sábado, julio 27, 2013

El centauro.




Recuerdo con pena, como hace ya más de quinientos años de la llegada del hombre blanco a estas tierras, que las compartíamos diversas criaturas del bosque en paz.

Ellos después de construir rústicos poblados que con el paso de los años se fueron convirtiendo en hermosas ciudades, en su inmenso egoísmo, no se conformaron con la tierra que tenían  y se fueron adueñando poco a poco y a la fuerza de todos los territorios de más allá del horizonte, donde habitábamos nosotros en paz,  no valió que resistiéramos, los caminos se fueron tiñendo con la sangre de las criaturas  de bosque, todo el que se opuso fue aniquilado.

Yo, el último sobreviviente de aquellas batallas libradas en el olvido, el heroico y solitario guerrero de las sombras, el que no pudo ser vencido por la crueldad del hombre blanco, el que no cayó en sus engaños y trampas, el que no firmo convenios, tratado, ni acuerdos, el más temido y odiado, derrotado por el cansancio y la modernidad no me quedó más que disfrazarme de humano para poder sobrevivir a la crueldad del hombre. Cuanto me costó adaptarme a sus defectos, y miserias, a su injusticia, a su inhumanidad.

Algunas veces cuando la luna llena se cristalizaba en el cielo y la soledad agrietaba los recuerdos me quitaba la máscara y salía a cabalgar por lo que quedaba del bosque y hacia  una que otra incursión en alguna ciudad, para que el hombre blanco no olvidara que la amenaza no había muerto.

Hoy que el tiempo ha pasado, envejecido en mi soledad casi eterna, arrastrando el dolor del extermino, ya no puedo, no tengo fuerzas para seguir escondiendo por más tiempo lo que soy, es por eso que he decidido tirarme de este precipicio hacia la libertad.


Domingo Acevedo.

Julio/13

Huehuetlahtolli - Palabra de los Antiguos

1. "Hijo mío, esto que te doy a comer es alimento puro. Lo que es para comer aquí en la tierra, acércalo a tu rostro. No te hagas semejante a piedra, pues ya sabes que, si una piedra es dura, no sólo una vez se le golpea, hasta que se quiebra."

2. "Observa al venado cuando lo persiguen: va asustado. Ignora a dónde va: al hueco, a la muerte. Y tú, ¿acaso eres venado para que no sepas a dónde vas? Pues te ha sido mostrado el camino; por tu propia voluntad te traicionarías si lo pierdes. "

3. "Mira: como el árbol florido ya no retoña ni echa brotes - pues sólo retoña y reverdece si resiste la helada, que de otro modo se marchita y seca -, así tú, si no retoñas y echas ramas a la hora del verdor y el renuevo, por tu propia voluntad te habrás arrojado a la boca de las fieras."

4. "Ahora que Nuestro Señor te ha mostrado su bondad, ahora que dentro de ti se agita, no lo desprecies. No juegues con un poco en tu interior para devolvérselo luego, hastiado, pensando: ¿en verdad he sido sanado?"

5. "Ahora que te has acercado a la riqueza que de su presencia viene, ¿lo ofenderás de nuevo? ¿Volverás a ensuciar tu ser, tu alma?"

6. "Con todo, aún si caes muchas veces y de nuevo recuerdas a tu Señor y te limpias sinceramente frente a él, arrojando tu mancha en su presencia, una vez más él tendrá piedad de ti y te mirarán sus ojos."

7. "Ve, disfruta de tu tesoro, que viene del seno de Nuestro Señor."

Huehuetlahtolli - Palabra de los Antiguos




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