![]() |
Un espacio para compartir ideas, imágenes, propuestas, versos y la esperanza de un mundo mejor... Tel. 849 637 3922.
lunes, noviembre 11, 2024
Acto en recordacion a Ivan Rodriguez Pilier.
ARBOL DE SOMBRAS
Hace
tiempo te esperaba
llegaste
dormida en la luz de un relámpago
arropada
en los sueños
vestida
de silencio
descalza
sobre la transparencia de mi voz
dejando
tus huellas entre mis ojos
que te
tocan
que te
desnudan
que te
acarician el pubis
que
trepan hasta la cúspide imaginaria del placer
que se
ahondan hasta el orgasmo en tu sexo
mis
ojos que tejen en tu piel un vestido de música y flores
donde
el alba es una luz que se desgrana en los latidos de la pasión
tu piel que deja entre mis manos el dulce
sonido de tu aroma
que en
la ausencia se deshoja en la tentación de lo prohibido
tu
cuerpo desnudo lo dibujo en el nocturno lienzo del insomnio
y pongo
dos alas en tu espalda
cierro
los ojos
y estás
a mi lado
aunque
hace tiempo te alejas entre las brumas de la ausencia y el olvido
es allá
en los ignotos
parajes de los recuerdos
donde este
amor como un árbol de sombras
germina
crece
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.
Aureola de sangre.
Pies de cíclope
Aureola de sangre
ojos de sal derritiéndose en la noche
lengua mineral y salobre
víscera de animal feroz
dientes de vampiro sediento
corazón de hombre cruel
manos asesinas
aliento pestilente
boca de palabras endemoniadas
pies de cíclope derribado
brazos de Sansón ciego
muchedumbre acorralada y temerosa
es la humanidad
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.
Te amo.
A pesar de los pesares
I
Te amo
desde la plenitud
de mi soledad
en ella naufragaron barcos invisibles
sus tripulantes remotos
se resisten a morir
ahogados en el tiempo
y chapalean desesperados
en la nada
tratando de sobrevivir
al canto sublime de las sirenas
que en silencio los seduce
II
Te amo
y este siglo que palidece
al borde del abismo
me arrastra hacia un ocaso
de mariposas muertas
donde el hielo de la noche
guarda el rostro azorado
de los niños muertos
por el furor milenario
de un hambre atroz
que tritura los sueños
de las breves prostitutas
III
Que en una ciudad junto al mar Caribe
en un frío malecón
por unas monedas venden ternura
a hombres solitarios y tristes
que se deshacen de placer
en el sexo muerto de las niñas pálidas
que en las noches lívidas
del último otoño
hacen turno para morirse de sed
ahogadas en las sombras
de una ciudad diluida
entre caricias fingidas
y túneles infinitos y estrechos
por donde se les escapa la vida
a gotas de sangre y semen
IV
Te amo
a pesar del odio
de los hombres que me apartan de ti
y me atan al olvido
y me empujan al vacío
de un siglo casi muerto
donde soy testigo de mi propia soledad
y donde se mueren las flores
marchitas por el peso
de una primavera de sangre
Domingo Acevedo.
Roque Dalton.
Exilio II
Hoy añoro mi patria
desde la distancia más honda
que habita en mis recuerdos
mi patria herida
por el frío cristal del odio
herida por la muerte
que persigue y aniquila
a los que levantan en sus manos
la bandera multicolor
de la esperanza
la muerte enseñoreada
en su incansable maldad
la que sin tregua traspasa el tiempo
hasta el último aliento de la vida
la muerte regocijada
en su trono púrpura
escupiendo azufre
sobre el fervoroso sueño
de la multitud
la muerte
la incansable muerte
la que se esconde
detrás del estridente destello
de la metralla
la que danza alegre
al compás fúnebre de la sangre
la muerte
la que aniquila y destierra
la muerte
la fatídica muerte
la verdadera muerte
hoy añoro mi patria
desde la distancia más honda
de esta ciudad en la que habito
en México o Praga
en París o Costa Rica
en Argentina o España
Bélgica o Chile
las calles serán siempre
igualmente solas y tristes
Domingo Acevedo.
Dedicado a Roque Dalton
Foto tomada de la red.
Rayo carnívoro.
Lluvia de sal sobre la primavera
rayo carnívoro que muerde
el corazón tierno de las nubes
anfibios sollozos perforando la noche
piedra de sacrificio iluminada
por la sangre de un sol ciego
virgen descorazonada
por los demonios de sus deseos
ángeles mutilados por el pecado
ojos que miran desde la ausencia de la muerte
hombres consumidos en su ego
niños heridos en su inocencia por la guerra
y más allá de la ira y el odio
una bandera blanca ondea en mi corazón
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.