miércoles, febrero 13, 2013

No a la presa sobre el río Xingu, en Brasil.


En pro del desarrollo o del avance de la civilización a través de la historia de la humanidad se han cometido innumerables abusos en contra de poblaciones autóctonas e indefensas que ha sido desplazadas de su habitad y hasta exterminadas cuando se niegan a abandonar los lugares donde han habitados por siglos y que son apetecidos por el hombre civilizado  y que no son usados para favorecer a los más desposeídos, tal es el caso de los indígenas del continente americano (Abya Yala) que ante el avance de la mal llamada civilización europea fueron exterminados como es el caso de los habitantes de todas  las islas del Caribe  y los del continente que lograron sobrevivir hoy viven marginados en sus propias tierras, arrinconados en reservas y desterrados en selvas y montañas donde vivir se les hace casi imposible y donde son  diezmados por grupos de poder que siempre apetecen las tierras donde estos viven, por sólo poner un ejemplo.

La triste historia es que muchas etnias indígenas ante el empuje del hombre civilizado han desaparecido y otras han ido perdiendo sus costumbres ancestrales y su identidad absorbida por la modernidad que no escatima esfuerzos para quitar del medio a todo aquel que se opone a su avance.

Es esta civilización que por tener el consumo como modo de vida usa procesos tecnológicos que contaminan y destruyen el planeta, es esa misma civilización que promueve las guerras como un gran negocio, que promueve  la desigualdad entre los seres humanos y que mientras en los países desarrollados la comida sobra y se tira al zafacón, en el mundo pobre una de cada siete personas se va a la cama todos los días sin comer nada, es esa misma civilización la que todos los años condena a millones de personas en el tercer mundo a morir de enfermedades previsibles como la malaria, el sarampión, la desnutrición, el dengue etc., siendo los mas afectados los niños, ya que en nuestros países mueren diariamente por esta enfermedades alrededor de 47 niños y niñas.

Digo esto porque creo que no es posible que para construir una presa bajo el argumento que dará electricidad a miles de personas en la comodidad de las ciudades, se tenga también que desalojar a miles de personas que sólo tienen como herencia el lugar donde han nacido y donde han vivido desde siempre, desde antes, desde mucho antes del hombre civilizado llegar a este continente con su carga de tragedia para sus habitantes originarios, que desde hace quinientos y tantos años cargan con la tragedia de vivir proscritos en las tierras de sus ante pasados y que ellos por siglos han amado y respetado como algo sagrado.

Es abusivo, es injusto quitarles a otros lo que por derecho les pertenece y más si se hace con la fuerza que da el estado, en contra de comunidades indígenas que por demás son indefensas, condenándolas de esta manera a dejar sus tierras ancestrales para ser posiblemente reubicadas en otros lugares que muchas veces no llenan los requisitos básicos para que las personas puedan vivir con la dignidad que merecen.

No son los indígenas los culpables del incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, los culpables del calentamiento global y su consecuente causa el cambio climático es el hombre llamado civilizado  y es a  ese hombre a quien compete buscarle la rápida solución a ese grave problema que pone en peligro el futuro de la humanidad, sin afectar a otros seres humanos que viven muy ajenos a esa problemática.

Y es que además sabemos que la tierra se seguirá calentando por mucho tiempo más quizás hasta la extinción de la raza humana porque los intereses de los grupos que manejan el petróleo están por encima del futuro de la humanidad.

Por lo que pienso que no se debe sacrificar a esas comunidades indígenas ancestrales construyendo presas, carreteras, autopistas, explotando minas y/o buscando paradójicamente petróleo, respetamos sus últimos espacios y busquemos soluciones que no les afecten, ellos no tienen la culpa de vivir en lugares que hoy como ayer son apetecidos por el hombre civilizado.

Como civilización pongamos lo humano por encima de lo que más conviene a determinados grupos de poder, en detrimento de seres indefensos, como son estas comunidades indígenas donde la presidenta de Brasil pretende construir la tercera presa más grande del mundo en el río Xingu que afectara 30, 000 mil indígenas y pondrá en peligro a más e 400 000 hectáreas de bosques con toda su flora y su fauna.

Domingo Acevedo.


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