viernes, agosto 03, 2018

La alianza estratégica entre China y Rusia cambia el escenario mundial

[alai-amlatina] Alainet.org Al Día - 03/08/18

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Los Amos (Cuentos escritos en el exilio, 1962)

Juan Bosch
(República Dominicana, 1909-2001)

      Cuando ya Cristino no servía ni para ordeñar una vaca, don Pío lo llamó y le dijo que iba a hacerle un regalo.
       —Le voy a dar medio peso para el camino. Usté está muy mal y no puede seguir trabajando. Si se mejora, vuelva.
       Cristino extendió una mano amarilla, que le temblaba.
       —Mucha gracia, don. Quisiera coger el camino ya, pero tengo calentura.
       —Puede quedarse aquí esta noche, si quiere, y hasta hacerse una tisana de cabrita. Eso es bueno.
       Cristino se había quitado el sombrero, y el pelo abundante, largo y negro le caía sobre el Descueza La barba escasa parecía ensuciarle el rostro, de pómulos salientes.
       —Ta bien, don Pío —dijo; que Dio se lo pague.
       Bajó lentamente los escalones, mientras se cubría de nuevo la cabeza con el viejo sombrero de fieltro negro. Al llegar al último escalón se detuvo un rato y se puso a mirar las vacas y los crios.
       —Qué animao ta el becerrito —comentó en voz baja.
       Se trataba de uno que él había curado días antes. Había tenido gusanos en el ombligo y ahora correteaba y saltaba alegremente.
       Don Pío salió a la galería y también se detuvo a ver las reses. Don Pío era bajo, rechoncho, de ojos pequeños y rápidos. Cristino tenía tres años trabajando con él. Le pagaba un peso semanal por el ordeño, que se hacía de madrugada, las atenciones de la casa y el cuido de los terneros. Le había salido trabajador y tranquilo aquel hombre, pero había enfermado y don Pío no quería mantener gente enferma en su casa.
       Don Pío tendió la vista. A la distancia estaban los matorrales que cubrían el paso del arroyo, y sobre los matorrales, las nubes de mosquitos. Don Pío había mandado poner tela metálica en todas las puertas y ventanas de la casa, pero el rancho de los peones no tenía puertas ni ventanas; no tenía ni siquiera setos. Cristino se movió allá abajo, en el primer escalón, y don Pío quiso hacerle una última recomendación.
       —Cuando llegue a su casa póngase en cura, Cristino.
       —Ah, sí, cómo no, don. Mucha gracia —oyó responder.
       El sol hervía en cada diminuta hoja de la sabana.
       Desde las lomas de Terrero hasta las de San Francisco, perdidas hacia el norte, todo fulgía bajo el sol. Al borde de los potreros, bien lejos, había dos vacas. Apenas se las distinguía, pero Cristino conocía una por una todas las reses.
       —Vea, don —dijo—, aquella pinta que se aguaita allá debe haber parío anoche o por la mañana, porque no le veo barriga.
       Don Pío caminó arriba.
       —¿Usté cree, Cristino? Yo no la veo bien.
       —Arrímese pa aquel lao y la verá. Cristino tenía frío y la cabeza empezaba a dolerle, pero siguió con la vista al animal.
       —Dése una caminadita y me la arrea, Cristino oyó decir a don Pío.
       —Yo fuera a buscarla, pero me toy sintiendo mal.
       —¿La calentura?
       —Unjú, me ta subiendo.
       —Eso no hace. Ya usté está acostumbrado, Cristino. Vaya y tráigamela.
       Cristino se sujetaba el pecho con los dos brazos descarnados. Sentía que el frío iba dominándola. Levantaba la frente. Todo aquel sol, el becerrito...
       —¿Va a traérmela?—insistió la voz. Con todo ese sol y las piernas temblándole, y los pies descalzos llenos de polvo.
       —¿Va a buscármela, Cristino? Tenía que responder, pero la lengua le pesaba. Se apretaba más los brazos sobre el pecho. Vestía una camisa de listado sucia y de tela tan delgada que no le abrigaba.
       Resonaron pisadas arriba y Cristino pensó que don Pío iba a bajar. Eso asustó a Cristino.
       —Ello sí, don —dijo—; voy a dir. Deje que se me jipase el frío.
       —Con el sol se le quita. Hágame el favor, Cristino. Mire que esa vaca se me va y puedo perder el becerro. Cristino seguía temblando, pero comenzó a ponerse de pié.
       —Sí; ya voy, don —dijo.
       —Cogió ahora por la vuelta del arroyo —explicó desde la galería don Pío.
       Paso a paso, con los brazos sobre el pecho, encordó para no perder calor, el peón empezó a cruzar sabana. Don Pío le veía de espaldas. Una mujer se tizó por la galería y se puso junto a don Pía
       — ¡Qué día tan bonito, Pío! —comentó con voz cantarina
       —El hombre no contestó. Señaló hacia Cristino, que se alejaba con paso torpe como si fuera tropezando.
       —No quería ir a buscarme la vaca pinta, que parió anoche. Y ahorita mismo le di medio peso para el camino.
       Calló medio minuto y miró a la mujer, que parecía demandar una explicación.
       —Malagradecidos que son, Herminia —dijo—. De nada vale tratarlos bien.
       Ella asintió con la mirada.
       —Te lo he dicho mil veces, Pío —comentó. Y ambos se quedaron mirando a Cristino, que ya era apenas una mancha sobre el verde de la sabana.

50 cuentos imprescindibles



Aunque se trata de un objetivo a largo plazo, hemos llegado ya a los cincuenta cuentos publicados en esta sección de NarrativaBreve.com. Estamos pues más cerca de los 1001 cuentos. Vista la calidad de las narraciones que he ido publicando (y que vosotros habéis escogido), se puede decir sin caer en la exageración que se trata de cincuenta cuentos imprescindibles. Empezamos por Max Beerbohm y acabamos con José Saramago pasando por Cortázar, Borges, Cheever, Monterroso, Bierce, Carver, etcétera. 

A todos vosotros (escritores, editores, libreros, críticos literarios y lectores), muchas gracias por vuestra colaboración. 


Os dejo el listado de esos cincuenta cuentos imprescindibles:

LOS MEJORES 1001 CUENTOS LITERARIOS DE LA HISTORIA
NarrativaBreve.com

 1. "Enoch Soams", de Max Beerbohm (elogiado por Enrique Anderson Imbert en Así se escribe un cuento, Suma de Letras, 2003, página 159).
2. "Casa tomada", de Julio Cortázar (elogiado por José Donoso en Así se escribe un cuentoSuma de Letras, 2003, página 237).
3. "Macario", de Juan Rulfo (elogiado por José Donoso en Así se escribe un cuentoSuma de Letras, 2003, página 237).
4. "Las moscas", de Horacio Quiroga (citado por Edelweis Serra en Tipología del cuento literario, p. 123). 
5. "Esa mujer", de Rodolfo Walsh (elegido en una encuesta que Alfaguara le hizo a críticos literarios el mejor relato argentino del siglo XX). 
6. "La casa inundada", de Felisberto Hernández (uno de los cuentos preferido de Julio Cortázar)
7. "Vivir para siempre", de James George Fraser (seleccionado por Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo en Antología de literatura fantástica).
8."Regreso a Babilonia", de Francis Scott Fitgerald, elogiado por Harold Bloom en Cuentos y cuentistas. El canon del cuento
9. "El dinosaurio", de Augusto Monterroso, elegido vía email por Juan Planas Benássar, poeta y columnista de El Mundo.
10. "La barrica de amontillado", de Edgar Allan Poe, seleccionado vía email por el crítico literario Manuel Simón Viola
11. "Septiembre", de Pilar Galán, seleccionado vía email por el editor y escritor Marino González Montero. 
12. "El nadador", de John Cheever, seleccionado vía email por la escritora Paloma González Rubio
13. "El Aleph", de Jorge Luis Borges, seleccionado vía email por Eloy M. Cebrián
14. "El cuentista", de Saki, seleccionado vía email por Pilar Galán
15. "Ajedrez", de Kjell Askildsen, seleccionado por Antonio Sánchez, propietario de la Librería El Buscón (Cáceres). 
16. "El gesto de la muerte", de Jean Cocteau, seleccionado por María Carvajal. 
24. "El chiquitín", de Luigi Malerba, seleccionado y comentado por Blanca Ballester.
27. "La tercera orilla del río", de João Guimarães Rosa, seleccionado, traducido y comentado por Paz Díez Taboada.
39. "En memoria de Paulina", de Adolfo Bioy Casares, elogiado por Mempo Giardinelli en Así se escribe un cuento.
41: "Mi hijo el asesino", de Bernard Malamud, recomendado y comentado por Jaime Díez Álvarez. 
43: "Bolsas", de Raymond Carver, recomendado e introducido por Ana Mª Morales Malmierca.

Y el listado continúa...

NarrativaBreve.com

Biografía de Pablo Neruda


Galería Pablo Neruda 1

Breve biografía Pablo Neruda

Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, conocido mundialmente como Pablo Neruda, nace el 12 de julio de 1904, en la ciudad de Parral, situada en la región central de Chile.
Fue hijo único del matrimonio formado por el  conductor de ferrocarril, don José del Carmen Reyes Morales y  por la maestra doña Rosa Basoalto, quien muere dos meses después del nacimiento del poeta. A los dos años, éste se va a vivir a la ciudad sureña de Temuco, donde el padre contrae matrimonio en segundas nupcias con doña Trinidad Candia Marverde, a quien Neruda le dedicará su poema “La Mamadre”.
Desde su primera infancia Neruda muestra interés por el rico mundo natural que lo rodea, que es el del bosque nativo austral chileno, el que, junto con el mar, se convertirán en temas de  inspiración importante de su obra poética.
Cuando es alumno del Liceo de hombres Temuco, conoce a la poeta Gabriela Mistral – quien también recibirá el Premio Nobel de Literatura -, y que trabaja en esa ciudad como directora del Liceo de Niñas. Ella lo introduce en la gran narrativa rusa.
En 1921, Neruda se traslada a Santiago, la capital, para seguir la carrera de Pedagogía en francés, en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile.
En Santiago conoce a otros jóvenes escritores, participa en la bohemia literaria de la época y en las actividades de la Federación de Estudiantes de Chile, lee con avidez, y escribe poesía. En 1923 publica su primer libro, Crepusculario, que es muy bien recibido por la crítica. Al año siguiente aparece la que será la más popular de sus obras, Veinte poemas de amor y una canción desesperada,  que se convertirá en uno de los poemarios amorosos más conocidos en la poesía contemporánea.
En 1927 el poeta  es designado por el gobierno de Chile  como Cónsul en Rangoon, Birmania. Posteriormente es trasladado a Colombo, Ceilán, y luego a Batavia, Java, donde contrae matrimonio con María Antonieta Hagenaar Vogelzanz. En 1931 es nombrado cónsul en Singapur. Regresa a Chile en 1932.
El 10 de abril de 1933 la Editorial Nascimento publica en una edición de lujo, en sólo cien ejemplares el libro Residencia en la tierra, una de las obras más importantes del poeta. Este mismo año es nombrado cónsul en Buenos Aires, a donde viaja en compañía de su mujer. Allí conoce a la intelectualidad vanguardista porteña, a Raúl Gozález Tuñón, Oliverio Girondo, Norah Lange y Jorge Luis Borges. También al poeta granadino Federico García Lorca, queha llegado  a la capital argentina a presentar un repertorio de sus obras teatrales. García Lorca pasa a convertirse en uno de los amigos más entrañables de Neruda.
En 1934 recibe el nombramiento de cónsul en Barcelona. Al año siguiente es nombrado cónsul en Madrid. Es recibido por los integrantes de la Generación de 1927, quienes lo reconocen como uno de sus pares. Estrecha su amistad con García Lorca y la entabla con otros grandes poetas como Rafael Alberti, Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, José Bergamín, y otros. En 1935, la Editorial Cruz y Raya publica en Madrid su Residencia en la Tierra 1 y 2. En España Neruda conoce y se relaciona con la pintora argentina  Delia del Carril, que será su segunda mujer.
El 18 de agosto nace en Madrid su hija Malva Marina Reyes Hagenaar. La niña viene al mundo con hidrocefalia, por lo que requiere grandes cuidados en sus primeros días.
El 18 de julio de 1936 estalla la sublevación militar con la que comienza la guerra civil española. El 16 de agosto de ese año es asesinado Federico García Lorca. El 24 de septiembre, Neruda publica en la revista El Mono Azul, su poema “ Canto a las madres de los milicianos muertos”. Con éste – que se publica en forma anónima, puesto que por su cargo consular el poeta debe mantener una actitud de neutralidad frente al conflicto -, se inicia una nueva fase de la poesía de Neruda, comprometida con las causas que defienden la libertad y los derechos del hombre. Ese poema es parte de “España en el corazón”, que se incorpora al libro Tercera residencia.
Neruda realiza una activa labor en apoyo de la República Española. Junto a César Vallejo funda el Grupo Hispanoamericano de Ayuda a España, y en París, con Nancy Cunard, edita y publica la revista Los poetas del mundo defienden al pueblo español. Su abierta posición pro republicana en la guerra española, tiene como consecuencia su destitución de su cargo de cónsul.
En 1937 regresa a Chile donde funda la Alianza de Intelectuales de Chile para la Defensa de la Cultura. Se convierte en un gran activista de las causas pacifista y antifascista.
En 1939, Pablo Neruda buscaba un refugio para escribir lejos de la ciudad, un sencillo aviso en el diario lo llevó a comprar un sitio y una pequeña casa en Isla Negra.
Ese mismo año ,es nombrado cónsul especial para la emigración española. Parte a París, donde consigue embarcar a cerca de dos mil refugiados en el barco Winnipeg. Antes de regresar a Chile viaja a Holanda para ver a su hija, Malva Marina, que se encuentra residiendo en ese país con su madre.
En 1940 es nombrado cónsul general en México. Se traslada a su capital, a la que llega el 21 de agosto. En octubre de 1941 recibe el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Michoacán.
A principios de marzo de 1943 recibe desde Holanda la noticia de la muerte de su hija Malva Marina. Ese mismo año, en el mes de julio, en el Estado de Morelos, contrae matrimonio con Delia del Carril. A fines de agosto regresa a Chile.
En marzo de 1945 es elegido Senador de la República por las provincias nortinas de Tarapacá y Antofagasta. Se afilia al Partido Comunista de Chile, al que pertenecerá hasta su muerte. Recibe el Premio Nacional de Literatura.
Luego participa como jefe de propaganda en la campaña presidencial de Gabriel González Videla, quien llega al poder apoyado por una coalición de la que forman parte los comunistas. Al poco tiempo, sin embargo, González Videla declara al Partido Comunista fuera de la ley. Neruda es desaforado y perseguido. Ocultándose en distintas casas concluye el que según él mismo es su libro más importante, Canto general. A principios de 1949 cruza la cordillera de los Andes, por la zona austral, y consigue llegar a la República Argentina. Desde allí viaja secretamente a Europa y aparece sorpresivamente en el I Congreso Mundial de Partidarios de la Paz, en París.
En 1950 se presenta en México la primera edición de Canto general, cuyas guardas son ilustradas por los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Al mismo tiempo en Chile se hace una edición clandestina de esta obra.
En el exilio Neruda inicia una relación clandestina con Matilde Urrutia, que inspiró algunos de sus más famosos poemarios de amor como Los versos del capitán y Cien sonetos de amor.
Regresa a Chile en 1952, al año siguiente recibe el Premio Lenin de la Paz.
En febrero de 1955 termina su relación de casi veinte años  con Delia del Carril y se traslada a vivir con Matilde Urrutia a su casa ubicada al pie del cerro San Cristóbal, en Santiago, y a la que llama “La Chascona”.
En el año 1959, compra en Valparaíso una propiedad que comparte con un matrimonio amigo, y que bautiza “La Sebastiana”.
Entre las numerosas distinciones que recibe en los años siguientes, están el nombramiento de Miembro Correspondiente del Instituto de Lenguas Romances de la Universidad de Yale; la calidad de miembro académico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, y el Doctorado Honoris Causa en Filosofía y Letras de la Universidad de Oxford.
En 1969, el Partido Comunista lo nombra precandidato a Presidente de la República. Él mismo retira su candidatura a favor de su amigo, el médico socialista Salvador Allende, que llega al poder en 1970. Neruda es nombrado entonces embajador en Francia. Se encuentra en París, ejerciendo ese cargo, cuando recibe la noticia del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura, en 1971.
El 11 de septiembre de 1973, es derrocado el gobierno del Presidente Allende. Neruda, gravemente enfermo, es trasladado desde su casa en la costa, en Isla Negra, hasta un clínica de Santiago, donde muere el 23 de septiembre. Recibe sepultura en el mausoleo que facilita una familia, desde donde luego se le traslada a un modesto nicho en el Cementerio General de Santiago. Sólo después de la recuperación de la democracia, en diciembre de 1992, se cumple su última voluntad cuando, con grandes honores, recibe sepultura en Isla Negra, donde descansa junto a Matilde Urrutia.
La obra de Neruda, que comprende 45 libros, más diversas recopilaciones y antologías, ha sido traducida a más de 35 idiomas, es conocida en todos los países del mundo, y estudiada en las principales universidades y centros de investigación literaria. Su popularidad y vigencia son permanentes y sus lectores se cuentan por millones a través del mundo.

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