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jueves, diciembre 26, 2024
Indigenas.
René del Risco Bermúdez
René del Risco Bermúdez
(1937-1972)
El 20 de diciembre de 1972[1], René del Risco Bermúdez, poeta, narrador y publicista de 35 años, muere en un accidente de tránsito frente a su amado mar. Iba de esta forma a encontrarse con una muerte intuida y, de alguna manera, anunciada: «Moriré a la edad de mi abuelo Federico[2]», dijo en reiteradas ocasiones. En ese momento René era, sin duda alguna, el más importante escritor de la Generación de Posguerra[3] y, además, se había consolidado como publicista, locutor, productor y presentador de televisión y compositor de canciones, muchas de ellas ganadoras de festivales y grabadas por grandes voces de la música dominicana y latinoamericana. Esa madrugada de un año que casi finalizaba, René dejo de ser hombre para convertirse en leyenda. Su cuerpo fue enterrado en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez y trasladado años después al cementerio Cristo Redentor.
Del Risco dejó una obra en desarrollo, que incluye un poemario canónico que abre las puertas a la modernidad en la poesía dominicana, El viento frío, único de sus libros publicado en vida; varios cuentos, algunos –como Ahora que vuelvo, Ton; La noche se pone grande, muy grande y La oportunidad– ganadores de premios y considerados entre los mejores cuentos dominicanos, luego publicados como conjunto (incluyendo algunas de estas compilaciones el cuento que estaba en la maquinilla de escribir al momento de su muerte, inconcluso y sin título); una novela, El cumpleaños de Porfirio Chávez, rescatada hace unos años; y el resto de su poesía social y amorosa reunida en un tomo bajo el título de Poesía Completa.
René fue hijo de René del Risco Aponte, pionero del teatro radial en el país y de América Bermúdez, una reconocida escritora y luchadora antiimperialista y antibalaguerista. De ahí, y de su abuelo Federico, poeta social y político, heredó René su vena artística, su rebeldía y su sensibilidad social. A finales de los años 50 se traslada a Ciudad Trujillo, en la actualidad Santo Domingo, donde se matricula en la universidad en la carrera de Derecho, que abandonó en el tercer año al vincularse a la lucha antitrujillista a través del Movimiento Revolucionario 14 de Junio. Esta vinculación lo llevó, primero, a estar preso en la cárcel La 40 en 1960, donde fue torturado en la silla eléctrica y su cuerpo quemado con cigarrillos, y luego, al exilio en Puerto Rico. A su regreso, en 1962, se dedica al trabajo literario y en 1965, durante la Guerra de Abril[4], formó parte del departamento de prensa del gobierno constitucionalista. En esta época, se integró al grupo de Artistas de Arte y Liberación, que se plantearon un trabajo de apoyo al movimiento constitucionalista. En el fragor de la guerra escribió algunos poemas, como Oda gris al soldado invasor, La guerra no se olvida, Palabras para invasores, Canto para un muchacho de mi pueblo, Meditación de la guerra, Carta de amor y de guerra y Ofrenda lamentable para un general invasor que mostraban el aspecto más patriótico y rebelde de su poesía, pero también el dolor y la nostalgia por los compañeros caídos en batalla. De alguna manera, estos poemas anuncian el tono de derrota y desilusión que cruza, del primer al último verso, su libro El viento frío.
El viento frío es, sin dudas, la entrada de la modernidad en la literatura dominicana. Un libro convertido en objeto de culto, a pesar de ser un libro incomprendido en su época y tachado de ser una expresión «de la frustración pequeño burguesa», que desde el primer poema que lo compone, nos muestra esa «resignación forzosa» del vencido, esa dolorosa aceptación de la derrota, ese «viento frío que acerca su hocico suave/a las paredes,/que toca la nariz, que entra en nosotros/y sigue lentamente por la calle,/por toda la ciudad…». Un libro obsesivo que vuelve, una y otra vez, a la ciudad y a la muerte, dos temas recurrentes en los textos de René –se hace una referencia a la muerte desde el epígrafe de José Ángel Valente: Aquí y cada día/y cada hora y/cada segundo me he negado a morir./Aquí odio la vida, sin embargo. Y en la dedicatoria, ciudad y muerte se unen: te llamas Vicky, Luisa, Aura, Rosa y no importa… A ti, porque en esta ciudad mueres conmigo, me acompañas, y no haces más que repetirte, en mis palabras!– y que son motivo porque son dos elementos indisolubles para comprender ese aire de resaca que dejó la guerra en el espíritu de esos hombres que por siempre han sentido ese hálito de viento frío, de derrota, respirar sobre sus días. En las hermosas y certeras palabras de Juan José Ayuso, El viento frío «es viento de derrota y desilusión, es viento de enterrar sueños, es aire frío que sopla de noche en la tumba sin luz donde reposan las derrotas de los hombres…»
Pedro Conde Sturla, en su artículo Memorias del viento frío, dice: «Nótese de inmediato que El viento frío es un libro de atmósfera. Atmósfera más bien enrarecida a pesar de la brillantez del paisaje. Atmósfera de un agobio –frustrante, traumática, depresiva. Atmósfera de una derrota que no dejó de ser gloriosa. Atmósfera donde el amor y el desamor se conjugan permanentemente con el hastío, la soledad, la tristeza y la muerte. Muerte y memoria en el escenario de la ciudad innombrada, crónica de un mundo enfermo de egoísmo, epopeya íntima de un poeta que muere de muerte ajena.»
Después de la Revolución de Abril, René, junto a Marcio Veloz Maggiolo, Miguel Alfonseca y Ramón Francisco, entre otros, fundó la agrupación cultural El Puño. Participó en algunos concursos literarios e inició una carrera como productor y presentador de programas de radio y televisión –como Atardeceres en HI1J y Sábado de ronda, primer programa kilométrico de la televisión nacional.–; compositor de canciones –como Si nadie amara, La ciudad en mi corazón, Matices, Así, tan sencillamente y Una primavera para el mundo, interpretadas por artistas como Fernando Casado, Sonia Silvestre, Niní Cáffaro, Luchy Vicioso, Felipe Pirela y Marco Antonio Muñiz.–; y publicista, pasando por Bergés Peña y Young & Rubicam, para fundar en 1972 Retho Publicidad, junto a José Augusto Thomén.
Y «así tan sencillamente[5]», René, luego de recibir una llamada telefónica, fue a encontrarse con la muerte, presentida, anunciada, para entrar así, en el espacio inmarcesible de la memoria.
Como su abuelo Federico, que en palabras de su madre reencarnó en él[6], René escribió toda su obra en su primera juventud. Se hace inevitable leer sus cuentos y su poesía (sobre todo El viento frío), sin pensar qué hubiera logrado René con un poco más de esa vida que se terminó frente al mar.
[1] Había nacido en San Pedro de Macorís el 9 de mayo de 1937.
[2] Federico Bermúdez Ortega (1884-1921). Poeta, periodista y profesor. Su poema Los Humildes, es considerado un hito dentro de la poesía dominicana de inicios del siglo XX. Murió en San Pedro de Macorís el 3 de abril de 1921. Al momento de su muerte tenía 36 años de edad.
[3] Generación literaria surgida luego de la Revolución de Abril de 1965 y signada por este acontecimiento de la historia dominicana.
[4] Acontecimiento histórico que tuvo lugar entre el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965, en Santo Domingo, República Dominicana. Ha sido el más sangriento conflicto armado en el país durante el siglo XX y su origen directo fue el derrocamiento de Juan Bosch en 1963
[5] Canción compuesta por René del Risco e interpretada por Sonia Silvestre: Así tan sencillamente, se muere la gente, como quien se va. Así, se viste de olvido, se queda perdido, se oscurece el sol.
[6] En un artículo de Ángela Peña, publicado en el periódico Hoy del 9 de marzo de 2003 se lee la siguiente declaración de América Bermúdez: «Creo en la reencarnación, pienso que él reencarnó el espíritu de Federico Bermúdez. Parece que él vino a terminar la obra de su abuelo.»
Fundación Renes del Risco Bermudez.
AHORA QUE VUELVO TON - HACIA UN TEATRO PARA TODOS
Virgilio Díaz Grullón.
Virgilio Díaz Grullón
La Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2019, rinde homenaje en esta 22va. versión a la vida y obra del escritor, narrador y cuentista Virgilio Díaz Grullón.
Narrador, educador, poeta y abogado. Hijo del escritor Pablo Virgilio Díaz Ordóñez y Ana Virginia Grullón.
Nace en Santiago, República Dominicana, el 1 de mayo de 1924; y murió en Santo Domingo el 18 de julio de 2001.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en Santiago de los Caballeros, luego de lo cual desempeñó cargos en la administración pública, la banca privada y en organismos financieros internacionales donde se recibió de Bachiller en 1940. En 1946 obtuvo el título de Doctor en Derecho en la Universidad de Santo Domingo.
Su obra narrativa abarca desde la narración de escenario urbano y de clase media hasta la temática psicológica, pasando por el cuento fantástico clásico y la crítica social. En su novela “Los algarrobos también sueñan” realizó una fuerte crítica a Trujillo, y reivindicó los fracasados intentos de oposición armada e ideológica a su dictadura.
Está considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura dominicana en el género de cuentos. Juan Bosch dijo que a pesar de la juventud de Díaz Grullón al momento de escribir sus primeros cuentos, el escritor ya «Tenía la madurez de un cuentista avezado en el tratamiento del género». En particular, calificó a La enemiga como «…el cuento perfecto…» donde «…Grullón muestra la asombrosa facultad de describir complejidades psicológicas con una cantidad sorprendentemente escasa de palabras».
Fue Secretario de la Presidencia, Asistente del Gobernador del Banco Central y Subsecretario de las Secretarías de Educación, Finanzas, Previsión Social y Trabajo (1954-1962). También fue funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (1962-1971) y Asesor Financiero de la Compañía Financiera Dominicana (1971-1978).
Díaz Grullón es, sin duda, el mejor escritor de cuentos psicológicos en la República Dominicana. En el cuento psicológico, por lo general, el proceso asociativo, analítico, etc., del inconsciente es igual o tiene mayor importancia que el evento externo—es decir, el evento que se cuenta se registra subjectivamente en la mente del protagonista. Así, en el cuento psicológico, es muy común que el cuentista enfatice la vida subjetiva y emocional del protagonista.
Premios
- En 1958 obtuvo el Premio Nacional de Cuento con Un día cualquiera y fue finalista del Concurso de Autores Hispanoamericanos del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid por el cuento Edipo.
- En 1977 obtuvo el Premio Anual de Novela Manuel de Jesús Galván por Los algarrobos también sueñan.
- En 1997 recibió el Premio Nacional de Literatura de la República Dominicana.
Obras
Cuentos
- Un día cualquiera (Santo Domingo, Editorial Librería Dominicana, 1958)
- Crónicas de Altocerro (Santo Domingo, Editora El Caribe, 1966)
- Más allá del espejo (Santo Domingo, Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1975)
- De niños, hombres y fantasmas (obra narrativa completa). (Santo Domingo, Colección Montesinos, 1981)
Novela
- Los algarrobos también sueñan (Santo Domingo, Editora Taller, 1977)
Ensayo
- Antinostalgia de una era (Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1989)
- Educando.
Los algarrobos también sueñan.
Opresión y otros vicios en Los algarrobos también sueñan de Virgilio Díaz Grullón
septiembre 18, 2018 4,465 Views
En esta novela Díaz Grullón narra los intentos fallidos de un grupo de jóvenes que pretendían establecer un frente guerrillero en contra de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo. Todos los acontecimientos presentados en la obra tienen como desencadenante el disparo de uno de los personajes secundarios (el sargento Porfirio Sención). Esta descarga impacta en la cabeza de Alberto, el personaje principal, provocando su precipitación de la cúspide de un algarrobo. El autor logra, a partir de esta situación, contar toda la historia desde dos escenarios. El primero es uno real. El mismo muestra, en una especie de cámara lenta, la caída del herido desde la copa del árbol hasta el suelo. El segundo es uno psicológico. Este lo va construyendo Alberto mediante la proyección de un conjunto de momentos regresivos partiendo desde el escondite de los guerrilleros hasta su niñez.
Se logra una simbología perfecta al asociar la caída del herido con el regreso a sus raíces. Una especie de conteo regresivo que se activa y se va desarrollando con los golpes de la vida, representados por el proyectil, las ramas del algarrobo y el suelo. Esta involución se concretiza con la genial resolución de la historia: quien empieza a caer es Alberto el hombre, pero el que termina a los pies del árbol es Alberto el niño. Con esta estrategia narrativa el autor ofrece al lector la posibilidad de reconstruir o significar de diferentes formas toda la historia.
El niño y el adolescente Alberto se preguntaban ¿Por qué Dios permitía tales injusticias? Con toda la sinceridad que caracteriza a los niños, el autor pone estas palabras en su personaje: ‘‘…la desigualdad que su madre acababa de informarle que existía en el mundo no se limitaba a este, sino que se extendía también al cielo’’ (Díaz, 2017, p.165). Es posible percibir en cada línea esa necesidad, aún latente, de eliminar esas fronteras irracionales.
En fin, más que entretener con su novela, Díaz Grullón busca mostrar las consecuencias funestas de la violencia y la desigualdad para cualquier pueblo. Recrea de manera magistral, pero con mucha sobriedad la agonía de una sociedad que aún sigue sumergida en las purulentas aguas de la autocracia. Sin dudas, leer Los algarrobos también sueñan puede marcar el inicio de una nueva sociedad dominicana.
Referencias
- Díaz, Virgilio. (2017). Textos escogidos. República Dominicana: Editora Búho.
- Locke, J. (2006). Segundo tratado sobre o governo civil e outros escritos: ensaio sobre a origem, os limites e os fins verdadeiros do governo civil: texto integral. Brasil, Río.
- Organización de los Estados Americanos. (2016). Desigualdad e Inclusión Social en las Américas. 2da Edición. Recuperado de https://www.oas.org/docs/desigualdad/libro-desigualdad.pdf
- Young, Iris Marion. (2000). La justicia y la política de la diferencia. Madrid: Ediciones Cátedra.
- Litteranova