BRIGADA
CIMARRONA SEBASTIAN LEMBA.
Ecológica,
social y progresista.
PICO
DUARTE.
UNA
NOCHE EN EL MACUTICO
Anochece, un viento con alas tristes
revolotea sobre la cabaña perdida en la soledad distante de la cordillera
central. Nosotros cansados de la larga caminata que del Alto de la Rosa hasta el Macutico hemos
realizado, organizamos los equipajes, dentro del refugio, mientras miramos de
vez en cuando hacia el camino esperando ver llegar a los compañeros que se
quedaron rezagados en el valle infinito de nunca jamás.
Este trayecto lo he hecho varias
veces y sé que es difícil y agotador pero hermoso y mágico, lo disfruto al
máximo. Ya son las siete de la noche, hace frío y empieza a oscurecer, nos
sentimos preocupados por los compañeros que se quedaron atrás, ya en la cocina
un grupo prepara la comida, tenemos hambre no hemos comido nada desde la
mañana, sólo una merienda a las dos de la tarde, el grupo ha sido fuerte, los
muchachos no se han quejado, unos van rumbo al río a buscar agua y los demás
buscan leña para la fogata con uno de los guías.
Desde la ventana del refugio veo
como los demás guías se alejan en la oscuridad, llevan los animales a comer
algo, no muy lejos de donde nos encontramos hospedados.
Ya las primeras estrellas
empiezan a coquetear en el cielo con la luna y a lo lejos se oyen voces de
alegría, es el grupo que quedó atrás que ha llegado al río, donde el equipo de
agua llena los galones para el uso de mañana, eso nos da más tranquilidad, ya
estamos todos juntos, ahora un baño cae bien y después a comer, más tarde la
evaluación del trayecto, el acostumbrado conversatorio, el chiste necesario y a
dormir, la caminata de mañana también es fuerte
del Macutico, al Pico Duarte, a la Compartición
cualquiera deja el forro, ya que después de una larga caminata y bajar la loma
del Barraco uno se encuentra con la pelona, que se muestra desafiante e
imponente ante la mirada incrédula del cansado caminante que hace esta travesía
por primera vez.
Son las ocho de la noche ya la
fogata arde en una esquina del campamento y la comida casi está. La neblina
empieza a vestir de blanco el valle, trae con ella el misterio ancestral de lo
desconocido, nos acurrucamos unos a
otros junto a la fogata, el frío es terrible, la noche parece tragarnos
en su boca de oscuridad, en esta soledad nos sentimos tan pequeños y
desvalidos, tan poca cosa, que nos damos cuenta que en la infinita vastedad del
universo no somos nada.
La caseta del Macutico tiene tres
habitaciones dos dormitorios y la sala, en las cuales preparamos las frazadas y
las bolsas de dormir, ya cada uno tiene su espacio en donde pasará la noche que
se perfila muy fría, en la cocina
separada a unos cuantos metros los guías
preparan un té de jengibre para el frío, la fogata arde
alegremente, ya se hizo la evaluación, del trayecto, y tratamos como siempre el
tema central de la actividad, junto a la fogata nos queremos más, nos sentimos hermanados,
nos acercamos tanto que sentimos el calor de la piel del compañero (a) que
tenemos al lado, sentimos la necesidad de protegernos unos a otros, en estas
caminatas crece el sentimiento de la solidaridad y se hacen relaciones que
perduran en el tiempo.
Los guías nos llaman para tomar
el té de jengibre que es bueno para ahuyentar a los duendes del frío y después de
despedirnos, cada uno se dirige al lugar donde pasará la noche, a veces
sentimos temor es por eso que buscamos la compañía secreta del que duerme a
nuestro lado, yo me detengo un rato entre la cocina y el refugio y miro al
cielo al cual no le cabe una estrellas más, tanta belleza es indescriptible,
como es indescriptible la sensación que
siento en el Macutico, en donde el silencio aletea entre la sombras y la
neblina y espanta el canto de las
insectos nocturno y se queda entre nosotros hasta el amanecer y se hace
cómplice del frío que nos muerde la piel.
Yo siempre guardo la esperanza de
volver a recorrer esos caminos perdidos en la distante soledad del parque nacional
José del Carmen Ramírez.
Nos acomodamos, me percato de que
todos estén en el lugar que le corresponde a cada uno y les recuerdo que mañana
a las cinco de la mañana debemos levantarnos para prepararnos para la jornada
del día siguiente.
Este es un homenaje a todos los que me han acompañados en esta ruta,
Sabaneta, (San Juan) la Ciénaga, (Jarabacoa)
Domingo Acevedo.
829 568 3544
domingoacv2@gmail.com
www,brigadacimarronasebastianlemba.blogspot.com