Ahora recuerdo a la abuela Mamá tita, haciendo chola de Guayiga, para mitigar el hambre de toda la vida, atrás ha quedado la primavera, el verano se adueñó de todo el paisaje. Julio está lleno de malos presagios, hasta las gallinas han muertos en esta agria sequía.
Cada año que pasa el sol desata su ira con más fuerza sobre el bosque, sólo las hormigas han sobrevivido a la inclemencia del tiempo, los ancianos dormitan debajo de una mata de mango, tratando de escapar del sopor del medio día.
La brisa caliente se desenreda entre los arbustos achicharrados, levanta nubes de polvo en el patio, se arremolina, parece danzar y luego se aleja por el camino real, más allá de los últimos bohíos del pueblo.
Domingo Acevedo.
Fotos tomadas de la red.