En pro del desarrollo
o del avance de la civilización a través de la historia de la humanidad se han
cometido innumerables abusos en contra de poblaciones autóctonas e indefensas
que ha sido desplazadas de su habitad y hasta exterminadas cuando se niegan a
abandonar los lugares donde han habitados por siglos y que son apetecidos por
el hombre civilizado y que no son usados
para favorecer a los más desposeídos, tal es el caso de los indígenas del
continente americano (Abya Yala) que ante el avance de la mal llamada
civilización europea fueron exterminados como es el caso de los habitantes de
todas las islas del Caribe y los del continente que lograron sobrevivir
hoy viven marginados en sus propias tierras, arrinconados en reservas y
desterrados en selvas y montañas donde vivir se les hace casi imposible y donde
son diezmados por grupos de poder que
siempre apetecen las tierras donde estos viven, por sólo poner un ejemplo.
La triste historia es
que muchas etnias indígenas ante el empuje del hombre civilizado han
desaparecido y otras han ido perdiendo sus costumbres ancestrales y su
identidad absorbida por la modernidad que no escatima esfuerzos para quitar del
medio a todo aquel que se opone a su avance.
Es esta civilización
que por tener el consumo como modo de vida usa procesos tecnológicos que
contaminan y destruyen el planeta, es esa misma civilización que promueve las
guerras como un gran negocio, que promueve
la desigualdad entre los seres humanos y que mientras en los países
desarrollados la comida sobra y se tira al zafacón, en el mundo pobre una de
cada siete personas se va a la cama todos los días sin comer nada, es esa misma
civilización la que todos los años condena a millones de personas en el tercer
mundo a morir de enfermedades previsibles como la malaria, el sarampión, la
desnutrición, el dengue etc., siendo los mas afectados los niños, ya que en nuestros
países mueren diariamente por esta enfermedades alrededor de 47 niños y niñas.
Digo esto porque creo
que no es posible que para construir una presa bajo el argumento que dará
electricidad a miles de personas en la comodidad de las ciudades, se tenga
también que desalojar a miles de personas que sólo tienen como herencia el
lugar donde han nacido y donde han vivido desde siempre, desde antes, desde
mucho antes del hombre civilizado llegar a este continente con su carga de
tragedia para sus habitantes originarios, que desde hace quinientos y tantos
años cargan con la tragedia de vivir proscritos en las tierras de sus ante
pasados y que ellos por siglos han amado y respetado como algo sagrado.
Es abusivo, es injusto
quitarles a otros lo que por derecho les pertenece y más si se hace con la
fuerza que da el estado, en contra de comunidades indígenas que por demás son
indefensas, condenándolas de esta manera a dejar sus tierras ancestrales para
ser posiblemente reubicadas en otros lugares que muchas veces no llenan los
requisitos básicos para que las personas puedan vivir con la dignidad que
merecen.
No son los indígenas
los culpables del incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera,
los culpables del calentamiento global y su consecuente causa el cambio
climático es el hombre llamado civilizado
y es a ese hombre a quien compete
buscarle la rápida solución a ese grave problema que pone en peligro el futuro
de la humanidad, sin afectar a otros seres humanos que viven muy ajenos a esa
problemática.
Y es que además
sabemos que la tierra se seguirá calentando por mucho tiempo más quizás hasta
la extinción de la raza humana porque los intereses de los grupos que manejan
el petróleo están por encima del futuro de la humanidad.
Por lo que pienso que
no se debe sacrificar a esas comunidades indígenas ancestrales construyendo
presas, carreteras, autopistas, explotando minas y/o buscando paradójicamente
petróleo, respetamos sus últimos espacios y busquemos soluciones que no les
afecten, ellos no tienen la culpa de vivir en lugares que hoy como ayer son
apetecidos por el hombre civilizado.
Como civilización pongamos
lo humano por encima de lo que más conviene a determinados grupos de poder, en
detrimento de seres indefensos, como son estas comunidades indígenas donde la
presidenta de Brasil pretende construir la tercera presa más grande del mundo en
el río Xingu que afectara 30, 000 mil indígenas y pondrá en peligro a más e 400 000 hectáreas
de bosques con toda su flora y su fauna.
Domingo Acevedo.