Mi dolor, mis lágrimas, mi impotencia no detendrá, ni compensara en algo a las familias de los miles de palestinos asesinados por Israel, ni saciara el hambre y la sed de los que, en Gaza, Rafah y Cisjordania esperan su turno para morir ente la indiferencia y la complicidad de Occidente que apoya y celebra este macabro acontecimiento que llena de vergüenza a toda la humanidad.
Domingo Acevedo.
Mayo/2024