Hay un niño hambriento y lleno de
harapos en mi voz
descalzo se aleja por entre los
escombros del tiempo
va a escribir con sangre en las
paredes de una lágrima
su nombre
fatigado se recuesta en el piso
frío del crepúsculo
cierra los ojos
sueña
sonríe
sonríe
es feliz
ha muerto
Domingo Acevedo.
Sept/14