He
vivido atado a los recuerdos
a
los momentos irrecuperables de mi
infancia
que
se perdieron en el largo camino de la ausencia
a
las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a
las noches esplendorosas de luna llena
aún
tengo pegado en la piel
el
claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
el
olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia
la soledad inmensa de la lluvia
y el perfume de la clorofila colorea mi voz
de
mariposas
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá
del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre
Domingo Acevedo.
Fotos Domingo Acevedo y Nación Charrua.