jueves, septiembre 21, 2017

Este septiembre azul de luto.


Quiero amor que me recuerdes
este septiembre azul de luto
en que nuestros muertos
permanecen recientes
en el tiempo de flores
de esta primavera muerta
intacta bajo las ruinas
de la historia
que bajo las cenizas aún tibias
guardan petrificado el olor
a sangre de la pólvora
quiero amor que me recuerdes
precisamente esta tarde
en que después de la lluvia
por las calles húmedas y frías
ondean las banderas fúnebres
por los que se han ido
por los que ya no volverán
esta tarde en que después de la lluvia
amordazamos nuestra ira
y todo nuestro rencor
se reduce al silencio de unas lágrimas
secretas y breves
que surgen de nuestros pechos
hechas un grito desgarrador y sordo
que estremece los cimientos de la multitud
envuelta en su gris melancolía de lluvias
y nostalgias
que perfora el alma de cenizas
de las golondrinas de plata
que todas las tardes
sueñan con ser estrellas
de las noches cálidas
de un verano incierto
quiero que me recuerdes
hoy más que nunca
OH amor
en que para siempre
me he quedado solo
perdido entre las brumas
de esta tarde abismal
por cuya oquedad
la multitud se escapa
del tiempo que oxida sus sueños
que la dispersa
que la arrincona contra la nada
la multitud que aun clama y grita
por los que se han ido
por los que ya no volverán
y sus gritos de siempre
se pierden entre la brizna
de la noche eterna
de un tiempo amargo
donde el terror
redujo nuestra existencia
a la clandestinidad del exilio y la muerte
Dedicado a todos los mártires
de Septiembre
Domingo Acevedo.



Fotos tomadas de la red.

Guerreros invencibles del Aconcagua.


Esta noche
solitarios guerreros danzan en los pergaminos del tiempo
alrededor de una luna de plata
parecen mariposas danzando en el viento
tratando de alcanzar un sueño
una luz perdida en los lejanos suburbios de la alborada
fantasmas que recorren los Andes
atravesando senderos amazónicos
buscando entre los residuos de la historia
los restos incinerados de la utopía
encendiendo hogueras apagadas por el llanto
para que nuevamente iluminen de esperanza
las aldeas remotas de los Mapuches
hechos de amor y ternura
de un sentimiento tan profundo
que los ata por siempre a la tierra
por la viven y mueren
guerreros invencibles del Aconcagua
hechos de barro y agua
habitantes de más allá del río Maule
araucanos bravíos
eternizándose en el tiempo
raza que emigra desde el dolor y el sacrificio a la gloria
hoy por un sendero de sangre que viene del pasado
un centauro herido se aleja a morir en mi voz

Domingo Acevedo.



Fotos tomadas dela red.

El honor Charrúa


Cuando en su redondez la luna descienda sobre el horizonte
y se pose en tu mirada
nosotros los Charrúas 
regresaremos de la sangre
a poblar con nuestro heroísmo el olvido
a rescatar del exterminio
los sueños perdidos aquel 11 de abril de 1831
y reivindicar con la sangre de los malditos
en yacaré Cururú
el honor Charrúa
regresaremos en el viento a poblar nuevamente las regiones del río Hum
bajaremos de la cuchilla de Haedo
recorreremos llanuras
y en silencio
nos perderemos para siempre en lo tupido del bosque
para renacer cada día
en los sueños de quienes quieren ser como nosotros
indomables
feb/15
Domingo Acevedo.



Fotos tomadas de la red.

Poblados de montaña, cordillera Central, Constanza, Rep. Dominicana.


























Legalmente terrorista.

La complicidad de otros países hace a los Estados Unidos de Norteamérica un país legalmente terrorista.

Domingo Acevedo.


ORGANIZACIONES AMBIENTALISTAS CELEBRAN QUE POR FIN PAIS RATIFIQUE ACUERDO DE PARIS SOBRE CAMBIO CLIMATICO



Nota de Prensa,
Jueves, 21 de septiembre de 2017,
Santo Domingo, D.N.


Veintitrés organizaciones ambientalistas celebraron esta tarde de que por fin el país haya comunicado a las Naciones Unidas la ratificación del  Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.

Las organizaciones informaron que en el día de hoy, el Canciller de la República, Miguel Vargas Maldonado comunicó a las Naciones Unidas la ratificación del Acuerdo de París.
En el día de hoy, el Secretariado del Cambio Climático registró a la República Dominicana y a Cabo Verde como países que ratificaron en esta fecha el Acuerdo de París, convirtiéndose en País Parte 165 y 166, respectivamente.

Indicaron que el Congreso Nacional aprobó la ratificación de este acuerdo el 29 de marzo pasado a unanimidad y en una sola lectura.
“El gobierno necesitó más de cinco meses y la amenaza de tres huracanes para comunicar la ratificación de este acuerdo en un hecho insólito de desidia burocrática”, comentaron.

Las organizaciones se felicitan por este hecho y al pueblo dominicano que acompañó y respaldó la campaña que realizaron por más de un año a favor de que el país ratificara este acuerdo.
Recordaron que la semana pasada improvisaron una rueda de prensa ante la Cancillería y en la ocasión entregaron una tercera carta dirigida a Vargas Maldonado, exigiéndole que comunicara de inmediato a la ONU la ratificación del acuerdo.

Señalaron que el nuevo desafío es velar por el cumplimiento de este acuerdo que establece que la República Dominicana reducirá sus emisiones totales de dióxido de carbono en un 25% al año 2030.
“De la misma manera que hemos sido tenaces en reclamar la ratificación del Acuerdo de París, lo seremos para que el país baje sus emisiones de gases de efecto invernadero, lo que depende de la descarbonización de la generación eléctrica y de la economía nacional”, explicaron.

Entre las organizaciones que desarrollaron la campaña a favor del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, están Alianza ONG, el Grupo Jaragua, PRONATURA, Fundación Ecológica Macorís Verde, el Consorcio Medio Ambiental Y el Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente (INSAPROMA).
También participaron en esta campaña el Comité Nacional de Cambio Climático (CNLCC), Justicia Climática, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH-RD),  la Sociedad Ecológica de Nizao y Guakia Ambiente, entre otras.


COMITÉ NACIONAL DE LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMATICO, CNLCC

A propósito de la desaparición de Santiago maldonado

A propósito de la desaparición de Santiago maldonado en Argentina, nadie en ninguna parte del mundo debiera ser asesinado y mucho menos desaparecido, por sus ideas políticas, religiosas o de cualquier otra índole, por eso pedimos a viva voz que Santiago sea devuelto con vida, y que nadie mas sea desaparecido.
y que se respete e derecho de los Mapuches y de todos los indígenas del continente a sus tierras, que se les respete el derecho a vivir libres en sus territorios sin la interferencia del hombre blanco
Domingo Acevedo.




Ex presidente Sanguinetti hace cálida defensa de la R.Dominicana; ve Haití ha vivido “de desastre en desastre”


SANTO DOMINGO.- El ex presidente de Uruguay,  Julio María Sanguinetti, hizo una encendida defensa de la República Dominicana señalando, entre otras cosas, que este país caribeño no puede resolver por sí solo el problema de Haití, ya que no tiene “el PIB de Suecia”.
Sanguinetti, quien gobernó Uruguay en dos oportunidades (1985-1990 y 1994-2000), escribió en el periódico El País, de España, un artículo en el que  indica que a nivel internacional no puede admitirse que “Haití, escudado en su pobreza, se arrogue el derecho de lanzar a miles de sus ciudadanos por encima de sus fronteras y luego exigirle a su vecino que se haga cargo”.
“La triste realidad es que Haití ha vivido de desastre en desastre y no ha sido solamente el terremoto lo que lo ha devastado. Siguen siéndolo la incuria administrativa, la inestabilidad política y la corrupción”, expresa.
Agrega que los hechos, además, desmienten que en la República Dominicana haya 200.000 personas en situación de apátridas, en riesgo de ser expulsados.
El artículo
El texto del artículo del ex presidente Sanguinetti es el siguiente:

Una isla, dos historias

 Dice Juan Bosch que por su posición geográfica, el mar Caribe fue desde siempre la frontera de los imperios y que ninguno faltó a la cita a lo largo de 500 años. Solo así puede entenderse lo que ocurre en La Española, aquella isla a la que llegó Colón en su primer viaje y cuyo territorio hoy ocupan dos repúblicas independientes. La Dominicana, con 48.000 kilómetros cuadrados de territorio, y Haití, con 27.000. Ambos con población parecida, alrededor de 10 millones cada una. Su historia, sin embargo, ha sido tan distinta que unos hablan francés y otros, castellano; de un lado predomina la raza negra y, del otro, el mestizaje; hasta en la práctica religiosa media la profunda diferencia de que sobre la matriz católica de ambos en Haití se superpone el vudú, un culto mágico y animista de origen africano. Es más, Haití fue el primer Estado independiente de América Latina y dominó toda la isla, pues su inicial revolución, inspirada en la francesa, conquistó el sector español de ella.
Ambos han vivido una historia llena de terribles tragedias y fascinantes leyendas, pero mientras la República Dominicana alcanza un PIB per capita de 10.000 dólares, el Haití moderno apenas llega a 1.300. Es natural, entonces, que la tentación de la población haitiana pobre desborde la frontera y le cree, a Dominicana, un desafío de integración complejo y acuciante, que por estos días está al rojo vivo.
El tema es que el 8% de la población dominicana es extranjera, o sea, unas 800.000 personas, en números redondos, la mayoría en una situación de precariedad jurídica. En tal virtud se dictó la ley 169/14, que regularizó a 55.000 personas, hijos de padres extranjeros pero con algún documento dominicano de residencia, y a y 9.000 que no contaban con ninguna documentación. Luego de un intenso diálogo, un nuevo esfuerzo dominicano fue el Plan Nacional de Regularización, que el 17 de junio acaba de culminar su plazo de inscripción de 18 meses, durante el cual no se aplicó ninguna medida de deportación a inmigrantes irregulares. Allí quedaron regularizadas nada menos que 288.000 personas.
Pese a estos avances, se ha desatado una campaña que denuncia la existencia de 200.000 personas en situación de apátridas, en riesgo de ser expulsados. Una somera información desmiente esa realidad porque 105.000 de ellas tienen un padre o una madre dominicano, con lo que pueden alcanzar la ciudadanía dominicana. El resto son hijos de ambos padres extranjeros, pero no por ello son apátridas, ya que se supone que poseen la nacionalidad de origen. Y allí está la semilla del mal, pues —como lo ha dicho el hasta hace poco el embajador haitiano en Santo Domingo, Daniel Supplice, hoy cesado— su país, “desde hace 211 años, no ha sido capaz de entregarle a nuestros ciudadanos un acta de nacimiento que pruebe que ellos existen”.
Más allá de los números, hay una realidad humana muy dramática que nadie puede desconocer. A todos nos mueve la solidaridad con Haití, pero está claro que la República Dominicana, que no tiene el PIB de Suecia, no puede resolver esa situación en solitario. No obstante, no solo ha regularizado a la mayoría de los inmigrantes sino que hay más de 30.000 estudiantes haitianos en las escuelas dominicanas y más de 20.000 en el ámbito universitario, incluyendo la pionera Universidad Autónoma de Santo Domingo, fundada en 1538, que se disputa con la de Lima el decanato de las universidades latinoamericanas.
La triste realidad es que Haití ha vivido de desastre en desastre y no ha sido solamente el terremoto lo que lo ha devastado. Siguen siéndolo la incuria administrativa, la inestabilidad política y la corrupción. La República Dominicana también ha sufrido una fuerte emigración, producto de sus propias carencias, y soportó dictaduras tan sangrientas como la que Vargas Llosa describe en La fiesta delChivo. La diferencia está en que ha sabido superarse. Los tres Gobiernos de Leonel Fernández, hoy continuados por el de Danilo Medina, han sido ejemplares en la madurez democrática, su inclinación al diálogo constructivo y su visión progresista.
En vez de apostrofar, entonces, bien valdría que todo el esfuerzo internacional se aplicara a lograr que Haití cuidara mejor a su gente y pudiera continuarse el diálogo que permitió tantos avances. Lo que no puede admitirse es que Haití, escudado en su pobreza, se arrogue el derecho de lanzar a miles de sus ciudadanos por encima de sus fronteras y luego exigirle a su vecino que se haga cargo.

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