Foto tomada de la red.
Yo
que no era
ni
soy si seré
que
me miro a mí mismo
desde
mi ausencia
que
habita en mi inhumanidad
hecha
de piedra y metal
soy
como un tótem
que
los dioses erigieron
como
testimonio
evidencia
de que en la tierra
se
había perdido en los hombres
la
esperanza del amor
y
las máquinas dueñas del futuro
como
una visión trágica
iniciaban
su reinado
en
un mundo indiferente
a
su propia realidad
una
realidad tan avasalladora
que
cuando los hombres despertaron
era
tarde
la
humanidad prisionera
de
sus propios temores
sucumbía
Domingo Acevedo.