viernes, julio 27, 2018

El Postumismo: movimiento vanguardista dominicano: surgimiento de la preocupación poética


 
El Postumismo: Surgimiento de la preocupación poética
La segunda década del siglo XX, marca un momento notable en la historia occidental. En Europa ocurren muchos cambios tanto en el mundo de la ciencia, la política y  también en las artes. Es un momento en el que el hombre, pone en tela de juicio todos los conceptos y patrones hasta entonces aceptados y busca una nueva manera de expresión. En esta época surgen una serie de tendencias y escuelas  entre las más notables: el Dadaísmo, el Futurismo, el Creacionismo y el Formalismo ruso. Estas nuevas actitudes apenas llegan a Santo Domingo que se encuentra para ese momento bajo la dominación del gobierno norteamericano que sucede  desde 1916 a 1924
El Postumismo fue un movimiento literario innovador que surge en República Dominicana en el 1921. Este movimiento cambia radicalmente el discurso poético dominicano. Es a partir de su nacimiento que se comienza a hablar de poesía dominicana tradicional y de poesía moderna. Esto fue debido a que los postumistas pusieron en práctica una nueva forma de poetizar la realidad dominicana.
José Rafael Lantigua, expresa que “el Postumismo es fuente creadora, manantial de convicciones claras, quizás no muy precisas, pero si evidentemente diáfanas. Considera que en el, no hay nada de ocultamientos ni malabarismos.”
Por otro lado Alberto Baeza Flores, concibe el Postumismo como la liberación a través de la autenticidad de la expresión propia. El Postumismo descubre de un modo amplio, por primera vez, la tierra dominicana, el sentido racial, y el sentido morfológico de nuestra realidad.
Este movimiento aparece  por primera vez en mayo de 1921 cuando la revista Cuna de América bajo el título de Postumismo  dedicó un número completo a la divulgación de un conjunto de poemas que se apartaban radicalmente de las normas de los patrones vigentes  del quehacer poético dominicano.
En el mismo año 1921, en el prólogo a su primer poemario titulado Fantaseos, Andrés Avelino de quien particularmente hablaremos en este trabajo por considerarlo una figura importante en el desarrollo de la poesía dominicana, dio a la publicidad el manifiesto postumista preparado por él. El documento de unos veinte postulados, anunciaba, según los postumistas, la ruta que debía seguir la poesía dominicana a partir de ese momento.
El nombre de Postumismo fue creado por Domingo Moreno Jiménez. Se trata de un neologismo derivado del vocablo Póstumo. Le llamó así porque él tenía la convención de estar escribiendo una poesía que sólo sería comprendida más tarde. Se trata entonces de una lírica que se proyecta hacia el futuro.
Es Domingo Moreno Jiménez el personaje más importante de este movimiento. nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros el 7 de enero de 1894 . Se inició muy joven en el magisterio llegando a ser director de la Escuela Primaria Graduada de Sabaneta (Santiago Rodríguez) en dos ocasiones (1918 y 1926) y profesor de la Escuela Normal de San Pedro de Macorís. También dirigió el Instituto de Poesía Osvaldo Bazil (1950-1970), fundado a instancia suya en San Cristóbal por el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.
Es uno de los puntales de la poesía contemporánea. Su obra presenta a un poeta intuitivo, con graves preocupaciones sobre la existencia del hombre. Sus inicios revelan un énfasis marcadamente modernista, aunque siempre ajeno al deslumbramiento verbal.
Sus primeros versos fueron divulgados en las revistas Páginas, Renacimiento y Letras. En 1921 junto a Rafael Augusto Zorrilla, Andrés Avelino, Vigil Díaz y Francisco Ulises Domínguez, anunció en la revista La Cuna de América, el nacimiento del Postumismo, movimiento poético que patentizó, mediante el uso de elementos genuinamente nacionales, el versolibrismo iniciado por Vigil Díaz en la segunda década del siglo XX.
Dirigió El día estético, Revista “indo-universal de vanguardia”, como también rezaba en la portada. Algunas de sus ediciones se hicieron en San Pedro de Macorís y en Santiago. Falleció en Santo Domingo el 23 de septiembre de 1986.
Del grupo de poetas que conformaron el movimiento postumista solo Domingo Moreno Jiménez continuó los lineamientos postumistas para desarrollar un amplio y ambicioso programa de difusión de sus ideas innovadas. Moreno Jiménez comenzó  una larga caminata por la Isla, con la intención de ampliar y difundir su proyecto y ganó seguidores en todo el ámbito nacional.
El rechazo de la tradición poética anterior y el interés de desligarse de todas las manifestaciones literarias son sólo dos, de los muchos obstáculos que impidieron la proyección internacional del Postumismo. Al respecto señala José Alcántara, en su obra Estudios de la poesía dominicana.  “los postumistas desconocieron los valores ciertos de la literatura universal a consecuencia de haber utilizado una perspectiva demasiado estrecha.
Por otro lado Incháustegui Cabral apunta que los que le negaron el agua y la sal a los postumistas aprendieron que el verso amorfo era una especie de monstruo medio prosa medio verso y que allí a pesar de todo podría llover poesía” De la literatura del siglo XX. (42)
Con el paso de los años el Postumismo, ha sido reconocido como el salto más importante que ha dado la poesía dominicana a la modernidad. Los postumistas rompieron con el verso de media pareja, con las combinaciones aceptadas en las medidas dispares, y con la colocación de los acentos. Renegaron a las posibles ordenaciones de versos que hubieran logrado pasar  y en general  a todo lo que ya era tradicional en la manera de trovar. Literatura dominicana. 60 (105-106)
Se puede decir que Moreno Jiménez ha sido el único  poeta dominicano que no solo se nutre de las vivencias populares sino que es también sustentado por el pueblo.  Se dice que Jiménez cargando con un maletín lleno de panfletos de su poesía se montaba en una guagua transporte urbano para llevar a vender sus poemas postumistas al interior de la Isla. A Moreno Jiménez se le reconoce como la personificación del postumismo por su esencia humilde junto a sus pretensiones grandiosas y sus sueños trascendentales. Moreno Jiménez Publica esporádicamente una revista portadora de los ideales postumistas titulada: El día estético.
Además de Moreno Jiménez constituyen este movimiento Baeza Flores y Lebrón Saviñon. Por otro lado, los tres grandes poetas independientes de la época cuya labor culmina en la publicación de poemarios a principios de los cuarenta, Tomás Hernández Franco, Manuel del Cabral, y Héctor Incháustegui Cabral, son herederos del mundo postumista.
El  movimiento postumista como grupo solo dura un año.
Después de la celebración del primer aniversario, los postumistas fundadores comenzaron a distanciarse entre si, y a los ataques de sus detractores se sumaron contradicciones estéticas y problemas de liderazgos De manera tal, que los postumistas no lograron íntegramente los objetivos de su extenso manifiesto debido en parte al poco tiempo de unidad del grupo y a las limitaciones artísticas de sus integrantes.
El rechazo a la tradición poética anterior y el interés de desligarse de todas las manifestaciones literarias, son solo dos de los muchos obstáculos que impidieron la proyección internacional del movimiento postumista. No obstante Domingo Moreno J. mantuvo el interés en el Postumismo vivo a través de su labor de evangelista de la poesía dominicana.
La crítica mal intencionada y el menosprecio de la elite intelectual dominicana han intentado sepultar el aporte del Postumismo. Pero muchos de los que lanzaron las más agudas críticas a ese grupo de revolucionarios  de la poesía luego se han retractado. Vale considerar que El Postumismo tiene su merito de ser el único de los movimientos de vanguardia, que surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX por todo Hispanoamérica de ser originalmente dominicano.

La estética postumista.
El signo poético postumista esta relacionado con las preocupaciones dominicanas y los problemas que asume el poeta al tratar de expresar esta vivencia. Hay entre los postumisas una preocupación por las innovaciones métricas. Los postumistas se unen en  la búsqueda de una expresión que rompa con las limitaciones del colonialismo mental existente en las producciones poéticas de la época. El postumismo no pone límites, su falta de exigencia es uno de las fallas que más se le ha criticado.
Existe una diferencia entre el vanguardismo que surge en Hispanoamérica y El postumismo. El vanguardismo es una actitud del pensamiento, mientras que el postumismo es un estado del espíritu. Es inconcebible pensar que una poesía brote de la nada y tampoco la postumista lo hace  a pesar de lo que digan algunos críticos.
Por otro lado es importante señalar que la lírica dominicana postumista no se enriquece con las renovaciones técnicas que ofrecen sus contemporáneos. Los poetas dominicanos se mantienen al margen de los acontecimientos mundiales. Los postumistas están inmersos en sus vivencias, en lo que conocen, al pasado caduco en 1920 de la poesía. Al cerrarse las posibilidades ajenas a su mundo, El Postumismo cae en el provincialismo evidente y en detalles significativos como la falta de ortografía en la escritura de nombres clásicos como el de Shakespeare, y Goethe.
No obstante sus fallos, el Postumismo ofrece criterios vigentes en la poesía contemporánea universal. La poesía Postumista se nutre de una variedad de dominicanismos, regionalismos y elementos del habla popular. En la poesía postumista se instala la realidad dominicana que aparece con toda la sencillez de su lenguaje, con el color de sus frutos y con la peculiaridad de su vivencia.
El mundo poético postumista se caracteriza por la fusión de lo material y lo espiritual. El poeta postumista se ve obligado a integrar la esencia sublime a la vez que humilde de la vivencia dominicana a los artefactos verbales. El poeta postumista se enfrenta ante los valores heredados de la poesía europea. Este enfrentamiento se manifiesta muchas veces en la adaptación de tópicos y preocupaciones universales a la realidad dominicana.
En el poema postumista el poeta plasma las preocupaciones dominicanas y trata de expresar esta vivencia. Veamos un poema de Moreno Jiménez:
Viacrucis
Charcos de agua mugrienta.
Sahumerios  de incienso para ahuyentar los malos espíritus
Palmas y sol. Vírgenes
Por rubor de la vida.
Escolares carudos.
La dueña del ventorrillo
mima sus piñonates.
El marido en el patio
rasca el filo a la leña.
Si te haces sacarrona
los guineos se te pudren.
Una vecina sale a yantar.
El cielo anuncia que va a llover
Tengo alas
Y parece que no las tengo.
Nuestra primera impresión es que estamos ante la presencia de un cuadro cotidiano tropical. Sin embargo una primera lectura nos presenta una incompatibilidad entre el titulo y el texto. El título nos remite a una preocupación religiosa.
Durante la semana santa se práctica el Viacrucis de Cristo.  De primera intensión uno pensaría que el poema trata de preocupaciones metafísicas. Sin embargo el primer verso nos indica otro tipo de preocupación: “Charcos de agua mugrienta.” Luego nos recrea con un cuadro típico de lo cotidiano, los piñonates, esos dulces de coco y batata que son parte de la dominicanidad y del trópico, los guineos, la preocupación tranquila del diario vivir. Al final del poema el hablante se expresa diciendo que tiene alas y parece que no las tiene. El poema se abre y se cierra  señalando algo más allá de lo que aparece en el.
Podrían considerarse Los charcos de agua mugrienta es la aceptación de aguas estancadas, mugrientas. Los charcos son manifestaciones de la vida, del camino, del Viacrucis que deben llevar los pobres para ganarse la vida.
La fusión del mundo material y el mundo espiritual encuentra otra variante en los sahumerios de incienso para ahuyentar los malos espíritus donde se presenta de nuevo el tema de lo religioso. El humo recalca el contexto religioso junto al Viacrucis.
El poema continúa y sigue desarrollando el paradigma de la vida de los humildes. Los guineos  que se te pudren pueden obligar a que se viva en un charco mugriento. Piñonate, ventorrillo, guineos, también son elementos de esa realidad dominicana humilde.
Viacrucis, es el mundo del poeta que sufre un verdadero viacrucis porque sabe que su poesía no se reconoce como tal (tengo alas y parece que no las tengo). Los estudiantes carudos, se nos manifiestan como la variante de un poeta que debe soportar la crítica de los académicos que sin saberlo se atreven a expresar sus opiniones.
El poeta ve el futuro bastante turbio recordemos las aguas mugrientas, por eso el cielo anuncia que va a llover
Otro poema de Moreno Jiménez  es La ceiba de mi barrio o el sincretismo dominicano. Moreno Jiménez se propone poblar los bosques, la poesía dominicana con los frutos de su tierra. La ceiba se convierte en material poético.
La ceiba de mi barro
La ceiba centenaria que da sombra a las plantas,
Que da rocío a los niños;
Que pone su halo de espera sobre los caminantes;
Es buena, fuerte, mansa;
Por su actitud es virgen,
Por su experiencia anciana.
Nadie que a su pie llega se aleja, defraudado.
Es el alivio y la recordación de la comarca.
El poeta establece el lexema “ceiba” como parte del léxico poético postumista. El árbol es el símbolo de las tradiciones de la esencia de ese pueblo. A un nivel mimético el poeta le rinde culto a este elemento de la naturaleza que parece persistir a través de los años. Eternamente joven, eternamente sabio.
Los independientes
La década de los treinta marca un momento de angustia para la humanidad. Es una década que nace con la bancarrota económica mundial y concluye en la segunda guerra mundial. Se viven momentos terribles. Es la época de las grandes dictaduras, de los terribles campos de concentración y de la invención de la bomba atómica. Santo Domingos sufre sus propios momentos amargos con la destrucción de la ciudad debido al ciclón de San Zenón.
La destrucción de la ciudad por el ciclón, inaugura también el comienzo de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, quien se instaura en el poder por un periodo que durará treinta y un años.
En medio de toda esta destrucción y accidentes políticos, estos jóvenes intelectuales  dominicanos  se encuentran perdidos ante el mundo que les ofrece poco. Buscan en sus raíces la respuesta y la inspiración espiritual que necesitan.
Los escritores de este momento se caracterizan por un deseo de libertad de expresión individual y autóctona.
En este grupo se distinguen tres grandes poetas importantes que corresponden a este momento. Héctor Incháustegui Cabral, Manuel del Cabral y Tomás Hernández Franco.
En la ciudad de La Vega, en el interior del país, se forma un grupo de jóvenes poetas que pretenden dejar su marca en la historia literaria dominicana. Los nuevos siguen los preceptos postumistas a lo que se agrega un enorme deseo de originalidad.
Los nuevos no tienen una estética definida más allá de una insistencia en una noción bastante vaga de la originalidad. Sin embargo este grupo no logra desarrollar sus aspiraciones  pues, a raíz de la publicación del poema Proletario, de Suro, se ve forzado a cesar sus reuniones. El poema de Suro ofendió las autoridades, era una profecía de un futuro comunista para el obrero latinoamericano.
Según Manuel Rueda y Lupo Hernández: ”la labor poética de Suro resulto seriamente afectada con la desintegración del grupo, silenciándose una voz que pudo haber llenado un papel importante. Antología panorámica. (443)
Héctor Incháustegui Cabral, Manuel del Cabral y Tomás Hernández Franco son considerados los tres grandes poetas independientes de la década de los treinta en la literatura dominicana. Estos autores comparten la creencia de que su poesía se debe nutrir de los valores  y las preocupaciones nacionales.
Héctor Incháustegui  Cabral en su primer poemario, Poemas de una sola angustia que publica en 1940, nos presenta un signo poético que se caracteriza por su inestabilidad. Es un signo que ofrece información para inmediatamente cancelarla. Su poesía refleja una gran carga de angustia y futilidad.
En su poema Canto triste a la patria bien amada, Incháustegui Cabral se enfrenta a la realidad verdadera: la ruina en que se encuentra la patria. Este poema desmitifica la creencia de que en los pasados monumentos  podemos ver el futuro prospero y glorioso.  De la patria.
Manuel de Cabral se enfrenta también ante los mitos establecidos en la sociedad. Su signo, no obstante, “señorito educado afuera“ despliega toda la riqueza de la tradición y de las rupturas contemporáneas a la vez que se viste con los colores y se recrea en el olor, a una tierra auténticamente dominicana.
Señala Mónica Mansour que la poesía de Cabral inclusive aquella que trata la música, la sensualidad, la danza no está escrita en imágenes o estructura popular; su poesía es culta, las imágenes rebuscadas, no para asombrar sino para herir en lo más profundo  de la conciencia y el sentimiento.
Compadre Mon,  de Manuel de Cabral como veremos se convierte en icono del deseo del artista dominicano para crear un personaje épico netamente dominicano. En Compadre Mon el signo adquiere movimiento. Las imágenes, el metro, los juegos fónicos y los conceptuales, marcan el texto  de la intensión del poeta de motivar el lenguaje y romper con su arbitrariedad.
Bajo tu potro es un juguete el llano,
Bajo tu potro tan dominicano
Que le sirve de espuela la corneta,
Y vuela más que la guinea inquieta
Que en las plumas se pintan municiones
Para robarle el blanco a la escopeta.
Mucho más me penetras y perduras
Cuando desgranas tus aventuras
Ante el espanto de la llanera
Que puso al cuello de los soldados
El amuleto como trinchera.
Que bien recuerdo tu apretón lejano:
Un corazón se te volvió la mano:
Se me quedo tu azúcar en la hiel,
Como a los negros cuando cortan cañas
Que se les queda en el machete miel
Y se agiganta mucho más tu historia
En la alcancía de la memoria
Loro de los refranes, triunfo de las mujeres,
Cuando volando las cabalgaduras,
Eran sobre las lomas y las llanuras
Un tiroteo los amaneceres.
Hoy lo que rueda, viejo Mon, es rueda:
Asoma la vitrina en las vitrinas
De los ojazos de las campesinas,
Y bajo la moneda
El alba de su falda se les queda…
Mira una cruz como se pierde al vuelo:
Enredada en la hélice
Se va la carretera por el cielo.
Más hoy, compadre Mon, también se va tu llano
Míralo en el bolsillo del norteamericano…
Pero no todo se va … Se queda
Como el cielo en el río lo tuyo, lo sencillo,
Porque no todo cabe en el bolsillo…
Porque no tiene tamaño la moneda.
En compadre Mon. Se percibe que el hablante trata de establecer un diálogo con el pasado. Se dirige a una persona ausente y discurre sobre una situación que está ya cambiando.
En una segunda lectura podemos leer que se trata de un instante de muchos en el que el hablante en el primer verso establece donde tiene lugar la obra: el llano, sometido a los caprichos de un potro. El potro es un animal joven que nos remite a la adolescencia, a la alegría y los juegos juveniles.
Potro dominicano define e identifica el origen del potro. Este potro además se mueve, su motivación es la corneta, (el sonido). Por otro lado el potro es signo de sensualidad. Recuerda el apretón lejano, algo sucedió en el pasado que recuerda con  en que la mano se le volvió un corazón, temblaba de emoción.
El azúcar se le quedo en la hiel,  asociación de lo dulce con lo amargo y luego nos acerca al símil de los negros cuando cortan caña.
La historia  de esa amante crece, se agiganta en los recuerdos que guarda en la alcancía de la memoria.
En su conversatorio con el Compadre Mon la voz le dice que lo que rueda. Es rueda, es decir que es un círculo  que gira y que se pierde en el vuelo.
La voz lírica se refiere a un presente Hoy, le dice al compadre Mon que no todo se va en el bolsillo del otro, el norteamericano. Se queda lo sencillo, lo menos aparente, la dominicanidad, es lo más grande y esta, no cabe en el bolsillo de nadie, no se puede vender
El potro entonces con alas (vuela más que la guinea inquieta)
La poesía sorprendida:
Al llegar a la década del cuarenta la antigua ciudad de Santo Domingo de Guzmán ha sido sustituida por el nombre de Ciudad Trujillo. En honor al dictador y sus calles y parques principales bautizados de nuevo, honran a los hijos y parientes del Generalísimo. Las costas caribeñas infectadas de submarinos alemanes, no permiten que se olvide que en un lugar no tan remoto el mundo se desangra en una lucha violenta.
La dictadura trujillista se encontraba en el apogeo de su poder y su gobierno controla todos los aspectos de la vida dominicana. Se vivía un clima espantoso y un momento verdaderamente difícil, en particular, apresa el intelectual dominicano, que no puede escapar de este ambiente de opresión moral y material. No obstante, los primeros años del decenio se caracterizan por una incesante producción literaria de obras de primera calidad como Poemas de una sola angustia, Compadre Mon, Trópico negro, y Yelidá
El mundo dominicano en esta época recibe el estímulo de una colonia de republicanos españoles exiliados que se integran a la vida cultural del país. Entre ellos se destacan Vicente Lloréns Castillo, catedrático de filosofía y literatura española, discípulo de Menéndez Pidal  Segundo Serrano Pónsela, poeta y editor de la revista Panorama en Santiago de los Caballeros y colaborador a La poesía sorprendida.
Alberto Baeza Flores y su importancia en las letras dominicanas.
En el 1843, Baeza Flores llega a la vieja capital colonial como agregado a la Delegación Chilena. Trae consigo un gran entusiasmo y una colección de revistas  y manifiestos surrealistas que está ansioso de compartir. Baeza Flores asiste a una de las conferencias de la Sociedad Alfa y Omega y logra entablar amistad con el joven poeta y estudiante de medicina Mariano Lebrón Saviñón, poeta negrista. Baeza quedo profundamente impresionado por su juventud y la calidad de sus versos, se acerca a él.  A partir de ese momento impulsados por un profundo interés en la difusión de la poesía, deciden dar una  lectura de poesía a dos voces en la Sociedad Alfa y Omega.
Es a partir de este momento en que la poesía dominicana a través de esta generación de poetas comienza a abrir sus puertas  a las literaturas europeas. Ya los grupos La Cueva conocen la poesía de la generación del 2 y hay un vivo interés en el romance. Varios entre ellos Mariano Lebrón Savinón leen el francés y el inglés y su biblioteca necesaria incluye los maestros franceses simbolistas y los surrealistas.
La poesía sorprendida se percibe como producto de preocupaciones internas e individuales. La esencia poética, además, se le escapa a la palabra que muchas veces debe permanecer muda para poder recogerla. Entonces los poetas comienzan a preocuparse por las limitaciones que ofrece el lenguaje.
Desde el principio los sorprendidos presentan una estética que se aleja del postumismo, preocupado desde sus orígenes por establecer la naturaleza poética de los elementos  y el habla más humilde dominicana.
La Poesía Sorprendida publica su primer número en octubre de 1943. Desde su nacimiento la revista declara su intención de abrir las puertas de las letras dominicanas a la tradición literaria mundial Estamos por una poesía nacional nutrida en lo universal, única forma de ser propia; con lo clásico de ayer, de hoy y de mañana; con la creación sin límites, sin fronteras y permanente; con el mundo misterioso del hombre, universal, secreto, solitario e íntimo, creador siempre.
Estamos contra toda limitación del hombre, la vida y la poesía: contra todo falso insularismo que no nazca de una nacionalidad universalizada en lo eterno profundo de todas las culturas: contra  la permanente traición a la poesía y sus permanentes traidores por corta visión.
La revista dura casi cinco años en los que se publican veintiún números, caso ya de bastante mérito dentro del ambiente cultural hispanoamericano de entonces donde pocas revistas obtienen esa longevidad.
Según Anderson Imbert, La Poesía Sorprendida es el acontecimiento cultural y literario de la década de los cuarenta en la vida dominicana. En ningún momento hasta entonces ha tenido la literatura dominicana esa relación sostenida con las literaturas de América. Pedro Salinas y Andrés Bretón se detienen en la isla  entusiasmado por la labor de esos jóvenes  amantes de las letras que luchan por mantener su espíritu.
Los sorprendidos reciben también el Tercer cántico de Jorge Guillen que publican en la colección “El desvelado Solitario” en septiembre de 1944 y que se reparte junto al número doce de La Poesía Sorprendida. Reciben además carta de Juan Ramón Jiménez en la que afirma interés en la labor de los jóvenes y solicita los números de las revistas publicadas.
Además de poner la literatura dominicana en el mapa literario del momento, los sorprendidos trabajan para fomentar el interés  y la difusión de el país no sólo de las letras dominicanos sino universales. Se ofrecen veladas y lecturas poéticas en salones y parques.
Los poetas dominicanos en La Poesía Sorprendida. Son:
Rafael Américo Henríquez (1899-1968), Manuel Lanes (1899), Franklin Mieses Burgos (1907-1976), Aida Cartagena Portalatín (1918-) Manuel Valerio (1918)
Freddy Gatón Arce (1920), Manuel Rueda, (1921), Mariano Lebrón Saviñon.(1922), Antonio Fernández Spencer (1922).
Entre los poetas sorprendidos destacaremos los que consideramos de más relevancia dentro del grupo: Franklin Mieses Burgos forma parte de la dirección de la Poesía Sorprendida desde su concepción a la clausura. Su casa llegó a ser “La casa de La Poesía Sorprendida”. Sus poemarios: Clima de eternidad y Sin mundo  ya y  herido por el cielo. En 1951 Brigadas Líricas de Montevideo.
Aída Cartagena de Portalatín. La voz femenina de La Poesía Sorprendida Conocida como la Ilustre escritora. Nació en Moca, República Dominicana en 1918. Poeta, novelista y cuentista. Dio a sus escritos un impulso de contenido lírico. Egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y diplomada en Artes  de la Universidad de Lowrce, de París. Siempre vivió comprometida con la vida literaria dominicana
Aída Cartagena de Portalatín publicó de poesía: Víspera del sueño, Del sueño al Mundo, Mi mundo el Mar,  Una mujer está sola.  Llámalo verde Novela Escalera para Electra, La tarde en que  murió Estefanía. Ensayos. Cultura Africana Rebelde con Causa, Narradores dominicanos.
En 1961 crea Brigadas Dominicanas y La Colección Baluarte en las que emprende la tarea de hacer conocer la literatura de protesta al gobierno de Trujillo. Pública Vísperas del sueño. Del sueño al mundo y Llámalo verde en la colección  El Desvelado Solitario de Poesía Sorprendida. En la Colección La Isla Necesaria aparecen sus obras Mi mundo  el mar, José Vela Zanetti y Una mujer está sola.  Brigadas Dominicanas publica sus obras Escalera  para Electra y La voz desatada.  Murió en Santo Domingo  el 3 de junio de 1994.
Manuel Rueda, nació en San Fernando de Monte Cristi, el 27 de agosto del 1921. Pianista, poeta, ensayista, dramaturgo, músico, crítico, folklorista y en el género lírico, excelente sonetista. Rueda, artista sumamente versátil es colaborar en La Poesía Sorprendida  a la vez que celebrado concertista. Ha publicado una obra muy extensa  que incluye: Las noches y Tríptico 1949, Santiago de Chile: Las noches, 1953, Colección La Isla necesaria: La trinitaria blanca, Premio Nacional de Literatura, 1957 La criatura terrestre, 1966; Adivinanzas dominicanas, 1970; Conocimientos y poesía en el folklore, 1971 y otras.
Lleva el tema negroide a su creación “Cantos de la frontera”, extenso poema publicado con el cuaderno “La Criatura Terrestre”. Insertó en la poesía un “tema modular” hasta ese momento sólo tratado por pensadores políticos y sociólogos y que atañe a la esencia misma de la nacionalidad dominicana, los motivos negroides, son sustancias de profunda meditación, pero con cierto aire esperanzador. “Cantos de la Frontera” viene a ser en la poesía dominicana “Un Muestrario de Poesía Social”.
En sus obras Rueda revela el paisaje, la tragedia, la aridez la soledad y el desamparo de su norte natal. Además ha incorporado a la Poesía Dominicana una nueva y variada temática que es recogida y continuada por poetas más jóvenes. “Visita a un centenario abandonado” abarca la interpretación de temas religiosos y mágicos, así como otros destinados a iluminar nuestra más intima realidad.
Manuel Rueda es también uno de los fundadores del Teatro Moderno Dominicano con su obra “La Trinitaria Blanca” por la que merece el premio de teatro en 1957. Varias de sus obras han sido representadas en el extranjero.
Fue miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, condecorado con la orden de Duarte, Sánchez y Mella, por el gobierno dominicano. En 1994 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura, y en 1995 el Premio Anual Novela y el Premio de la Casa del Escritor, ambos por su novela “Bienvenida y la Noche”.
Antonio Fernández Spencer fue colaborador y luego más tarde uno de los editores de La Poesía Sorprendida. Edita en 1947 la revista Entre las soledades en las que continúa las preocupaciones y el formato de La Poesía Sorprendida. Su obra extensa incluye: Vendaval, publicaciones de La Poesía Sorprendida: Bajo la luz del día, (1952) Nueva poesía dominicana, (1953: A orillas del filosofar, (1960) Los testigos, (1962)
Doris MeloMendoza. 2011
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