martes, abril 06, 2021

Haití es un país abandonado a su suerte por los que crearon la crisis.

 


Haití es un país abandonado a su suerte por los que crearon la crisis que los afecta, que no  sólo es económica sino también institucional y estas naciones apuestan a que la Rep. Dominicana, un país  pobre también cargue con la pobreza de los haitianos,

Nosotros debemos apostar a  la convivencia recíproca y pacífica de las dos naciones,  pero sino  se pone un alto a la masiva entrada ilegal de haitianos al país, teniendo en cuenta las grandes diferencias históricas que nos separan, desde la invasión de 1801, el degüello de Moca   y la invasión de 1822, con la posterior guerra de independencia y la matanza del 1937 ejecutada por el gobierno de Trujillo,  nos tendremos que enfrentar a un gran dilema: cómo resolver el problema migratorio creado por la irresponsabilidad de los gobiernos que hemos tenido y que podría degenerar en un derramamiento sangre .

Debemos vernos en el espejo de algunos países de África entre los que ha habido grandes matanzas entre grupos étnicos distintos, por ejemplo la de Ruanda en abril del 1994 cuando el gobierno Hutu asesino el 70 por ciento de la población Tutsi, aunque son escenario distintos, se pueden crear las condiciones  para que suceda un evento de esa envergadura ante la inmigración sin control de haitianos al país en complicidad con autoridades civiles y militares en la frontera y la inconciencia también de personas que se prestan para tal fin.

En la frontera se corre el peligro de  una balcanización de esa zona, ante el abandono de los dominicanos de la frontera y la posterior ocupación por parte de nacionales haitianos ilegales.

 Los habitantes dominicanos de la frontera prácticamente han sido abandonados por los gobiernos que hemos tenido, eso ha dado como resultado el abandono de esa importante zona del país tanto por la falta de incentivos, la pobreza y  la presión ejercida por los haitianos, deforestación, crímenes, atracos y robos a la agricultura y la ganadería  etc.

Haití es nuestro vecino más cercano, compartimos la misma isla, aunque por esos caprichos de la historia somos diametralmente opuestos, en el idioma, la cultura, las costumbres y la religión y aunque dependemos uno del otro, hay un abismo que nos separa y que no permite un entendimiento total entre los dos países.

Está en las autoridades de ambas naciones buscar un entendimiento para que como países hermanos que somos podamos vivir de manera pacífica, aprovechando el potencial económico y comercial de cada uno, estableciendo reglas claras enmarcadas dentro del respeto mutuo y la autodeterminación como pueblos distintos que dificulta las relaciones entre las dos naciones.

 

Domingo Acevedo.

Abril/21




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