domingo, octubre 05, 2025

China está a punto de superar los 50,000 km de ferrocarril de alta velocidad

 



China está a punto de superar los 50,000 km de ferrocarril de alta velocidad, más del 70% del total mundial.

Están acercándose rápidamente a su objetivo de 70,000 km para 2035.
Esto forma parte de una ambición más amplia para priorizar el crecimiento de ciudades pequeñas y medianas, así como la integración rural-urbana.
¿Por qué occidente jamás pudo llegar a tener una red de tal magnitud?. El excelente historiador marxista británico, Eric Hobsbawm, resumía el progreso, a la figura de un tren echando humo. Los chinos hace unos día explicaron que la empresa estatal que administra esa enorme empresa, es ligeramente deficitaria, ¿y por qué la mantienen?, porque el déficit es leve, y se corrigera con el aumento de los ingresos de los chinos, pero sobre todo, porque esa red, genera una inmensa riqueza en otras empresas estatales.
Solo una economía planificada y socialista, puede hacerlo, ¿por qué occidente no lo hizo?, ahí tiene la respuesta.

Tomado de la red.

Nunca olvides el pasado, y siempre honrar a aquellos que se mantuvieron fuertes cuando el mundo intentó romperlos.



 Antes de que saliera el sol, un viejo carro de madera rodó lentamente por un camino polvoriento. Dentro se sentaron tres niños nativos: asustados, silenciosos, confundidos. Ayer mismo, fueron sacados de sus hogares. Los llantos de sus madres todavía resonaban en sus corazones.

Esto no fue un error. Fue un sistema diseñado para borrar quiénes eran. Escuelas como Carlisle, Chilocco, Haskell y Sherman tenían un objetivo: sacar al indio del niño.
Estos niños vinieron de naciones orgullosas: los sioux, navajo, apache, ojibwe. Llevaban idiomas antiguos, canciones sagradas y nombres llenos de significado. Pero en las puertas de la escuela, todo fue tomado.
Sus largas trenzas fueron cortadas. Sus oraciones tradicionales fueron prohibidas. El olor de cedro y salvia fue reemplazado con lejía. Si hablaban su lengua materna, eran castigados. Si lloraban, los silenciaban.
Algunos de ellos tenían sólo cinco años.
Algunos olvidaron quiénes eran. Algunos susurraron su verdad bajo mantas de lana rasguñosas. Y algunos se aferraron a sus raíces, esperando el día en que pudieran crecer de nuevo.
Hoy, los recordamos a los supervivientes. Los niños callados que se convirtieron en voces fuertes. Los que convirtieron el dolor en poder.
Porque puedes llevar a un niño lejos de su tierra, pero nunca puedes quitarle el espíritu a su gente.
Mensaje a todos: nunca olvides el pasado, y siempre honrar a aquellos que se mantuvieron fuertes cuando el mundo intentó romperlos.

【Acción Explosiva】¡918 Regresa! Comando Secreto Ataca Campamento Enemigo...

El Último Suspiro Soviético: La Represión de 1993 y el Trauma de la Era Yeltsin

 






Tres décadas y dos años han pasado desde uno de los episodios más sombríos en la transición de Rusia hacia el capitalismo: la masacre de octubre de 1993, ordenada por el gobierno de Boris Yeltsin. Este evento marcó el ultimo aliento en ese momento y paro convulsivo del proyecto soviético, un último y trágico intento de resistencia en aquel entonces que fue sofocado con una violencia extrema.
El conflicto tuvo su origen en la profunda pugna política entre el poder ejecutivo, encarnado por el presidente Yeltsin, y el poder legislativo, representado por el Sóviet Supremo. Esta tensión, que se arrastraba desde la disolución de la Unión Soviética, alcanzó su punto crítico en 1993. La atmósfera en Rusia era de efervescencia social; las calles veían cómo, cada vez con más fuerza, la ciudadanía se movilizaba bajo la bandera roja, clamando por un retorno al socialismo. Una muestra poderosa de este descontento fue la masiva convocatoria del 1° de Mayo, que sirvió como un contundente recordatorio de que la llama de la ideología soviética no se había apagado.
Sin embargo, la respuesta del régimen de Yeltsin fue brutal. Los días 3 y 4 de octubre, la protesta popular fue reprimida con tanques. Para entonces, el ejército, que había sido sometido por las fuerzas liberales tras el fallido golpe del Comité de Emergencia en 1991, se volvió contra su propio pueblo. Esta represión selló de manera sangrienta la suerte de la oposición y consolidó un poder presidencial sin contrapesos.
Es crucial recordar que este capítulo se desarrollaba sobre una base de ilegitimidad fundamental: la disolución de la URSS se había llevado a cabo en abierta violación de la voluntad popular, expresada masivamente en el referéndum de 1991 donde los ciudadanos soviéticos votaron a favor de mantener la Unión.
Las consecuencias de la victoria de Yeltsin se extendieron mucho más allá de la crisis política inmediata. Su gobierno implementó unas catastróficas privatizaciones que, lejos de modernizar el país, sumieron a la población en una crisis humanitaria sin precedentes. El nivel de vida se desplomó, mientras que la mortalidad, el hambre y la drogadicción se dispararon dramáticamente. La era Yeltsin no solo enterró el último aliento rojo de la URSS, sino que inauguró una "década de los 90" traumática, cuyas secuelas aún reverberan en la Rusia contemporánea.

Ultima Hora Petro enciende la mecha: "Hitler está vivo" y el nuevo crimen de Netanyahu.



Gustavo Petro, el presidente de Colombia, ha encendido la controversia internacional con una declaración impactante que resuena con ecos históricos y genera un debate polarizado. Al responder a la supuesta confiscación ilegal de la flotilla Sumud por parte de Israel, Petro no solo condenó la acción, sino que elevó la retórica a un nivel inusualmente incendiario: "Si es cierta está información, hay un nuevo crimen internacional de Netanyahu... Hitler está vivo en la política del mundo."
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Esta afirmación, que compara las acciones del primer ministro israelí con el ideólogo del Holocausto, no es una simple crítica política; es una bomba retórica que busca conmocionar y provocar. La intriga radica en la audacia de tal analogía.
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El presidente colombiano, conocido por su postura de izquierda y su crítica al imperialismo, parece utilizar la figura de Hitler no solo como un símbolo del mal absoluto, sino como una encarnación del autoritarismo y la agresión que, según él, perviven en la política contemporánea. Esta visión sugiere una continuidad histórica de ciertas patologías políticas, donde la "vida" de Hitler se manifiesta en las acciones de líderes actuales que cometen "crímenes internacionales".
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Sin embargo, esta analogía también abre una caja de Pandora de posibles interpretaciones y consecuencias. Para muchos, la comparación es irresponsable e inapropiada, trivializando el Holocausto y distorsionando la complejidad del conflicto. Otros podrían verla como una valiente denuncia de lo que perciben como una opresión injustificada.
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La controversia generada no solo pone a Petro en el centro de un debate global, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo la historia, incluso la más oscura, sigue siendo una herramienta poderosa en el discurso político contemporáneo. Su audacia desafía las convenciones diplomáticas y nos deja con la inquietante pregunta de si, detrás de la hipérbole, reside una verdad incómoda sobre la naturaleza del poder en el siglo XXI.

DOMINICANOS EN LA GUERRA DE EL SALVADOR

Grazia Deledda Fue burlada, silenciada y despreciada… por cometer el “error” de haber nacido mujer. En una época en la que escribir era privilegio de hombres.




 ¿Ves a esta mujer? Se llamaba Grazia. Grazia Deledda. Fue burlada, silenciada y despreciada… por cometer el “error” de haber nacido mujer. En una época en la que escribir era privilegio de hombres, ella se atrevió a pensar, a crear, a soñar. Y lo pagó caro.

Nació en Cerdeña, entre las montañas de Nuoro, una tierra tan áspera como las ideas que la gobernaban. Allí, a las niñas no se les enseñaba a imaginar un futuro. Se les entrenaba para obedecer. A los nueve años, Grazia tuvo

que abandonar la escuela. La educación, le dijeron, no era necesaria para una mujer. Pero ella no aceptó esa sentencia. Siguió formándose en secreto, alimentando su mente con libros y su alma con palabras, lejos de la mirada de quienes la querían sumisa.
De adolescente, publicó su primer cuento en una revista. Para ella fue un triunfo íntimo, una chispa de libertad. Pero para su pueblo fue escándalo. Una mujer escribiendo, opinando, alzando la voz… era intolerable. Los vecinos murmuraban, el cura la condenaba desde el púlpito, y hasta su propia familia le dio la espalda. Porque en esa época, una mujer tenía que estar en casa, no en los libros. Pero Grazia no era una mujer común. Era fuego disfrazado de silencio. Y escribía de noche, cuando todos dormían, llenando el mundo de historias mientras el resto lo ignoraba.
Con el tiempo, se mudó a Roma junto a un hombre que marcó la diferencia: Palmiro Madesani. No fue un simple esposo. Fue su cómplice, su refugio, su motor. Mientras el mundo los juzgaba —una escritora y un hombre que la impulsaba— ellos respondían con determinación y silencio. Porque cuando sabes a dónde vas, no necesitas gritar.
Grazia escribió sobre lo que conocía: mujeres que amaban y sufrían, hombres rotos por la vida, paisajes duros como su infancia. Su obra era íntima, visceral, poderosa. Y un día, el mundo —ese mismo que la ignoró, que la condenó, que la quiso invisible— tuvo que escucharla. En 1926, Grazia Deledda, la “pequeña mujer sarda” con educación básica y coraje infinito, ganó el Premio Nobel de Literatura.
Y cuando subió a recibirlo, no lo hizo sola. A su lado estaba Palmiro. No como sombra, no como figura decorativa, sino como lo que fue siempre: un hombre que supo amar sin miedo, sin ego, sin necesidad de dominar. Porque amar de verdad no es poseer. Es acompañar, levantar, creer cuando nadie más lo hace.
Pero su mayor logro no fue el Nobel. Fue haber desafiado siglos de sumisión sin levantar la voz. Fue escribir historias… hasta que el mundo no tuvo más opción que rendirse.Grazia no pidió permiso.
Tomó su lugar. Y al hacerlo, le abrió la puerta a millones de mujeres que ya no quieren pedirlo tampoco. No ganó con furia. Ganó con carácter. Y con cada página, nos dejó una lección que no envejece:
Hay batallas que no se ganan con gritos. Se ganan escribiendo.

Tomado dela red.

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