¿De verdad se alegran que el grupo terrorista Hayat Tahrir al Sham (HTS), fracción del Estado Islámico, tome el poder en Siria?
Conocida la noticia precipitada del derrocamiento del gobierno de Siria y ante la euforia de algunos medios el presidente colombiano Gustavo Petro, en la red digital X, se plantea algunas interrogantes para meditar.
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El régimen del Baas en Siria fue abandonado por Rusia, ¿Nueva alianza con Trump?
El país árabe se derechiza hacia el fundamentalismo, como Afgaistán. Irak y Libia, Israel crecerá aún más, tomando terrenos Sirios. Los palestinos y los Kurdos, estarán aún más solos. Quizás Irán, como en Irak, gané más influencia chiíta.
Nuevas alianzas, nuevos traicionados.
¿Seguirá una cesión de tierras a Rusia en Ucrania? Serán traicionados Zelensky y la Europa occidental en la derecha?
¿ A dónde irá el petroleo Sirio?
¿Morirá el panarabismo y su idea laica?
¿Esta nueva configuración política, tocará las puertas de la frontera colombiana?
¿Abandonarán Cuba y el petroleo venezolano será carta de negociación?
¿Tendremos otros traicionados en el Caribe?
¿Será el progresismo latinoamericano capaz de unirse y ganar la OEA y seguir alumbrando con el faro de la democracia, un mundo que apaga las luces?
¿A donde se moverá China? ¿Será capaz de plantear una economía descarbonizada que se expanda a partir de la planificación que surja de un dialogo de civilizaciones?
¿Ser el mayor dueño de la deuda mundial llevará a China a paralizar el esfuerzo mundial de financiar la descarbonización económica?
El mundo se debate entre la vida y codicia, la codicia tiene las armas y el poder, su resultado no es más que la extinción después de la barbarie.
La hora progresista de los pueblos ha llegado y es la esperanza que queda.
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En nombre de la democracia, derrocaron el régimen de Al Assad, para instalar un régimen terrorista de Al Qaeda, ISIS, Daesh, Al Nusra...
La pretención es convertir a Siria, en algo peor que Afganistán, Irak y Libia juntos... quieren crear en Siria un "estado de terroristas", a las órdenes de los EEUU para hacer arder toda la región y mucho más allá. El gran Israel está en camino.
Los que hoy celebran la caída de Bashar al-Assad, están celebrando la victoria de terroristas provenientes de ISIS y Al Qaeda.
Siria ha muerto, el único país árabe con libertad de culto y donde la mujer podía usar el pelo al viento y estudiar en la Universidad lo que se le cantará los ovarios cayó bajo la bota de los terroristas pseudo islámicos, decapitadores de cabezas y lapidadores de "mujeres desobedientes y pecadoras".
Los que ayer, para la "prensa libre de occidente", eran sanguinarios terroristas yihadistas del Isis o Estado Islámico. Hoy son fuerzas rebeldes más buenas que Lassie.
El Ejército regular sirio entregó Damasco, la bella y milenaria capital del país sin disparar un solo tiro.
Bashar al Ásad huyó a pasar una vida de lujo en otro lado. Su dinastía duró casi 50 años.
Recordemos que la monarquía absoluta en Arabia Saudita dura 92 años... En Jordania la "monarquía con una pizca de democracia" lleva 72 años... Y que en los Emiratos Árabes la monarquía absoluta cumplió 53 años y nadie en la "prensa libre" cacarea por eso.
Rusia abandonó su base militar aérea y marítima en Siria. En el año 2016 venció a los terroristas del Estado Islámico. Hoy no puede defender a un país por el cual el mismo Ejército Sirio no quiso luchar.
Siria va a ser descuartizada. Su suerte, más bien mala suerte, será peor que la de Irak, Libia o Afganistán.
Turquía e Israel se van a repartir el botín de guerra. No hace mucho el presidente turco hablaba pestes de Benjamín Netanyahu. Pero a la hora de repartirse la torta los genocidas no se ven la suerte. (Recordando a Turquía y su genocidio al pueblo armenio e Israel a los palestinos)
Se viene otra oleada de refugiados sirios, sobre todo de mujeres jóvenes con estudios superiores. ¿A donde van a ir? ¿Quién los querrá recibir en una Europa colapsada de migrantes y refugiados?
El "plan B" en Siria de Joe Biden y lo que representa salió mejor de lo que esperaba... Fracasó en Corea del Sur donde los quería llevar a una guerra con los norcoreanos.
Nadie sabe quién manda ahora en Siria. Cada facción terroristas tiene su propio cacique, definirán a los tiros, seguramente, quién la tiene más larga.
Para la OTAN, Estados Unidos, Israel y Turquía, que están festejando. Los terroristas yihadistas son sólo actores de reparto.
Alguna vez una rana ayudó a un alacrán a cruzar un río bajo la promesa que no le iba a clavar el aguijón con su veneno mortal. En medio del río el alacrán le dio el pinchazo. Herida de muerte la rana le dijo; "¿Por qué lo hiciste? Si vamos a morir los dos..." "No pude con mi instinto..." Le contestó el alacrán.
Lo que va a pasar en lo que hasta ayer fue Siria es que los turcos iniciarán una guerra de exterminio contra el pueblo kurdo. Esto va a ocurrir en los próximos días. Otra masacre en Medio Oriente en un mundo en guerra.
En las imágenes. Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años muerto en una playa de Turquía por huir del terror del Estado Islámico el año 2015. (Es una representación, la foto real es censurada por Facebook)
La otra imagen es del 2 de diciembre 2024. Refugiados kurdos huyen de Siria por la matanza que se avecina.
Especialista en artes, literatura e historia cultural
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Octavio Paz (1914-1998) fue un poeta y ensayista mexicano galardonado con el premio Nobel. Su poesía invita a participar en una peregrinación analítica y simbólica que recorre diferentes formas, perspectivas y preocupaciones, para descubrir la existencia de un mundo que se revela solo cuando alguien lo ha nombrado.
No extraña que Octavio Paz haya escrito alguna vez que preguntar qué es algo es, en realidad, preguntar por su nombre. Este es el magnífico trabajo del poeta: nombrar aquella realidad presente, pero evaporada. Darle nombre es darle cuerpo, devolverle su estatuto trascendente, es hacerla existir plenamente. Presentamos aquí una selección de algunos poemas de Octavio Paz.
Soneto III
El poeta se deja conducir por las evocaciones amorosas y eróticas de un instante en el cual se detiene en la contemplación del cuerpo de la amada.
Del verdecido júbilo del cielo luces recobras que la luna pierde porque la luz de sí misma recuerde relámpagos y otoños en tu pelo.
El viento bebe viento en su revuelo, mueve las hojas y su lluvia verde moja tus hombros, tus espaldas muerde y te desnuda y quema y vuelve yelo.
Dos barcos de velamen desplegado tus dos pechos. Tu espalda es un torrente. Tu vientre es un jardín petrificado.
Es otoño en tu nuca: sol y bruma. Bajo del verde cielo adolescente, tu cuerpo da su enamorada suma.
Niña
La palabra se revela como dadora de vida, renovadora del aire, cuando es puesta en la boca de un ser tomado por inocente, germinal, amoroso.
A Laura Elena
Nombras el árbol, niña. Y el árbol crece, lento, alto deslumbramiento, hasta volvernos verde la mirada. Nombras el cielo, niña. Y las nubes pelean con el viento y el espacio se vuelve un transparente campo de batalla.
Nombras el agua, niña. Y el agua brota, no sé dónde, brilla en las hojas, habla entre las piedras y en húmedos vapores nos convierte.
No dices nada, niña. Y la ola amarilla, la marea de sol, en su cresta nos alza, en los cuatro horizontes nos dispersa y nos devuelve, intactos, en el centro del día, a ser nosotros.
Epitafio de un poeta
En este poema, Octavio Paz nos recuerda el carácter del hacer poético, la dialéctica entre la verdad y la mentira, paradoja sobre la que se construye en el discurso artístico.
Quiso cantar, cantar para olvidar su vida verdadera de mentiras y recordar su mentirosa vida de verdades.
Las palabras
El poeta representa las palabras como materia misma, sujetas a la plasticidad, a la encarnación, a la manipulación y a la creación. Ellas son trabajo, organismo, alimento, a la merced del ser humano que las hace, las transforma, las asimila.
Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras.
La vida sencilla
En este poema, Octavio Paz eleva un canto a las gracias cotidianas, estar en el aquí y el ahora, plenitud de la experiencia humana. La vida sencilla es la reivindicación de la atención vigilante y de la experiencia como sentido en sí misma, única conexión posible con otros y con el universo.
Llamar al pan y que aparezca sobre el mantel el pan de cada día; darle al sudor lo suyo y darle al sueño y al breve paraíso y al infierno y al cuerpo y al minuto lo que piden; reír como el mar ríe, el viento ríe, sin que la risa suene a vidrios rotos; beber y en la embriaguez asir la vida, bailar el baile sin perder el paso, tocar la mano de un desconocido en un día de piedra y agonía y que esa mano tenga la firmeza que no tuvo la mano del amigo; probar la soledad sin que el vinagre haga torcer mi boca, ni repita mis muecas el espejo, ni el silencio se erice con los dientes que rechinan: estas cuatro paredes, papel, yeso, alfombra rala y foco amarillento? no son aún el prometido infierno; que no me duela más aquel deseo, helado por el miedo, llaga fría, quemadura de labios no besados: el agua clara nunca se detiene y hay frutas que se caen de maduras; saber partir el pan y repartirlo, el pan de una verdad común a todos, verdad de pan que a todos nos sustenta, por cuya levadura soy un hombre, un semejante entre mis semejantes; pelear por la vida de los vivos, dar la vida a los vivos, a la vida, y enterrar a los muertos y olvidarlos como la tierra los olvida: en frutos... Y que a la hora de mi muerte logre morir como los hombres y me alcance el perdón y la vida perdurable del polvo, de los frutos y del polvo.
La poesía
La poesía se revela al poeta como una amante frente a la que su alma se desnuda o, por qué no, como una madre nutricia que sustenta al poeta. La poesía es una relación. Dejemos que sea el poeta quien hable.
A Luis Cernuda
Llegas, silenciosa, secreta, y despiertas los furores, los goces, y esta angustia que enciende lo que toca y engendra en cada cosa una avidez sombría.
El mundo cede y se desploma como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto, solo, desnudo, despojado, sobre la roca inmensa del silencio, como un solitario combatiente contra invisibles huestes.
Verdad abrasadora, ¿A qué me empujas?
No quiero tu verdad, tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril? No es el hombre criatura capaz de contenerte, avidez que sólo en la sed se sacia, llama que todos los labios consume, espíritu que no vive en ninguna forma mas hace arder todas las formas.
Subes desde lo más hondo de mí, desde el centro innombrable de mi ser, ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga, expulsando, tiránica, aquello que no cede a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas, tú, sin nombre, furiosa substancia, avidez subterránea, delirante.
Golpean mi pecho tus fantasmas, despiertas a mi tacto, hielas mi frente, abres mis ojos.
Percibo el mundo y te toco, substancia intocable, unidad de mi alma y de mi cuerpo, y contemplo el combate que combato y mis bodas de tierra.
Nublan mis ojos imágenes opuestas, y a las mismas imágenes otras, más profundas, las niegan, ardiente balbuceo, aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte, quietud y movimiento, son lo mismo. Insiste, vencedora, porque tan sólo existo porque existes, y mi boca y mi lengua se formaron para decir tan sólo tu existencia y tus secretas sílabas, palabra impalpable y despótica, substancia de mi alma.
Eres tan sólo un sueño, pero en ti sueña el mundo y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho la eléctrica frontera de la vida, la tiniebla de sangre donde pacta la boca cruel y enamorada, ávida aún de destruir lo que ama y revivir lo que destruye, con el mundo, impasible y siempre idéntico a sí mismo, porque no se detiene en ninguna forma ni se demora sobre lo que engendra.
Llévame, solitaria, llévame entre los sueños, llévame, madre mía, despiértame del todo, hazme soñar tu sueño, unta mis ojos con aceite, para que al conocerte me conozca.
Tus ojos
En los ojos de la amada el poeta encuentra el mundo. Se sabe preso de la seducción que anuncia una eternidad, una inconmensurable belleza que subyuga al amante.
Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo.
Analfabeto
Para el poeta, el cielo representa un libro lleno de signos indescifrables. Frente a la inmensidad, el poeta reconoce su finitud.
Alcé la cara al cielo, inmensa piedra de gastadas letras: nada me revelaron las estrellas.
La madrugada es representada por el poeta como la hora terrible en que despiertan las heridas dormidas que rodean su existencia.
Rápidas manos frías retiran una a una las vendas de la sombra
Abro los ojos todavía estoy vivo en el centro de una herida todavía fresca.
Apremio
En este poema, Octavio Paz parece introducirnos a uno de los tópicos literarios por excelencia: la preocupación por el paso del tiempo.
Corre y se demora en mi frente lenta y se despeña en mi sangre la hora pasa sin pasar y en mí se esculpe y desvanece
Yo soy el pan para su hambre yo el corazón que deshabita la hora pasa sin pasar y esto que escribo lo deshace
Amor que pasa y pena fija en mí combate en mí reposa la hora pasa sin pasar cuerpo de azogue y de ceniza
Cava mi pecho y no me toca piedra perpetua que no pesa la hora pasa sin pasar y es una herida que se encona
El día es breve la hora inmensa hora sin mí yo con su pena la hora pasa sin pasar y en mí se fuga y se encadena
Garabato
El erotismo vuelve a hacerse presente en Octavio Paz. Esta vez, su aproximación es sensorial más que contemplativa. Una acción hecha metáfora repasa la textura del cuerpo y la pasión.
Con un trozo de carbón con mi gis roto y mi lápiz rojo dibujar tu nombre el nombre de tu boca el signo de tus piernas en la pared de nadie
En la puerta prohibida grabar el nombre de tu cuerpo hasta que la hoja de mi navaja sangre y la piedra grite y el muro respire como un pecho
Silencio
La imagen que nos presenta Octavio Paz sobre el silencio nos abruma: cuando el pensamiento se abre paso en el silencio, y se abalanzan ilusiones, culpas o penas que oprimen nuestro pecho.
Así como del fondo de la música brota una nota que mientras vibra crece y se adelgaza hasta que en otra música enmudece, brota del fondo del silencio otro silencio, aguda torre, espada, y sube y crece y nos suspende y mientras sube caen recuerdos, esperanzas, las pequeñas mentiras y las grandes, y queremos gritar y en la garganta se desvanece el grito: desembocamos al silencio en donde los silencios enmudecen.
El fuego de cada día
Paz vuelve otra vez a la autorreflexividad estética, a la cuestión del hacer poético y a la materia de su creación: el lenguaje, esta vez imagen de sonoridad, de aire vibrante. El lenguaje se representa como naturaleza viva. Y así nace el poema, continuación del universo.
A Juan García Ponce
Como el aire hace y deshace sobre las páginas de la geología, sobre las mesas planetarias, sus invisibles edificios: el hombre.
Su lenguaje es un grano apenas, pero quemante, en la palma del espacio.
Sílabas son incandescencias.
También son plantas: sus raíces fracturan el silencio, sus ramas construyen casas de sonidos.
Sílabas: se enlazan y se desenlazan, juegan a las semejanzas y las desemejanzas.
Sílabas: maduran en las frentes, florecen en las bocas.
Sus raíces beben noche, comen luz.
Lenguajes: árboles incandescentes de follajes de lluvias.
Vegetaciones de relámpagos, geometrías de ecos: sobre la hoja de papel el poema se hace como el día sobre la palma del espacio.
Decir, hacer
Una vez más, el hacer poético se hace tema de la poesía de Octavio Paz. esta vez, ha dedicado el poema a Roman Jakobson, lingüista y crítico literario, ampliamente conocido por su estudio de las funciones del lenguaje. Una de ellas es, precisamente, la función poética. ¿Pero quién puede saber realmente lo que es la poesía?
A Roman Jakobson
Entre lo que veo y digo, Entre lo que digo y callo, Entre lo que callo y sueño, Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no: dice lo que callo, calla lo que digo, sueña lo que olvido.
No es un decir: es un hacer.
Es un hacer que es un decir.
La poesía se dice y se oye: es real.
Y apenas digo es real, se disipa.
¿Así es más real? Idea palpable, palabra impalpable: la poesía va y viene entre lo que es y lo que no es.
Teje reflejos y los desteje.
La poesía siembra ojos en las páginas siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan las palabras miran, las miradas piensan.
Oír los pensamientos, ver lo que decimos tocar el cuerpo de la idea.
Los ojos se cierran
Las palabras se abren.
Entre ir y quedarse
El poeta le canta al instante cotidiano, ese en el que el día queda atrapado pensando en volverse noche, ese instante mágico en que el ser humano que lo contempla, el poeta en este caso, se convierte en pausa que contempla. ¡Qué pensamientos despierta aquella postración!
Entre irse y quedarse duda el día, enamorado de su transparencia. La tarde circular es ya bahía: en su quieto vaivén se mece el mundo. Todo es visible y todo es elusivo, todo está cerca y todo es intocable. Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz reposan a la sombra de sus nombres. Latir del tiempo que en mi sien repite la misma terca sílaba de sangre. La luz hace del muro indiferente un espectral teatro de reflejos. En el centro de un ojo me descubro; no me mira, me miro en su mirada. Se disipa el instante. Sin moverme, yo me quedo y me voy: soy una pausa
El pájaro
La muerte no abandona las inquietudes del poeta. Ese destino inexorable al que nos enfrentamos en un motivo recurrente en la literatura. Podrá el verso sobrevivir, pero no el hombre que lo ha hecho. Las palabras prevalecen sobre el ser. La muerte en este poema se representa amenazante, como un francotirador al acecho. La muerte no tiene ni rostro ni móvil, no conoce la justicia. Simplemente, llega.
Un silencio de aire, luz y cielo. En el silencio transparente el día reposaba: la transparencia del espacio era la transparencia del silencio. La inmóvil luz del cielo sosegaba el crecimiento de las yerbas. Los bichos de la tierra, entre las piedras, bajo la luz idéntica, eran piedras. El tiempo en el minuto se saciaba. En la quietud absorta se consumaba el mediodía.
Y un pájaro cantó, delgada flecha. Pecho de plata herido vibró el cielo, se movieron las hojas, las yerbas despertaron... Y sentí que la muerte era una flecha que no se sabe quién dispara y en un abrir los ojos nos morimos.