viernes, marzo 08, 2013

Es huella la palabra que el tiempo olvida


Poemas 2012

I
la palabra es huella que deja el tiempo
en los espejos de la ignorancia
1/1/12


II
Es tu recuerdo
un lucero de olas sangrando
en el abismo de los sueños
1/1/112

III

Cantan los gallos
un gato en el tejado
se esfuma en la luz de la alborada
1/1/12

IV

Es huella la palabra que el tiempo olvida
1/1/12

V

Un silencio de palabras rotas tratan de justificar el olvido
1/1/12


Sinfonía de guerra.

Río de sal en el rostro de un horizonte de azufre
sangre de unicornios sobre la primavera que enero marchita
voz quebrada por el hacha homicida del verdugo
tarde de cenizas que el viento diluye a lo lejos
pergaminos rotos de una historia inconclusa
Sinfonía de guerra
canto de amor y entrega
donde la eternidad es una flor que brota de cuatro  pechos
ensangrentados en su heroísmo
y allí
solos
en medio de la nada
y sin ninguna posibilidad de romper el cerco
no les quedó más que morir
aferrados a sus sueños
Enero 2012


Amaury.

Alas de aves fantásticas llevan en la voz del viento
el nombre de Amaury
más allá de un ocaso de sangre
donde las sombras sucumben a  la  luz de una estrella
que en su frente eterniza sus sueños
en le crepúsculo más puro de su breve vida.
Enero 2012

Domingo Acevedo.


A esta hora el camino real.

El camino real a esta hora esta desierto, una brisa caliente levanta nubes de polvo que se pierden entre los matorrales resecos.

Es medio día, en julio el verano achicharra todo el monte y la primavera es un vestigio lejano de flores y mariposas derretido en el recuerdo de los abuelos que debajo de una mata de mango dormitan en el efímero esplendor de los sueños.
Enero 2012


A ninguna parte he ido todo este tiempo de vivir

A ninguna parte he ido todo este tiempo de vivir. He caminado sin rumbo por los caminos de la vida, he vivido una vida que no es mía, que es ajena, que le pertenece a otros, he cargado sobre mis hombros sueños y dolores ajenos.

Hoy me he quitado la mascara que he llevado puesta por tanto tiempo y he ido al espejo a mirarme cual tal soy y no me conozco, no soy yo, mi rostro es el rostro de todos, soy el pueblo, soy la vida, la esperanza.

Soy ese niño que muere cada tres segundos de hambre, soy esa mujer crucificada en la  mas absoluta pobreza, soy ese hombre que después de un día de andar por la ciudad buscando una esperanza, vuelve a su casa con las manos vacías, soy ese anciano abandonado a su suerte, soy el mendigo de la calle, soy la muchedumbre acorralada por las guerras y el hambre, yo soy el dolor, soy la vida, soy la esperanza última.
Enero 2012


Un unicornio de plata

En las lejanas praderas de una lágrima
Un unicornio de plata deja huellas de sal
En las noches de  luna llena
Enero 2012

Domingo Acevedo.

Estas noches frías

Estas noches frías me acercan tanto al pasado
que dos palomas de agua se posan en mi corazón
Feb 2012


Los duendes de la noche


En una esquina de mi alma
Los duendes de la noche
Tocan  las tamboras del olvido
Feb 2012



Sí el hambre, la pobreza


Sí el hambre, la pobreza, la represión policial permanente en contra de los pobres, la corrupción, sí los apagones y la escasez de agua no te indignan es porque no vives en un barrio pobre de la Republica Dominicana o porque eres del gobierno de turno,  que todo lo que hace esta bien, aunque este muy mal.

Domingo Acevedo.

Ahora que el olvido llega


Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos, quiero rendir un tributo permanente a: Tatín, Mamá Tita, Agustina, Aurora, doña Lola, Eufemia y a las demás mujeres que con su amor forjaron nuestros sueños en aquel tiempo donde vivir era tan difícil para los pobres y muy especialmente a las parteras que con sus manos fecundas nos sacaron del vientre de nuestras madres y nos mostraron el mundo

También a los hombres que como Juan de la Rosa, el abuelo Ismael, el tío Alberto, Ovidio y el tío Rafael entre otros, fueron guardianes celosos de nuestra raza.

Domingo Acevedo






                            Horizonte de pájaros fugaces.

Se nubla el horizonte de fugaces pájaros que esconden sus nidos detrás de los cristales de la tarde.
Planean en un cielo crispado de nubes y sombras, heridos por los rayos de un sol que agoniza en los brazos de la noche.
Por el camino real Ninito, con todo el peso de la noche sobre su espalda, cabalga despacio hacia donde la abuela Mamá, Tita lo espera con los brazos abiertos.
Feb. 2012

Domingo Acevedo.
  





VI
En la oquedad del tiempo
mi voz es el eco envejecido del silencio
Dic/12

VII

En la lejanía de mi voz
el mar se ahueca en un suspiro
Dic/12

VIII

Espiga de luz
llamaradas de sombras
racimos de estrellas
la noche
Dic/12


IX

En la oquedad del tiempo
mi voz es el eco envejecido del silencio
Dic/12



Un monumento a la pobreza

Es prima noche, por el camino las sombras cabalgan en el viento hacia los infinitos espacios del tiempo perdido tratando de alcanzar un horizonte de luz.

en el cielo, el destello de las estrellas se agolpa en nuestras miradas prisioneras por la grandeza de un universo en expansión, mientras que en el monte los grillos elevan una sinfonía al infinito  y junto al camino real una casita techada con tabla de palma, cobijada con yagua y con el piso de tierra, apenas iluminada por una lamparita de gas, se erige como un monumento a la pobreza, en ella una familia malvive todos los días su cotidianidad de hambre y miseria.

Domingo Acevedo.

Enero/13




He vuelto a esconderme

He vuelto a esconderme detrás de las sombras de mi soledad, huyo de las traiciones de los hombres.
25/12/12

Domingo Acevedo.

En este viaje hacia el olvido 
atrapado en propia soledad 
he llorado tantas veces mi vida 
que no se sí de verdad vivo o muero 
mayo/12 

He acumulado tanto dolor en mis recuerdos 
que en mis ojos hay una herida que no cierra 
Mayo/12 

Hay un niño herido en mi voz 
Mayo/12 

Ya no se a donde voy 
me he perdido en los laberintos 
de la incertidumbre 
buscando una salida para escapar 
a tantos recuerdos 
mayo/12 

Estas dos lágrimas que ruedan por mi rostro 
Arrastran consigo todo espeso amargo de mi edad 
mayo/12 

Aquí 
arrinconado contra los últimos vestigios del tiempo 
la vida se desvanece en la nada 
mayo/12 


La tarde llegó silenciosa 
enterró sus cuchillos de sal en mi memoria 
y se alejo cantando 


Mis huellas vienen de ninguna parte 

Mis huellas vienen de ninguna parte y se pierden en una ciudad donde la soledad y el olvido se adueñan de todas las cosas. 

Todos estos años he caminado en circulo alrededor de la nada sin darme cuenta lo rápido que se han ido todos años, llevándose con ellos parte de mi vida. 

Esta mañana me he mirado al espejo y me he visto tan desamparado que lloré imperturbable mi desdicha de ser humano. 

Domingo Acevedo 
8/7/12 


No había nubes enjauladas en el cielo. 

No había nubes enjauladas en el cielo 
ni pájaros prisioneros en el viento 
ni árboles enclavados en la tierra 
ni mares encerrados en el horizonte 
sólo estaban mis ojos agonizando eternamente 
en el camino real 
8/7/12 
Domingo Acevedo 


Cuando la noche cae. 

Cuando la noche cae 
los Ángeles se esconden entre los lirios 
que adornan los caminos 
por donde la luna ondea en el viento su desnudez 
1/9/12 

En noches de luna llena 

En noches de luna llena 
antes del amanecer 
se pueden ver los fantasmas 
buscando huellas en los caminos 
donde sólo hay olvido 
1/9/12 

Un centauro 

Con una herida en el corazón 
postrado ante el olvido 
agoniza un centauro 
en sus ojos anegados de eternidad 
una luz se apaga 
30/8/12 

En la mirada un canto 

Una luna prisionera en su eternidad 
guía mis pasos a través del tiempo 
sobre mi espalda llevo una mochila 
repleta de versos y sueños 
de alegrías y flores la voz 
y en la mirada un canto 
30/8/12 

Domingo Acevedo.
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_estigio del sol 

Aun quedan en la prima noche 
vestigios del sol 
trocitos luminosos 
que el viento arrastra más allá de este otoño 
que llevo clavado en mi voz 
luna que en mis sueños intenta ser una mariposa 
15/9/12 

Eco de eternidad 

Eco de eternidad que brota de mi voz 
tibio reflejo de mariposas en la noche 
faro que guía los fantasmas perdidos en mi memoria 
telaraña divina que atrapa ángeles caídos 
árboles de cenizas 
huellas de cíclopes moribundos 
centauros que cabalgan en las infinitas praderas de la utopía 
hacia el olvido 
5/9/12 



Hoy la patria 

Hoy la patria se me antoja un buen lugar 
tribuna 
desde donde pueda levantarme de mi silencio 
y elevar mi voz 
por los que sufren 
por los que pasan hambre 
por los que mueren todos los días 
atrapados tras los barrotes imaginarios de la pobreza 
5/9/12 


Perdón 

Coño 
sí después de escribir 
tantas cosas interesantes 
y hermosas 
no soy poeta 
entonces 
qué soy 
5/9/12 


Domingo Acevedo


Sueños perdidos en los conucos.

Son las seis de la tarde, detrás de la casa papá prepara su montura. Julia es una burra que nos ha acompañado en un gran trecho de nuestras vidas, ha estado ahí, en las buenas y en las malas, sobre su lomo nos ha llevado por todos los confines de esta tierra y más allá, a la ciudad en donde no hay espacio para los humildes labradores que llenos de harapos por sus calles inhóspitas venden sus sueños perdidos en los conucos y  por las que pregonan  a viva voz: verduuuras, yuuuca, aguaaaaacates, maaaaangos marchanta llevo carbooon, venga marchanta que llevo huevos criollos, para después de vender nuestros productos por miserables monedas, perdernos en el monte con todos nuestros sueños a cuesta.

Ya la montura está lista, León juguetea entre nuestras piernas alegre, salta, ladra, mientras Julia nos mira con toda su ternura resumida en sus ojos tristes. No me acuerdo cuando llegó a casa pero la recuerdo de toda la vida, desde siempre, desde que tengo uso de razón.

Estamos detrás de la casa, bajo la mata de capá, mi madre, mi hermano Juancito, y yo, Felipe y Ñonó no se por donde andan, ya mí padre está preparado al lado de Julia, se despide con un gesto de la mano y se monta, yo corro y me aferro con ternura a una de sus piernas y luego me alejo para ver como él, mí padre, se aleja por el camino en sombras a un lugar perdido en el monte, León  va tras él ladrando y saltando alegre, nosotros nos quedamos parados en medio de la noche hasta que ellos se pierden en la oscuridad.


Allá en un claro del monte mi padre tiene un horno hecho de troncos secos para hacer carbón vegetal, para luego venderlo en la ciudad, tiene que cuidarlo, por eso es que amanece todas las noches vigilándolo para que no se incendie  porque sino en vez de carbón sólo encontrará cenizas.

En la carbonera, a la intemperie dormirá sobre algunos sacos de cabuya que lo cubrirán del frío de la noche y los mosquitos, acompañado de los grillos y las estrellas, las lechuzas y los murciélagos. A su lado León gruñirá a los fantasmas que rondan la soledad de la noche en el monte, él y Julia no desampararán a mi padre por nada del mundo, estarán siempre a su lado protegiéndolo de toda maldad escondida entre el silencio nocturno y la oscuridad.

Mañana tempranito, antes que salga el sol, mi madre, Juancito y yo iremos a encontrarnos con mi padre, les llevaremos un poco de café y algo de comer ya a  esa hora el carbón estará listo para llenar cuatro o cincos sacos para acomodarlos en el lomo de Julia y regresar a la casa, para de inmediato mi padre tomar el camino hacia la ciudad y venderlo a algún comerciante para traernos de comer para unos cuantos días.


Domingo Acevedo.


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