domingo, agosto 31, 2025

Teresa Wilms Montt, su vida fue un torbellino de rebeldía, pasión y sufrimiento.




 En la soledad de su habitación, rodeada de diarios y versos desgarradores, una joven escribía con la intensidad de un alma que ardía entre el amor y la tragedia. Su nombre era Teresa Wilms Montt, y su vida fue un torbellino de rebeldía, pasión y sufrimiento.

Nació el 8 de septiembre de 1893 en Viña del Mar, Chile, dentro de una familia aristocrática y conservadora. Desde pequeña, mostró un espíritu indomable: mientras las mujeres de su clase eran educadas para el matrimonio y el recato, Teresa soñaba con la literatura, la libertad y el arte.
Pero su carácter rebelde no tardó en traerle problemas. A los seis años fue enviada a un estricto internado de monjas, donde se convirtió en una lectora voraz. Desde entonces, su vida estaría marcada por el deseo de romper las cadenas impuestas por la sociedad.
A los diecisiete años, en un acto de desafío, se casó con Gustavo Balmaceda, un hombre que no compartía ni sus ideales ni su pasión por la literatura. Su matrimonio fue un infierno de celos y control. Gustavo despreciaba su amor por la escritura y la acusaba de ser una mujer "demasiado moderna".
Su vida conyugal se convirtió en una prisión. Teresa encontró consuelo en el espiritismo y la poesía, escribiendo sobre sus tormentos en diarios y versos. Pero la sociedad no perdonaba a una mujer que quería ser libre.
En 1915, su esposo la acusó de infidelidad con su primo y logró que la encerraran en el Convento de la Preciosa Sangre, un lugar destinado a “reformar” a mujeres “descarriadas”. Separada de sus dos hijas, Teresa cayó en una profunda desesperación.
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Pero su espíritu era más fuerte que cualquier celda. Con la ayuda de Vicente Huidobro, un joven poeta que admiraba su talento, escapó del convento y huyó a Buenos Aires.
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Lejos de Chile, Teresa se sumergió en el mundo literario y bohemio. En Buenos Aires, Madrid y París, publicó sus primeros libros: "Inquietudes Sentimentales" y "Los Tres Cantos", que hablaban de amor, tristeza y deseo con una intensidad nunca antes vista.
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Los intelectuales la admiraban, pero ella no encontraba la paz. En Europa, conoció a personajes como Ruben Darío y Ramón del Valle-Inclán, quienes la consideraban una poeta excepcional. Sin embargo, el dolor por la separación de sus hijas nunca la abandonó.
El 24 de diciembre de 1921, en un hotel de París, Teresa tomó una sobredosis de veronal. Tenía solo 28 años. Su última Navidad fue en soledad, lejos de su tierra y de sus hijas, pero dejando tras de sí un legado de palabras inmortales.
Teresa Wilms Montt fue una adelantada a su tiempo, una poeta que vivió y murió con una intensidad arrolladora. Sus diarios y poemas siguen estremeciendo a quienes los leen, porque en cada palabra dejó un pedazo de su alma.
Hoy, es recordada como una de las voces más apasionadas y trágicas de la literatura latinoamericana, una mujer que se negó a vivir bajo las reglas de otros y pagó el precio por su libertad.

Eclipse luna este 7 de septiembre del 2025.


 Tomado de la red.

Los Neandertales eran cazadores expertos

 



En un bosque de la Península Ibérica, entre el Pleistoceno Medio (~440 mil años) y el final del Pleistoceno Superior (11.700 años), un Haploidoceros mediterráneo encuentra su final en la punta de una lanza neandertal.

Los Neandertales eran cazadores expertos y la lanza fue una de sus armas más importantes. Se sabe que utilizaban dos tipos principales: las lanzas de empuje, más pesadas y pensadas para usarse a corta distancia, donde el cazador debía enfrentarse cara a cara con la presa; y las lanzas arrojadizas, más ligeras, que permitían atacar desde cierta distancia, aumentando las posibilidades de herir al animal sin exponerse tanto. Ambas técnicas requerían valentía, fuerza y una coordinación precisa dentro del grupo.
En este caso, el cazador, tras lograr herir al ciervo con su lanza, permanece alerta, observando cuidadosamente el entorno para evitar el acercamiento de algún depredador atraído por el olor de la sangre. Así, la caza no solo era una prueba de habilidad, sino también de supervivencia en un mundo lleno de desafíos.

TANIA LA GUERRILLERA.






UN DÍA COMO HOY CAÍA EN COMBATE EN LA GUERRILLA DEL CHE
Durante décadas, el trabajo clandestino de la agente Tania permaneció oculto tras el secreto cubano. Se conocía de ella apenas retazos de una historia personal repleta de misterios y de preguntas sin respuestas. Por ese motivo, y por el interés que despertó la figura de la única mujer que integró las filas de la guerrilla liderada por el Che Guevara en Bolivia, y su muerte trágica durante la emboscada en el vado de Puerto Mauricio, el 31 de agosto de 1967; comenzaron a multiplicarse los mitos alrededor de su vida personal y política.
‘¿Nada será mi nombre alguna vez? ¿Nada dejará en pos de mí en la tierra? Al menos flores, al menos cantos…’
Poema encontrado en la mochila de Tamara Bunke
Conocida también como Tania la guerrillera, Tamara Bunke fue una mujer alemana-argentina que vivió de 1937 a 1967. Su historia ha sido narrada de diferentes formas, ha sido reconocida como compañera guerrillera de Ernesto el Che Guevara durante la Revolución Cubana.
Hadyée Tamara Bunke nació en Buenos Aires, Argentina, un 19 de noviembre de 1937 como hija de un padre alemán y madre polaca. Ambos militantes comunistas. Cuando era joven, su familia regresó a Alemania y a los 15 años ingresó en la Juventud Libre de Alemania, la organización oficial de la juventud de lo que entonces era la República Democrática Aleamana. Tamara perteneció al servicio secreto de la Alemania comunista, conocido como la Stasi. Donde trabajó en la delegación cubana en Berlín, abandonando el servicio secreto para viajar a Cuba y conocer de primera mano la experiencia socialista en la isla. Tamara llegó a cuba en 1961. Ahí se involucró con el régimen cubano, integrándose al proyecto revolucionario del argentino, Ernesto Che Guevara
Como miembro de la Operación Fantasma, un área de inteligencia cubana dedicada a promover movimientos revolucionarios en América del Sur fue enviada a La Paz, Bolivia en misiones de información y espionaje. Allí se convirtió en Laura Gutiérrez Bauer, una mujer discreta y conservadora cuya misión era mantener bases urbanas para la guerrilla organizada por el Che Guevara en búsqueda de la liberación de Bolivia.[1]
Tamara llegó al país con órdenes de establecer relaciones con miembros de la clase política y del ejército para brindar información en favor de la revolución. Sin embargo, cuando se enteró del desembarco del Che con sus tropas en 1967[2], Tamara decidió unirse a la guerrilla y participar activamente en la lucha por la liberación de Bolivia en el marco del proyecto guerrillero de liberación de América del Sur. Tamara adoptó el nombre de Tania, como su nuevo nombre de guerra.
A pesar de su entusiasmo, la guerra de guerrillas como un planteamiento militar leninista, relegó el trabajo de las mujeres en sus filas. Tania perteneció a la resaca: al último pelotón en marcha. Los historiadores se debaten sobre su verdadera participación en la guerrilla, sin embargo, entrevistas y testimonios han aclarado que Tania no tuvo derecho a un fusil, sino que en realidad, ejerció labores de enfermería e intendencia, lejos de la primera línea[3]. Sin embargo, la misma evidencia sugiere que Tania fue la única mujer que formó parte de la expedición revolucionaria en la selva de Bolivia. Una mujer con grandes ideales, portando incluso una pistola Browning.
Tania murió en una emboscada mientras las fuerzas del Che comandadas por Juan Vitalio Acuña “Joaquín”, cruzaban la unión entre el río Masicurí con el río Grande en, Bolivia. Atacadas por un pelotón de militares que aguardaba a que los guerrilleros cruzaran el agua, Tania fue abatida por una sola bala.
Sus restos fueron identificados y trasladados a Cuba en 1998. Por su participación como la única mujer en la expedición boliviana, como mujer entre la selva y guerrilleros, se construyó todo un mito alrededor de este personaje. Sin embargo, es un hecho que su compromiso y su trabajo por la revolución el proyecto de liberación de América Latina, la han convertido en una figura de gran importancia.
Un poema escrito en su libreta de notas dice: “¿Nada será mi nombre alguna vez? ¿Nada dejará en pos de mí en la tierra? Al menos flores, al menos cantos…’
Junto con Ernesto el Che Guevara, Tamara Bunke, Tania, luchó por el derecho a la revolución. Un derecho fundante, que puede ser definido como la acción personal y colectiva subversiva en contra de la insatisfacción del sistema de necesidades, capacidades o derechos y la consiguiente satisfacción de las mismas para la vida de los pueblos y la naturaleza. Es un derecho que tradicionalmente ha sido manchado y marcado con acusaciones de ser “ilegal” y “criminal”, desde la legalidad opresora. Sin embargo, el derecho a la revolución es el primer derecho histórico, madre de todos los derechos y motor jurídico de la historia [4].

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