Profecía
Perdí tu amor
hace siglo
entre la soledad
muda de los libros
y las cenizas
ensangrentadas
y calientes
de las
batallas inacabables
de imposibles
victorias
que en el
fragor de las noches inciertas
azotadas por
un viento lúgubre
siempre
torturaron mi alma
de soldado
vencido
pero a pesar
de mi soledad profética
no puedo
renunciar a ti
aun sabiendo
que soy un hombre
marcado por la
tristeza milenaria
de los
milicianos que fueron a la guerra
a morir por un
extraño idealismo
que los
fanatizó de tal manera
que nunca
alcanzaron a entender
que en esa
vorágine eterna
de sangre y
metralla
perdían su
humanidad
y se morían
lejos
en la soledad
de su crueldad
consumidos por
el fuego helado
de un invierno
eterno
que aún guarda
congelado
el rostro de
miedo
de los
soldados muertos
en la última
batalla
de la guerra del
fin del mundo
y yo que
sobrevivo a los designios
me resisto a
perderte
Y te busco más
allá de la profecía
entre los
espejos rotos
de los
aposentos imaginarios
donde mi
infancia
diluida entre
la sangre
y los laureles
agoniza tras
la ambarina
levedad de tus
ojos
que me miran
desde el olvido
más puro de tu
alma