domingo, mayo 13, 2018

Trébol de agua.



1

Hace tiempo la sueño
vestida de luna en su desnudez
dejando sus huellas sobre las alfombras nocturnas del tiempo
alejándose para siempre entre las luces y las sombras
de la ciudad agrietada por la ausencia
hacia los antiguos suburbios del alba

2

Detrás de lo espejos de tu alma
un fantasma en su eternidad agoniza

3

Es una mariposa perdida en tu voz
el otoño

4

Ebria de soledad y ausencia
hace surcos de agua en tu ombligo
la luna

5

Trébol de agua
el sonido de la sangre
se ahueca en la mirada del viento

6

Son tus senos
dos tibias paloma que anidan en mis manos

7


Es un espejo donde el viento se mira y rejuvenece
la distancia

8

Un pájaro herido por la ausencia
el horizonte

9

Esta tarde de invierno pájaros de oro
migran hacia los oscuros rincones del agua

10


Lágrima del ocaso.

Soy memoria de la nada
lágrima del ocaso
gemido secreto del mar
soy del horizonte la mano que te aleja
soy del viento el canto que se queda
soy de la noche la herida que no cierra
soy de la humanidad la sangre que no cesa


El maíz.

Collar vegetal
de perlas amarillas
sobre el vestido verde
rizos de sol



Ciudad de papel
I

Ciudad que todos los días mira atónita al mar Caribe
que la fecunda de salitre
embrujo de luna llena bajo estatuas de bronce y cal
acantilado anfibio que muerde el horizonte
ciudad de papel roída por la lluvia
ciudad enclavada en un cateto de azúcar y sal
ciudad antigua y ambigua
ombligo de la noche
equidistante del sol y las estrellas
ciudad recién nacida  en su heroísmo
en un golfo de flechas y sangre
ciudad de asombros y mendigos
de niños podridos por la tuberculosis
y la modernidad
ciudad de prostitutas que a las 11:30 p.m.
en la Duarte con París se desvanecen en su hastío
y a esa misma hora en la bolita del mundo
un travestí hace el amor a la soledad
ciudad con sus náufragos de las 6:00 a.m.
frente al parque independencia
atrapados en su destino de transeúntes
ciudad
horizonte de luna llena más allá de la alborada
ladrido de perros azules
refugio de los niños que huelen cemento
y de los ancianos que beben triculí
todas las noches
entre la Caracas y la Ravelo
el parque Enriquillo los acoge en su agonía
la ciudad
temblor y congoja
vida y muerte en la zona norte
mientras que en  Capotillo
en la calle 6
los jóvenes se sublevan
y en la Albert Thomas con Ovando
un manifestante es asesinado
de sus heridas emerge la primavera
banderas azules ondeando en  el viento
mientras la multitud atrincherada detrás de sus voces
retrocede
y se dispersa en las habitaciones del medio día
en el asfalto una flor tiñe de rojo la esperanza
y a esa misma hora en el parque Colón
un fantasma desnudo baila ga  ga
con la reina Isabel la Católica de España
la   ciudad
por sus calles de lágrimas
un niño limpiabotas  no vuelve a su casa
se quedó dormido en un rincón de la vida
su cuerpecito de azabache tierno
reposa tranquilo  en manos de la eternidad
ciudad
heroína de todas sus guerras
que amamantó en su pecho a todos sus héroes
y enterró en la primavera a todos sus muertos
ciudad de espanto y fantasmas
en la calle el Conde
Nicolás de Ovando se jacta de su sadismo
mientras en Cuba
Hatuey es quemado en la hoguera
pero en Santo Domingo
Enriquillo y Sebastián Lemba
reivindican sus razas
pero por Dios no digan a nadie
que Francis Drake  defecó en la catedral
y uso como papel desechable
la partida de nacimiento de Cristóbal Colón
es por eso que nadie sabe con certeza
el origen perverso de tan  intrépido navegante
y no olviden que la ciudad no es más
que un espejismo de neón líquido en la oscuridad


Noche póstuma.

Tronco de árbol perezoso
que crece en el bosque de la nostalgia
raíz de agua luminosa
enredaderas de sombras
noche póstuma
hoguera celestial
enluta la primavera
la sangre de la luna herida por los siglos



Ronda mi casa

La muerte ronda mi casa
hermosa y seductora
se para frente a mi portal
invisible y desnuda
se atreve
toca mi puerta
la ignoro
mas temo
tengo miedo
que un día necesario
dormido me quede
en sus brazos



Hoy llamé la muerte

Hoy llamé la muerte
la invité a mi casa
la senté en mi mesa
compartí con ella
el pan y el vino
después ebrios
bailamos sin fin
al compás de la noche
aturdidos y felices
terminamos en un sofá
haciendo el amor
complacida
antes de salir el sol
se fue
sin decirme adiós


Matrix

Yo que no era
ni soy si seré
que me miro a mí mismo
desde mi ausencia
que habita en mi inhumanidad
hecha de piedra y metal
soy como un tótem
que los dioses erigieron
como testimonio
evidencia de que en la tierra
se había perdido en los hombres
la esperanza del amor
y las máquinas dueñas del futuro
como una visión trágica
iniciaban su reinado
en un mundo indiferente
a su propia realidad
una realidad tan avasalladora
que cuando los hombres despertaron
era tarde
la humanidad prisionera
de sus propios temores
sucumbía



En el umbral del tiempo


En el umbral del tiempo
cinco fantasmas
tocan la puerta de mi memoria
un ángel les abre
y les pregunta
-  qué quieren
-  entrar
el ángel los mira
y en silencio
vuelve a cerrar la puerta
mientras murmura
para sus adentros
-  pobrecitos
ignoran que ya no hay espacio
para más recuerdos




El viento

Esta noche
el viento tocó mi puerta
su vago olor a distancia
inundó la casa
tam tam
insistió el viento
mas no abrí
sabía que detrás del tiempo
un fantasma agoniza





Perros invisibles

     I
Perros invisibles
huyen de mi voz
tratan de morder
el horizonte
donde todas las tardes
en su oquedad anida el sol




Perros invisibles

     II
Detrás de los espejos
perfumados de mis ojos
habita un fantasma
que ama a los perros
invisibles de mi voz
todas las tardes
los lleva a pasear
más allá del horizonte
donde el sol y las aves
juegan a la escondida
con la noche

Domingo Acevedo.

Nos apena

Nos apena que los civiles de Europa y otras partes del mundo tengan que pagar con sus vidas las agresiones de esos estados contra otros estados que no se arrodillan a sus políticas imperiales.
Hay un refrán que dice que la sangre se lava con sangre y que el que tira piedras no puede pretender que les tiren flores.

Domingo Acevedo.


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