Que te puedo
yo
decir
hermano
si ya estás muerto
si te has ido silencioso y solitario
a poblar los lejanos recintos del olvido
si nos ha dejado aquí
solos
desamparados
tristes en el dolor de tu partida
con las miradas heridas de ausencia
con las manos vacías de ternura
acongojados
arrinconados en la angustia
inmensa
de saber que te hemos perdidos para
siempre
sansón de ébano
hijo natural del bosque y la lluvia
cimarrón justiciero que tejía con los
hilos del roció
los colores horizontales de los
amaneceres
centauro que habita a la sombra de los
recuerdos
cazador siempre al acecho de su presa
entre los matorrales achicharrados por
la sequía
pescador
dueño de las noches salitreras del mar
Caribe
adormecido al arrullo del canto de los
grillos
en tu voz de salitre
el mar aún arremolina estrellas y sueños
A mi hermano Felipe
Acevedo
Domingo Acevedo.