sábado, octubre 11, 2025

El 12 de octubre, nada que celebrar, día de resistencia y luto continental





Mucho se ha hablado y escrito sobre el 12 de octubre del 1492 y la llegada de los españoles a estas tierras y la posterior incursión de casi todas las naciones europeas en busca de fortuna en este continente que ellos creyeron descubrir. además, debemos hacer notar que el famoso descubrimiento de América, no fue más que el encubrimiento de los pueblos que aquí habitan como establece Enrique Dussel.
Pues bien, el 12 de octubre del 1492 marcó la desgracia para todas las personas de esta hermosa tierra, para sus culturas y sus costumbres.
Porque aunque se habla de descubrimiento, de encuentro entre dos culturas, incluso se festeja el 12 de octubre como el día de la raza, lo que debemos tener bien claro es que no hubo nada de eso, lo que sí hubo fue conquista, fue colonización, crímenes de lesa humanidad, ultrajes, abusos, persecución, actos aberrantes y cobardes en contra de una raza que sucumbió ante el peso de la violencia de otra raza superiormente militar, que impuso su cultura, sus costumbres y su religión a sangre y fuego, bajo el lema de que: el único indio bueno, es el indio muerto, para así justificar sus crímenes, también decían que los indígenas eran como animales que no tenían almas.
Tanta crueldad no deja espacio para la duda, los pueblos sucumbieron a la violencia del invasor, a las enfermedades desconocidas que trajeron consigo, al trabajo forzado en las minas y las plantaciones de caña y algodón, podemos decir sin temor a equivocarnos que ese acto de saqueo y explotación humana, de esclavitud, aceleró el desarrollo capitalista de Europa.
Se calcula que más de 60 millones de indígenas murieron en todo el continente producto de la conquista y la colonización.
En las islas del Caribe, todos los indígenas fueron prácticamente exterminados a causa de la violencia ejercida por los conquistadores, por el trabajo forzado, las enfermedades y por los suicidios colectivos, los que no fueron exterminados hoy son invisibilizados.
Los conquistadores fueron tan crueles que los nativos, por lo menos aquí en kiskeya preferían suicidarse de manera colectiva a vivir subyugados por los invasores y las mujeres bebían de la yuca amarga el jugo para abortar para que sus hijos no nacieran bajo el horror de la esclavitud.
Fray Bartolomé de las Casas, al ver cómo eran diezmados los indígenas propuso traer esclavos de África para sustituirlos en el trabajo forzado. Empezando de esa manera otro drama: el tráfico de esclavo de África hacia este continente para sustituir a los aborígenes en el trabajo de las minas y las plantaciones. pero ya era demasiado tarde para los nativos del Caribe, eso no impediría su desaparición y abría un nuevo capítulo de crueldad como era el secuestro en un continente de personas, para venderlas como esclavas en otro continente.
Tarde comprendió fray Bartolomé de las Casas su error cuando escribió que tan cruel era la esclavitud del indígena como la del negro.
De África a este continente hay un largo camino de sangre y cadáveres en el océano Atlántico, de voces que aun después de más de quinientos años claman por justicia.
La lucha por la libertad y el territorio no se hizo esperar aquí, en Kiskeya fue donde empezó la resistencia contra el invasor europeo, con el rechazo de los indígenas ciguayos a Cristóbal Colón en su pretensión de desembarcar en la bahía de Samaná, lo que ellos bautizaron con el nombre del Golfo de las Flechas.
Corresponde pues a Mayobanex el cacique ciguayo ser el primero en oponer resistencia a los invasores, luego a Caonabo con la destrucción del fuerte de la navidad y la muerte de todos los españoles dejados allí.
En Kiskeya hubo una gran resistencia indígena contra los conquistadores españoles, pelearon hasta el último hombre. Hatuey huyendo de la crueldad de los españoles, se va en una canoa a Cuba, atrapado en esa isla es quemado en la hoguera.
Luego vienen las cimarronadas encabezadas por Sebastián Lemba, el traidor de Diego de Ocampo, Juan Vaquero y Diego Guzmán, y por último la sublevación victoriosa de Enriquillo contra los españoles. Quedaban tan pocos indígenas que se esfumaron en el tiempo.
También se da en Kiskeya, en diciembre del 1511 el primer grito por detener el genocidio perpetrados contra los indígenas por los europeos, en la voz del Dominico, Fray Antón de Montesino, con el famoso Sermón del Adviento.
Muchos Guerreros hay que, desde Alaska, hasta la tierra del Fuego libraron grandes y pequeñas batallas contra el invasor, muchas veces no registradas por la historia, muchas veces vencidos por las traiciones y por el poder de fuego del enemigo, pero jamás sometidos, jamás lograron los invasores, ni con fuego, ni con sangre doblegar el inquebrantable amor de nuestros indígenas por su libertad.
Por todo el continente hay miles de historias escritas con la sangre de nuestros guerreros en su lucha por la libertad, en la lucha por sus territorios, guerreros heroicos, cargados de dignidad y sacrificios, leales a sus principios, leales a su amor por sus pueblos, a la naturaleza, leales a su amor por la libertad: Lautaro, Caupolican, Cochise, Caonabo, Jerónimo, Caballo Loco, Cuauhtemoc, Tupac Amaru, Enriquillo, entre otros tantos dignos representantes de una raza heroica, digna, valerosa y noble que aun hoy después de más de quinientos años .no se arrodillan ante los nuevos invasores y prefieren seguir resistiendo y muriendo por sus derechos negados desde los gobiernos que dirigen sus países y que los ven con odio y desprecio y siguen estrechando el cerco, permitiendo que los ganaderos, los agricultores, las grandes compañías madereras y las mineras invadan sus territorios para arrebatarles sus riquezas, contaminar sus ríos y destruir sus bosques.
Es por eso que este 12 de octubre y ningún otro 12 de octubre, no hay nada que celebrar, todo lo contrario, debemos reclamar a Europa y a nuestros gobiernos que nos paguen la deuda histórica que han acumulado durante todos estos años con nuestros pueblos, que se respeten y amplíen nuestros territorios, que no se profanen nuestros lugares sagrados, que nos dejen vivir en ellos, en paz, con dignidad, apegados a nuestras leyes y costumbres ancestrales.
No queremos su lástima sino el reconocimiento que nos merecemos como pueblos nativos de estas tierras, como seres humanos a los que se les ha negado históricamente el derecho a vivir con dignidad.
Que se nos reconozca que no somos indios que somos cientos de pueblos diferentes que hemos sobrevividos en el tiempo a la política silenciosa de aniquilamiento de nuestros gobiernos, que somos Kaiowa, Cheyennes, Taínos, Incas, Caribes, Kiowa, Mapuches, Apaches, Charruas, Aztecas, Arawacos, Yanomami, Senecas, guaraní, Pies Negros, etc.
Que se reconozca universalmente que el 12 de octubre no es el día de la raza, ni del encuentro entre dos culturas, sino un día de resistencia y luto continental.
Europa debe pedir perdón por los más de 60 millones de indígenas asesinados durante la conquista y la colonización de este continente, Europa debe devolver todas las riquezas que nos robó en lo económico, en lo cultural e histórico, debe devolver los documentos y las piezas arqueológicas que reposan en las bibliotecas, museos y archivos de esos países.
El 12 de octubre no hay nada que celebrar
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Domingo Acevedo.
829 568 3544
domingoacv2@gmail.com


¿Por Qué un Líder de 35 Años Asustaba al Mundo Entero? | Patrice Lumumba

A propsito del 12 de octubre del 1492



Obra de Wilfrido Velazquez Gomez.



 Los pueblos originarios del continente americano


Los pueblos originarios del continente americanos (Abya Yala) condenados a vivir en la diversidad multiétnica, viven atados a sus propias individualidades, a su pobreza creada por más de quinientos años de saqueo y explotación,  a su indefinición como grupos étnicos,  algunos invisibilizados, otros desarraigados producto de la mezcla (mestizos, zambos, mulatos etc.) producto de la colonización y conquistas de este continente habitado por una diversidad increíble de grupos indígenas que vieron trastocadas sus costumbres y sus culturas por el hombre blanco invasor que los diezmó y los condenó a vivir proscritos en sus propios territorios. Los grupos indígenas de las islas del  Caribe no lograron sobrevivir a la codicia y la furia de los conquistadores, los que no fueron exterminados, hoy son invisibilizados.


Pero ha llegado la hora, el tiempo de despertar,de seguir avanzando hacia la unidad y la solidaridad de todos los pueblos originarios del continente y sus minorías,  para recuperar la grandeza de los pueblos originarios, para recuperar  el respeto del hombre supuestamente civilizado hacia las naciones indígenas, los verdaderos dueños de estas tierras,  para recuperar el derecho a la autonomía de sus territorios, el derecho a vivir en ellos sin la tutela del hombre civilizado, bajo el imperio de sus costumbres y leyes ancestrales.


Avancemos   hacia la unidad con el ejemplo de los que durante estos cinco siglos de opresión, muerte y despojo de sus tierras y riquezas han derramado su sangre generosa para mantener viva la llama imperecedera del  amor por la libertad.


Domingo Acevedo.

Agosto/18


ATAQUE SORPRESIVO DEL CEFA EL 10 DE MAYO DE 1965

 



LA TOMA DE LA FABRICA DE CLAVOS ENRIQUILLO

Después de la toma de la Fortaleza Ozama, se hizo intento de tomar el Palacio de la Policía, pero fue impedido por las tropas de intervención. Quienes salieron con grandes tanques, carros de asaltos y jeeps con cañones 105 ml. Tuvimos que replegarnos pero ese mismo día 30 de abril, los guardias del CEFA, acantonado en la Fábrica de Clavos Enriquillo, dispararon hacia el comando Cucaracha 20, hiriendo a tres compañeros combatientes. Es cuando decidimos sin consultar con el Estado Mayor Constitucionalista, tomar la Fábrica de Clavos. Ya que antes habíamos pedido permiso para llevar la operación y el Estado Mayor la había rechazado.
Para la operación, tuvimos refuerzos de los comandos de los barrios aledaños tales como Villa Juana, Villas Agrícolas, Villa Consuelo y el comando de la calle Juan de Morfa, dirigido por Roberto Duvergé y Amiama Vargas dirigentes del 1J4. Los combates empezaron a las 5 de la tardes y a las 6:30 habíamos tomado la fábrica y neutralizado a los soldados ocupantes; un total de veinticinco. Inmediatamente llamamos a la Jefatura de Estado Mayor, al Coronel Héctor Lachapelle Díaz, para informarles de la situación, el cual nos dijo que no les hiciéramos daños, ni los despojáramos de sus armas cortas. Que los dejáramos ir en los mismos vehículos que ellos habían llegado. Y así los hicimos.
Tenían muchos fusiles, granadas y proyectiles en sus cajas. Lo que indica que se estaban preparando, llevando a la fábrica material bélico para una gran ofensiva en nuestra contra. Muchas de esas armas las repartimos entre los comandos participantes.
A partir de ese momento el Comando Cucaracha 20, era el comando mejor armado de la parte norte de la ciudad de Santo Domingo.
Empezaron a llegar nuevos combatientes civiles y militares para formar parte de nuestra tropa de combate. Llegando a tener 78 combatientes bien armados incluyendo una mujer. Algunos de los militares del comando, habían sido capturados en las refriegas y luego de un trabajo de concientización se integraban de lleno en la acción del comando; incluso uno de ellos lo reclute para la operación de San Francisco de Macorís. Un día capturamos a un militar yanquis, que supuestamente se había extraviado. Le quitamos el jeep el fusil y la pistola que portaba y lo entregamos a la Cruz Roja.
ATAQUE SORPRESIVO DEL CEFA EL 10 DE MAYO DE 1965 A LOS COMANDOS CUCARACHA 20, BLANCO PEÑA Y EL PASITO POLANCO
El 10 de mayo a las 3 de la tarde, los guardias que estaban acantonados en Transportación, el Hipódromo Perlas Antillanas e Intendencia del Ejército, inician la primera gran ofensiva contra el Comando Cucaracha 20, el de Blanco Peña y el de Pacito Polanco. Vienen desde la calle Ortega y Gasset bajando por las calles Paraguay, Mauricio Báez, Francisco Villa Espesa y Tunti Cáceres con un batallón a pies y la infantería de blindados al frente.
Esa tarde peleamos en todo el Ensanche La Fe, por los patios y callejones. Yo quede entrampado en un patio ubicado en la manzana entre las calles 27 y 29 con Mauricio Báez y Paraguay.
Los combates eran tan intensos que los combatientes constitucionalistas, se ven obligados a cruzar la avenida Máximo Gómez y pedir esfuerzos de los demás comandos, pues la capacidad de fuego del enemigo era muy superior a la nuestra.
En horas se reagrupan los comandos y organizan un contra ataque, resurgiendo como arte de magia por todas las boca calles decenas de combatientes, verdaderos francotiradores; iniciándose una verdadera batalla donde los guardias del CEFA, se ven obligados a huir desordenadamente con todos los jeeps, tanques y blindados hacia el hipódromo, Intendencia y Transportación.
En esos fieros y heroicos combates se destacaron los francotiradores constitucionalistas: El Curita (fusilado por guardias del CEFA, en el tronco de la mata de javilla de la calle Mauricio Báez), Juan Miguel García, Rafa Gamundy, Niño Cruz, Blanco Peña, Domingo de la Mota, el ex pelotero Amor Díaz, Carlos Campusano, Mercedes Ramírez (La Rubia), Cuqui Fernández, Arturo Mesa, José Manuel de la Mota, Gilberto Veras Regulis, apodado Motica, El Bucanero, José Leal, Monchy Abreu, Tumulito, Antonio el guardia, Pacito Polanco, Fidel Guzmán y muchos otros más.
Gilberto Veras Regulis (Motica), fue el gran centauro. En toda la noche hasta el día siguiente operarando una ametralladora calibre 30 mm, desde un jeep, manejando y disparando a la vez, por todo el lindero izquierdo de la Ortega y Gasset, donde estaban los establos de caballos del Hipódromo Perlas Antillana donde habían varios soldados del CEFA acantonados a los cuales les causo varias bajas. Luego Penetro a los talleres de Transportación, sustrayendo armas y proyectiles.
EL FUSILAMIENTO EN LA MATA DE JAVILLA DE LA CALLE MAURICIO BAEZ.
Ese día 10 de mayo, pusimos dos retenes en la esquina Mauricio Báez con Juan José Duarte (antigua27); El compañero Carlos Campusano, con dos granadas de mano y el compañero apodado El Curita, con un fusil Máuser. Son atacados desde la Paraguay con Juan José Duarte (antigua 27), por un grupo de guardias del CEFA que estaban en las guarniciones de Trasportación e Intendencia del Ejército; y por la Mauricio Báez esquina Juan Alejandro Ibarra (antigua 29), con dos tanques. El Curita, se atrinchera en la mata de javilla, (que está todavía en la calle Mauricio Báez casi esquina Juan José Duarte), mientras que Carlos Campusano sube al techo del edificio de dos niveles que queda detrás de la mata de javilla.
Los guardias que avanzan desde la Paraguay con Juan José Duarte (antigua 27), hacia a la esquina Mauricio Báez con Juan José Duarte (antigua 27), les lanzan sendas granadas a El Curita, que se encuentra semis protegido por la mata de javilla; pero se ve obligado a penetrar a uno de los apartamentos del edificio de dos niveles detrás de la mata de javilla. El edificio es inmediatamente rodeado por dos tanques de guerra y un contingente de soldados del CEFA. Los soldados rompen las puertas de los apartamentos y logrando sacar a El Curita y a cuatro civiles, no combatientes que vivían en el edificio.
En eso sacan a un inquilino con un niño de meses en los brazos, heridos por los fragmentos de granadas. Un guardia, le arrebata el niño de los brazos y lo lanza al suelo. La madre que asustada llora impávidamente, lo recoge y es amenazada con ser fusilada. El esposo se llamaba Eduardo Gómez, quien es sumado al grupo y llevado al tronco de la mata de javilla donde son ametrallados por varios soldados del CEFA. Bajo las miradas impotentes de cuatro niños que ahora quedan huérfanos y la madre apodada Chichí, que ha perdido a su esposo. Todavía al otro día 11 de mayo, lloraba recostada del cadáver mutilado de su esposo en el tronco de la javilla.
OPERACIÓN LIMPIEZA
El 15 de mayo fue que arranco el desesperado y genocida plan denominado ¨Operación Limpieza¨. Ideado por los asesores militares norteamericanos y ejecutado por el Gobierno de Reconstrucción Nacional y el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas CEFA. Los primeros comandos atacados son el Cucaracha 20, el Blanco Peña y el Pacito Polanco, que éramos los más próximos a Transportación e Intendencia del Ejército, al Hipódromo Perlas Antillana, al Cementerio y la zona Industrial de la avenida Máximo Gómez.
Después de varias horas de fieros combates, nos vemos obligados a cruzar la avenida Máximo Gómez. En ese momento hieren en la pierna derecha, al comandante Juan Miguel García. Aun así, él se parapeta en un tanque MX que no tenía municiones y sigue combatiendo al enemigo que avanza con todo lo que tiene: tanques, jeeps de asaltos, camiones blindados, tanquetas, helicópteros, bazucas; más de mil efectivos y la logística del ejercito yanquis de intervención de su lado.
Nos concentramos en el barrio de Villa Juana, en la calle Summer Well (antigua 21), entres las esquinas Mauricio Báez y Paraguay. Coordinamos entrar por la calle Américo Lugo, con un tanque MX, que les aviamos cogido prestado al comando de Villa Consuelo. Los combatientes íbamos detrás. El tanque no tenía proyectiles, pero los enemigos no lo sabían. Lo iba conduciendo un combatiente apodado El Chino y otro cuyo nombre no acuerdo ahora. Freddy de la Rosa, a quien le llamábamos Freddy el Pintor, iba encima con un Fal. Llegando a la puerta del cementerio que da a la calle Américo Lugo, el tanque fue impactado por un disparo de bazuca. El Chino y el que iba con él, quedaron con graves quemaduras en el cuerpo y Freddy el Pintor, con las dos piernas mutiladas. El combatiente apodado Pipí la Guerra lo llevo al hospital Morgan.
Después de ese accidente, yo y un grupo nos fuimos al Comando de Villas Agrícolas, que lo dirigía Cucuyo Báez y González Espinosa (Guayubin). Una vez en el Comando de Villas Agrícolas, ya había una coordinación con los demás comandos de la zona norte, para preparar el contraataque al Cementerio de la Máximo Gómez que había quedado en manos de los del CEFA. Duramos 5 días de intensos combates sin tregua desde el 15 hasta el 20 de mayo; día y noche peleando por el control del cementerio como punto estratégico. Desde los combates en el cementerio, hasta el día 21 en la tarde, no hubo un solo momento de tregua, los combates contra las tropas del CEFA, se producían calle por calle, callejones por callejones.
RETIRADA HACIA CIUDAD NUEVA
Bajo zafarrancho de combate, fuimos a parar a la calle 17 con avenida Duarte, donde estuvimos dándolo el todo por el todo hasta el 21 de mayo, cuando recibimos la orden del Comando Central del 14 de Junio de retirarnos hacia Ciudad Nueva.
El Comandante Cucuyo Báez, ordena recoger las armas automáticas a un equipo de combatientes preparado para esos fines. Y el 22 de mayo en la tardecita cada cual por su cuenta va cruzando el Cordón de Seguridad. A las 4:30 yo llegue al Cordón de Seguridad que tenían los gringos en la Avenida Teniente Amado García Guerrero esquina avenida Duarte. Ya lo habían cerrado. Me dijeron que lo abrirían a las 5:00 de la tarde. Fue cuando cojo por la Concepción Bona, subiendo hacia la Bartolomé Colon en Villa Consuelo, donde un tío, a cambiarme la ropa que estaba demasiado sucia de 7 días con sus noches de combates.
Cuando llego a la calle Bartolomé Colon, en la cuartería donde vivía mi tío no había nadie. Abro una llave de agua, que había en el patio, bebo y me lavo la cara; al salir veo un guardia en la casa del frente que me llama apuntándome con un fusil Fal. Cuando voy me pregunta que yo hago ahí, a lo que yo le contesto que yo vengo de los Alcarrizo a ver un tío mío el cual desde que estalló la guerra no lo hemos visto. Después de mucho interrogatorio me deja ir. Ya toda esa zona estaba siendo militarizada por el CEFA. Se escuchaban grandes detonaciones de los combates en el Mercado de Villa Consuelo y sus alrededores.
Vuelvo al Corredor de Seguridad con más miedo que vergüenza porque tengo las ropas que llevo puesta sucias, pero al llegar un gringo me revisa y me dice ¡Get the fuck, out of here, man! Y sigo caminando hacia el parque Enriquillo. Allí una Avanzada Constitucionalista me interroga. Al llegar a la calle Benito me encuentro con Miguel Ángel de Camps, y me dice ¡Muchacho, donde estaba metido?, pensábamos que te habían matado! Me lleva a la calle Arzobispo Porte donde vivía Paulú. Allí entré al baño me bañé y lave las ropas, la cual me las puse semis mojadas. Ese mismo día en la noche, me llevaron al Comando San Lázaro. Una vez allí, me dedique a buscar a los compañeros del Cucaracha 20 que estaban en la Zona Constitucionalista. Nos juntamos como 10 en la Clínica Adelaida, en la calle Duarte, donde estaba interno el Comandante Juan Miguel García, recuperándose de las heridas recibidas el 15 de mayo.
El Coronel Héctor Lachapelle Díaz, nos ubica en un casa colonial de dos niveles, en la calle Hostos por los frente del Hotel Comercial. Nos manda al Capitán de la Aviación Lorenzo Sención Silverio, como Comandante. El Comandante Silverio, nos dice que a partir de ahora ustedes no son un comando civil sino militar, bajo la dependencia de los militares Constitucionalista; con los rigores de la disciplina militar.
Éramos los encargados de la seguridad de los funcionarios del gobierno Constitucionalistas y periodistas que estaban hospedados en el Hotel Comercial. Somos nombrados Blanco Peña, un combatiente apodado Tumulito y yo como Segundo Oficiales de Reten.
MI PARTICIPACIÓN EL 15 Y 16 DE JUNIO DE 1965.
El 15 de junio de 1965, en la madrugada a mí me tocaba ser el Oficial de Reten de 12 de la noche a 6 de la mañana, en el Comando del Hotel Comercial, en la calle Conde esquina Hostos.
Yo tenía un fusil Máuser pequeño, ya que el fusil mío un G-3, lo había mandado para San Francisco de Macorís. A las 9 de la mañana se empiezan a oír disparos que se van intensificando según van pasando las horas.
Como a las 11 de la mañana, los que estábamos sin servicio, subimos por la calle Hostos con un grupo del 1J4 y varios combatientes de diferentes comandos. Al llegar a la esquina Las Mercedes, los hicimos tomándole el tiempo a una ametralladora M-60mm que tenían los gringos instalada en lo alto de Los Molinos, manteniéndonos a rayas en esa esquina donde no podíamos cruzar libremente. Llegamos hasta la Ruina de San Francisco, en el barrio de San Antón.
Después de dos horas, baje al Comando porque tenía como tarea principal la custodia de los legisladores, periodistas y funcionarios constitucionalistas hospedados en el Hotel Comercial.
A eso de las 6 de la tarde, subimos Blanco Peña, Tumulito y yo a la torre del edificio Baquero, ubicado en la calle el Conde, para disparar desde allí a Los Molinos. Donde estaban atrincherados los francotiradores de la 82ava División Aerotransportada: John Smith, Wilson y Lucas. Que eran parte de una brigada de francotiradores yanquis.
Coordinamos hacer un disparo y bajar. Hasta llegar a la cuenta de tres disparos cada uno. Pero solo pudimos hacer uno cada uno. No terminando bien de bajar el último de los tres, una andanada de plomos de ametralladoras M-60 y 50mm, desfiguraron la fachada de la torre del edificio Baquero.
Según los rumores entre los soldados yanquis, los rebeldes constitucionalistas tenían muy bueno francotiradores; ya que los soldados muertos tanto yanquis como del CEFA, en su gran mayoría eran con proyectiles de fusiles Máuseres. Cuyo alcance es mayor que el de un M-16.
El 16 de junio, subimos tempranos un grupo. Yo estuve por algunas calles del barrio de San Antón, hasta el mediodía.
Recibimos la orden del Estado Mayor y del Comando del 1J4, de recoger todos los cartuchos vacíos para rellenarlos de nuevo, porque se estaban escaseando los proyectiles.
PREPARATIVO PARA SAN FRANCISCO DE MACORIS.
En la primera semana del mes de junio de 1965, el Comando Central del 14 de Junio, nos convoca a un grupo de combatientes fogueados para coordinar acciones de comando en la retaguardia del CEFA, y de las tropas invasoras. A mí me toco en 3 ocasiones hacer trabajo de inteligencia como preámbulos de acciones militares.
En esos mismos días el compañero Homero Hernández y Alfredo Conde, vienen a visitar a Blanco Peña y a mí al Comando del Hotel Comercial, para informarnos el plan de extender la revolución a otros lugares, fuera de la capital plan que cuenta con el respaldo del gobierno Constitucionalista de Caamaño; el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el Partido Revolucionario Dominicano, el Movimiento Popular Dominicano, El Partido Revolucionario Social Cristiano y el Partido Socialista Popular. Nos encargan el reclutamiento de algunos de los mejores francotiradores del Cucaracha 20 y de otros comandos de la parte norte de la ciudad de Santo Domingo; para enviarlos a San Francisco de Macorís.
Empezamos a entrenar 12 compañeros donde estaban Blanco Peña, Tumulito, un guardia llamado Adriano y yo. Hera un entrenamiento especial que consistía en arme y desarme de fusiles y ametralladoras 30 y 50; operación y arme y desarme de bazucas; prácticas de tiros fijos con miras telescópicas y sin miras telescópicas y unas series de entrenamientos físicos de resistencias psicológicas en situaciones de alta peligrosidad. Mi grupo estaba listo para partir el 17 de junio. Todos estábamos preparados para pasar como periodistas, con nuestros respectivos documentos y herramientas para teles fines. Los acontecimientos del 15 y el 16 de junio, nos hizo posponer el viaje.
Los encargados de trasladar y ubicar los combatientes y las armas en San Francisco de Macorís, eran los compañeros Leal Prandy conocido como La Chuta, Luis Parrish, Tolingo, Virgilio, Sagrada Bujosa, Cristinita Díaz, Teresita Espaillat y otros.
Salimos el 18 de junio para San Francisco de Macorís, Blanco Peña, el administrador de la telefónica de San francisco de Macorís y yo. El vehículo tenía el membrete que decía ¨PRENSA¨. Iban con documentación de periodistas Luis Parrish y Cristinita Díaz. Quienes eran los que nos conducían.
A Blanco Peña lo dejamos en la finca del padre de Arlette Fernández; al Administrador de la Telefónica, en la ciudad, pues él era de allí. A mí me llevaron a la casa de Doña Nenita Pichardo, la esposa del poeta Antonio Chaveve; mientras me ubicaran en la casa de su hermano Jorge Pichardo, que era el lugar donde yo iba a estar hasta el día de los asaltos a la Fortaleza y al Palacio Policial provincial.
Entrevista realizada por: Lic. TIRSO MEDRANO.
25 de marzo de 2016

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