sábado, marzo 21, 2015

TESTIMONIO





Yo, Domingo Acevedo (Mario Alegría), nací junto al camino real, entre carboneras, conucos y potreros, un amanecer esplendoroso de noviembre, envuelto en la melancolía del otoño tropical, lejos del mar y la primavera, lejos de las  mariposas  de junio, entre la alegría y la esperanza de los de mi raza, raza que junto a la hoguera milenaria de los sueños, todavía danza alegre al compás rítmico del tam tam de los viejos tambores evocadores de un tiempo diluido entre las cenizas de los siglos que todavía en el horizonte ensangrentado de nuestra historia, arden bajo los cascos de los caballos de los conquistadores que en vano intentan incinerar nuestra memoria, y hoy aquí nosotros, en América orgullosos de nuestra estirpe, evocamos en una danza nuestro pasado.

Membranas mohosas



La lluvia ha dejado un olor tembloso
de membranas mohosas en la tarde
de hojas disueltas en el viento
de pasos de ciguapas ahondándose
en la espesura del monte
de soles apagándose
en los brazos lejanos de la noche
de lunas cuajadas en el silencio húmedo del aire
donde flamean los sueños
en la voz herida del agua

Marzo/15
Domingo Acevedo.

Foto tomada de la red.

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