La tarde es una puerta por donde la noche entra todos los días a la ciudad y la cubre de oscuridad, de sombras que salpican los rincones de los edificios coloniales desde donde los fantasmas acechan a los transeúntes melancólicos que pasean por la calle el Conde sin más prisa que la de llegar a un bar a tomarse un trago para olvidar que la vida tan solo es un sueño.
Domingo Acevedo.
Enero/22Foto tomada de la red.