

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.

Aquí en esta orilla blanca (Pedro Salinas)

Aquí
en esta orilla blanca
del lecho donde duermes
estoy al borde mismo
de tu sueño. Si diera
un paso mas, caerla
en sus ondas, rompiéndolo
como un cristal. Me sube
el calor de tu sueño
hasta el rostro. Tu hálito
te mide la andadura
del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve
me entrega ese tesoro
exactamente: el ritmo
de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
toda entera, desnuda,
cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
las ansias y los besos:
esperan, ya sin prisa,
a que abriendo los ojos
renuncies a tu ser
invulnerable. Busco
tu sueño. Con mi alma
doblada sobre ti
las miradas recorren,
traslúcida, tu carne
y apartan dulcemente
las señas corporales,
por ver si hallan detrás
las formas de tu sueño.
No lo encuentran. Y entonces
pienso en tu sueño. Quiero
descifrarlo. Las cifras
no sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
silencio de la noche,
un soñar mío empieza
al borde de tu cuerpo;
en él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
hacíamos lo mismo.
No había que buscar:
tu sueño era mi sueño.

Cerré mi puerta al mundo (Emilio Prados)

Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño…
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

Insomnio (Gerardo Diego)

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
cauce fiel de abandono, línea pura,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

Después del amor (Vicente Aleixandre)

Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto,
como el silencio que queda después del amor,
yo asciendo levemente desde el fondo de mi reposo
hasta tus bordes, tenues, apagados, que dulces existen.
Y con mi mano repaso las lindes delicadas de tu vivir
retraído.
Y siento la musical, callada verdad de tu cuerpo, que hace
un instante, en desorden, como lumbre cantaba.
El reposo consiente a la masa que perdió por el amor su
forma continua,
para despegar hacia arriba con la voraz irregularidad de
la llama,
convertirse otra vez en el cuerpo veraz que en sus límites
se rehace.

Tocando esos bordes, sedosos, indemnes, tibios,
delicadamente desnudos,
se sabe que la amada persiste en su vida.
Momentánea destrucción el amor, combustión que
amenaza
al puro ser que amamos, al que nuestro fuego vulnera,
sólo cuando desprendidos de sus lumbres deshechas
la miramos, reconocemos perfecta, cuajada, reciente la
vida,
la silenciosa y cálida vida que desde su dulce exterioridad
nos llamaba.
He aquí el perfecto vaso del amor que, colmado,
opulento de su sangre serena, dorado reluce.
He aquí los senos, el vientre, su redondo muslo, su acabado
pie,
y arriba los hombros, el cuello de suave pluma reciente,
la mejilla no quemada, no ardida, cándida en su rosa
nacido,
y la frente donde habita el pensamiento diario de nuestro
amor, que allí lúcido vela.
En medio, sellando el rostro nítido que la tarde amarilla
caldea sin celo,
está la boca fina, rasgada, pura en las luces.
Oh temerosa llave del recinto del fuego.
Rozo tu delicada piel con estos dedos que temen y saben,
mientras pongo mi boca sobre tu cabellera apagada.

Amaranta (Rafael Alberti)

Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados
pórticos de limones desviados
por el canal que asciende a tu garganta.

Rojo, un puente de rizos se adelanta
e incendia tus marfiles ondulados.
Muerde, heridor, tus dientes desangrados,
y corvo, en vilo, al viento te levanta.

La soledad, dormida en la espesura
calza su pie de céfiro y desciende
del olmo alto al mar de la llanura.

Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,
y gladiadora, como un ascua impura
entre Amaranta y su amador se tiende.

Contigo (Luis Cernuda)

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

Amor oscuro (Manuel Altolaguirre)

Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno…
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

10 Carne de mi carne (Juan Larrea)

Entre lirios de falsa alarma
la insistencia de una avispa deja adivinar tu cuerpo
el ardor ahoga una presa demasiado mía para ser fingida
nodriza de dos filos sobre su lecho de convidado
el ardor deshace el nudo de la marisma viviente
donde el amor te esparce y se retira

El ancla de tu palidez se sumerge
hasta la detención de las formas es aquí
donde la lluvia se pinta de azul el corazón
y furtiva una corriente de aire
desmiente ese gesto que significa ignoro
el bello blanco que ofrezco

El ojo lava su párpado al borde confuso de la duda
y descompone tu cabeza en siete ruiseñores mórbidos
lo hay ya necesidad de apagar nuestras heridas
espacio por sí mismo se olvida para plegarse a tus alas

Poesía en Zenda

A 18 años de la partida fisica de Miguel Acevedo.


Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu partida
dejando un rastro de eternidad en mi voz
tu recuerdo a veces
levanta en mis ojos una ola de sal
que humedece de tristeza mi alegría
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel

A Miguel Ángel Acevedo
Domingo Acevedo.


















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