(Camagüey, 1902 - La Habana, 1989) Poeta cubano. Por su obra ligada a las tradiciones afrocubanas, es considerado el máximo representante de la llamada «poesía negra» centroamericana y una de las principales figuras de la cultura de la isla. Nicolas Guillén cursó un año de derecho en La Habana, antes de abandonar la universidad y volver a su ciudad, donde trabajó como tipógrafo y se dedicó al periodismo en la redacción de El Camagüeyano, en cuyas páginas inició también su actividad literaria.
Nicolás Guillén
A partir de 1925 Nicolas Guillén se instaló en la capital, donde participó activamente en la vida cultural y política de protesta, lo que le supuso breves arrestos y períodos de exilio en varias ocasiones. En 1937, cuando había publicado ya sus primeros tres libros, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por su amigo y también poeta Rubén Martínez Villena, y participó en el célebre Congreso por la Defensa de la Cultura, realizado en Valencia en plena Guerra Civil española, donde conoció a Pablo Neruda, Rafael Alberti, Federico García Lorca y Octavio Paz, y su obra alcanzó difusión europea.
A su regreso a Cuba, Nicolas Guillén dirigió la revista Mediodía y participó de los movimientos de vanguardia en las tribunas de Gaceta del Caribe y Revista Avance. Pasó luego años de exilio, viajando por Sudamérica, y en 1956 recibió el Premio Lenin de la Unión Soviética. El triunfo en 1959 de la revolución liderada por Fidel Castro y el Che Guevara le permitió regresar a la isla, donde desempeñó distintos cargos (como la presidencia de la Unión de Escritores, desde 1961) y misiones diplomáticas de relieve.
La obra poética de Nicolas Guillén
La actividad literaria de Nicolás Guillén se inició en el posmodernismo, aunque pronto su producción se inscribió dentro de la llamada línea realista de los múltiples vanguardismos cubanos, cultivando como ningún otro autor la llamada «poesía negra», tendencia surgida en torno a 1930 en las Antillas.
Desde su condición de mulato expresó con un peculiar sentido rítmico la temática del mestizaje, en un contexto social y político que manifestaba la dura opresión y servidumbre sufrida por el pueblo. En sus comienzos le caracterizó incluso una fonética afrocubana, que más tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral folclórica.
A esta primera época pertenecen Motivos de son (1930) y Sóngoro cosongo (1931). Poco después, con West Indies Limited (1934), se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y comprometida con el hombre.
El poema más conocido de este libro, Balada de los dos abuelos, indicó la madura aceptación de lo africano y de lo español en una misma sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan además la crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello supusiera un rechazo de la cultura blanca.
Nicolas Guillén siguió evolucionando en la dirección de las preocupaciones políticas y sociales con Cantos para soldados y sones para turistas (1937), donde todavía conservó formas propias del canto y de la danza afrocubana. Al mismo tiempo, sin embargo, se hicieron ya evidentes algunos de los rasgos estilísticos que predominaron en su lírica posterior, como las transgresiones sintácticas ya aparecidas en la poesía del fundador del futurismo, el italiano Filippo Tommaso Marinetti, y el uso frecuente de «jitanjáforas» (palabras sin sentido empleadas por su sonoridad o su poder evocador) que había caracterizado la obra del poeta vanguardista cubano Mariano Brull, así como la rima aguda, las reiteraciones o la enumeración.
En el mismo año de 1937 lanzó, en Poemas en cuatro angustias y una esperanza, una acusación contra la barbarie de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca. Después, aunque conservó siempre una particular claridad expresiva popular, el elemento rítmico fue decreciendo en beneficio de un tono más elevado y ambicioso desde El son entero (1947) hasta La paloma de vuelo popular (1958) y sus poesías en sazón revolucionaria de Antología mayor (1964), donde mostró su compromiso con la Revolución cubana y los desheredados del mundo.
Además, su poesía se hizo eco también de las inquietudes neorrománticas y metafísicas del momento, como la trascendencia del amor y la muerte, que ocuparon un espacio importante en su obra. Otras obras en esta dirección fueron Tengo (1964), donde manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de Amor, que apareció el mismo año.
Más tarde publicó títulos como El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario de a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977). Además, en Prosa de prisa (1975-1976) recogió una selección de sus trabajos periodísticos. Y aún dentro de su poesía cabe destacar el singular Poemas para niños y mayores de edad (1977), libro en que siguió demostrando su gran capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión constantemente renovadas.
Cómo citar este artículo: Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Nicolás Guillén» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/guillen_nicolas.htm [página consultada el 30 de enero de 2025].
Poeta vinculado a la revolución de su país, Cuba, y a los orígenes africanos. A continuación reproduzco 5 poemas de Nicolás Guillén.
Mujer nueva
Con el círculo ecuatorial ceñido a la cintura como a un pequeño mundo la negra, mujer nueva, avanza en su ligera bata de serpiente.
Coronada de palmas, como una diosa recién llegada, ella trae la palabra inédita, el anca fuerte, la voz, el diente, la mañana y el salto.
Chorro de sangre joven bajo un pedazo de piel fresca, y el pie incansable para la pista profunda del tambor.
Agua del recuerdo
¿Cuándo fue? No lo sé. Agua del recuerdo voy a navegar.
Pasó una mulata de oro, y yo la miré al pasar: moño de seda en la nuca, bata de cristal, niña de espalda reciente, tacón de reciente andar.
Caña (febril le dije en mí mismo), caña temblando sobre el abismo, ¿quién te empujará? ¿Qué cortador con su mocha te cortará? ¿Qué ingenio con su trapiche te molerá?
El tiempo corrió después, corrió el tiempo sin cesar, yo para allá, para aquí, yo para aquí, para allá, para allá, para aquí, para aquí, para allá…
Nada sé, nada se sabe, ni nada sabré jamás, nada han dicho los periódicos, nada pude averiguar, de aquella mulata de oro que una vez miré al pasar, moño de seda en la nuca, bata de cristal, niña de espalda reciente, tacón de reciente andar.
Guitarra
A Francisco Guillén
Tendida en la madrugada, la firme guitarra espera: voz de profunda madera desesperada.
Su clamorosa cintura, en la que el pueblo suspira, preñada de son, estira la carne dura.
Arde la guitarra sola, mientras la luna se acaba; arde libre de su esclava bata de cola.
Dejó al borracho en su coche, dejó el cabaret sombrío, donde se muere de frío, noche tras noche,
y alzó la cabeza fina, universal y cubana, sin opio, ni mariguana, ni cocaína.
¡Venga la guitarra vieja, nueva otra vez al castigo con que la espera el amigo, que no la deja!
Alta siempre, no caída, traiga su risa y su llanto, clave las uñas de amianto sobre la vida.
Cógela tú, guitarrero, límpiale de alcol la boca, y en esa guitarra, toca tu son entero.
El son del querer maduro, tu son entero; el del abierto futuro, tu son entero; el del pie por sobre el muro, tu son entero…
Cógela tú, guitarrero, límpiale de alcol la boca, y en esa guitarra, toca tu son entero.
La tarde pidiendo amor
La tarde pidiendo amor. Aire frío, cielo gris. Muerto sol. La tarde pidiendo amor.
Pienso en sus ojos cerrados, la tarde pidiendo amor, y en sus rodillas sin sangre, la tarde pidiendo amor, y en sus manos de uñas verdes, y en su frente sin color, y en su garganta sellada… La tarde pidiendo amor, la tarde pidiendo amor, la tarde pidiendo amor.
No. No, que me sigue los pasos, no; que me habló, que me saluda, no; que miro pasar su entierro, no; que me sonríe, tendida, tendida, suave y tendida, sobre la tierra, tendida, muerta de una vez, tendida… No.
Alma música
Yo soy borracho. Me seduce el vino luminoso y azul de la Quimera que pone una explosión de Primavera sobre mi corazón y mi destino. Tengo el alma hecha ritmo y armonía; todo en mi ser es música y es canto, desde el réquiem tristísimo de llanto hasta el trino triunfal de la alegría.
Y no porque la vida mi alma muerda ha de rimar su ritmo mi alma loca: aun mas que por la mano que la toca la cuerda vibra y canta porque es cuerda. Así, cuando la negra y dura zarpa de la muerte destroce el pecho mío, mi espíritu ha de ser en el vacío cual la postrera vibración de un arpa. Y ya de nuevo en el astral camino concretara sus ansias de armonía en la cascada de una sinfonía, o en la alegría musical de un trino.
4.5/5 (131 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Leo poesía, con o sin rima. Y me gusta que me cuenten cuentos. Frecuento las redes, poco, desde marzo de 2020, como @lauradiverso.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas:
Toda alusión personal injuriosa será eliminada.
No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Zenda no se hace responsable de las opiniones publicadas.
Se denomina Generación del 27 a un grupo de poetas y escritores españoles que comenzaron a brillar dentro del panorama literario a partir de 1920.
La denominación se asignó a partir del homenaje que algunos de sus miembros rindieron a Luis de Góngora en Sevilla para el tercer centenario de su muerte en diciembre de 1927.
Este grupo de poetas fue capaz de asimilar la tradición literaria e integrarla con los movimientos de vanguardia vigentes en aquella época. Pese a sus diferencias literarias, estos poetas mostraban inquietudes y gustos estéticos afines, también tenían una estrecha relación de amistad.
Los autores que tradicionalmente se asocian a esta generación son: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Emilio Prados, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Manuel Altolaguirre. Aunque el grupo puede ser más extenso.
La Generación del 27 surge en un contexto de continuos cambios sociales y políticos. En pocos años se dieron acontecimientos muy dispares en el país.
Primero, la dictadura de Primo de Rivera, entre 1923 y 1930. Seguidamente, la instauración de la Segunda República Española en 1931. Por último, el estallido de la Guerra Civil Española en 1936, que supuso el deceso y exilio de algunos escritores de esta generación.
Veamos, a continuación, las particularidades de la obra poética de cada uno de los autores. Así como las características de uno de los grupos de poetas más importantes de la literatura española del siglo XX.
Principales autores de la Generación del 27
Pedro Salinas (1892-1951)
El escritor y poeta madrileño fue el más longevo de la generación del 27. Popularmente conocido como “el poeta del amor”, en su producción poética se pueden diferenciar tres etapas.
En la primera etapa (1923-1932), Salinas encuentra una gran inspiración en Juan Ramón Jiménez y la poesía pura, la cual aúna con el vanguardismo. De este periodo destacan obras como Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931).
Con obras como La voz a ti debida (1934), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1939) Salinas inicia su segunda etapa (1931-1939), donde profundiza en experiencias amorosas.
Para el poeta, el amor es lo que da sentido al mundo:
Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes, las señas, los retratos, yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú.
La tercera etapa (1939-1951) está marcada por el exilio del poeta. En ella destacan: El contemplado (1946), Todo más claro (1946) y Confianza (1955). Es un período donde predomina el compromiso del autor con la realidad y refleja su descontento en poemas como Cero, de Todo más claro, sobre la amenaza de la bomba atómica.
Jorge Guillén (1893-1984)
Este escritor de Valladolid compaginó su carrera como profesor con su obra poética, Clamor, Final y Cántico (1928), su ejemplar más destacado que cuenta con cuatro versiones.
En su trabajo se pueden distinguir dos etapas. Por un lado, la primera etapa, antes de la guerra Guillén mantiene, a diferencia del resto de autores de esta generación, una visión optimista de la vida y del mundo. Toda su obra se recoge en Cántico (1928), que cuenta con ediciones posteriores.
En su segundo periodo, tras la guerra, Guillén desde el exilio cambia su forma de ver el mundo. Pasa a tener una visión menos optimista para dar testimonio al dolor y las injusticias. Destaca la obra Clamor publicada en tres partes: Maremagnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963).
En este fragmento del poema llamado Historia extraordinaria que escribió sobre el bombardeo de Rotterdam durante la Segunda Guerra Mundial es uno de los más representativo de esta etapa:
Y bajo los diluvios demoníacos, Reiterada la furia Con método, Fue conseguida —casi— La destrucción total. Y cayeron minutos, meses, años. Y no credo entre ruinas El amarillo jaramago solo, Amarillo de tiempo, De un tiempo hueco a solas. Se elevaron los días, las semanas. Y vertical, novel, Surgid el nombre de siempre. Ya Rotterdam es Rotterdam. ¡Salud!
(...)
Gerardo Diego (1896-1987)
Gerardo Diego fue poeta y profesor originario de Santander con una vasta obra poética, la cual es difícil clasificar por etapas.
En cambio, se puede destacar que en su obra coexisten dos tendencias. Por un lado, la vanguardista, que integra el ultraísmo y el creacionismo, donde destacan Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). El autor expresó así su concepto de poesía cracionista: “Creer lo que no vimos dicen es la Fe; crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía”. Vemos aquí un poema puramente creacionista de su poemario Imagen:
Por otro lado, la de tipo tradicional, en la que destaca la métrica clasicista como el romance, la décima o el soneto. De esta tendencia destacan títulos como Soria (1923), Versos humanos (1925) y Alondra de verdad (1941).
Asimismo, su obra destaca por la variedad temática: paisaje, religión, tauromaquia, la música. Apenas alude a temas sociales o políticos, salvo en su obra Odas morales (1966).
Dámaso Alonso (1898-1990)
Profesor, investigador, crítico y poeta madrileño cuya obra poética presenta dos etapas. La primera etapa, destacada por poesía pura y tiene como influencias a Machado y Juan Ramón Jiménez. De este periodo predomina su obra Poemas puros, poemillas de la ciudad (1924). De la cual sobresalen sonetos como este, con el que prescinde de ornamentos y se aferra a la sencillez :
¿Cómo era? La puerta, franca. Vino queda y suave. Ni materia ni espíritu. Traía y una luz matinal del claro día. No era de ritmo, no era de armonía ni de color. El corazón la sabe, pero decir cómo era no podría Porque no es forma, ni en la forma cabe. Lengua, barro mortal, cincel inepto, deja la flor intacta del concepto en esta clara noche de mi boda. Y canta mansamente, humildemente, la sensación, la sombra, el accidente, mientras Ella me llena el alma toda.
La segunda etapa, influida por el contexto social de posguerra, destaca por una de sus obras más importantes e influyentes Hijos de la ira (1944). Aunque este poemario, de toques bíblicos y existencialistas, se podría decir que forma parte de lo que el propio Dámaso Alonso definió como poesía desarraigada, en la que también se incluye como poeta.
Federico García Lorca (1898-1936)
Poeta y dramaturgo granadino, Federico García Lorca es uno de los mayores exponentes de esta generación. Fue uno de los poetas y escritores españoles más notables del siglo XX. En su obra poética destacan dos etapas: En primera etapa predomina la mezcla de lo tradicional y popular, donde están presente las influencias de Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío o Góngora. Es evidente en esta etapa la visión trágica del amor y la muerte, también su inclinación hacia grupos marginados, para transmitir la injusticia y frustración. En esta etapa destacan: Canciones (1927) y Romancero Gitano (1928).
En la segunda etapa rompe con lo tradicional para embarcarse en el surrealismo, aunque mantiene su solidaridad hacia los marginados, bien sean raciales o sexuales.
De este periodo destaca Poeta en Nueva York (1940), su obra más universal, originada por una profunda crisis personal. De ella destaca el uso del verso libre, elaboradas metáforas, imágenes y rimas que, en realidad, utiliza para aludir a un paisaje urbano lleno de contradicciones que aprisiona al ser humano.
Esto puede apreciarse en este fragmento de este poema surrealista titulado La Aurora:
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime por las inmensas escaleras buscando entre aristas nardos de angustia dibujada (...)
Vicente Aleixandre, originario de Sevilla, fue un poeta ganador del Premio Nobel en 1977. Para Aleixandre “la poesía no es cuestión de fealdad o hermosura, sino de madurez o comunicación”. De su obra poética se pueden distinguir tres etapas.
La primera etapa destaca por el pesimismo, con una concepción penosa del hombre, cuyo deseo es volver a la tierra y fundirse con la naturaleza. El hombre es dolor y angustia.
Destacan obras como Pasión de la tierra (1935), con poemas en prosa en el que se acerca al surrealismo, Espadas como labios (1932) y La destrucción o el amor (1934), cuyo tema principal es el amor que conduce al dolor o a la muerte.
Esto queda reflejado en poemas como Después del amor:
Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto, como el silencio que queda después del amor, yo asciendo levemente desde el fondo de mi reposo hasta tus bordes, tenues, apagados, que dulces existen. Y con mi mano repaso las lindes delicadas de tu vivir retraído (...)
En el segundo período Aleixandre abandona la corriente surrealista. Con su obra Historia del corazón (1954), la Naturaleza deja de ser protagonista del poema, ahora es el hombre. También deja atrás el pesimismo de la etapa anterior.
A la tercera etapa corresponden obras como Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974), donde el poeta explora la vejez desde la melancolía. En este periodo reflexiona sobre la condición humana.
Emilio Prados (1899-1962)
Emilio Prados fue un poeta malagueño con una copiosa producción poética, la cual puede dividirse en tres etapas.
En la primera etapa se encuentran libros como Tiempo (1925), Canciones del farero (1926), Vuelta (1927), Misterio del agua (1927) y Cuerpo perseguido (1928), los cuales destacan por la influencia de Juan Ramón Jiménez y el neopopularismo andaluz. En este primer periodo destaca su postura impasible y contemplativa. En sus versos el poeta busca la disolución de su propio cuerpo y la naturaleza.
El segundo periodo de la obra poética de Prados da un vuelco hacia la poesía social y política. En esta etapa se evidencia el surrealismo, no solo en los recursos técnicos, sino también por el compromiso social.
El trabajo de esta etapa está en tres libros: El llanto subterráneo (1936), Llanto en la Sangre (1937), Cancionero menor para combatientes (1938).
La tercera etapa coincide con su exilio en México. En ella destaca la poesía de gran intensidad emotiva, movida por una crisis existencial de Prados. En ella podemos destacar libros como: Jardín cerrado (1940), Memoria del olvido (1946), Antología (1954) o Río natural (1957). En este fragmento del poema La muerte y el jardín se puede apreciar las características de este periodo:
Abandoné la forma de mi cuerpo; la carne de mi hastío… Por el fiel de mis ojos, corté en dos la balanza que me sostuvo en pie como hombre vivo.
Rafael Alberti (1902-1999)
Rafael Alberti fue un pintor y poeta gaditano. Junto con García Lorca, Alberti fue uno de los máximos representantes de la lírica andaluza del siglo XX. En su obra poética se pueden destacar tres etapas.
En la primera etapa destaca Marinero en tierra (1925), libro de poesía con el que se dio a conocer y en el que se perciben formas tradicionales y populares. Abundan temas como la nostalgia y añoranza hacia su tierra natal, en la que no reside.
De esta etapa también destacan La amante (1926) y El alba del alhelí (1927). En este fragmento de su poemario Marinero en tierra, aúna tradición, sencillez y añoranza:
Si mi voz muriera en tierra llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombrada capitana de un barco bajel de guerra (...)
Con la obra Cal y Canto (1927), motivado por una crisis espiritual, Alberti inicia un cambio de tendencia hacia el surrealismo. Sobre los ángeles (1928) es uno de sus libros más consagrados de su segunda etapa, donde predomina el uso de imágenes libres y el versículo.
La tercera etapa de Alberti se ve marcada por la República, la Guerra Civil y el exilio. En ella poeta vuelve a ahondar en la nostalgia de la tierra y también destaca la poesía política. De este periodo destacan: Sermones y moradas (1934), Entre el clavel y la espada (1941) o Coplas de Juan Panadero (1949).
Luis Cernuda (1902-1963)
Luis Cernuda fue poeta y profesor sevillano cuya obra poética se agrupa en dos etapas. En toda su obra predomina un pesimismo existencial. En la primera etapa, hasta la guerra, destacan dos libros: Los placeres prohibidos (1931) y Donde habite el olvido (1934), en los que se puede apreciar la influencia del surrealismo.
En su segunda etapa, durante el exilio, aparecen temas como el destierro, la añoranza de la infancia, la soledad o la muerte. De este periodo destacan obras como Las nubes (1940) y Desolación de la quimera (1962). Este es el fragmento de un poema llamado Primavera vieja escrito durante el exilio:
(...)
A solas, con la frente en la mano, un fantasma que vuelve, llorarías pensando cuán bella fue la vida y cuán inútil.
Manuel Altolaguirre (1905-1959)
Manuel Altolaguirre fue poeta, impresor y cineasta malagueño. Fue uno de los poetas más jóvenes de la Generación del 27 y en su obra poética se pueden distinguir dos etapas principales.
Por un lado, en la primera etapa, antes de la Guerra Civil, destacan Las islas invitadas (1926), Ejemplo (1927), Poesía (1931) y Soledades juntas (1931).
En la segunda etapa, durante el exilio, destacan obras como Nube temporal (1946), marcado por el trágico contexto social, Fin de un amor (1949) y Poemas de América (1955).
De este periodo predominan poemas con un tono espiritual y místico, como el siguiente fragmento del poema llamado Separación:
Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas.
Cuando mis brazos extiendo abro sus puertas de entrada y doy camino alfombrado al que quiera visitarla.
Pintó el recuerdo los cuadros que decoran sus estancias. Allí mis pasadas dichas con mi pena de hoy contrastan (...)
En sus creaciones puede distinguirse la influencia de Garcilaso de la Vega, Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas. En ellas predomina la musicalidad, los versos cortos y estrofas clásicas. También temáticas como el amor, la soledad y la muerte.
Características comunes
Síntesis de tradición y vanguardia
Este grupo de poetas, tal y como señalaba Dámaso Alonso “no se alza contra nada”. Se interesan no solo por la lírica popular y culta del pasado literario español, sino que también se abrieron a los movimientos vanguardistas que se estaban dando por Europa.
Se puede decir que sus predilecciones eran totalmente integradoras, desde lo tradicional a lo más actual en aquel momento, algunos autores prestan atención en las nuevas corrientes estéticas.
Influencias
Las influencias de este grupo fueron muy diversas desde el modernismo con Rubén Darío como referencia para algunos autores de esta generación, pasando por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, hasta las vanguardias.
También hacen una mirada retrospectiva hacia autores como Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Bécquer y Luis de Góngora.
Rasgos estilísticos
Entre los rasgos estilísticos que adquieren importancia en los poetas de la generación del 27 son:
Predominio de la metáfora y la imagen.
Paulatino empleo del verso libre.
Utilización de recursos como la sinestesia y el símbolo.
Temas comunes
Según Rocío Lineros Quinteros, existen cuatro motivos comunes que dominan en la poesía de estos escritores: la ciudad, la Naturaleza, el amor y el compromiso social.
La ciudad, cuya visión evoluciona desde un tratamiento positivo, como un lugar de progreso, hasta una mirada negativa, a finales de los años 20, donde la ciudad es un sitio adverso para el hombre.
Naturaleza. Los poetas aluden frecuentemente a jardines, el mar, la luna, incluso lugares de sus ciudades de origen.
El amor visto como experiencia que da plenitud y sentido a la vida, pero también como una fuerza destructora que lleva a la frustración.
El compromiso social se hace más evidente cuando comienza la guerra, a partir de 1936. Algunos autores exiliados reflejaron su compromiso social con creaciones de protesta y denuncia.
Rasgos generacionales
Los autores de la generación del 27 tienen una edad aproximada ya que la mayoría nace entre los años 1892 y 1902. La mayoría coinciden en la Residencia de Estudiantes de Madrid y reciben una formación intelectual semejante. Además, la mayoría de integrantes proceden de la burguesía acomodada y participan en revistas literarias como La Gaceta Literaria.
Acudieron al acontecimiento que los aunó como generación: homenaje por el tercer centenario de la muerte de Góngora en el año 1927.
Las Sinsombrero
Generalmente, al hacer referencia a la generación del 27 se suele pensar en un núcleo más o menos cerrado de autores masculinos. En cambio hubo un conjunto de pensadoras, poetas y artistas coetáneas que también pertenecieron a esta generación y contribuyeron en la modernización social y cultural, desarrollando su labor creativa. Estas fueron:
Maruja Mallo (1902-1995): pintora
Margarita Manso (1908-1960): pintora
Ángeles Santos (1911-2013): pintora
Margarita Gil Roësset (1908-1932): escultora, ilustradora y poeta
María Zambrano (1904-1991): filósofa y ensayista
María Teresa León (1903-1988): escritora
Rosa Chacel (1898-1994): escritora
Ernestina de Champourcin (1905-1999): poeta
Concha Méndez (1898-1986): escritora, poeta y guionista
Referencias
Balló, T. (2016). Las sinsombrero: Sin ellas, la historia no está completa. Espasa. Frutos, D. A. (2010). Breve historia de la Literatura española (1.a ed.). Ediciones Alejandría S.A. Pardo, F. D. (2018). Breve historia de la generación del 27. Nowtilus.
Si te gustó este artículo, también te puede interesar:
Graduada en Comunicación Audiovisual (2016) por la Universidad de Granada, con máster en Guion, Narrativa y Creatividad Audiovisual (2017) de la Universidad de Sevilla.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: