El hombre blanco intentó arrancar nuestras raíces, pero sólo encendido nuestra ira que nos permitió sobrevivir más allá del exterminio, como testimonio de nuestra grandeza, de nuestra autenticidad como pueblos originarios de Abya Yala.
Domingo Acevedo.
Julio/15
Un espacio para compartir ideas, imágenes, propuestas, versos y la esperanza de un mundo mejor... Tel. 849 637 3922.
jueves, julio 16, 2015
El hombre blanco intentó arrancar nuestras raíces.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Movilización en Tegucigalpa.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Christine Lagarde
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Estas palabras de Teresita en Facebook me han conmovido.
Teresita Ruíz te hace invitación de amistad
teresita como estas
Bien gracias domi apenada por la muer
te de Ramón bien apenada por la muerte de Ramón. A ti no tengo que explicarte
fueron muchos años de compañerismo y
hermandad. sé que tu también estará igual .
Cuando te veo pasan por mi memoria
muchos episodios de la vida de Ramón .recuerdo tu lealtad, tu valentía tu
discreción .eres un verdadero revolucionario .no importa que en ese momento esa
fuera tu labor , pero lo hiciste con valentía y lealtad, .mi respeto y admiración por ti, en otro orden
en tus poemas veo Io grande y lindo de tus sentimientos, tus poemas me encantan .cuídate y abrazos
hace
aproximadamente un minuto
Gracias Teresita, ha sido un gran
golpe para tod@s nosotros La perdida de RAMON, una irreparable pérdida.
Fin de la
conversación
Teresita fue una gran amiga de Ramón Almanzar, ella sentía por él un afecto muy especial, compañeros de trabajo en agricultura, compañero de sueños e ideales
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Paradoja.
Foto tomada de la red.
Caracol.
Caracol
perdido en los latidos del viento
en su
lentitud el tiempo no tiene prisa
y en el
pulso del agua
la luz
de la luna tritura las sombras de la tarde
cuando
por el sendero
la
noche lo arropa en sus sábana de terciopelo
y en el
sueño
el
silencio roba la claridad al día
para
ponerla en sus ojos
La luna.
Ebria
de soledad y ausencia
hace
surcos de agua en tu ombligo
la luna
Árbol
azul.
(pende un amuleto de ojo de cíclope tuerto
del cuello de la profecía)
Nací bajo la sombra de un gran árbol azul
camino de sombras
carbonera tibia
bohío de tierra
piel de ceniza
voz de rocío
sol herido por un horizonte de cuervos cuajados de sangre
luna de jade en la mirada de la quimera
peregrinación de pájaros anclados en los ventanales del ocaso
flamboyán amarillo perdido en el bosque de la fantasía
tierra color del aroma del topacio
pradera de mariposas amarillas esperando el amanecer
lágrimas coaguladas en las mejillas de los últimos días de noviembre
profetas suicidándose con los cuchillos de la profecía
bajo una anacahuita de cristal sin edad
manos inútiles sacan del vientre de una virgen
el cadáver de un ángel taciturno
y en el útero anónimo de una madre
un lirio amanece
ARBOL
DE SOMBRAS
Hace
tiempo te esperaba
llegaste
dormida en la luz de un relámpago
arropada
en los sueños
vestida
de silencio
descalza
sobre la transparencia de mi voz
dejando
tus huellas entre mis ojos
que te
tocan
que te
desnudan
que te
acarician el pubis
que
trepan hasta la cúspide imaginaria del placer
que se
ahondan hasta el orgasmo en tu sexo
mis
ojos que tejen en tu piel un vestido de música y flores
donde
el alba es una luz que se desgrana en los latidos de la pasión
tu piel que deja entre mis manos el dulce
sonido de tu aroma
que en
la ausencia se deshoja en la tentación de lo prohibido
tu
cuerpo desnudo lo dibujo en el nocturno lienzo del insomnio
y pongo
dos alas en tu espalda
cierro
los ojos
y estás
a mi lado
aunque
hace tiempo te alejas entre las brumas de la ausencia y el olvido
es allá
en los
ignotos paraje de los recuerdos
donde
esta amor como un árbol de sombras
germina
crece
ESPEJISMO
DE LUNA LLENA.
En mi
voz
tus
senos resplandecen como el agua
bajo la
luz de la luna
dos
alas crecen en tu espalda
la
noche es una flor que en tu piel renueva sus pétalos minerales
y en la
vaguedad infinita de tus ojos
el mar
pinta de pájaros azulmarinos el
horizonte
temblor
del viento detrás de los espejos aterciopelado de la alborada
libélula
de cristal atrapada en los contornos luminosos de tus fantasías
y en la
voz del deseo
dos
tatuajes de sal se desnudan a la pasión
templos
de leche
colinas
de nata
pirámides
de azúcar
amanece
en tu mirada un sol ebrio de eternidad
y la
luz
como un
ángel de cristal líquido
danza en los
límite de tu desnudez y se aleja
y junto
a un camino de estrellas
en su
génesis de humedad
el
rocío se desvanece
y entre
tus piernas
en
noches de olvido y hastío
el
fuego consume sueños placeres
tentación
de lo infinito es el pecado de amar lo
prohibido
torres
de algodón
hondura
de la nada es la distancia
que
naufraga en la pesadumbre de la ausencia
canto
de sirena
tibios
pezones de miel
tu
desnudez
ondula
en mis recuerdos
como un
espejismo de luna llena
BARCOS NEGREROS
En su
itinerario de horror
barcos
negreros vomitan cadáveres en una mar de topacio
anidan en el viento voces quebradas por el látigo
trapiche
oxidado por un dolor ancestral
areito
fúnebre
batey
desolado
aluvión
sangriento
sudor
que al tocar la tierra se convierte en sangre
miradas
de sal derretidas por el sol
cadenas
que atan a la quimera al canto de las luciérnagas
luna
que todas las noches llora sobre las ceibas
caminos
de luto y gloria
cruces
clavadas en el útero de la inocencia
corazas
plateadas en donde se enseñorea la muerte
pasos
que se pierden entre las sombras en donde se cobijan los sueños
pechos
reventados por un rayo carnívoro
grito
diluido en la memoria de una raza que se extinguió en su heroísmo
llora
el tiempo en el pecho de la noche que el
viento enlutece
isla
perdida en la ruta del sol
antigua
y ambigua
ubicada
en un cateto de azúcar y sangre
puerta
de jade por donde penetraron los caballos apocalípticos
a
perforar con sus arcabuces la tierna inocencia de los tainos
ANAQUELES
DEL ALMA
Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras de la tarde
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá
tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de
sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar
ESPECTADORES DEL ALBA
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años
ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío
y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la
Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
La vieja Belén
Este domingo de
tristes soles escondiéndose
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre
el olor sombrío del musgo que crece entre las
grietas
de mis palabras
bosque de almácigos y ceibas
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes en la noche
aviadores imposibles haciendo piruetas
en un cielo crispado de ángeles
y por entre la
espinas y las luces
de enero
Isabel
la mamá de Antonio
encarna a la vieja Belén
TRAMPA
ANCESTRAL
Pedazos
de luna derritiendo entre los espejos de las madrugadas
espada
vencida por la gloria
relámpago
anfibio
torbellino
de luz
tres
naves carnívoras navegando entre la bruma
de agosto
hacia
las luces y las sombras de octubre
boca
llena de una luz mineral
trampa
ancestral
junto
al sendero del ocaso un lirio resplandece
sonidos
de tamboras en la voz destemplada del viento
trapiche
desolado
cañaveral
ensangrentado por un sonido de cadenas rotas
danza
victoriosa
litoral
de cenizas
lagrimas
de cera en los ojos de la quimera
y más
allá del resplandor amarillo de las olas que iluminan el amanecer
cadáveres
mutilados chorrean sangre sobre los pergaminos de la historia
Dos pemas dedicados a Amaury caido el 12 de
enero.
Sinfonía de guerra.
Río de sal en el rostro de un horizonte de
azufre
sangre de unicornios sobre la primavera que
enero marchita
voz quebrada por el hacha homicida del verdugo
tarde de cenizas que el viento diluye a lo
lejos
pergaminos rotos de una historia inconclusa
Sinfonía de guerra
canto de amor y entrega
donde la eternidad es una flor que brota de
cuatro pechos
ensangrentados en su heroísmo
y allí
solos
en medio de la nada
y sin ninguna posibilidad de romper el cerco
no les quedó más que morir
aferrados a sus sueños
Enero 2012
Amaury.
Alas de aves fantásticas llevan en la voz del
viento
el nombre de Amaury
más allá de un ocaso de sangre
donde las sombras sucumben a la luz
de una estrella
que en su frente eterniza sus sueños
en el crepúsculo más puro de su breve vida.
A esta hora el camino
real.
El camino real a esta
hora esta desierto, una brisa caliente levanta nubes de polvo que se pierden
entre los matorrales resecos.
Es medio día, en julio
el verano achicharra todo el monte y la primavera es un vestigio lejano de
flores y mariposas derretido en el recuerdo de los abuelos que debajo de una
mata de mango dormitan en el efímero esplendor de los sueños.
Enero 2012
Horizonte de
pájaros fugaces.
Se nubla el horizonte
de fugaces pájaros que esconden sus nidos detrás de los cristales de la tarde.
Planean en un cielo
crispado de nubes y sombras, heridos por los rayos de un sol que agoniza en los
brazos de la noche.
Por el camino real
Ninito, con todo el peso de la noche sobre su espalda, cabalga despacio hacia
donde la abuela Mamá, Tita lo espera con los brazos abiertos.
Feb. 2012
ARBOL SIN MEMORIA
Manuel
no fue más que un niño endeble y solitario
que tenía la piel del color del camino real
la mirada llena de pájaros azules que
picoteaban el alma de la ninfas del bosque
que defecaba flores en los huecos de las
carboneras que hacía con sus manos escuálidas
que corría
por los caminos grises del
invierno
tratando de encontrar en los sueños
los parajes imposibles de la fantasía
su voz tierna como el canto de los ruiseñores
pintaba de mariposas las paredes de las tardes
primaverales
y su desnudez la ondeaba el viento más allá de
los días lluviosos de mayo
en que la alegría sucumbía al hambre
a veces lo encontraba solitario en las lejanas
regiones del rocío
navegando a la deriva en un océano de celias
tatuadas en el viento frío del amanecer
lo llamaba
volteaba el
rostro
y me arropaba en el lienzo azul triste de su
mirada
corría hacia mis brazos
y me abrazaba por largo rato
sentía como su piel afiebrada se derretía en mi
piel
luego nos íbamos a los potreros del tío
Alberto
atravesábamos los conucos del abuelo Ismael
jugábamos con el viento
hablamos con los pájaros
corríamos felices por las praderas infinitas del medio día
hasta terminar exhaustos debajo de un árbol sin
memoria
a veces en el azul más limpio de su inocencia
se quedaba dormido
lo veía moverse inquieto
temblar
sonreír
cuando despertaba me contaba que había estado
en un hermoso lugar
donde seres luminosos con alas en la espalda
jugaban con él
que les dijeron
que pronto estaría con ellos
y que ya nunca más sentiría hambre
ni frío
ni soledad
Manuel
No tuvo más escuela que su corta vida
Sus nueve años sin historia y sin ninguna
procedencia
hoy que lo encontré dormido en una carbonera
arropado en su soledad
acurrucado en la nada
me deslumbró su recuerdo
descalzo
semidesnudo
sonriendo siempre
con su tristeza a cuesta
solitario
buscando entre los cubículos del hambre
un poco de agua
una fruta de lastima
un pedazo de pan
en las noches cuando se le hacía tarde
le suplicaba que se quedara con nosotros
no aceptaba
me miraba con toda su ternura acumulada entre
sus manos
y se despedía de mí con un abrazo de eternidad
y se alejaba entre las sombras hacia ninguna
parte
me quedaba junto al camino
abrumado por una inexplicable sensación de
soledad
hasta que él se desvanecía en la distancia
con Manuel compartí la sed
el hambre
la pobreza
el frío
y la desnudez
y sobre todo la alegría infantil de correr
por los bosques memorables de la fantasía y los
sueños
Manuel
nunca me dijo donde vivía
cuando le preguntaba
me señalaba con insistencia un lugar perdido en
su memoria infantil
el cual yo no vería
ni encontraría
porque ese lugar sólo existía en el deseo que
él tenía de tener un hogar
cuando le decía que quería ir a su casa
conocer sus padres
me miraba azorado
y se alejaba huyendo
ondeando su desnudez en el viento
escurriéndose en los latidos del bosque
ahora que Manuel está muerto
hemos buscado por todas partes su hogar
y sólo hemos encontrado debajo de un gran árbol
sin memoria
un lecho de flores y cenizas
donde Manuel todas las noches en su soledad
moría de frío y ausencia
Domingo Acevedo
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Una isla dos países.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
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