Haití
La ciudad quedó vacía
y perdió su sonrisa
una madrugada
en que en su pecho desnudo
amanecieron
iracundos fusiles
y la alegría de los niños
quedó rota
desparramada
sobre el asfalto lívido
de las calles mutiladas
por el odio de los fascistas
que irrumpieron
abruptamente en el tiempo
y habitaron con su odio
los amplios espacios
de mármol de las horas
e hicieron de la muerte
un ritual cotidiano y macabro
de fusiles y bayonetas
penetrando borrachas
la simple ternura
de los sueños del pueblo
por alcanzar la libertad plena
sueños
que en vano intentan los gorilas
ahogar en la sangre
de la multitud acribillada
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.