sábado, diciembre 13, 2025

EL GRAN PLANTÓN DE OSLO: 4 Presidentes arrastrados.



​Hay días gloriosos, y luego está el día de hoy.
​Imaginen la escena: Oslo, Noruega. Un frío que congela hasta los pensamientos. Y allí, en la alfombra roja, cuatro mandatarios latinoamericanos (de esos que mueven la colita cuando Washington silba) bajándose de sus aviones, con sus mejores trajes, sus discursos ensayados y sus sonrisas de "foto histórica".
​Iban a coronar a su reina. Iban a aplaudir a la señora María Corina Machado en su (muy cuestionado y ridículo) Premio Nobel de la "Paz".
​Pero, ¡sorpresa! La doña los dejó guindando.
🤡
​Sí, mis amores. Se quedaron, literal y metafóricamente, como novias de pueblo: vestidos y alborotados.
​La excusa oficial es "razones de seguridad". La realidad es que casi un centenar de personas decentes se plantaron allí a gritarle al mundo que no se puede premiar con "Paz" a quien ha pedido invasiones, bloqueos y asfixia para su propio pueblo. La presión fue tal, la vergüenza fue tanta, que prefirió no dar la cara.
​Pero lo más delicioso de todo este sainete es ver la cara de los cuatro jinetes del apocalipsis diplomático que viajaron miles de kilómetros para nada.
​Me los imagino en el hotel, con el champán caliente, mirándose las caras.
"¿Y ahora qué hacemos?", preguntará uno.
"¿A quién aplaudimos?", dirá el otro.
"¿Me devuelven las millas del viaje?", pensará el más tacaño.
​Hicieron el ridículo mundial. Fueron a validar una mentira y terminaron validados como lo que son: unos extras en una película mal producida. Son los "groupies" de la injerencia, los fans enamorados que esperan en la puerta del concierto y el artista sale por la puerta de atrás.
​¡Qué pena ajena! Tanta sumisión, tanto viaje, tanto protocolo, para terminar haciéndole la corte a una silla vacía.
😅😅😅😅
​Mientras ellos pasan frío y vergüenza en Noruega, nosotros desde aquí vemos como ​¡Se les cayó el show!.
🇻🇪💅❄️
Andrea Arias Moro

En muchos países del continente los indígenas, hoy igual que ayer, siguen siendo asesinados.

En muchos países del continente los indígenas, hoy igual que ayer, siguen muriendo por las manos criminales del capitalismo, encarnado en las grandes empresas mineras, en las grandes compañías madereras, en los grandes agricultores y ganaderos, en los gambusinos y en el propio gobierno que invade sus territorios con la finalidad de hacer presas, hidroeléctricas y carreteras, aplicando la ley del más fuerte sobre el más débil.

Irrespetando el derecho que tienen los indígenas a sus territorios, obviando el pedimento que estos hacen a que se les delimite las tierras donde habitan y no sólo que se les delimite, sino también que como estado haga valer ese derecho, protegiéndolos de quienes ambicionan esos territorios por las grandes riquezas que albergan.

 

Es ilógico que a más de quinientos años de la conquista y la colonización todavía se siga persiguiendo y asesinando a los indígenas como extraños por sus tierras.

 

Que se les siga vulnerando sus derechos más elementales como seres humanos, que es el de vivir libres y felices en sus territorios, alejados del hombre civilizado y cruel.

 

Es su derecho, es su vida, es el modo de convivencia que han elegido y es un deber de cada gobierno, de cada país nuestro a respetarlo, incluyendo el de las minorías producto de la conquista y la colonización.

 

Ya basta de exclusión, persecución y crímenes contra los indígenas.

Es la hora, es el tiempo de la delimitación y protección de sus territorios.

Resistir es vivir.

 

 Domingo Antonio Acevedo.

Abril/19






























































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