viernes, agosto 22, 2025

La Seguridad de Vladimir Putin sorprendió incluso a Donald Trump

Jack “Mad Jack” Churchill: el soldado que se negó a pelear sin su espada




Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los oficiales británicos se armaban con pistolas automáticas. Jack Churchill, en cambio, desempolvó su espada escocesa Claymore y un arco largo de guerra. Según él:
“Cualquier oficial que vaya a la batalla sin su espada no está vestido apropiadamente.”
El primer disparo británico… con flecha
En 1940, en Francia, Churchill acechó a un sargento alemán que avanzaba por un camino. Sacó su arco y disparó una flecha de acero, atravesando al enemigo de lado a lado. Ese fue probablemente el último combate registrado con arco y flecha en una guerra moderna.
Liderando al grito de gaita
En Noruega, desembarcó tocando la gaita bajo fuego enemigo, espada en mano, liderando una carga que rompió las líneas alemanas.
En Italia, capturó 42 soldados alemanes prácticamente solo, usando su espada y granadas.
Capturado… y escapando
En 1944, durante una misión en Yugoslavia, fue rodeado y capturado por tropas alemanas. Lo enviaron a Sachsenhausen, un campo de concentración de alta seguridad. Jack, imperturbable, cavó un túnel y escapó junto a otros oficiales. Fue recapturado, pero se escapó otra vez, caminando más de 150 km hasta alcanzar las tropas aliadas en Italia.
El hombre que nunca se rindió
La guerra terminó antes de que pudiera ser desplegado en el Pacífico. Su reacción:
“Si no fuera por esos malditos yanquis, podríamos haber seguido la guerra otros 10 años.”
Después de la guerra, siguió en servicio activo, incluso llevando su espada en operaciones de paz. Se retiró en 1959 y vivió tranquilamente… surfing en Inglaterra.

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El enigma del Paso Dyatlov: una noche que la ciencia no pudo explicar






En febrero de 1959, nueve excursionistas del Instituto Politécnico de los Urales emprendieron una travesía hacia las montañas nevadas de los Urales del Norte, en Rusia. Liderados por Igor Dyatlov, buscaban alcanzar la cima del Otorten, pero jamás regresaron. Lo que sucedió en esa gélida noche quedó marcado como uno de los mayores misterios del siglo XX.
Días después, los rescatistas hallaron el campamento. La tienda estaba rasgada desde adentro, como si los excursionistas hubieran huido desesperados. Sus huellas se perdían en la nieve, muchas veces descalzos o con ropa insuficiente para el frío extremo. Los cuerpos aparecieron a cientos de metros, algunos con signos de hipotermia, otros con fracturas internas imposibles de causar sin un impacto brutal… y, en ciertos casos, con los ojos o la lengua faltantes.
Las teorías nunca han cesado:
Una avalancha repentina
🌨️
Experimentos militares secretos
🛸
Ataque de los mansi, habitantes locales de la zona
Fenómenos naturales inexplicables
Incluso hipótesis paranormales
👁️
El informe oficial soviético se limitó a concluir que las muertes fueron provocadas por una “fuerza natural desconocida”.
A día de hoy, más de seis décadas después, el Incidente del Paso Dyatlov continúa siendo un abismo de preguntas sin respuestas, un recordatorio de lo vulnerable que puede ser el ser humano ante los secretos indescifrables de la naturaleza… o de lo que habita en ella.

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El náufrago que inspiró a Robinson Crusoe



En 1704, un joven marino escocés llamado Alexander Selkirk discutió con su capitán durante una expedición corsaria en el Pacífico. Convencido de que el barco estaba en pésimas condiciones y que terminaría hundiéndose, exigió que lo dejaran en tierra firme. Su petición fue tomada más como un arrebato de orgullo que como una advertencia seria, pero Selkirk se mantuvo firme. Así fue como lo desembarcaron, con unas pocas provisiones, en una isla desierta frente a las costas de Chile: la isla de Juan Fernández.
Lo que parecía un berrinche acabó salvándole la vida: el barco efectivamente naufragó tiempo después. Selkirk, en cambio, quedó solo en la isla durante más de 4 años.
Al principio, su soledad fue insoportable. Pasó noches enteras gritando y llorando, hasta que poco a poco empezó a adaptarse. Construyó chozas con ramas, cazaba cabras salvajes que habían quedado en la isla desde antiguos colonizadores, y domesticó gatos para que lo protegieran de las ratas que devoraban sus pocas pertenencias.
Su ingenio fue lo que lo mantuvo con vida: fabricó cuchillos a partir de aros de hierro, aprendió a encender fuego con piedras, y hasta confeccionó ropa cosiendo pieles de cabra con clavos doblados. Su dieta era simple pero nutritiva: carne de cabra, langostas, huevos de aves marinas y raíces. Con el tiempo, se volvió un cazador tan ágil que podía atrapar cabras a mano.
Pero lo más difícil no fue la supervivencia física, sino la lucha contra la locura de la soledad. Selkirk cantaba salmos para mantener la cordura y leía constantemente su Biblia, el único libro que tenía. La fe y la rutina fueron sus armas contra la desesperación.
En 1709, tras 4 años y 4 meses de aislamiento, fue finalmente rescatado por un barco británico. Sus salvadores quedaron impresionados: lejos de estar demacrado, estaba fuerte, ágil y más sano que la mayoría de los marineros.
Su historia se hizo famosa en Inglaterra, y el escritor Daniel Defoe la tomó como base para crear una de las novelas más influyentes de la historia: Robinson Crusoe.
Lo increíble es que, aunque hoy se lo recuerda como el “Robinson real”, la verdadera aventura de Selkirk fue aún más dura y fascinante: no fue un héroe romántico, sino un hombre común que se enfrentó al silencio absoluto de la naturaleza y logró dominarlo.


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¿Una quinta fuerza de la naturaleza?

 




Algo muy extraño está ocurriendo dentro de los átomos, y podría ser la pista de una nueva fuerza fundamental del universo.
Hasta ahora, la física moderna reconoce cuatro fuerzas básicas que gobiernan todo lo que existe:
La gravedad, que moldea planetas y galaxias.
El electromagnetismo, responsable de la luz, la electricidad y los campos magnéticos.
La fuerza nuclear fuerte, que mantiene unidos a protones y neutrones en el núcleo atómico.
La fuerza nuclear débil, que regula ciertos tipos de desintegración radiactiva.
Estas cuatro fuerzas parecían suficientes para explicar desde la escala cósmica hasta la subatómica… hasta que un nuevo hallazgo encendió las alarmas.
El enigma en el calcio
Un equipo internacional de científicos de Alemania, Suiza y Australia analizó cinco isótopos de calcio —átomos con igual número de protones, pero distinto número de neutrones—. Midiendo con extrema precisión cómo los electrones saltaban entre niveles de energía, construyeron lo que se conoce como una “trama del rey” (King plot), un gráfico que debería alinearse perfectamente si nuestra física actual es correcta.
El resultado: no se alineó.
Pequeñas pero persistentes desviaciones aparecieron en los datos, insinuando que podría haber algo más actuando dentro del átomo, algo que las teorías vigentes no logran explicar.
¿Una nueva fuerza?
La hipótesis más prometedora es que se trate de una quinta fuerza fundamental, transmitida por una partícula aún no observada, conocida como bosón de Yukawa. Esta partícula hipotética interactuaría de forma sutil entre electrones y neutrones, añadiendo una nueva capa a la física subatómica.
Implicaciones gigantescas
Si esta fuerza realmente existe, podría ayudarnos a responder algunas de las preguntas más profundas de la ciencia:
¿De qué está compuesta la materia oscura, que constituye gran parte del universo pero que no emite luz?
¿Por qué el universo existe tal como lo conocemos, en lugar de aniquilarse en el Big Bang?
¿Qué leyes desconocidas están todavía moldeando la estructura de la materia?
El comienzo de un nuevo capítulo
Aunque aún falta mucha evidencia, los investigadores ahora tienen un objetivo claro para futuros experimentos. La física atraviesa un momento apasionante: cada anomalía detectada podría ser la llave que abra la puerta hacia un nuevo paradigma científico.
Lo que está en juego no es solo una partícula más, sino la posibilidad de descubrir que el universo está gobernado por una quinta fuerza de la naturaleza.
Fuente: Physical Review Letters.

FRANCISCO DOMÍNGUEZ CHARRO, famoso escritor dominicano.




Francisco Domínguez Charro nació en San Pedro de Macorís el 22 de agosto de 1910.

Compañero de Pedro Mir y Carmen Natalia, con quienes compartió los primeros años de edad escolar en su ciudad natal.

En carta escrita en 1939 desde su lecho de enfermo a Carlos Curiel, hace referencia a su amistad y cariño por Pedro Mir, y al impacto que le produjo la visita a San Pedro de Macorís de Domingo Moreno Jimenes. En esa carta se refiere también a lo que el poeta postumista significó para él: "Yo tenía un periódico en sociedad con otro, y Pedro Mir y yo fuimos a entrevistar a Mirita de Peña (una santiaguera encantadora) y a Pirula Guerra, otra mujer bella. Él escribía las entrevistas con una elocuencia ética. Yo me asombraba. Después empezó a escribir sonetos clásicos perfectos. Yo también empecé a escribir sonetos y tenía unos veinte. Pero con la llegada de Moreno hubo una terrible tempestad que dio al traste con la sonetería de temas griegos y títulos en latín. Nació la inquietud versolibrista. Pedro Mir la despreció. Pero yo sabía que en él dormía un gran poeta".

Los efectos de esa "terrible tempestad" no desaparecían en la obra poética de Francisco Domínguez Charro. América en genitura épica lo demuestra.

Refiriéndose a esta obra, Marcio Veloz Maggiolo (Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo) dice: "Domínguez Charro pretende proyectar la América hacia confines jamás soñados.

Devolverle a la misma su esplendor perdido; lanzarla contra los demás mundos, haciendo de ella una mole aplastante y poderosa que haga posible su reconocimiento y que evite su explotación". "América en genitura épica ‑agrega‑ plantea el problema formal de una poesía narrativa; influido notablemente por la posición americanista de Moreno, Domínguez Charro pretende una poesía capaz de abarcar el mundo europeo, y quiere una América igual para todos, sin fronteras".

“Tierra y ámbar” es la obra más importante de este poeta. En ella la vida marina de su ciudad natal y los afanes de sus hombres, aparecen en forma constante junto a una nostalgia que dará un ámbito popular a su poesía. En ella hay predominio de la intuición sobre el rigor formal.

Se nota el gran poeta que no llegó a encontrarse a sí mismo por la circunstancia de su muerte prematura, ocurrida el 15 de septiembre de 1943.

De temperamento inquieto, apasionado, Francisco Domínguez Charro trató el tema social y la poesía erótica con hermosura, tristeza evocadora, y sorprendentes hallazgos expresivos.

Publicó en la revista de "Los Nuevos", aunque no perteneció a este grupo.

Tampoco fue postumista. Héctor Incháustegui Cabral da a conocer en la Revista ¡Ahora! (No. 568, septiembre 1974), un interesante trabajo sobre este poeta titulado "Francisco Domínguez Charro y la trigueñez".

De este estudio extraemos lo siguiente: "Domínguez Charro, sobre todo en este poema [se refiere a la "Canción del pescador"], es uno de los pocos poetas dominicanos que canta cosas del mar, de la navegación, con un alarde de conocimientos que no encontramos en otros".

La mayor parte de la obra poética de Domínguez Charro permanece inédita o perdida. 

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