domingo, noviembre 10, 2024

Ouida

 


 

Hay un rastro reciente de cadáveres en el mar

atlántica ruta de dolor

que deja en la playa huellas de sal y sangre

muchedumbre acorralada por el látigo

empujada por el amo al cañaveral

donde bajo un sol de fuego

día a día

se derriten sus sueños

en un canto

que evoca la gloria perdida

del esclavo

que muere lejos de la tierra que lo vio nacer

encadenada la voz

en las noches lejanas

las palabras retumban en  los tambores

grito de libertad que el amo no puede acallar

que en los trapiches rompe cadenas

tropel de sombras que en el amanecer

aletea hacia la libertad del quilombo

donde se recomponen los sueños

en un maniel esperanza

mientras en el palenque

los cimarrones se preparan

para tomar por asalto la aurora

Mayo/2021

Domingo Acevedo.















Foto tomada de lared.

En las noches

 


 

Felipe 

en las noches 

cuando vayamos

a cerrar las puertas de la casa

para irnos a la cama a dormir 

miraremos en la oscuridad

el fulgor lejano de las luces 

de la ciudad

con la tristeza de saber 

que ya nunca más volverás.

A mi hermano Felipe Acevedo.

Domingo Acevedo.



 

Retrato

 

 


Sale de mi voz

descalzo

con el paso cansado

el cabello ensortijado

la mirada triste

la carita sucia

la nariz llena de moco

la barriga grande

llena de lombrices

endeble

solitario

y desnudo

un niño

Domingo Acevedo





Julio/2021

 

Tu carne

 


Ellos mataron tu carne

pero tus palabras en los libros

se hicieron primavera

Agosto/2021

A García Lorca



Pergaminos de eternidad

 


I

Déjame recordarte

hoy

camarada

antes que el tiempo se haga cargo de todos nosotros

 y la vida nos deje abandonados en los cementerios

 y tu historia de soldado proletario

caído al fragor de los sueños

no sea más que un manojo de olvido

en voz de la ausencia

II

déjame camarada

con la sangre de tus verdugos

escribir tu nombre

en  los pergaminos de la eternidad

para que tu recuerdo

ni  tiempo

ni la ausencia

ni el olvido

puedan borrarlos del corazón de nuestro pueblo

Domingo Acevedo.

Agosto\2021

A Numitor Elpidio Jiménez Sanelly

(Tito Monte)



 

 

La realidad.

 

La realidad muchas se desvanece en la ambigüedad de los sueños

Abril  2011




RAYO DE ETERNIDAD

 


 

Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños

en brazos de la quimera

cuando el sonido ancestral de los tambores

atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea

en la telaraña de la utopía y la nostalgia

nací herido por un rayo de eternidad

en la inefable soledad de las estrellas y el rocío

bajo los escombros del olvido

lejos del mar y la primavera

en el preámbulo de las mariposas

un día de otoño

cuando los soles eclipsados noviembre

emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer

 

Domingo Acevedo.



 

 

El oficio de escribir.

 


 

Escribir es un oficio triste y solitario en el que a veces muchos dejamos un poco de nosotros en lo que escribimos, no sé si a otros les pasa lo mismo, pero hay poemas en lo que sangro por dentro, poemas que los sufro, me duelen, me hieren, me hacen sentir esa sensación de la tristeza muy cercana al llanto.

 

Yo escribo desde el dolor y el desarraigo, escribo por la necesidad de expresar lo que sentimos cuando nos quitaron la tierra y con ella una parte importante de nuestras vidas, nos quitaron la alegría de vivir unidos por el amor fraterno a la tierra, al bosque, a los pájaros, al viento, las tardes, el cielo, el sol, la luna, las estrellas, en fin mutilaron nuestras vidas condenándonos a vivir marginados en cualquier barrio de la ciudad, lo que le costó la vida a muchos de nuestros ancianos que prefirieron morir a vivir arrinconados contra la modernidad, que les quito la alegría de vivir libres y felices entre los conucos y los potreros, sembrando esperanzas en el viento para que la primavera se eternizara más allá de los días del hambre enterrados en el olvido.

 

Escribo desde esa realidad y quizás no debí ser poeta ya que ni siquiera me gustaba ir a la escuela, prefería los conucos, los potreros y el bosque a ir a la escuela y aquí estoy contando historias, tratando de rescatar del olvido mi herencia afro taina, de yambi y maquey, de guayiga y chola, de yuca y casabe,  sancochos y tamboras, de casas de barro y bohíos de tabla de palma y yagua, de cachimbos de barro y tinajas, de ciguapas dormidas en el viento y negros libres en el quilombo.

 

Pero cargo sobre mis hombros todo el dolor de mi pueblo, de mi gente que se fueron muriendo poco a  poco  sin poder volver a sus tierras.

 

Es por eso que en mi poesía se deja sentir siempre un dejo de tristeza, pero no por eso está ausente el amor, la esperanza, el compromiso y la resistencia.

Domingo Acevedo.



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