domingo, noviembre 20, 2016

Eco fosforescente de luciérnagas danzando en la noche.


Crepita la luz
se arremolina
gira
y se enreda entre las copas de los arboles
dando paso a la oscuridad
que apuñala al sol
que agoniza dejando una aureola de sangre en el horizonte
cansados labriegos regresan de sus faenas
la noche los viste de oscuridad y rocío
cantan los grillos
un lirio duerme junto al camino real
croa el sapo
vienen silbando viejas canciones aprendidas de sus abuelos
eco fosforescente de luciérnagas danzando en la noche
una lechuza prehistórica bate sus alas de plata bajo la luz de una luna medieval
ruge el mar
con su lengua salobre lame el cielo estrellado del verano
hueco de luz
por donde se escapan los sueños de los labriegos
arrinconados en sus miserables bohíos de tabla de palma y yagua
por el camino real
el viento siempre se aleja sin decir adiós
perdido entre las mariposas de San Juan
para luego regresar en la lluvia cargado de pájaros y flores
abril estalla con la dulce violencia de los colores
cicatrizan las viejas heridas
la vida se renueva
en el bosque un galipote y una ciguapa danzan alegres
cuelga de la voz del tiempo
el eco acompasado de una tambora que todas las noches en los manieles
alegra las vidas de los negros cimarrones
Domingo Acevedo.


FOTO TOMADA DE LA RED.

DE AZUA AL PICO DUARTE, NUESTRA VOZ SE LEVANTA PARA ALERTAR SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL.

DE AZUA AL PICO DUARTE, NUESTRA VOZ SE LEVANTA PARA ALERTAR SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL.


Salimos a las seis de la mañana del partido Nueva Alternativa con rumbo a Padre las Casas  a donde llegamos como a las diez y media de la mañana, tomamos el camión que nos llevaría  al pueblo del Tetero. El chofer nos llevó a su casa en donde nos ofreció desayuno el cual no aceptamos porque ya habíamos comido algo.

Desayunó, partimos,  y después de dar algunas vueltas por el pueblo de Padre las Casas  lo que  aprovechamos para comprar algunas cosas, pusimos proa hacia el pueblo del Tetero, por una carretera polvorienta, llena de precipicios y curvas, con un paisaje abrupto y desolador en algunas partes, con pueblecitos miserables perdidos en un paisaje sobrecogedor y triste, en donde las personas empobrecidas parecían vegetal en un presente abrumador,  del Tetero partiríamos al otro día hacia el Pico Duarte.

Llegamos alrededor de las dos y media al Tetero y nos acomodamos en la casa de Nardo, nuestro guía y amigo organizamos los bultos mientras Mártires y Sandy por un lado preparaban la casa de campaña en la que dormirían y Engel y Luis la de ellos y Canela la de él, mientras  Marisol hacía los preparativos para la comida, después de comer paseamos por el pueblo y pudimos palpar la pobreza, nos dolió especialmente la situación de miseria de los niños de aquel pueblo perdido en el olvido.

Compartimos con la familia de Nardo y en la noche hicimos cuentos alrededor de la fogata acompañados por algunos habitantes del pueblo, a la hora de dormir cada uno se fue al lugar que le correspondía, Sandy y Mártires en su casa de campaña, Engel y Luis en la de ellos y Canela por igual se fue a la de él,  Ruddy y Rosa, en la casa de Nardo y Marisol, Félix y Yo en la casa de un familiar de Nardo.

Muy tempranito nos levantamos, nos preparamos, desayunamos y partimos antes del amanecer hacia el valle del Tetero, bajo una leve llovizna que nos acompañó por casi todo el camino, Nardo no fue con nosotros tenía otros asuntos y mando a July, Francisco y Jaime con nosotros, pero nos acompañó un buen trecho y nos enseñó el lugar donde se produce la electricidad que consume el pueblo.

El paisaje no podía ser más hermoso, el aire fresco de a montaña, los altos y frondosos pinos, el colorido de las flores silvestres, el canto de los pájaros nos guiaba sin ninguna prisa por los caminos mojados hacia el placer de compartir esta inolvidable experiencia, la de conquistar la cima más alta de las Antillas, el Pico Duarte y un alertaaaa,  que de vez en cuando retumbaba en la distancia anunciando que La Brigada Cimarrona Sebastián Lemba desbrozaba esos caminos rumbo a la cima más alta de las Antillas.  

Atravesamos Sabana Andrés, subimos el pico Loma Vieja, atravesamos Lo Fríos, subimos con mucho esfuerzo el Pico Alto del Valle, nos deteníamos brevemente a tomar aire, tocamos las nubes y comenzamos a descender hacia el valle del Tetero, por un camino mojado por una llovizna eterna, que nos acompañaba en nuestro descenso, el  lodo y las caídas permanentes retrasaron nuestra llegada al valle, a donde llegamos pasada las tres de la tarde.

En el valle del Tetero, perdimos un día por la lluvia, allí discutimos la posibilidad de quedarnos y eso generó una gran discusión ya que los nuevos querían salir  a pesar de el lodo y la lluvia y el alerta de los que llegaban de Compartición que nos decían que no se podía seguir, que nos recomendaban quedarnos y partir al otro día. Así lo hicimos, nos quedamos  y los nuevos disfrutaron de la belleza del valle del Tetero, se bañaron en la ballena visitaron la piedra indígena y disfrutaron de un juego de pelota entre los guías y los excursionistas, jugamos dominó, hicimos contactos con otros grupos a los cuales explicamos los motivos de nuestras excursión, la que se  encontraron interesante.

En la noche hizo un frío terrible, algunos durmieron en sus casas de campaña y otros nos acomodamos en la caseta, a las cuatro de la mañana me levanté y desperté a todos, Marisol y Félix, prepararon el desayuno mientas los guías iban al monte a buscar a las bestias y los otros desmontaban sus casas de campañas, salimos con las linternas encendidas intentábamos ganar tiempo al tiempo, no nos fuimos por el atajo, nos dijeron que estaba intransitable y dirigimos nuestros pasos al cruce, al que llegamos agotados y enlodados,  descansamos y emprendimos la subida hacia agüita fría nuestra meta más cercana.

Fue lenta y agotadora la subida, no obstante todos íbamos disfrutando del paisaje y dejándolo plasmado en nuestras cámaras fotográficas, llegamos como a las dos de la tarde a agüita fría, en donde merendamos y tomamos fotos del lugar en donde nacen los ríos Yaque  del Sur y Yaque del Norte y luego emprendimos el descenso hacia la Comparticion, a la que llegamos alrededor de la tres y cuarenta y cinco, decidimos por la hora que sólo subirían al Pico Duarte los que no habían subido nunca y que se irían  en los mulos, los demás nos quedaríamos preparando la comida.

En Comparticion haríamos la ceremonia del manifiesto en la noche, esperaríamos, al grupo Eugenio Marcano que venía de Mata Grande, ya que con el grupo del colegio de la Salle no nos encontraríamos. Ya al caer la noche vi con alegría a   Manuel Cuevas que llegaba sobre un mulo y corrí a alcanzarlo y cuando se desmontó me dijo Domingo estoy mal, se apoyo en mí y llamé a Marisol y a Félix lo dos médicos que nos acompañaban, con mucho esfuerzo lo llevamos al interior del refugio y junto a otra doctora que se encontraba allí, procedieron a darles los primeros auxilios, tenía el azúcar baja, la presión alta y estaba deshidratado, ellos lograron estabilizarlo, los doctores hicieron un buen trabajo, puedo decir sin temor a equivocarme que Manuel Cuevas debe la vida a esos tres doctores que se encontraba en esos momentos en la Copartición.

Después fueron llegando poco a poco los del grupo del Eugenio de Jesús marcano, Marisol le hizo una sopa a Manuel y continuo con los preparativos de la comida, se hacía tarde y los que llegaron del grupo de Manuel estaban preocupados por una parte de ellos que se habían quedado rezagados, yo le decía que no se preocuparan que el grupo nuestro que había ido al Pico Duarte, le darían una mano, que no lo abandonarían  y así fue, lo socorrieron y les prestaron algunos focos para que se iluminaran por esos caminos sinuosos y oscuros, los nuestros llegaron primero y dieron a noticia de que estaban bien y que venían más atrás.

Llegaron agotados, comieron y se acostaron de una vez, mientras seguían la atenciones a Manuel Cuevas, que se recuperaba lentamente, la noche fue clara ya lejos de la lluvia, el cielo esplendoroso de estrellas nos invitaba a compartir en la fogata, pero había sido un día muy agitado, lleno de muchas emociones fuertes y mañana debíamos prepararnos para partir y ver como bajaríamos a Manuel, quedamos que la mula de monta nuestra lo llevaría hasta agüita fría y que de ahí en adelante, se iría en la de ellos, hizo un frío infernal como siempre en Compartición.


Nos levantamos a las seis de la mañana, fue un amanecer esplendoroso y victorioso, Manuel amaneció mucho mejor, desayunamos,  levantamos el campamento  y partimos a las ocho y algo de la mañana, subimos  la Vela en un ritual lento, pausado pero sostenido, nos trazamos metas, la primera fue agüita fría, íbamos alegres y felices, habíamos alcanzado la meta, ahora regresábamos a la Ciénaga y de ahí al hogar dulce hogar, llegamos agotados a agüita fría, merendamos y continuamos hacia el cruce nuestra segunda meta, íbamos raudos, ahora sólo bajábamos, el camino no tenia tanto lodo como pensábamos  y el regreso renovaba nuestras fuerzas, nos daba nuevos bríos, la alegría no nos cabía en el corazón, llegamos al cruce sin darnos cuenta ahí nos encontramos con otros  grupos, tomamos aire, esperamos a los que venían rezagados  y de ahí partimos hacia los Tablones, de vez en cuando en la distancia retumbaba algún alertaaaa de nostalgia.

El camino hacia los tablones estaba lleno de lodo,  no como en otra época, pero tenía y hacíamos apuestas   de quien se caería primero, avanzamos rápido por un bosque tupido y húmedo, acariciados por una brisa agradable que mitigaba un poco el cansancio. De tanto bajar uno se hastía y  las rodillas se aflojan y uno pide a gritos,  una subida por favor, una subida, aunque sea pequeña, de las lagunas a los tablones lo hicimos en un tiempo record y llegamos  a la caseta nueva de los tablones a las dos de la tarde, de los tablones a la Ciénaga apuramos el paso y llegamos antes de las cuatro de la tarde, al llegar a la Ciénaga miramos con nostalgia el lugar en donde vivía Pedrito, el guía que nos acogía en su casa cuando regresábamos por esa ruta y que tuvo que vender sus tierras a precio de vaca muerta a un hijo de Gómez Díaz, Pedrito no sabe leer y le hicieron firmar un documento que era una orden de desalojo y le dieron por sus tierras lo que a ellos les dio las ganas, con Pedrito se impuso el poder de los Gómez Díaz. Cuando el grupo zeta llegó ya los muchachos estaban ubicados y Jaime nuestro atento guía nos llevó a donde su hija a bañarnos, mientras algunos comían algo y Marisol y July bailaban acompasados una bachata.

Coordinamos con Manuel el regreso y nos sentamos a esperar la llegada de la guagua. Debemos rendir un merecido tributo al trabajo de Jaime, July y Francisco, que más que guías fueron y son nuestros compañeros y amigos, a ellos va nuestra gratitud eterna, también debemos reconocer la amabilidad para con nosotros de los demás guías, que a donde llegábamos nos miran con respeto y admiración y reconociendo en nosotros el respeto y la disciplina que sentimos por ellos, por los demás caminantes y por esos bosques, que han pasado a ser partes de nuestras vidas.

La guagua llegó pasada las cinco de la tarde, nos montamos y emprendimos el regreso, con la promesa del año que viene volver. Ahora tenemos algunas tareas por delante, 1-Difundir el manifiesto. 2-Hacer una caminata, de Sabaneta, de Santiago Rodríguez,  hasta Sabaneta, de San Juan, 3-La vigilia mundial por el día de la Madre Tierra.   y 4-El operativo medico en el Tetero, a todo esto les pondremos fecha en la reunión del treinta de enero próximo, en la que discutiremos la próxima ruta, ya que tenemos tres propuestas, 1- hacer la ruta San Juan, Mata Grande. 2-Mata Grande, la Ciénaga. 3-Azua, el Valle del Tetero, la Ciénaga.  En la reunión del treinta de enero nos pondremos de acuerdo en la ruta que haremos, así compañeros de ruta, que hasta el treinta de enero en donde compartiremos las fotos, las anécdotas y las experiencias del viaje.


DOMINGO ACEVEDO

ENERO 2010

829 568 3544
Domingoacv2@gmail.com
www.brigadacimarronasebastianlemba.blogspot.com









La cuenta regresiva final: la hora del cero, la hora del 100%

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Nicolas Haeringer - 350.org Cancelar suscripcion

18:57 (hace 18 horas)
para 
Amig@s:
Un año después de la firma del Acuerdo climático de París, el trato alcanzado por 197 países está en crisis. El planeta no sólo ha experimentado el año más cálido de la historia, sino que además los líderes de gobierno han seguido aprobando proyectos de combustibles fósiles que son incompatibles con sus compromisos con respecto al clima, y ahora el país más contaminante del mundo ha elegido a un presidente que cree que el cambio climático es una 'farsa'.
Políticos cínicos en todo el mundo ya están usando este hecho como una excusa para echar atrás sus compromisos con el clima y la democracia, y volver a la represión y la energía sucia.
Como personas de todos los continentes que hemos pasado nuestras vidas trabajando por la justicia social, la acción climática y un futuro mejor para todos, creemos que este es el momento de tener más ambición, no de volver atrás. Si el Presidente de los Estados Unidos quiere abandonar sus compromisos morales, diplomáticos y legales de detener el cambio climático -- una acción que iría en contra de la enorme mayoría de sus ciudadanos -- el resto del mundo debe incrementar el ritmo de la transición hacia energías que no provengan de los combustibles fósiles, para no caer en la cloaca de la negación y la inacción.
Este viernes, los países firmantes del acuerdo de París concluyeron su reunión en Marrakech, Marruecos, y han publicado una carta explicando sus planes de poner en marcha el acuerdo. No será suficiente. Más que sus palabras, necesitamos sus actos, que entre muchas otras cosas, deben incluir la inmediata detención de nuevos proyectos de carbón, petróleo y gas y la financiación de una transición justa hacia un futuro con energías 100% renovables para todos.
Pero también hay buenas noticias: 48 de los países en desarrollo más vulnerables al clima han declarado que su camino al desarrollo se centrará en un 100% de energías renovables, no en los combustibles fósiles del pasado. Este es el tipo de liderazgo que esperamos de todos los países, y la clase de ambición que necesitamos en todo el mundo.
La verdad es que el Acuerdo de París nunca dependió de quién sea el Presidente de los Estados Unidos. El acuerdo fue alcanzado sólo gracias al movimiento global que existe en todos los países, en todos los idiomas, entre seguidores de todas las religiones, todos juntos diciendo que este es el momento de actuar para detener la energía sucia y producir energía renovable que funcione para todos.
Sabemos que el verdadero liderazgo climático no pertenece a los líderes del mundo: depende del poder de la gente.También sabemos que Trump no puede tomar las decisiones industriales del resto del mundo. Su elección no puede ser una excusa para no actuar en otros lugares. Más bien lo contrario: un recordatorio, fuerte y dramático, de que el mundo no puede esperar. Necesitamos detener los nuevos proyectos de combustibles fósiles. Ahora.
La ambición de ese movimiento -- nuestro movimiento -- también debe crecer. Ni los intentos de limitar el espacio democrático ni los ataques a activistas nos silenciarán, como tampoco lo hará el cinismo de unas expectativas disminuidas. El único momento para actuar es -- y siempre será -- ahora.
Con esperanza,
Nico

Una noche en Macutico.

Brigada Cimarrona Sebastián Lemba.
Ecológica, socia, progresista.
Pico Duarte 2017 san Juan Jarabacoa.
Una noche en Macutico.

Anochece, un viento con alas tristes revolotea sobre la cabaña perdida en la soledad distante de la cordillera central. Nosotros cansados de la larga caminata que del Alto de la Rosa hasta el Macutico hemos realizado, organizamos los equipajes, dentro del refugio, mientras miramos de vez en cuando hacia el camino esperando ver llegar a los compañeros que se quedaron rezagados en el valle infinito de nunca jamás, alguien del grupo grita bien alto aleeertaaaaa, aleeertaaaaa, es el modo de comunicarnos con los que vienen rezagados; ya que en estos parajes desolados el viento multiplica la voz y retumba en la lejanía, sí el otro grupo nos escucha responde de la misma manera, ahora sólo el silencio nos responde.

Este trayecto lo he hecho varias veces y sé que es difícil y agotador pero hermoso y mágico, lo disfruto al máximo. Ya son las siete de la noche, hace frío y empieza a oscurecer, nos sentimos preocupados por los compañeros que se quedaron atrás, ya en la cocina un grupo prepara la comida, tenemos hambre no hemos comido nada desde la mañana, sólo una merienda a las dos de la tarde, el grupo ha sido fuerte, los muchachos no se han quejado, unos van rumbo al río a buscar agua y los demás buscan leña para la fogata con uno de los guías.

Desde la ventana del refugio veo como los demás guías se alejan en la oscuridad, llevan los animales a comer algo, no muy lejos de donde nos encontramos hospedados.

Ya las primeras estrellas empiezan a coquetear en el cielo con la luna y a lo lejos se oyen voces de alegría, y un aleeeertaaaaa esperanzador, es el grupo que quedó rezagado que ha llegado al río, donde el equipo de agua llena los galones para el uso de mañana, eso nos da más tranquilidad, ya estamos todos juntos, ahora un baño cae bien y después a comer, más tarde la evaluación del trayecto, el acostumbrado conversatorio, el chiste necesario y a dormir, la caminata de mañana también es fuerte,  del Macutico, al Pico Duarte, a la Compartición cualquiera deja el forro, ya que después de una larga caminata y bajar la loma del Barraco, uno se encuentra con la pelona, que se muestra desafiante e imponente ante la mirada incrédula del cansado caminante que hace esta travesía por primera vez.

Son las ocho de la noche ya la fogata arde en una esquina del campamento y la comida casi está. La neblina empieza a vestir de blanco el valle, trae con ella el misterio ancestral de lo desconocido, nos acurrucamos unos a  otros junto a la fogata, el frío es terrible, la noche parece absorbernos en sus  misterios, en esta soledad nos sentimos tan pequeños y desvalidos, tan poca cosa, que nos damos cuenta que en la infinita vastedad del universo no somos nada y empezamos a buscar la compañía de algún compañero (a) para sentirnos protegidos,  alguien se atreve y hace algún cuento de fantasmas o muertos y Cristian protesta y se escurre en la cocina.

La caseta del Macutico tiene tres habitaciones dos dormitorios y la sala, en las cuales preparamos las frazadas y las bolsas de dormir, ya cada uno tiene su espacio en donde pasará la noche que se perfila muy fría,  en la cocina separada a unos cuantos metros del refugio, los guías preparan un  té  de jengibre para el frío, la fogata arde alegremente, ya se hizo la evaluación, del trayecto, y tratamos como siempre el tema central de la actividad, junto a la fogata nos queremos más, nos sentimos hermanados, nos acercamos tanto que sentimos el calor de la piel del compañero (a) que tenemos al lado, sentimos la necesidad de protegernos unos a otros, en estas caminatas crece el sentimiento de la solidaridad y se hacen relaciones que perduran en el tiempo.

Los guías nos llaman para tomar el té de jengibre que es bueno para ahuyentar a los duendes del frío, volvemos con ellos a la fogata y los escuchamos contarnos mil historias de fantasía, sobre fantasmas, difuntos y Ciguapas que a ellos les ha tocado vivir, en su largo trajinar por esas vastas soledades de la cordillera central, ya es hora de dormir nos despedirnos, cada uno se dirige al lugar donde pasará la noche, a veces sentimos temor es por eso que buscamos la compañía secreta del que duerme a nuestro lado, yo me detengo un rato entre la cocina y el refugio y miro al cielo al cual no le cabe una estrellas más, tanta belleza es indescriptible, aquí se siente, se parpa la presencia de Dios, es  indescriptible la sensación que siento en el Macutico, en donde el silencio aletea entre la sombras y la neblina y espanta el  canto de las insectos nocturno y se queda entre nosotros hasta el amanecer y se hace cómplice del frío que nos muerde la piel.

Yo siempre guardo la esperanza de volver a recorrer esos caminos perdidos en la distante soledad del parque nacional José del Carmen Ramírez.

Nos acomodamos, me percato de que todos estén en el lugar que le corresponde a cada uno y les recuerdo que mañana a las cinco de la mañana debemos levantarnos para prepararnos para la jornada del día siguiente.

Esta narración es un homenaje a todos los que me han acompañados en esta ruta, Sabaneta, (San Juan)  la Ciénaga, (Jarabacoa)

Domingo Acevedo.

829 568 3544
Domingoacv2@gmail.com

www.brigaadcimarronasebastianlemba.blogspot.com








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