I
Arelis
abriré las puertas
del tiempo
esas que dan a los
días más lejanos del olvido
para regresarte a mi
lado
para volver compartir
contigo la alegría
de los días que se
fueron perdiendo
ineludiblemente en el
tiempo
sin que nos diéramos
cuenta
hasta aquella tarde
en que con los ojos
llorosos
con un abrazo de
eternidad
te despediste de mí
para siempre
II
Abriré las puertas
del tiempo
esas que dan al
pasado
a los días más
felices de nuestra niñez
en donde nos amamos a
escondida
entre los escombros
anaranjados de los atardeceres
III
Y aunque han pasado
tantos años
todavía te imagino
corriendo
por el sendero de
flores silvestres
corriendo hacia mis
brazos
a donde ibas a
enterrar en mi pecho la ternura
para que en mi corazón
floreciera por
siempre el amor
IV
Y a pesar de que la
esperanza de volver a verte
se desvaneció entre
los espejos de los siglos
todavía las tardes
huelen a ti
y tu perfume teje en
mi voz la ternura
cuando en silencio
susurro tu nombre al
viento
V
Y En otoño
cuando el sol en el
horizonte
salpica de colores mi
alma
te imagino colgada a
mi cuello pidiéndome a gritos
que te pinte la piel
con los colores
recientes y efímeros del crepúsculo
recuerdo que sin
prisa te apretaba contra mi pecho
mientras la tarde se
desvanecía en la distancia
dejando tras de sí
un rastro luminoso de
pájaros dormidos en tu piel
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.