UNA TUMBA VACIA Y HONDA
Soy
no
soy nada
regreso
cansado del olvido
nadie
me recuerda
como
un serafín herido
tengo
el horizonte
pegado
en la piel
y
en los ojos un sol oscuro
ilumina
el sendero
ensangrentado
de flores
regreso
cansado
tengo
las manos repletas
de
eternidad
llamaradas
de mariposas
de
ellas vuelan hacia el ocaso
donde
solitarias estatuas
abandonadas
al azar
me
miran con lástima
soy
no
soy nada
detrás
de las puertas del tiempo
siempre
abiertas
un
cementerio de estrellas
un
lirio roto
una tumba vacía y honda
soy
no soy nada
Domingo Acevedo.