sábado, agosto 15, 2015

Guerra de la Restauración

Guerra de la Restauración

«Este artículo trata sobre la tercera independencia de la parte oriental de La Española (hoy República Dominicana) ocurrida en 1863».
Guerra de la Restauración
Fecha16 de agosto de 1863-15 de julio de1865
LugarRepública Dominicana
Casus belliAnexión de la República Dominicana a España
ResultadoRestauración de la soberanía dominicana
Consecuencias
  • Victoria liberal
  • Establecimiento de la Segunda República
Beligerantes
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svgSingle Color Flag - 0434B1.svg1 Liberales dominicanosFlag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Reino de España
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svgSingle Color Flag - BF0000.svg1 Conservadores dominicanos
Comandantes
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svg Gregorio Luperón
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svg Santiago Rodríguez
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Isabel II
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svgSingle Color Flag - BF0000.svg Pedro Santana
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg José de la Gándara
Fuerzas en combate
15 000-17 000 guerrilleros2Oficialmente: 51 824 soldados (29 824 peninsulares)3
Total: 41 000 españoles, 10 000 cubanos y puertorriqueños, 12 000 dominicanos y 27 buques de guerra4
Bajas
6000 muertos y 4000 heridos518 000 peninsulares y 5000 cubanos, puertorriqueños y dominicanos muertos, heridos, enfermos o desaparecidos6
[editar datos en Wikidata]
La Guerra de la Restauración fue una guerra de guerrillas llevada a cabo en Santo Domingo desde 1863 hasta 1865 entre los nacionalistas dominicanos y España, que había recolonizado, con ayuda delconservadurismo dominicano, el país 17 años después de su independencia. El conflicto terminó con la victoria dominicana y la retirada de las fuerzas españolas del país.

Antecedentes[editar]

El terrateniente y caudillo Pedro Santanafue el promotor de laanexión del país a España en 1861.
En 1861, el general Pedro Santana había arrebatado la presidencia a Buenaventura Báez, quien había quebrado la Tesorería de la Nación con grandes ganancias para sí mismo. Frente a una crisis económica, así como la posibilidad de un nuevo ataque de Haití, Santana pidió a España que retomara el control de su antigua posesión bajo la categoría de provincia, con tan solo 17 años de independencia. Al principio, la monarquía española estaba preocupada, pero con los Estados Unidos ocupados con su propia guerra civil e incapaces de imponer la Doctrina Monroe, consideraba que había una oportunidad para reafirmar el control en América Latina. El 18 de marzo de 1861, se anunció la anexión, y Santana se convirtió en gobernador general de la recién creada jurisdicción.
Sin embargo, este acto no fue bien recibido por todos. El 2 de mayo, el general José Contreras lideró una fallida rebelión, yFrancisco del Rosario Sánchez encabezó una invasión desde Haití (cuyo gobierno aunque oficialmente neutral, le preocupaba que España afianzase su poder en la zona), pero fue capturado y ejecutado el 4 de julio de 1861. Eventualmente Santana renunciaría a su cargo en enero de 1862 tras sostener diferencias con las autoridades españolas en Cuba que limitaron su poder y que destituyeron a sus amistades para colocar a peninsulares en los cargos de poder; la reina Isabel II le confirió el marquesado de las Carreras como compensación por sus servicios al Reino.
Las autoridades españolas comenzaron a alienar a la población en general mediante el establecimiento de una política conocida como “bagajes”, que requería que los ciudadanos entregaran cualquier animal de trabajo a los militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización. Esto fue especialmente problemático en la región del Cibao en el norte, donde los agricultores dependían de sus animales para su sustento. Un segundo factor fue cultural: el nuevo arzobispo de España se horrorizó al descubrir que un gran número de parejas dominicanas no estaban casados ​​bajo la Iglesia Católica Romana. Esta situación se produjo debido al pequeño número de sacerdotes en el país, así como la pobreza y la falta de caminos y transporte para llegar a una iglesia para casarse. Con las mejores intenciones, el Arzobispo Bienvenido Monzón quería poner remedio a esta situación en un corto tiempo, pero sus demandas sólo irritaba a la población local que habían llegado a aceptar el estado actual de los nacimientos "ilegítimos" de forma normal. Económicamente, el nuevo gobierno también impuso aranceles más altos para los productos no españoles y los buques y trató de establecer un monopolio sobre el tabaco, contrariando a las clases comerciantes también. A finales de 1862, los funcionarios españoles estaban empezando a temer la posibilidad de una rebelión en la región del Cibao (el sentimiento anti-español no era tan fuerte en el sur). Por último, había rumores de que España volvería a imponer la esclavitud y enviar a los dominicanos negros a Cuba y Puerto Rico.
Mientras tanto, España había emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de recuperar los territorios que Toussaint Louverture había tomado por Haití en 1794. En un intento de sofocar los disturbios en Dominicana, las tropas españolas habían desalojado a los haitianos que vivían en estas áreas a lo largo de la frontera haitiano-dominicana. El presidente haitiano, Fabre Geffrard renunció a su posición de neutralidad y empezó a ayudar a los rebeldes dominicanos.

Guerra[editar]

El entonces joven generalGregorio Luperón encabezó a los rebeldes en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de agosto de 1863, un nuevo grupo bajo el liderazgo de Gregorio Luperón ySantiago Rodríguez hizo una audaz incursión en el cerro de Capotillo (Dajabón) e izaron el pabellón dominicano. Esta acción, conocida como el Grito de Capotillo, fue el comienzo de la guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao se unieron a la rebelión, y el 13 de septiembre, un ejército de 6,000 dominicanos se atrincheró en la Fortaleza San Luis, en Santiago. Los rebeldes establecieron un nuevo gobierno al día siguiente, con José Antonio 'Pepillo' Salcedo como presidente, e inmediatamente calificó a Santana, que ahora era líder de las fuerzas españolas, como traidor. Salcedo intentó pedir ayuda a los Estados Unidos, pero fue rechazada.
España tuvo un momento difícil luchando contra los rebeldes. En el transcurso de la guerra, perderían más de 33 millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas (en gran parte debido a la fiebre amarilla). Santana, quien había sido venerado como un excelente estratega militar, se vio incapaz de romper la resistencia dominicana. En marzo de 1864, desobedeció deliberadamente las órdenes de concentrar sus fuerzas en torno a Santo Domingo y fue reprendido y relevado de su cargo por el Gobernador General José de la Gándara quien mandó a Santana a Cuba para hacer frente a una corte marcial. Sin embargo, Santana murió repentinamente antes de que esto ocurriera.
De la Gándara trató de negociar un alto el fuego con los rebeldes. Él y Salcedo aceptaron discutir los términos de paz, pero en medio de las negociaciones, Salcedo fue derrocado y asesinado por un grupo de descontentos encabezado porGaspar Polanco. La facción de Polanco estaba preocupada de que Salcedo tuviera la intención de retornar al ex presidente Buenaventura Báez, a quien los rebeldes odiaban tanto como odiaban a los españoles por sus acciones antes del golpe de Estado a Santana en julio de 1857. A pesar de que Báez se había opuesto inicialmente a la anexión española, una vez vivió en España con un subsidio del gobierno y tuvo el grado honorario de mariscal de campo en el ejército español. No fue sino hasta el final de la guerra que él volvió a la República Dominicana.
En España, la guerra estaba demostrando ser extremadamente impopular. En combinación con otras crisis políticas que estaban ocurriendo, que llevaron a la caída del primer ministro español, Leopoldo O'Donnell. El Ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales.
El gobierno de Polanco fue de corta duración. Después de un nefasto ataque sobre la posición española en Montecristi y los esfuerzos para establecer un monopolio del tabaco en nombre de sus amigos, él mismo fue derrocado por Benigno Filomeno de Rojas y Gregorio Luperón, en enero de 1865. Dándole tregua a la lucha, la junta provisional organizó una nueva constitución, y cuando se aprobó, el general Pedro Antonio Pimentel se convirtió en el nuevo presidente el 25 de marzo 1865.
En el otro lado del Atlántico, las Cortes decidieron que no querían financiar una guerra por un territorio que en realidad no necesitaban, y el 3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la anexión. El 15 de julio, las tropas españolas abandonaron la isla.

Secuelas[editar]

Aunque muchas ciudades dominicanas y la agricultura en todo el país fueron destruidas (a excepción del tabaco) durante la guerra, la Guerra de Restauración trajo un nuevo nivel de orgullo nacional a la República Dominicana. La victoria dominicana también le demostró a los cubanos y puertorriqueños que España podía ser derrotada. Por otro lado, en la política local, el liderazgo durante la guerra se concentró en las manos de pocos caudillos regionales, quienes podían ordenar la lealtad de las regiones. Este sistema de poder político se mantuvo hasta finales del siglo XX.
La política dominicana se mantuvo inestable durante los próximos años. Pimentel fue presidente durante sólo cinco meses antes de ser reemplazado por José María Cabral. Cabral, a su vez fue derrocado por Buenaventura Báez en diciembre de 1865, pero retomó la presidencia en mayo de 1866. Sus negociaciones con los Estados Unidos sobre la posible venta de la tierra alrededor de la Bahía de Samaná resultaron ser tan impopulares que Báez fue capaz de recuperar la presidencia una vez más en 1868.
En las relaciones dentro de la isla, la guerra marcó un nuevo nivel de cooperación entre Haití y la República Dominicana. Hasta entonces, Haití había considerado la isla de La Española como "indivisible" y había intentado, sin éxito, conquistar la mitad oriental varias veces en el pasado. La guerra obligó a Haití a darse cuenta de que este objetivo era esencialmente inalcanzable, y fue sustituido por años de disputas fronterizas entre los dos países.
El 16 de agosto se conmemora un día de fiesta nacional en la República Dominicana, así como el día que el presidente dominicano es juramentado en su cargo cada cuatro años.

Referencias[editar]

  1. ↑ Saltar a:a b Sang Ben, 1997: 347. Los colores políticos de los conservadores y liberales dominicanos eran el rojo y azul respectivamente.
  2. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70
  3. Volver arriba Álvarez-López, 2012: 180
  4. Volver arriba Álvarez-López, 2012: 180; Cordero Michel, 2002: 70
  5. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70; Pérez Memén, 2008: 108
  6. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70

Bibliografía[editar]

  • Álvarez-López, Luis (2012). Cinco ensayos sobre el Caribe hispano en el siglo XIX: República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, 1861-1898. Santo Domingo: Editorial Búho. ISBN 978-9945-074-67-3.
  • Cordero Michel, Emilio. "Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865". Clío 70 (164): Jun-dic, 2002, p. 39-78.
  • Moya Pons, Frank (2007). Markus Wiener Publishers, ed. History of the Caribbean: plantations, trade, and war in the Atlantic world (en inglés) (Ilustrada edición). p. 370. ISBN 1558764151.
  • Pérez Memén, Fernando (2008). Anexión y restauración de la República: (ideas, mentalidades e instituciones). Amigo del Hogar. ISBN 9789945427332.
  • Sang Ben, Mu-Kien Adriana (1997). Una utopía inconclusa: Expaillat y el liberalismo dominicano del siglo XIX. Santo Domingo: Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). ISBN 9788489525542.

Guerra de la Restauración

Guerra de la Restauración

«Este artículo trata sobre la tercera independencia de la parte oriental de La Española (hoy República Dominicana) ocurrida en 1863».
Guerra de la Restauración
Fecha16 de agosto de 1863-15 de julio de1865
LugarRepública Dominicana
Casus belliAnexión de la República Dominicana a España
ResultadoRestauración de la soberanía dominicana
Consecuencias
  • Victoria liberal
  • Establecimiento de la Segunda República
Beligerantes
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svgSingle Color Flag - 0434B1.svg1 Liberales dominicanosFlag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Reino de España
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svgSingle Color Flag - BF0000.svg1 Conservadores dominicanos
Comandantes
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svg Gregorio Luperón
Flag of the Dominican Republic (up to 1844).svg Santiago Rodríguez
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg Isabel II
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svgSingle Color Flag - BF0000.svg Pedro Santana
Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg José de la Gándara
Fuerzas en combate
15 000-17 000 guerrilleros2Oficialmente: 51 824 soldados (29 824 peninsulares)3
Total: 41 000 españoles, 10 000 cubanos y puertorriqueños, 12 000 dominicanos y 27 buques de guerra4
Bajas
6000 muertos y 4000 heridos518 000 peninsulares y 5000 cubanos, puertorriqueños y dominicanos muertos, heridos, enfermos o desaparecidos6
[editar datos en Wikidata]
La Guerra de la Restauración fue una guerra de guerrillas llevada a cabo en Santo Domingo desde 1863 hasta 1865 entre los nacionalistas dominicanos y España, que había recolonizado, con ayuda delconservadurismo dominicano, el país 17 años después de su independencia. El conflicto terminó con la victoria dominicana y la retirada de las fuerzas españolas del país.

Antecedentes[editar]

El terrateniente y caudillo Pedro Santanafue el promotor de laanexión del país a España en 1861.
En 1861, el general Pedro Santana había arrebatado la presidencia a Buenaventura Báez, quien había quebrado la Tesorería de la Nación con grandes ganancias para sí mismo. Frente a una crisis económica, así como la posibilidad de un nuevo ataque de Haití, Santana pidió a España que retomara el control de su antigua posesión bajo la categoría de provincia, con tan solo 17 años de independencia. Al principio, la monarquía española estaba preocupada, pero con los Estados Unidos ocupados con su propia guerra civil e incapaces de imponer la Doctrina Monroe, consideraba que había una oportunidad para reafirmar el control en América Latina. El 18 de marzo de 1861, se anunció la anexión, y Santana se convirtió en gobernador general de la recién creada jurisdicción.
Sin embargo, este acto no fue bien recibido por todos. El 2 de mayo, el general José Contreras lideró una fallida rebelión, yFrancisco del Rosario Sánchez encabezó una invasión desde Haití (cuyo gobierno aunque oficialmente neutral, le preocupaba que España afianzase su poder en la zona), pero fue capturado y ejecutado el 4 de julio de 1861. Eventualmente Santana renunciaría a su cargo en enero de 1862 tras sostener diferencias con las autoridades españolas en Cuba que limitaron su poder y que destituyeron a sus amistades para colocar a peninsulares en los cargos de poder; la reina Isabel II le confirió el marquesado de las Carreras como compensación por sus servicios al Reino.
Las autoridades españolas comenzaron a alienar a la población en general mediante el establecimiento de una política conocida como “bagajes”, que requería que los ciudadanos entregaran cualquier animal de trabajo a los militares españoles sin ningún tipo de garantía de indemnización. Esto fue especialmente problemático en la región del Cibao en el norte, donde los agricultores dependían de sus animales para su sustento. Un segundo factor fue cultural: el nuevo arzobispo de España se horrorizó al descubrir que un gran número de parejas dominicanas no estaban casados ​​bajo la Iglesia Católica Romana. Esta situación se produjo debido al pequeño número de sacerdotes en el país, así como la pobreza y la falta de caminos y transporte para llegar a una iglesia para casarse. Con las mejores intenciones, el Arzobispo Bienvenido Monzón quería poner remedio a esta situación en un corto tiempo, pero sus demandas sólo irritaba a la población local que habían llegado a aceptar el estado actual de los nacimientos "ilegítimos" de forma normal. Económicamente, el nuevo gobierno también impuso aranceles más altos para los productos no españoles y los buques y trató de establecer un monopolio sobre el tabaco, contrariando a las clases comerciantes también. A finales de 1862, los funcionarios españoles estaban empezando a temer la posibilidad de una rebelión en la región del Cibao (el sentimiento anti-español no era tan fuerte en el sur). Por último, había rumores de que España volvería a imponer la esclavitud y enviar a los dominicanos negros a Cuba y Puerto Rico.
Mientras tanto, España había emitido una orden real en enero de 1862 declarando su intención de recuperar los territorios que Toussaint Louverture había tomado por Haití en 1794. En un intento de sofocar los disturbios en Dominicana, las tropas españolas habían desalojado a los haitianos que vivían en estas áreas a lo largo de la frontera haitiano-dominicana. El presidente haitiano, Fabre Geffrard renunció a su posición de neutralidad y empezó a ayudar a los rebeldes dominicanos.

Guerra[editar]

El entonces joven generalGregorio Luperón encabezó a los rebeldes en la lucha por restablecer la soberanía dominicana.
El 16 de agosto de 1863, un nuevo grupo bajo el liderazgo de Gregorio Luperón ySantiago Rodríguez hizo una audaz incursión en el cerro de Capotillo (Dajabón) e izaron el pabellón dominicano. Esta acción, conocida como el Grito de Capotillo, fue el comienzo de la guerra.
Una ciudad tras otra en el Cibao se unieron a la rebelión, y el 13 de septiembre, un ejército de 6,000 dominicanos se atrincheró en la Fortaleza San Luis, en Santiago. Los rebeldes establecieron un nuevo gobierno al día siguiente, con José Antonio 'Pepillo' Salcedo como presidente, e inmediatamente calificó a Santana, que ahora era líder de las fuerzas españolas, como traidor. Salcedo intentó pedir ayuda a los Estados Unidos, pero fue rechazada.
España tuvo un momento difícil luchando contra los rebeldes. En el transcurso de la guerra, perderían más de 33 millones de pesos y sufrirían más de 10,000 víctimas (en gran parte debido a la fiebre amarilla). Santana, quien había sido venerado como un excelente estratega militar, se vio incapaz de romper la resistencia dominicana. En marzo de 1864, desobedeció deliberadamente las órdenes de concentrar sus fuerzas en torno a Santo Domingo y fue reprendido y relevado de su cargo por el Gobernador General José de la Gándara quien mandó a Santana a Cuba para hacer frente a una corte marcial. Sin embargo, Santana murió repentinamente antes de que esto ocurriera.
De la Gándara trató de negociar un alto el fuego con los rebeldes. Él y Salcedo aceptaron discutir los términos de paz, pero en medio de las negociaciones, Salcedo fue derrocado y asesinado por un grupo de descontentos encabezado porGaspar Polanco. La facción de Polanco estaba preocupada de que Salcedo tuviera la intención de retornar al ex presidente Buenaventura Báez, a quien los rebeldes odiaban tanto como odiaban a los españoles por sus acciones antes del golpe de Estado a Santana en julio de 1857. A pesar de que Báez se había opuesto inicialmente a la anexión española, una vez vivió en España con un subsidio del gobierno y tuvo el grado honorario de mariscal de campo en el ejército español. No fue sino hasta el final de la guerra que él volvió a la República Dominicana.
En España, la guerra estaba demostrando ser extremadamente impopular. En combinación con otras crisis políticas que estaban ocurriendo, que llevaron a la caída del primer ministro español, Leopoldo O'Donnell. El Ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales.
El gobierno de Polanco fue de corta duración. Después de un nefasto ataque sobre la posición española en Montecristi y los esfuerzos para establecer un monopolio del tabaco en nombre de sus amigos, él mismo fue derrocado por Benigno Filomeno de Rojas y Gregorio Luperón, en enero de 1865. Dándole tregua a la lucha, la junta provisional organizó una nueva constitución, y cuando se aprobó, el general Pedro Antonio Pimentel se convirtió en el nuevo presidente el 25 de marzo 1865.
En el otro lado del Atlántico, las Cortes decidieron que no querían financiar una guerra por un territorio que en realidad no necesitaban, y el 3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la anexión. El 15 de julio, las tropas españolas abandonaron la isla.

Secuelas[editar]

Aunque muchas ciudades dominicanas y la agricultura en todo el país fueron destruidas (a excepción del tabaco) durante la guerra, la Guerra de Restauración trajo un nuevo nivel de orgullo nacional a la República Dominicana. La victoria dominicana también le demostró a los cubanos y puertorriqueños que España podía ser derrotada. Por otro lado, en la política local, el liderazgo durante la guerra se concentró en las manos de pocos caudillos regionales, quienes podían ordenar la lealtad de las regiones. Este sistema de poder político se mantuvo hasta finales del siglo XX.
La política dominicana se mantuvo inestable durante los próximos años. Pimentel fue presidente durante sólo cinco meses antes de ser reemplazado por José María Cabral. Cabral, a su vez fue derrocado por Buenaventura Báez en diciembre de 1865, pero retomó la presidencia en mayo de 1866. Sus negociaciones con los Estados Unidos sobre la posible venta de la tierra alrededor de la Bahía de Samaná resultaron ser tan impopulares que Báez fue capaz de recuperar la presidencia una vez más en 1868.
En las relaciones dentro de la isla, la guerra marcó un nuevo nivel de cooperación entre Haití y la República Dominicana. Hasta entonces, Haití había considerado la isla de La Española como "indivisible" y había intentado, sin éxito, conquistar la mitad oriental varias veces en el pasado. La guerra obligó a Haití a darse cuenta de que este objetivo era esencialmente inalcanzable, y fue sustituido por años de disputas fronterizas entre los dos países.
El 16 de agosto se conmemora un día de fiesta nacional en la República Dominicana, así como el día que el presidente dominicano es juramentado en su cargo cada cuatro años.

Referencias[editar]

  1. ↑ Saltar a:a b Sang Ben, 1997: 347. Los colores políticos de los conservadores y liberales dominicanos eran el rojo y azul respectivamente.
  2. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70
  3. Volver arriba Álvarez-López, 2012: 180
  4. Volver arriba Álvarez-López, 2012: 180; Cordero Michel, 2002: 70
  5. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70; Pérez Memén, 2008: 108
  6. Volver arriba Cordero Michel, 2002: 70

Bibliografía[editar]

  • Álvarez-López, Luis (2012). Cinco ensayos sobre el Caribe hispano en el siglo XIX: República Dominicana, Cuba y Puerto Rico, 1861-1898. Santo Domingo: Editorial Búho. ISBN 978-9945-074-67-3.
  • Cordero Michel, Emilio. "Características de la Guerra Restauradora, 1863-1865". Clío 70 (164): Jun-dic, 2002, p. 39-78.
  • Moya Pons, Frank (2007). Markus Wiener Publishers, ed. History of the Caribbean: plantations, trade, and war in the Atlantic world (en inglés) (Ilustrada edición). p. 370. ISBN 1558764151.
  • Pérez Memén, Fernando (2008). Anexión y restauración de la República: (ideas, mentalidades e instituciones). Amigo del Hogar. ISBN 9789945427332.
  • Sang Ben, Mu-Kien Adriana (1997). Una utopía inconclusa: Expaillat y el liberalismo dominicano del siglo XIX. Santo Domingo: Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). ISBN 9788489525542.

SON TUS SENOS.

Son tus senos

dos tibias paloma que anidan en mis manos.

Domingo Acevedo.

Foto tomada de la red.

amor alienigena.

Foto tomada de la red.

USA.

Tomada de la red.

viernes, agosto 14, 2015

EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.



He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua, ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía  destruyó toda la cosecha, el monte achicharrado por el sol de julio, resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer, a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos    por el camino real.

Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos. En la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aun no regresa del monte, anda cortando la leña para mañana preparar el horno, han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí,  el monte está desolado,  con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares.

Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas,  bajo los limoncillos florecidos de eternidad de la tía Tatín. El orgullo nos impide ir a pedir  un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre, inmerso en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se me humedecen los ojos de estrellas.

No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, viene felices, cargados de tilipias y jicoteas. En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna y sacude la cabeza, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León ladra alegre, juguetea, salta,  nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.

Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata y nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un cardo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy. Reímos, contamos historias, entonamos viejas canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia, después de comer, Felipe, se irá  dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde Amantina, ella  lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.

Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre  los dos y los miro con orgullo, ellos son  buenos pescadores y mejores cazadores,  un día seré como ellos y podré ir por el monte y  llegar más allá de los limites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres la felicidad eterna.

Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix,  está sabroso el caldo, sólo que la tilapias tienen muchas espinas hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarla, nos quedan algunas tilapias para mañana y tres sabrosas  jicoteas, para los días siguientes, así que podremos invitar a otros vecinos  a compartir  nuestra comida.

Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte, a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, me voy a la cama feliz, el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin,  podré ir cazar.

Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque,  cada camino tiene un  horizonte  que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios que lo ha creado todo tan perfecto.

Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar a la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad eterna.  

Mientras cierro los ojos, escucho los tambores lejanos que invitan para mañana en la noche, a bailar en el patio de la abuela Mamá Tita, la danza de la lluvia para conjurar la sequía. 

Domingo Acevedo.










Fotos tomadas de la red.

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