El telégrafo viviente: la sorprendente red subterránea de hongos que envía mensajes eléctricos entre árboles distantes
Lo más sorprendente descubierto por la ciencia es que estas conexiones no solo transportan nutrientes y compuestos químicos, sino que también transmiten señales eléctricas. Los investigadores han detectado impulsos eléctricos que recorren estas redes a velocidades de hasta 5 centímetros por segundo, permitiendo que los árboles se comuniquen a grandes distancias.
Un estudio publicado en Nature Communications mostró que cuando un árbol es atacado por insectos o patógenos, envía señales de alerta a sus vecinos a través de esta red subterránea. Los árboles receptores comienzan a producir compuestos defensivos antes de sufrir el ataque, demostrando una asombrosa comunicación entre especies.
Más sorprendente aún es que estas redes cuentan con nodos centrales, que son árboles viejos y grandes, conocidos como árboles madre, los cuales conectan a cientos de árboles jóvenes. Estos ejemplares veteranos pueden enviar carbono, nutrientes y señales de defensa preferentemente a sus parientes genéticos, evidenciando una forma primitiva de inteligencia vegetal colectiva.
Los hongos que conforman estas redes pueden extenderse por kilómetros. Un solo organismo fúngico en Oregón abarca 965 hectáreas y tiene más de 2.400 años, siendo uno de los seres vivos más grandes y antiguos del planeta.
Esta intrincada red de comunicación nos recuerda que el bosque no es solo un conjunto de árboles individuales, sino un superorganismo interconectado que comparte recursos e información vital para su supervivencia colectiva.
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