APOLOGÍA DEL TIEMPO
Domingo Acevedo
E-Mail
laesperilla_sos@hotmail.com
Santo Domingo, Rep. Dom.
Portada: José E. santos
Fue en la primavera del 2002 cuando conocí al poeta Domingo Acevedo. Él había publicado su libro “Espejismo de Luna Llena”, el cual yo acababa de leer. Esa misma sensibilidad, amor hacia los demás, ternura…y preocupación social que se mostraba en la poesía que yo había tenido el honor de re–crear, era un reflejo de la personalidad del poeta que me hablaba de mamá Tita la que hilvanaba / con los hilos del alma la noche, del que vio al abuelo Ismael que venía de tan cerca del mar / que podíamos sentir el olor de las olas en su mirada salpicada de cielo.
Seguimos conversando acerca de su tierna y fina poesía, mientras observábamos el viento mágico / coloreando de lirios y mariposas el horizonte. En ese mismo lugar escuché su canto invitando a la amada a recorrer el universo de su poesía: para desde allí ver hundirse el sol / en el manso océano de tus ojos. Y viajó en sus brazos, hasta trepar por las paredes de la soledad y decirle te toco y entre mis manos la primavera / se deshace salpicando de colores tu piel. Como un guaraguao incansable que dibuja maravillas en el aire, su vuelo no se detuvo. Cuando la ciudad lo encaminó por sus esquinas regadas de tristeza y alegría, tomó el control de su sueño, esparciendo en el aire su voz: y me embriago de luces y neón / y vomito lunas y estrellas / lirios y caracoles. Cuando terminó su recorrido por el mundo, dijo a la multitud: y en nuestros pensamientos todavía florecen lirios y azucenas.
Los escritores aspiran a que sus obras venzan al tiempo. Son muchas las que a medida que pasan los años se hacen más interesantes, van ganando brillantez y admiración, pero no es que han vencido al tiempo, es que al gran Cronos le ha placido convertirlas en deidades, dándoles cetros y leyes sobre mortales e inmortales. Entonces, es mejor exaltar al Tiempo y no rebelarse contra él. Todos los seres agonizan en los brazos del tiempo, este sigue siendo el mismo:
Mi voz húmeda
antes prehistoria de la vida
cabalga sobre el potro
indomable del tiempo
Mientras se preocupan porque el tiempo va pasando rápido, son ellos los que pasan y desesperados mueren bajo sus pies:
Sabía que detrás del tiempo
un fantasma agoniza
Aquí se nota airado contra el tiempo, pero ¿es él quien desobedece las órdenes del Tiempo? El sabe que es inútil luchar contra éste. En el sueño ha viajado a una tierra prometida donde habitan los inmortales, pero reconoce que pronto descenderá a la realidad.
Donde me enfrento en sus calles
(…)
con los duendes invisibles del tiempo
en un duelo rutinario e inútil
sabiendo que mañana
frente al espejo
volveré a ser yo
El dolor humano es trabajado frecuentemente y con lucidez en la poesía de Domingo Acevedo. A veces relaciona lo divino con lo humano para expresar la condición en que viven muchas personas olvidadas.
Caído un ángel
tirado en el asfalto
la piel mutilada
rota sus alas
(…)
Miles de voces se fortifican en la voz del poeta para denunciar el dolor en que se embriaga la existencia:
Soy nada
regreso cansado del olvido
nadie me recuerda
como un serafín herido
tengo el horizonte
pegado en la piel
Al leer el poema pájaros de marfil recordamos los campos dominicanos, donde los obreros trabajan alegres, tarareando canciones. Aunque aquí se refiere al batey, donde los obreros después de la zafra en una danza milenaria y sensual / rompen sus cadenas, el poeta nos traslada a los conucos para mostrarnos un obrero que empieza su jornada:
Tiene la mirada hueca
sumergido en una gota
amarga de rocío
El labriego espera la tarde, el fin de semana o la quincena para disfrutar con alegría el pago miserable de su fuerza.
La sociedad desigual como un Leviatán que somete a las serpientes a pagar eternamente el castigo de su rebeldía, hace que muchas mujeres tomen las esquinas para vender sus cuerpos. El poeta comparte con ellas tristeza y alegría. Le canta en la soledad:
Solitarias y sombrías
naufragan bajo las luces últimas
del amanecer
Nos muestra una sociedad donde los hombres viven como máquinas alquiladas al consumismo y la ambición de un sistema corrompido, donde se han perdido los valores humanos, lo que hace a los hombres vivir bajo desesperación, miedo e intranquilidad:
La humanidad prisionera
de sus propios sueños
sucumbía
Amante de la historia y promotor de la igualdad de derechos, invita a la amada a celebrar las gestas de Lemba:
Ven aquí negra mía
y deja que la luna
de seda y de ternura
te vista la piel
Cuando el amor reine en el corazón de los hombres, no será necesario luchar contra la pobreza, ni promover campañas contra el hambre y la delincuencia, porque todo esto es fruto de la ausencia de un verdadero amor. Reconociendo esto, el poeta llama a las familias a vivir por amor, porque es allí donde debe nacer para luego desarrollarse en la sociedad.
Y haz florecer en sus mejillas
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
y protégelo del frío
y la soledad
Fundiendo ternura y erotismo le dice a la amada que es un héroe vencedor de mil batallas, pero en sus manos no es más que un hombre enamorado que necesita su amor:
Deja que mis manos hagan surcos en tu piel
para sembrar en tu sexo de flores
la simiente congelada…
(…)
Yo también huyo de la furia ciega del amor
mas en tu piel anidan
los pájaros azules de mis manos.
Aunque en su época Tablada notó que el haiku se había convertido en lugar común en Hispanoamérica, digo –sin temor a equivocarme- que muchas personas desconocen no sólo su técnica, sino al propio haiku. Domingo Acevedo nos trae una muestra de sus conversaciones con Basho, Ryota, Yssa, Shiki, Kyoshi…, Buson y consigo mismo.
por el sendero
un caracol intenta
ser horizonte
El poeta Domingo Acevedo capta la realidad y la expresa mediante las palabras salpicadas de misterio, dejándonos en el papel la seducción vibrante de su poesía. Sólo nos queda seguir leyendo sus poemas.
Dedicatoria
A mis padres Sergio Bautista y Consuelo Acevedo, artífices proletarios de mi vida, a ellos debo el amor y la ternura y lo que simplemente soy.
A la tía Amantita Acevedo, que siempre me protegió de la furia de los fantasmas del pasado.
A Enrique Acevedo, al tío Rafael Acevedo y a Miguel Ángel Acevedo quienes un día partieron por un oscuro sendero de lágrimas y flores hacia el olvido y a toda mi familia, forjadora de mis sueños, inspiradora de mi vida, a ellos, con los que compartí en la Esperilla, el sublime amor a la tierra, a la vida
La brevedad y el abismo insondable de la poesía
(Sixto debe revisar esta parte por que está descontinuado)
Espejismo de luna llena” primer libro publicado por Domingo Acevedo nos brindó un poeta de vuelo primario, aunque profundo; ahora este nuevo texto poético nos trae a un Domingo Acevedo mucho más maduro con una poesía de contenido filosófico, bordeando la metafísica, en esa búsqueda existencial que ha acompañado al hombre desde sus orígenes y que ha formado parte de sus crisis.
La búsqueda permanente del yo, del propio ser se encuentra con la dualidad de un yo externo y un yo interior, Domingo busca ese yo desde esa acuciosa, incisiva y profunda interrogante de quien soy si soy y no soy nada, que el hombre se ha formulado siempre y que es el principio para iniciar el descubrimiento de sí mismo.
A medida que el poeta crece y madura su poesía es más breve, limpia y hermosa. La brevedad es señal de buen poeta, pues decirlo todo en un breve poema es contener al universo en unas cuantas palabras.
Afirmo que hay un salto en el poeta, desde Espejismo de Luna Llena hasta este texto tuvo que haber un proceso de crecimiento, de maduración, de concienciación del fenómeno poético, porque de un poema a otro, así como de un libro a otro, hay un abismo insondable, amplio y profundo que debe dar un fruto mucho más acabado como este que tenemos ahora en nuestras manos
Prof. Sixto Gabín
Poeta y Ensayista
Capítulo
I
Apología de tiempo
Soy el eco unicelular
del viento
mi voz húmeda
antes prehistoria de la vida
cabalga sobre el potro
indomable del tiempo
espada en ristre
decapitando siluetas
cuyas cabezas líquidas
estallan al tocar la tierra
salpicando las noches
de lirios y azucenas
DETRÁS DE LA NOCHE
Detrás de la noche
un ojo ancestral
llora el dolor del mundo
Las orquídeas
He visto los barcos
anclar apacibles
en la alborada lunar
de la nada
parecen flotar
en la fina neblina del tiempo
el mar distante
arremolina en su interior
todo el universo en una estrella
mientras que en el cielo
los peces como en un espejo
se quedan petrificados
no van a ninguna parte
su rubor plateado
refulge en la noche
indiferente a la soledad
de las orquídeas
que crecen como una ola
que salpica de colores
la piel azul distante
del bosque
La máscara
Volveré a ser yo
cuando mañana me mire al espejo
y vea a las bailarinas muertas
orinándose de asco
en medio de la noche
bajo una luna de plata
que alumbra la ciudad de mis sueños
donde me enfrento en sus calles
a los duendes invisibles del tiempo
en un duelo rutinario e inútil
sabiendo que mañana
frente al espejo
volveré a ser yo
cuando me quite la máscara
y ya no me conozca
Solitarias estatuas
Soy
no soy nada
regreso cansado del olvido
nadie me recuerda
como un serafín herido
tengo el horizonte
pegado en la piel
y en los ojos un sol oscuro
ilumina el sendero
ensangrentado de flores
regreso cansado
tengo las manos repletas
de eternidad
llamaradas de mariposas
vuelan hacia el ocaso
donde solitarias estatuas
abandonadas al azar
me miran con lástima
soy
no soy nada
detrás de las puertas del tiempo
siempre abiertas
un cementerio de estrellas
un lirio roto
soy
no soy nada
El azar y la nostalgia
Vivo perdido entre el azar
y la nostalgia
sonámbulo desando
los senderos de la ausencia
ciego me enfrento a la nada
vencido como un dragón
sucumbo a la soledad
Mi niñez
He mirado hacia dentro de mí
el pasado
como una cortina rota por el dolor
se abre
y en un rincón del tiempo
mi niñez herida aun agoniza
El viento
Esta noche
el viento tocó mi puerta
su vago olor a distancia
inundó la casa
tam tam
insistió el viento
mas no abrí
sabía que detrás del tiempo
un fantasma agoniza
Perros invisibles
I
Perros invisibles
huyen de mi voz
tratan de morder
el horizonte
donde todas las tardes
en su oquedad anida el sol
Perros invisibles
II
Detrás de los espejos
perfumados de mis ojos
habita un fantasma
que ama a los perros
invisibles de mi voz
todas las tardes
los lleva a pasear
más allá del horizonte
donde el sol y las aves
juegan a la escondida
con la noche
Matriz
Yo que no era
ni soy si seré
que me miro a mí mismo
desde mi ausencia
que habita en mi inhumanidad
hecha de piedra y metal
soy como un tótem
que los dioses erigieron
como testimonio
evidencia de que en la tierra
se había perdido en los hombres
la esperanza del amor
y las máquinas dueñas del futuro
como una visión trágica
iniciaban su reinado
en un mundo indiferente
a su propia realidad
una realidad tan avasalladora
que cuando los hombres despertaron
era tarde
la humanidad prisionera
de sus propios temores
sucumbía
En el umbral del tiempo
En el umbral del tiempo
cinco fantasmas
tocan la puerta de mi memoria
un ángel les abre
y les pregunta
- qué quieren
- entrar
el ángel los mira
y en silencio
vuelve a cerrar la puerta
mientras murmura
para sus adentros
- pobrecitos
ignoran que ya no hay espacio
para más recuerdos
Fúnebres banderas
Fúnebres banderas
ondean en mi corazón
herida que no cierra
sangre que no cesa
muerte que me llama
Perdido en el tiempo
Vago perdido por el tiempo
busco en los umbrales de la nada
a un fantasma que agoniza
en mi corazón
Ausencia
Mis ojos en cada lágrima
vomitan la distancia
mi corazón en cada latido
va sepultando la alegría
y esta ausencia
honda como una ola
rompe los cristales de mi alma
Sangre Regocijada
Relámpago cegador
hogueras que se apagan
sangre regocijada
lirios rotos contra el espejo
de la tarde
abandonado al azar
entre mis manos
el mundo agoniza
Danza de cuchillos
Canto esta danza de cuchillos
que brota de mis labios gitanos
desnuda baila la luna mi canto
canto que hiere la distancia
distancia que agoniza bajo la luna
luna que coqueta y desnuda baila
al compás de mi canto
Saeta de flores
Atrapado en la arena movediza
de mi inconsciente
no tengo alas
la utopía
certera saeta de flores
salpicó de colores
la espesura azul distante de mis ojos
Anochecía
El lucero estaba ahí
anochecía
no me había dado cuenta
lo tarde que era
en la distancia
sobre una tumba
un jazmín
El mar Caribe
Látigo de viento y salitre
el mar Caribe
guarda en su horizontalidad
el origen mineral de mi voz
Una espiga
Crece en mi pecho
una espiga de dolor
Cuando los años pasan
Dubitativos los años pasan
frente a los umbrales de mis ojos
se van
pero siempre se quedan
pintando de blanco
con sus dedos mis cabellos
Erupción
Dos pájaros se fugan
de mis ojos
cristalinos destellos
del dolor
raíces permanentes
de la angustia
erupción inevitable
del que sufre
Las puertas del silencio
He tocado las puertas
del silencio
hoy
esta tarde
que la lluvia desnuda
corre por el sendero
como un niño solitario
y mi voz
como un puñal
traspasa el tiempo
que sangra relojes
que marcan un horario
de ternura
Ronda mi casa
La muerte ronda mi casa
hermosa y seductora
se para frente a mi portal
invisible y desnuda
se atreve
toca mi puerta
la ignoro
mas temo
tengo miedo
que un día necesario
dormido me quede
en sus brazos
Hoy llamé la muerte
Hoy llamé la muerte
la invité a mi casa
la senté en mi mesa
compartí con ella
el pan y el vino
después ebrios
bailamos sin fin
al compás de la noche
aturdidos y felices
terminamos en un sofá
haciendo el amor
complacida
antes de salir el sol
se fue
sin decirme adiós
Mi voz
Mi voz lapida
el eco del silencio
espada redentora
que divide la sangre
del amor
Humano
Ya no quiero ser más
el humano
apenado
me sumerjo en los túneles
secretos de la noche
busco entre los escombros
del tiempo
la perdida humanidad
del hombre
Cuando todos se vayan
Un día todos se irán
y me quedaré solo
diré adiós
con las manos arrugadas
por los años
después me sentaré
en un rincón de la tarde
hasta que el lucero
ilumine la memoria
luego cruzaré el sendero
de la noche
abriré la puerta del tiempo
voltearé el rostro
y miraré con nostalgia
como los sueños
se desvanecen en la nada
Una flor en el pecho
Hijo
ven a los brazos de tu padre
que hoy está solo
no huyas
ven abrígalo
pon una flor en su pecho
haz florecer en su mejilla
el candor de la aurora
cobíjalo bajo la sombra
del árbol del amor
protégelo del frío
y la soledad
hoy que viejo y cansado
tendido sobre un lecho
de hojas amarillas agoniza
A Randor Ezequiel mi hijo.
Vértigo de nostalgia
Hermano
hace tiempo que partiste
en el carrusel de la inocencia
hacia el inefable laberinto de la nada
te fuiste
a poblar de ángeles la ausencia
pero el llanto irrevocable
aún humedece los recuerdos
y en la memoria
la llovizna pertinaz de entonces
se mezcla con el humo de los fogones
donde la esperanza se consume
fúnebres banderas ondean
en las manos del viento
vértigo de nostalgia
huracán de cenizas
que viste la noche de luto
dagas clavadas en la garganta del silencio
ay
mis dedos siguen cavando fosas
donde no cabe la angustia
adiós
pero deja hermano mío
deja
que mis lágrimas
aten tu recuerdo a mi corazón
no te quedes callado
rompe tu silencio de abismo sideral
abre los ojos
abrázame con la mirada perenne
de la vida
y si te vas
si te vas llévame contigo
no me dejes
llévame contigo
dolor
llanto
lágrimas
ya no te encontraré
amasando con tus manos
recién nacidas
la luz del crepúsculo
ay
tu cuerpo horizontal y pálido
tu cuerpo de cristal quebrado
por un haz de luz carnívoro
tus ojos
helados promontorios de estrellas
en la cúspide del universo
tus manos dormidas entre mis manos
tus manos de témpanos morados
tus manos
tu risa
tu risa
tu risa enorme como el viento
cantan los árboles tu nombre
en donde podré esconderme
que la soledad no me atrape
A Guaroita Acevedo
Mi hermano
Nací frente al mar
Nací frente al mar
en una ciudad ilusoria
atestada de fantasmas
que corren y danzan alegres
por calles anegadas
de algas peces y corales
que florecen todo el año
Iluminando los rincones
de las casas invisibles
donde habitan las sirenas
que atraen con su canto
a viejos marineros
con sueños de piratas
que navegan perdidos
por lugares remotos
donde el olor estancado
de lunas florecidas
deja un rastro lumínico
de pétalos dormidos
sobre los mares
del tiempo perdido
donde peces gigantescos
y monstruos marinos
devoran los barcos
con la tripulación adentro
esa ruta de naufragio
lleva a lejanos puertos
de babilónicas ciudades
donde hermosas sirenas
disfrazadas de doncellas
reciben a los viajeros
con guirnaldas de estrellas
música de ángeles
banquetes faraónicos
y amplios salones
decorados sin prisa
donde marineros decrépitos
y hermosas sirenas
disfrazadas de doncellas
bailan sin descanso
música triste de otros tiempos
Capitulo
II
Mariposas desnudas
Mariposas desnudas
navegan sobre las olas
inmensas del viento
mientras por el camino retorcido
del otoño
noviembre va perdiendo
su encanto de niño travieso
sus huellas sobre el hielo
reciente de los inviernos remotos
sin prisa se van esfumando
por los oscuros laberintos
de un mundo cimentado
sobre mentiras celestiales
Estatua de sal
Entre tus párpados
azul claro un trozo de cielo
invisibles gorriones
juegan a la escondida en tu cabeza
mientras un violín hueco
imita tu voz
de tus labios gotea un ruiseñor
que despierta con su trino
la mañana
flores amarillas
inundan la transparencia
de los días de junio
abandonada junto al camino
una estatua de sal
Un Ángel
Caído un ángel
tirado en el asfalto
la piel mutilada
rotas sus alas
la vida humedecida
cien mariposas heridas
atolondradas
vuelan sonámbulas
ciegas
como lágrimas huecas
y profundas
como el eco desgarrador
y distante del llanto
vuelan
vuelan sin tiempo
vuelan sin rumbo
vuelan
caído un ángel
la piel mutilada
rotas sus alas
lacerado el corazón
herido por un rayo
ya no puede volar
Barcos piratas
Barcos cargados de distancia
navegan sonámbulos
por los mares remotos
de la ausencia
hacia las heladas regiones australes
más allá de la tierra del fuego
donde el sol permanece
petrificado tras el cristal
del invierno
Oscurece
Oscurece
una colmena de pájaros
azuldistante
revolotea alrededor
de la primera estrella
Anoche
Anoche me senté
a escribir un poema
y me quedé dormido
cuando desperté
estaba muerto
me hirió la pluma
el corazón de la sangre
y naufragó la vida
en el mar de las palabras
Canción de cuna para dormir la luna
I
Cantan
los grillos cantan
cantan
bajo un sin fin
de estrellas
II
Cantan
réquete cantan
cantan los grillos
cantan
III
Cantan
como gitanos
cantan
a la luna
luna
Sol de verano
Airado el sol del verano
clava sus puñales en la tierra
Mutación
Atardece
llovizna
el sol se muta
un arco iris
No tiene memoria
No tiene memoria la sangre
que al tocar la tierra
danza desnuda
al compás del dolor
Agonía
Honda en su eterna agonía
la sangre no cesa
El mar muerto
Apenado el viento se detuvo
en medio de la noche
y preguntó a las estrellas
por qué no le avisaron
que el mar había muerto de sed
Sal y arena
Ahí está el mar
contándonos la historia
del mundo
la escribe con sal y arena
sobre los pergaminos del viento
La memoria
La memoria del mar
es el viento
que guarda en sus orígenes
el vuelo horizontal
de los pájaros
Tsunami
El mar cuando se irrita
vomita peces
sus eructos
siembran por el mundo
el dolor
Pesadumbre
Anoche los perros
ladraron tanto
que la luna
en su pesadumbre
se ahogó en el rocío
De oro y seda
Hermoso traje
tiene la noche
de oro y seda
siempre vestida
Canto de sirena
La ciudad difusa
se esconde tras la brisa
limpia y perfumada
del invierno
pequeños hombrecitos dorados
pintan de colores el horizonte
mientras en el cielo
pausadas las estrellas
se van agrupando como potros
doblegados en un corral
con una tranquilidad celestial
serenas las luces van despertando
llenando de luciérnagas
los remotos rincones de la ciudad
que esconde tras las vidrieras
un mundo subterráneo
donde mujeres prisioneras
en el ámbar de la nada
venden placeres a hombres
azorados y tristes
que fascinados no sobreviven
al canto de las sirenas
y sus cadáveres sonámbulos
flotan tranquilos sobre un océano
de lunas derretidas
mientras el viento
los va juntando más allá del horizonte
cenagoso del amanecer
el viento que también agoniza
herido por un concierto
de pájaros funerarios
que se alimentan de la carne
hueca y perfumada
de los hombres que sedientos
mueren huérfanos de amor
en brazos de las mujeres
que vestidas de lunas y estrellas
florecen y se multiplican
bajo los faroles del tiempo
Capitulo
III
Sol de Cristal
El viento
como un ruiseñor herido huye
trata de esconderse
tras el horizonte
al que nunca llega
bajo mi piel la noche se esconde
con un rumor de siglos
las estrellas afloran
entre mis ojos húmedos
de distancia
veloces unicornios galopan
hacia los insólitos rincones
de la memoria
donde tu recuerdo
bajo un sol de cristal
como una bandera victoriosa ondea
A donde va la luna
I
A dónde va la luna
vestida como una diosa
II
En busca de un amor
tan alto como el sol
III
Por qué siente celos
la tierra de ella
IV
Por qué sueñan las dos
con el mismo amor
Virgen en pecado
I
Ven
ebria de soledad
a mis brazos
II
Ven
sedienta
como un cascabel
mudo de sonidos
III
Ven
vacía como un cántaro
roto por la eternidad
IV
Ven
y grita mi nombre
en la insondable noche
del olvido y la muerte
V
Ven
y búscame
entre la multitud de ángeles
que habitan en tus sueños
Piel de Sándalo
Piel de sándalo
cabellos de lianas dormidas
sobre los árboles de la selva
ojos de mar insondable y sereno
pezones erectos y tibios
entre mis manos
labios que saben mi nombre
labios que besan y ríen
lengua apasionada y sedienta
cintura de anillo nupcial
ombligo de caramelo en mi boca
largas piernas
sexo de fuego
pies descalzos
sobre la alborada de mis sueños
ven mujer
traspasa el tiempo y la distancia
desnúdate
y danza para mí bajo la luna
Dios te creó
I
Dios te creó
yo te hice
mis manos de alfarero
moldearon tu cuerpo
II
Dios te dio la vida
Yo te di el amor
Pequeña mujer
Hecha de rocío y de luz
Quise huir
I
No hay donde esconderse
II
Hoy
la alegría sonora
de los amantes clandestinos
me delató
III
Me sorprendió agachado
detrás de las murallas
del horizonte
IV
Quise huir
pero al intentarlo
me hirió el alma
el llanto de un niño
recién nacido
V
Petrificado
entre las pestañas de la brisa
mi cuerpo hecha raíces
Me atan cadenas
No podré ir a tu lado
ahora que te amo
ahora que guardo en mi corazón
para ti
un quetzal de cristal
ahora que soy joven y tierno
como un sauce
ahora que mis sueños
pueden volar tan alto
como un cóndor sobre los andes
II
Me quedaré aquí
no quiero
pero me atan cadenas
las cadenas de la distancia
me atan a la ausencia
III
OH amor
honda es la pena de quedarme
de no ir a tu lado
de morir tan lejos de la aurora
El secreto amor
El júbilo sempiterno de los sapos
el agua serena del estanque
las estrellas dormidas en tus ojos
y el secreto amor que no llega
La luz
La luz atravesando
el prisma de tus ojos
mil mariposas
Rota la luz
Rota la luz
en la inefable quietud
de tus ojos
en tu mirada se condensan
los colores del arco iris
Tu mirada
He desenterrado la luz
que los dioses
enterraron en la noche
ignoraban ellos
que la luz
como tu mirada
no caben en la nada
Sublime ritual
Noches estremecidas
por los quejidos húmedos
que brotan de tus labios
nuestros cuerpos
horizontalmente desnudos
hacen del acto del amor
un sublime ritual
Atesoro
Atesoro entre mis manos
el estridente perfume de tu piel
fuego que enciende mi tacto
cuando la humedad digital
de tu sexo en mis labios
endulza todos mis sentidos de placer
Profecía
Perdí tu amor hace siglo
entre la soledad muda de los libros
y las cenizas ensangrentadas
y calientes
de las batallas inacabables
de imposibles victorias
que en el fragor de las noches inciertas
azotadas por un viento lúgubre
siempre torturaron mi alma
de soldado vencido
pero a pesar de mi soledad profética
no puedo renunciar a ti
aun sabiendo que soy un hombre
marcado por la tristeza milenaria
de los milicianos que fueron a la guerra
a morir por un extraño idealismo
que los fanatizó de tal manera
que nunca alcanzaron a entender
que en esa vorágine eterna
de sangre y metralla
perdían su humanidad
y se morían lejos
en la soledad de su crueldad
consumidos por el fuego helado
de un invierno eterno
que aún guarda congelado
el rostro de miedo
de los soldados muertos
en la última batalla
de la guerra del fin del mundo
y yo que sobrevivo a los designios
me resisto a perderte
Y te busco más allá de la profecía
entre los espejos rotos
de los aposentos imaginarios
donde mi infancia
diluida entre la sangre
y los laureles
agoniza tras la ambarina
levedad de tus ojos
que me miran desde el olvido
más puro de tu alma
A pesar de los pesares
I
Te amo desde la plenitud
de mi soledad
en ella naufragaron barcos invisibles
sus tripulantes remotos
se resisten a morir
ahogados en el tiempo
y chapalean desesperados
en la nada
tratando de sobrevivir
al canto sublime de las sirenas
que en silencio los seduce
II
Te amo y este siglo que palidece
al borde del abismo
me arrastra hacia un ocaso
de mariposas muertas
donde el hielo de la noche
guarda el rostro azorado
de los niños muertos
por el furor milenario
de un hambre atroz
que tritura los sueños
de las breves prostitutas
III
Que en una ciudad junto al mar Caribe
en un frío malecón
por unas monedas venden ternura
a hombres solitarios y tristes
que se deshacen de placer
en el sexo muerto de las niñas pálidas
que en las noches lívidas
del último otoño
hacen turno para morirse de sed
ahogadas en las sombras
de una ciudad diluida
entre caricias fingidas
y túneles infinitos y estrechos
por donde se les escapa la vida
a gotas de sangre y semen
IV
Te amo a pesar del odio
de los hombres que me apartan de ti
y me atan al olvido
y me empujan al vacío
de un siglo casi muerto
donde soy testigo de mi propia soledad
y donde se mueren las flores
marchitas por el peso
de una primavera de sangre
Pájaros azules
Entre mis manos crece tu risa
igual que en el pasto distante
crece la hierba
eres un destello breve
súbito
que ilumina de repente
la abrupta sombra
de mi cuerpo horizontal
tendido sobre las tardes
grises de enero
ven
deja que tu nombre entre mis labios
sea un rayo que hiera la distancia
deja que mis manos hagan surcos en tu piel
para sembrar en tu sexo de flores
la simiente congelada en mi semen
para que en tu vientre la vida
igual que el trigo en los campos
ilumine los ignotos senderos
de la fantasía
soy un héroe
vencedor de mil batallas
mas en tus brazos como un centauro
caigo vencido al amor y la ternura
atados mis sueños a tu nombre
ya no voy a ninguna parte
he anclado mi barca
en la remota soledad del tiempo
junto a la insondable desnudez
de tu cuerpo
dormido sobre un lecho de pétalos
petrificados sobre la nada
refugio de los fantasmas
que huyen de la furia
de los minotauros
yo también huyo de la furia ciega
del amor
mas en tu piel anidan
los pájaros azules de mis manos
Capítulo
IV
Antiguos rinocerontes
Antiguos rinocerontes
se pasean orondos
por las praderas fabulosas
del olvido
se alejan de la primavera
ya no volverán a abrevar
bajo las estrellas
se van perdiendo
por los caminos polvorientos
del verano
hacia la inmensa soledad del tiempo
donde agonizan
tirados sobre las cenizas de su origen
segado por las manos
imperiosas del odio
un odio que espanta
a las luciérnagas petrificadas
en el silencio súbito
de las mañanas vegetales
de los primeros días de mayo
Antiguas Prostitutas
Bajo los escombros de la noche
a esta hora la ciudad
parece abandonada
sólo algunos autos iracundos y veloces
se pierden en la oscuridad
antiguas prostitutas
solitarias y sombrías
naufragan bajo las luces últimas
del amanecer
sus cadáveres angustiados
flotan sobre los altos edificios
espejismo de un mundo absurdo
en el que habito
Mas allá
Más allá de un sonoro horizonte
de luciérnagas
las tamboras anuncian la alborada
Pájaros de Marfil
Tiene la mirada larga y hueca
sumergida en una gota
amarga de rocío
en su pecho una tambora
anuncia la vida
y entre sus labios
prisioneros pájaros de marfil
sonoros y fugaces
muerden el horizonte
en su cabellera llena de alambres
una corona hecha de retazos
de melancolía y sueños
por el camino no se sabe
si viene o se va
siempre alegre en el batey
después de la zafra
bajo las estrellas
en una danza milenaria y sensual
rompe sus cadenas
Negra Antillana
I
Negra Antillana
en tu sangre llevas el ritmo tropical
del Caribe imperial
reina del mar y los caracoles
reina del amor y la ternura
reina de la melaza y del guarapo
II
Negra majestuosa
alegre y sensual
amo tu piel color aceituna
de la que te sientes orgullosa
porque sabes que es hermosa
de África una flor crece en la distancia
III
Negra dulce y encantadora
deidad que aún suspira
en el dolor de la historia
que los esclavos escribieron
con su sangre en América
IV
Deidad que habita en las noches
alegres de los bateyes
y vive en los cañaverales
y en los cafetales en flor
V
Y permanece en los días
Interminables de las zafras
donde tu presencia dulcifica
la vida de los hombres
que hacen del duro trabajo
una canción de amor
VI
Negra antillana
simple
inmensa
esencia de siglos
sueños de atabales
ritmo de tambores
es amargo nuestro azúcar
pero dulces tus labios que anhelo
Sebastián Lemba
Ven aquí negra mía
y deja que la luna
de seda y ternura
te vista la piel
vamos
que en los manieles
repican las tamboras
anuncian que Sebastián Lemba
con su furia
las cadenas rompió
y los negros en América
libres ya son
Navidad
Navidad
sangre de distancia
muerta
sueños de luces
fantasía de colores
ruidos
y risas
y aquí
en nuestra mesa
tú
y
yo
simplemente
compartimos
la desnudez
del hambre
Poeta
Nadie entiende tu soledad
poeta
esa soledad que pregona tu silencio
cuando caminas despacio por las calles
dejando huellas inconclusas y fatigadas en tu alma
esa soledad que destila tu mirada
cuando el viento en tu interior abre puertas
por donde se escapan los hombres
proscritos del tiempo
viejos violinistas encantados
que con su sonido de flautas
llenan tu sangre de prostitutas
y mendigos
de molinos de vientos
y quijotes
de alondras
y luciérnagas remotas
que viajan en tu mente
hacia un secreto universo de bitácoras
donde es un espejismo
tu soledad
un espacio vacío
un abismo cósmico
de fosforescentes longitudes verticales
que ahondan la angustia de las estatuas colosales
que miran impávidas al cielo
con un silencio de salitre y olvido en sus labios petrificados por el tiempo
ellas lloran
poeta
inadvertidas suplican y sus lágrimas de rocío
sobre la hierba reseca
cada mañana guardan prisioneras las estrellas australes
nadie sabe de dónde vinieron
pero están ahí
mudo testimonio de una civilización de cíclopes
que se marcharon dejándolas como evidencias
y aunque posiblemente no volverán
ellas aún esperan la llegada de los secretos visitantes del cielo
es en esa rígida actitud de melancolía
que ellas se parecen a ti
poeta
a ti que tienes una herida abierta
por donde cada tarde se cuelan pájaros
y mariposas
a llenar de alas y flores tu mirada
que vuela tranquila hasta alcanzar la frontera más lejana del universo
ellas
poeta
se parecen a ti que tienes una edad prehistórica
que guarda relojes minerales
que esconden sueños de arena
que hablan de una historia diluida en un tiempo
que tiene dedos amargos que se aferran con dolor
al delirio de los arácnidos que tejen pausadamente
sus telarañas lumínicas donde atrapan los insectos
que pueblan el pensamiento putrefacto
del hombre moderno
que no vive
que agoniza
enloquecido por el espanto cotidiano de la muerte
intoxicado por el humo
abrumado por la prisa
y en su delirio solo vive para el odio y la guerra
vociferando que la paz es sólo un sueño de guitarras y palomas
una canción que los niños olvidaron antes de nacer
un discurso hueco
una palabra fría
nada
y olvida que él como tal es simplemente excremento
de un desarrollo que apesta a muerte
un esclavo de las máquinas
una cifra estadística
un número
que se maneja sin ningún valor humano
con desprecio
sin ninguna identidad
ese es el hombre moderno
viciado
prostituido
deshumanizado
el que agoniza acorralado por la prisa
en que el tiempo desvanece los sueños
y diluye la esperanza entre espejos rotos
el que no admite que al final del siglo XX
tu puedas soñar con la paz
y vestirte de ternura y solidaridad
para construir con las palabras el amor
para que la alegría perdure más allá de la profecía
para que la primavera estremecida por un vuelo horizontal de golondrinas
sea eterna bajo este cielo infinitamente breve
y si al final del poema él persiste y se obstina
en su actitud oscura hacia la vida arrojando al hombre común al vacío
donde la muchedumbre amotinada
es triturada por la incertidumbre de un futuro incierto
míralo despacio y con desprecio
y en silencio guarda tu soledad en un bolsillo
y luego sigue tu camino sin prisa hacia la aurora
para que cuando amanezca tu tristeza sólo sea
un pájaro que se escapa de tus ojos hacia el olvido
y para que entre tus manos repletas de sueños
germine la vida
y se multiplique la esperanza
Datos biográficos (contra portada con fotografía mía)
Nací en la Esperilla, junto al camino real en una casita de yagua con piso de tierra bajo el cielo parpadeante de un amanecer salpicado por el rocío del otoño e impregnado por el olor reciente y vegetal de los hornos que ardían a fuego lento más allá de los límites de la aurora
Fueron las manos luminosas de Belén las que con asombro me sacaron del vientre florecido de mi madre, las que lavaron mi piel recién hecha las que me vistieron de ternura y me depositaron junto a la hoguera anaranjada del amanecer para que el frío de los inviernos remotos no salpicara de escarcha mi alma para que mi piel siempre tibia no se derritiera en las noches dejando un rastro invisible de mariposas muertas en la dermis arrugada del tiempo
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir ideas, imágenes, propuestas, versos y la esperanza de un mundo mejor... Tel. 849 637 3922.
domingo, febrero 05, 2012
APOLOGÍA DEL TIEMPO.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, febrero 04, 2012
Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos.
Horizonte de pájaros fugaces.
Se nubla el horizonte de pájaros fugaces que esconden sus nidos detrás de los cristales de la tarde.
Planean en un cielo crispado de nubes y sombras, heridos por los rayos de un sol que agoniza en los brazos de la noche.
Por el camino real Ninito, con todo el peso de la noche sobre su espalda, cabalga despacio hacia donde la abuela Mamá, Tita lo espera con los brazos abiertos.
Feb. 2012
Estas noches frías me acercan tanto al pasado
que dos palomas de agua se posan en mi corazón
Feb 2012
En una esquina de mi alma
Los duendes de la noche
Toca las tamboras del olvido
Feb 2012
Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos, quiero rendir un tributo permanente a: Tatín, Mamá Tita, Agustina, Aurora, doña Lola, Eufemia y a las demás mujeres que con su amor forjaron nuestros sueños en aquel tiempo donde vivir era tan difícil para los pobres y muy especialmente a las parteras que con sus manos fecundas nos sacaron del vientre de nuestras madres y nos mostraron el mundo
También a los hombres que como Juan de la Rosa, el abuelo Ismael, el tío Alberto, Ovidio y el tío Rafael entre otros, fueron guardianes celosos de nuestra raza.
Se nubla el horizonte de pájaros fugaces que esconden sus nidos detrás de los cristales de la tarde.
Planean en un cielo crispado de nubes y sombras, heridos por los rayos de un sol que agoniza en los brazos de la noche.
Por el camino real Ninito, con todo el peso de la noche sobre su espalda, cabalga despacio hacia donde la abuela Mamá, Tita lo espera con los brazos abiertos.
Feb. 2012
Estas noches frías me acercan tanto al pasado
que dos palomas de agua se posan en mi corazón
Feb 2012
En una esquina de mi alma
Los duendes de la noche
Toca las tamboras del olvido
Feb 2012
Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos, quiero rendir un tributo permanente a: Tatín, Mamá Tita, Agustina, Aurora, doña Lola, Eufemia y a las demás mujeres que con su amor forjaron nuestros sueños en aquel tiempo donde vivir era tan difícil para los pobres y muy especialmente a las parteras que con sus manos fecundas nos sacaron del vientre de nuestras madres y nos mostraron el mundo
También a los hombres que como Juan de la Rosa, el abuelo Ismael, el tío Alberto, Ovidio y el tío Rafael entre otros, fueron guardianes celosos de nuestra raza.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
viernes, febrero 03, 2012
En definitiva somos más pero somos menos.
En definitiva somos más pero somos menos.
Somos más que aquellos que en el mundo oprimen y matan.
somos más que aquellos que nos condenan a morir de hambre.
somos más que aquellos que en planeta promueven la destruccion y las guerras.
somos más que aquellos que trafican con nuestras esperanzas por alcanzar un mundo más equitativo, justo y solidario.
somos más que aquellos que amordazan nustras voces que reclaman justicia.
somos más que aquellos que construyen sus sueños sobre nuestros cadaveres.
En definitiva somos más pero somos menos, porque somos incapaces de unir nuestras voces para gritar bien alto a nuestros verdugos, ya basta.
Domingo Acevedo.
Somos más que aquellos que en el mundo oprimen y matan.
somos más que aquellos que nos condenan a morir de hambre.
somos más que aquellos que en planeta promueven la destruccion y las guerras.
somos más que aquellos que trafican con nuestras esperanzas por alcanzar un mundo más equitativo, justo y solidario.
somos más que aquellos que amordazan nustras voces que reclaman justicia.
somos más que aquellos que construyen sus sueños sobre nuestros cadaveres.
En definitiva somos más pero somos menos, porque somos incapaces de unir nuestras voces para gritar bien alto a nuestros verdugos, ya basta.
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
jueves, febrero 02, 2012
El gobierno chileno quiere permitir una matanza de lobos marinos.
Al gobierno de la República de Chile
Sr. Sebastián Piñera Echeñique, Presidente
Palacio de la Moneda, Chile
Estimado Sr. Presidente Piñera,
con gran asombro he sabido, que el gobierno chileno quiere permitir una matanza de lobos marinos.
El Ministro de Economía Pablo Longueira y el Subsecretario de Pesca Pablo Galilea trabajan en el llamado "Plan de Manejo Poblacional del Lobo Marino Común (Otaria flavescens) en las costas de Chile". Este prevé, que los lobos marinos deben ser eliminados para resolver la grave crisis de la industria de la pesca, que afecta a más de 60.000 pescadores y sus familias.
Las crisis ecológica, económica y social ha sido provocada por el ser humano y no por la aparente plaga de lobos marinos, como el Ministerio de Economía, la industria de la pesca y los grupos de lobby afirman falsamente y sin base científica. Con falsas soluciones y acusaciones, los responsables quieren desviar la atención de las auténticas causas del problema.
La crisis actual se debe únicamente a la sobreexplotación de los mares por flotas pesqueras que destruyen y contaminan el ecosistema marino, así como por la industria acuícola del salmón. La mala política ha contribuído durante tres décadas con permisos irresponsables de pesca, falta de controles y pésimo cumplimiento de las leyes, al colapso de la pesca en la costa chilena.
Los lobos marinos forman una parte importante del ecosistema y son necesarios para conservar el equilibrio ecológico. Por favor:
-Detenga hoy mismo el llamado "Plan de Manejo Poblacional del Lobo Marino Común (Otaria flavescens) en las costas de Chile", incluidas las cuotas de eliminación de ejemplares, las licencias de caza y los permisos de captura.
-Anule los permisos de captura concedidos para la exportación de lobos marinos a parques zoológicos, shows de animales y circos.
-Haga públicos todos los estudios sobre los lobos marinos que han realizado en este contexto.
- Lleve a cabo una política pesquera que conserve las existencias de peces y su hábitat y que ofrezca a las personas una fuente de ingresos a largo plazo. No pueden concederse nuevos permisos para granjas de salmón. La acuicultura de salmón destruye los ecosistemas.
Chile es conocido y querido en todo el mundo por sus tesoros únicos. Por favor, conserve y proteja la naturaleza y sus habitantes. Esperamos una pronta respuesta positiva.
Atentamente,
Domingo Acevedo
Brigada Cimarrona Sebastian Lemba.
C/16 Km8 Carretera Sanchez 42
DO - Santo Domingo d.n.
Sr. Sebastián Piñera Echeñique, Presidente
Palacio de la Moneda, Chile
Estimado Sr. Presidente Piñera,
con gran asombro he sabido, que el gobierno chileno quiere permitir una matanza de lobos marinos.
El Ministro de Economía Pablo Longueira y el Subsecretario de Pesca Pablo Galilea trabajan en el llamado "Plan de Manejo Poblacional del Lobo Marino Común (Otaria flavescens) en las costas de Chile". Este prevé, que los lobos marinos deben ser eliminados para resolver la grave crisis de la industria de la pesca, que afecta a más de 60.000 pescadores y sus familias.
Las crisis ecológica, económica y social ha sido provocada por el ser humano y no por la aparente plaga de lobos marinos, como el Ministerio de Economía, la industria de la pesca y los grupos de lobby afirman falsamente y sin base científica. Con falsas soluciones y acusaciones, los responsables quieren desviar la atención de las auténticas causas del problema.
La crisis actual se debe únicamente a la sobreexplotación de los mares por flotas pesqueras que destruyen y contaminan el ecosistema marino, así como por la industria acuícola del salmón. La mala política ha contribuído durante tres décadas con permisos irresponsables de pesca, falta de controles y pésimo cumplimiento de las leyes, al colapso de la pesca en la costa chilena.
Los lobos marinos forman una parte importante del ecosistema y son necesarios para conservar el equilibrio ecológico. Por favor:
-Detenga hoy mismo el llamado "Plan de Manejo Poblacional del Lobo Marino Común (Otaria flavescens) en las costas de Chile", incluidas las cuotas de eliminación de ejemplares, las licencias de caza y los permisos de captura.
-Anule los permisos de captura concedidos para la exportación de lobos marinos a parques zoológicos, shows de animales y circos.
-Haga públicos todos los estudios sobre los lobos marinos que han realizado en este contexto.
- Lleve a cabo una política pesquera que conserve las existencias de peces y su hábitat y que ofrezca a las personas una fuente de ingresos a largo plazo. No pueden concederse nuevos permisos para granjas de salmón. La acuicultura de salmón destruye los ecosistemas.
Chile es conocido y querido en todo el mundo por sus tesoros únicos. Por favor, conserve y proteja la naturaleza y sus habitantes. Esperamos una pronta respuesta positiva.
Atentamente,
Domingo Acevedo
Brigada Cimarrona Sebastian Lemba.
C/16 Km8 Carretera Sanchez 42
DO - Santo Domingo d.n.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos
Ahora que el olvido llega y se lleva los recuerdos, quiero rendir un tributo permanente a: Tatín, a Mamá Tita, a Agustina, a Aurora, a doña Lola, a Eufemia y a las demás mujeres que con su amor forjaron nuestros sueños en aquel tiempo donde vivir era tan difícil para los pobres y muy especialmente a las parteras que con sus manos fecundas nos sacaron del vientre de nuestras madres y nos mostraron el mundo
También a los hombres que como Juan de la Rosa, el abuelo Ismael, el tío Alberto, Ovidio y el tío Rafael entre otros, fueron guardianes celosos de nuestra raza.
Domingo Acevedo
También a los hombres que como Juan de la Rosa, el abuelo Ismael, el tío Alberto, Ovidio y el tío Rafael entre otros, fueron guardianes celosos de nuestra raza.
Domingo Acevedo
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Sí nada de esto te indigna revisate.
Sí el hambre, la pobreza, la represión policial permanente en contra de los pobres, la corrupción, sí los apagones y la escasez de agua no te indignan es porque no vives en un barrio pobre de la Republica Dominicana o porque eres del gobierno de turno, que todo lo que hace esta bien, aunque este muy mal.
Domingo Acevedo.
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
En Siria la sangre y los muertos se acumulan en la conciencia de los que rigen el destino del planeta
En Siria la sangre y los muertos se acumulan en la conciencia de los que rigen el destino del planeta y determinan quien es malo y quien es bueno, quien muere y quien vive, quien gobierna y quien no y digo esto también, a propósito de lo que pasó Libia
Domingo Acevedo
Domingo Acevedo
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
lunes, enero 30, 2012
Foro Social Mundial culmina con llamado a protesta global
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
Nuestra solidadidad con los indigados de los Estados Unidos de Norte América
Nuestra solidadidad con los indigados de los Estados Unidos de Norte América
Va nuestras solidaridad con los indignados de los Estados Unidos de Norte América, llamamos al mundo a rebelarse contra la pobreza, el hambre, y la contaminacion que emiten los paises desarrollados que producen el cambio climatico que amenaza la vida en el planeta.
Va nuestras solidaridad con los indignados de los Estados Unidos de Norte América, llamamos al mundo a rebelarse contra la pobreza, el hambre, y la contaminacion que emiten los paises desarrollados que producen el cambio climatico que amenaza la vida en el planeta.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
domingo, enero 29, 2012
A propósito de Telemicro y el escándalo generado por Jesús Gil (Masa) y Mia en un programa televisivo.
A propósito de Telemicro y el escándalo generado por Jesús Gil (Masa) y Mia en un programa televisivo.
A propósito de Telemicro y el escándalo generado por Jesús Gil (Masa) en un espacio televisivo cuando este agarró las partes intimas del transexual Mia Cepeda, debo decir que la televisión dominicana es de muy mala calidad, vulgar, violenta y que promueve las malas costumbres.
En nuestra televisión hay muy pocos programas educativos, culturales e infantiles en cambio hay muchos programas enlatados, muchas telenovelas de mal gusto y con un alto contenido de sexo, películas violentas que al igual que las telenovelas tienen un alto contenido de sexo transmitidas en un horario donde aun los niños están levantados y sin ninguna regulación. También tenemos conductores de programas radiales y televisivos que se creen con el derecho de decir todas las sandeces y las vulgaridades que se les ocurren, sin que la llamada comisión de espectáculos públicos y radiofonía tome cartas en el asunto.
Tenemos una televisión con muy poca o ninguna regulación, eso también incluye la radio o sea que el dominicano que no tiene telecable tiene pocas opciones de ver programas de calidad, pienso que las autoridades correspondientes deben tomar las medidas necesarias para elevar la calidad de la televisión dominicana y para que actos como el que escenificaron Mia y Masa en un programa televisivo no vuelvan a suceder y para eso es necesario incluir en nuestra televisión más programas educativos, culturales e infantiles de calidad, reducir el numero de telenovelas y películas con alto contenido sexual y violento y transmitirlas en un horario destinado para adultos y penalizar la vulgaridad y la mediocridad en los medios de comunicación masivos.
Domingo Acevedo.
A propósito de Telemicro y el escándalo generado por Jesús Gil (Masa) en un espacio televisivo cuando este agarró las partes intimas del transexual Mia Cepeda, debo decir que la televisión dominicana es de muy mala calidad, vulgar, violenta y que promueve las malas costumbres.
En nuestra televisión hay muy pocos programas educativos, culturales e infantiles en cambio hay muchos programas enlatados, muchas telenovelas de mal gusto y con un alto contenido de sexo, películas violentas que al igual que las telenovelas tienen un alto contenido de sexo transmitidas en un horario donde aun los niños están levantados y sin ninguna regulación. También tenemos conductores de programas radiales y televisivos que se creen con el derecho de decir todas las sandeces y las vulgaridades que se les ocurren, sin que la llamada comisión de espectáculos públicos y radiofonía tome cartas en el asunto.
Tenemos una televisión con muy poca o ninguna regulación, eso también incluye la radio o sea que el dominicano que no tiene telecable tiene pocas opciones de ver programas de calidad, pienso que las autoridades correspondientes deben tomar las medidas necesarias para elevar la calidad de la televisión dominicana y para que actos como el que escenificaron Mia y Masa en un programa televisivo no vuelvan a suceder y para eso es necesario incluir en nuestra televisión más programas educativos, culturales e infantiles de calidad, reducir el numero de telenovelas y películas con alto contenido sexual y violento y transmitirlas en un horario destinado para adultos y penalizar la vulgaridad y la mediocridad en los medios de comunicación masivos.
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
viernes, enero 27, 2012
NO SOMOS LOS ÚNICOS HABITANTES DEL UNIVERSO.
NO SOMOS LOS ÚNICOS HABITANTES DEL UNIVERSO.
Es una tontería pensar que los únicos pobladores del universo, somos los habitantes del planeta tierra, mas allá de la imaginación de los humanos, la vida compleja y diversa existe en un universo desconocido para nosotros y en constante expansión.
Domingo Acevedo.
Es una tontería pensar que los únicos pobladores del universo, somos los habitantes del planeta tierra, mas allá de la imaginación de los humanos, la vida compleja y diversa existe en un universo desconocido para nosotros y en constante expansión.
Domingo Acevedo.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
jueves, enero 26, 2012
CANTO A LA ETERNIDAD, EL LIBRO.
Canto a la eternidad
Fantasma desnudo
No quiero habitar en tus sueños
como un fantasma que se desnuda
antes tus ojos y se masturba
quiero
tan sólo quiero
quiero ser lo que siempre he sido
un fugitivo que huye de sí mismo
y que termina escondiéndose
en los inhóspitos parajes de tu memoria
Cementerio de luz
El sol en la distancia deshoja la noche
que agoniza a la puerta de un cementerio de luces
el trino de unos pájaros de luto
ilumina de sombras la mañana
un largo camino de sangre viene de la eternidad
es aquí donde termina
donde el sol libera de la esclavitud de la noche
al rocío
Pupilas rotas por el dolor
Ríos coagulados en las mejillas del tiempo
lámparas heridas por las sombras
prostitutas dormidas en las efímeras
habitaciones del viento
pupilas rotas por el dolor
juncos azules bajo la lluvia helada del otoño
horizonte de mariposas amarillas
en las tardes fúnebres del invierno
sentado en la mesa del hambre
un niño
La vieja Belén
Este domingo de tristes soles escondiéndose
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre
el olor sombrío del musgo que crece entre las grietas
de mis palabras
bosque de almácigos y ceibas
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes en la noche
aviadores imposibles haciendo piruetas
en un cielo crispado de ángeles
y por entre la espinas y las luces
de enero
Isabel
la mamá de Antonio
encarna a la vieja Belén
Los duendes del rocío
Se esconderán todas las estrellas
despertarán los duendes invisibles del rocío
y asaltarán el día
que con su repentino temblor de luces y sombras
recibe al sol
y lo acompaña hasta el horizonte
donde la tarde entrega su trono a la noche
y en un aserradero de humo
incansables leñadores Intentan en vano
cercenar el corazón alegre de las flores
Ángel de ternura
Ese ángel de ternura que en tus ojos tiembla
busca en los pergaminos del tiempo
el tibio resplandor de las primeras tardes de abril
El aroma de tu voz
el aroma de tu voz trepa por las paredes del viento
hasta la cúpula mas alta de mis tímpanos
Amo esa luna
Amo esa luna que en tus ojos
no deja de cantar a la noche
Hijos póstumos del rocío
Mis padres
hijos póstumos del rocío
crecieron bajo el sombrío reflejo
del relámpago y la lluvia
cuando el trueno iluminaba de misterios
los ignotos rincones de los recuerdos
que se perdieron entre la sangre y las flores
de una primavera truncada por el peso
de las cadenas y los arcabuces
allá
muy lejos en la memoria
una embarcación encalla entre los arrecifes
de los sueños
y bajo el resplandor de una luna de cal
melancólicas tamboras atan mi vida
a la nostalgia
es aquí donde mis padres
un hombre
y una mujer
ignorados leñadores
perdidos en el confín del monte
diseñaron este traje de carne y hueso
que he llevado puesto por tanto tiempo
A mis padres Sergio Bautista
y Cosuelo Acevedo
Mi origen
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África.
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad, hace florecer entre mis ojos lirios de agua.
La pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar bajo el sol púrpura de nuestro ocaso. Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás, se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños; me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía, pero mi vida sigue allá, en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer, empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe.
Quinientos años después, la mirada triste de la abuela Mamá Tita, me despierta en medio del estruendo de los arcabuces y los gritos de los hombres que defendían a los suyos, hasta terminar atados a la codicia de unos hombres que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres, emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor.
Yo apenas era menos que un sentimiento perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido, pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor, donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches, se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras.
Racimo de luz
esa es mi voz
eco lejano de tamboras ahogándose
en la mirada ausente de la eternidad
madreselva que se enreda en la brisa
árbol nocturno de sonidos
barco de humo derritiéndose en la alborada
luna de papel hundiéndose en el mar
densa atmósfera de clorofila
caballo de azúcar cabalgando
sobre la arena luminosa del verano
estampa de sangre en las paredes del futuro
mi voz
eco de lágrimas salpicando las ciudades
heridas por la guerra
aroma desolado
campanas de agua
racimo de luz en el pozo de la muerte
grito de guerra
canto de amor
es mi voz
Murallas de papel
Santo Domingo
avenidas desoladas
autos veloces
transeúntes atrapados en burbujas de neón
luces derritiéndose en las paredes de los altos edificios
suburbios que se los traga la noche
ríos contaminados
malecón de sombras
obelisco de cera
murallas de papel
y tres puertas siempre abiertas
Otra vez Santo Domingo
Ya es de noche
por la avenida Duarte
una oleada humana se escurre
entre los cristales de las tiendas y la fantasía del neón
en el parque Enriquillo agónicos bebedores de triculí
comparten su morada con los palomitos del malecón
que huelen cemento
atracadores y policías se confunden entre las sombras
y las luces de la zona colonial
esperan que sus victimas
atraviesen los límites de la inocencia
para atraparlos entre las redes de la locura y el miedo
en Villa Juana y la Ciénaga
vendedores de crac y marihuana
ofertan sus productos al mejor postor
son las 3:00 A.M.
los jevitos de la Lincoln ebrios de cocaína y velocidad
se masturban a nombre de la madre
de la sociedad que los parió
y en la París con José Martí
viejas prostitutas de algodón
hacen el amor a la soledad
a esa misma hora en la calle el Conde
frente a la catedral primada de América
un mendigo defeca en la conciencia de todos nosotros
desde la calle Isabel la Católica
un fantasma lo observa
y se aleja llorando
es la ciudad
en el semáforo de la Sarasota con Jiménez Moya
mendigos Haitianos se suicidan con sus cuchillos de miseria
y en la zona norte
precisamente en Capotillo
último reducto de la esperanza
la policía reprime a la población
que protesta contra el FMI
y Joselito muere asesinado
mientras que en Boca Chica
una turista Alemana se da un baño de sol y playa
el sueño de Hitler es ya historia
a su lado
un negro criollo duerme tranquilo
Cascada de sueños
Cascada de sueños
arco iris de amor
días completos de lluvia
breves días de sol en tus ojos hacen retoñar la primavera
caballos de gloria cabalgan en tu memoria hacia la eternidad
en tus palabras la rabia y el olvido pelean hasta morir
y es la rebeldía
la que desde la puerta de una lágrimas dice adiós a la quimera
y en tu sonrisa quijotes de plata van sembrando de luz
los páramos distantes de la esperanza
en tu mirada un ángel de ternura amasa el barro estridente de la vida
y es tu corazón un jardín donde la luna florece mariposas
Nudo de lágrimas
Ya nadie podrá desatar el nudo de lágrimas
que me ata a tu recuerdo
aquí estoy
perdido entre los oscuros espacios que dejan los sueños
en los resquicios de la nada
goteras de sal caen sobre las sábanas blancas del insomnio
y de luto se han ido vistiendo todos los árboles del camino
que lleva hasta mi casa
desnuda y triste la quimera danza en mi memoria hasta morir
pájaros de sombras anidan en los sonidos oxidados de mi voz
y hace siglos que los ojos de la ausencia lloran mi vida
sobre las grandes capitales del mundo
el humo de las chimeneas bosteza su veneno
es la luz
un espejo donde el horizonte se mira y envejece
y en las íntimas habitaciones del agua
una sirena llora desconsolada su eternidad
y desde la ventana principal de la alborada
alguien que no conozco me dice adiós
Canto a la eternidad
El día llegó agotado de pelear contra el tiempo
Y se dejo caer sobre la tierra
recostó su cabeza sobre las altas montañas
Y sin prisa se durmió
Despertó
cuando la tarde besó su frente con ternura
y se alejó cantando hacia la eternidad
Aspas de sombras
Abatida por la metralla
la noche se eterniza en la mirada
ausente de la muerte
campanarios heridos por el silencio oxidado
del invierno
carne desnuda en su púrpura inocencia
temblor y congoja en la selva
grito desolado
flores incineradas
aspas de sombras
llora la sangre en alas de la eternidad
voz quebrada de quijote
muerte que da vida a la vida
vida que no termina con la muerte
cadáveres sonámbulos girando
alrededor de la alborada
y más allá de los sueños
la esperanza aún retoña
en el acrisolado destello del rocío
A Raúl Reyes
Testimonio de mayo
He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables de mi infancia
a las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
y el olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia la soledad inmensa de la lluvia
y el verde invisible de la clorofila hiere mi voz
con el olor de las flores
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre
LA PRIMERA LUNA DEL INVIERNO
Atardece, en la punta más distante del horizonte, el sol como un náufrago solitario se hunde despacio en un océano de mariposas multicolores que revolotean alrededor de la nada. Las sombras como pájaros fúnebres van cayendo sobre la tierra que ciñe sobre su cintura su vestido de luto y por las avenidas de las grandes capitales del mundo, las luces montadas sobre el caballo azul del viento persiguen las sombras que se esconden entre las agrietadas paredes del tiempo, dos ventanas en mi rostro se abren al universo, en ellas un complejo organigrama de estrellas giran alrededor de la primera luna del invierno.
El abismo de los sueños
De niño nunca imaginé la redondez de la tierra
la sospechaba plana
pensaba que el mundo
era tan sólo todo lo que mis ojos alcanzaban a ver
por eso en mis viajes hacia los conucos de mi padre
siempre tuve el cuidado
de no alejarme mucho de la realidad
para no caer en el abismo de los sueños
Huracán
Entre junio y noviembre
los vientos que vienen del atlántico
se abalanzan con furia
sobre todas las islas del mar caribe
dejando sobre las ciudades destruidas
sus huellas de sangre y dolor
Peces luminosos
Un río de peces luminosos inundó la ciudad
sepultada bajos los escombros del invierno
Piedra resplandeciente
En medio de la noche
la muerte se riza el pelo
sentada sobre una piedra resplandeciente
se mira en el espejo del universo
en su infinita soledad nadie la consuela
ni siquiera el tiempo seca sus lagrimas
sólo la mira y sigue su rumbo hacia la eternidad
Sin más preámbulo
No quiero morirme perdido entre las luces
de esta ciudad que tanto amo
prefiero en un cementerio baldío
arrancarme los ojos
y tirárselos a los lobos
y luego caminar por las calles dando tumbos
ebrio de soledad
borracho de tristeza
y al llegar a la puerta de la eternidad
sin más preámbulo que una lágrima
suicidarme
Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu ausencia
dejando un rastro de eternidad en mi voz
a veces la sensación de tu partida
levanta en mis ojos una ola de sal
que destruye los cubículos
donde el olvido se esconde
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
RAYO DE ETERNIDAD
Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
Evidencia
Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos
evidencia que el hambre ronda
los días
pájaros de oro
Esta tarde de de mayo
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
la quimera
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
el sol
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer
SIRENAS DE SAL
Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas
La insignificante grandeza
Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas. Gritar, que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer nuestros abuelos, construyeron una gran ciudad.
Que de esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.
Que en nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por lo túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes manoteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.
Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición y acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la
modernidad.
MANOS INVISIBLES
I
Manos invisibles van taponando las heridas del horizonte
por donde se derrama la sangre luminosa de un cíclope herido
II
La tarde lentamente va sepultando en un cementerio de sombras
los últimos residuos del sol
III
En el preámbulo de la noche un niño llora
VESTIDA DE AZUL I
Así vestida toda de azul me acompañas en mis sueños,
viajas conmigo por los senderos del amor,
tan feliz que te desnuda y danza para mi bajo la luna
luego sudorosa y jadeante
corres hacia mis brazos
y en la soledad del tiempo
bajo las estrellas
arropados por las sombras de la noche
hacemos el amor
VESTIDA DE AZUL II
Busco tu rostro que la noche dibuja
en los pergaminos de la ausencia
la ciudad a esta hora empieza a desfallecer
herida por las luces y la soledad
en una esquina bajo la sombra de un farol
una prostituta hace el amor a la nostalgia
ebrios transeúntes suben la escalinatas
de los sueños
y antes del amanecer
ante mis ojos sin ningún rubor
se suicidan
la ciudad
por sus calles de asombro te busco
entre los fantasma de la zona colonial
y te imagino vestida de azul
en los balcones de la alborada
diciéndome adiós para siempre
RUGE LA LUZ
Tumulto de colores
la tarde se inunda de primavera
oleaje de mariposas amarillas
estrellándose contra imaginarios acantilados
en tu mirada el viento clarea el horizonte
con un olor a flores fosificado en el tiempo
en lo infinito el sol parece una moneda perdida
ágata que se rompe en la mirada de un ángel
ruge la luz
al compás de los tambores del silencio
la noche hace su llegada triunfal
RAYO DE ETERNIDAD
Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
CABALLO DE SANGRE
Derrotado el día
se aleja montado en un caballo de sangre
ECHAN RAICES
En mi voz
las palabras echan raíces
EN LA SED DEL AGUA
El sonido de las tamboras
reivindica en la sed del agua y la sangre mi origen
HAIKUS
Ya es invierno
con su vestido blanco
danza la noche
Luna de papel
sobre las noches del sur
un farol brilla
Un perro ladra
las tres de la mañana
cantan los gallos
Sobre Palestina
pájaros fúnebres
danza la muerte
SUSURRO IMAGINARIO
Copos de sombras manchan de ausencia el olvido
la voz empañada del limo verde del ocio
es apenas un susurro imaginario
que se pierde en la noche
ANAQUELES DEL ALMA
Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras de la tarde
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar
DETRÁS DEL ESPEJO
Detrás del espejo duerme un fantasma
en sus ojos la luz pelea contra las sombras
por eso es que la habitación se ilumina de mariposas
que traspasan las paredes de la noche
hasta diluirse en la distancia
que va de los sueños al amanecer
CON ALAS EN LA ESPALDA
Ese niño con alas en la espalda
y el cielo en la mirada
que todas las tardes como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de pájaro
un ramillete de flores silvestres
tiene en la sonrisa
alegre la mirada
y un corazón de azúcar derretido en mis palabras
tierna la azucena en sus manos
como un relámpago perfuma el sendero
por donde sus pasos se alejan del ocaso a la aurora
a iluminar de ternura mi alma
A Guaroa Acevedo mi hijo.
ESPECTADORES DEL ALBA
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
TRAMPA ANCESTRAL
Pedazos de luna derritiendo entre los espejos de las madrugadas
espada vencida por la gloria
relámpago anfibio
torbellino de luz
tres naves carnívoras navegando entre la bruma de agosto
hacia las luces y las sombras de octubre
boca llena de una luz mineral
trampa ancestral
junto al sendero del ocaso un lirio resplandece
sonidos de tamboras en la voz destemplada del viento
trapiche desolado
cañaveral ensangrentado por un sonido de cadenas rotas
danza victoriosa
litoral de cenizas
lagrimas de cera en los ojos de la quimera
y más allá del resplandor amarillo de las olas que iluminan el amanecer
cadáveres mutilados chorrean sangre sobre los pergaminos de la historia
ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES.
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo, en los conucos lejanos del abuelo Ismael aprendí de la vida, todo lo que sé hoy, fueron los potreros del tío Juan mi escuela y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo y encontrarme tal cual era, un niño hecho de ceniza y barro con la mirada torva, perdida en el infinito, que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento su historia envejecida en su dolor vegetal.
Era toda mi alegría poder correr por el bosque hasta cansarme y terminar de bruces entre los arbustos mágicos de las tardes, hablar con los animales y los árboles, pasear en el viento más allá del horizonte y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres, que me cubrían de la lluvia, que con su corazón de azucena iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.
Todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul a mirar como los pájaros ebrios de clorofila se escondía detrás de las murallas del horizonte, mientras una peregrinación de mariposas ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel.
Hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade. Por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia.
Alborada de mariposas azules heridas por los puñales del otoño, junto al fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar para ahuyentar a los duendes del frío y en un rincón de la memoria, Cató todavía fabrica con sus manos de ternura los colores del amanecer y en algún rincón de mi alma la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado. Muchas veces ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento, el lejano sonido de nostálgicas tamboras, grito de guerra, canto de amor, danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga que escribieron con su sangre nuestros abuelos, para que mi voz, quinientos años después pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para siempre.
Nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio, donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola que inunda todos los rincones del bosque de mariposas, que al morir van dejando un rastro efímero de luz, arco iris coagulado en una lágrima.
Por el camino real, el tío Alberto regresa, parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer, la tía Agustina en la ventana lo ve llegar, espera como siempre que él, lleve las vacas a los corrales, se dé un baño, vaya a la ventana, le dé un beso y luego se sienten todos en la mesa a cenar.
En las noches mi padre, como un fantasma se perdía entre las sombras hacia las carboneras a vigilar los hornos, para que el fuego no consumiera los sueños y así poder derrotar el hambre, que acechaba entre los resquicios de las horas más largas del verano.
Primavera insular, caserío perdido junto al bosque del olvido, flamboyán amarillo, anacahuita de cristal, bajo los limoncillos florecidos, la tía Tatín con su escoba arrincona contra los espejos de la tarde las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora, que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad, ignora ella que morirá arrinconada contra sus sueños sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba.
LIRIOS Y ESPEJOS
Relámpagos sombríos
nubarrones oscuros y fugaces
truenos lejanos
mayo está cerca
las lluvias llenarán de sombras la tierra
los caminos se llenarán de lirios y espejos
y el sol dejará en mi piel un rastro de eternidad
MAYO 1961
Mayo va dejando en un portafolio de eternidad
su olor a olvido
PLATAFORMA DE SANGRE
Plataforma de sangre
una enredadera de pájaros sombríos
trepan por las paredes del miedo
Haikus 2009
1
Espejo de oro
El sol tras las montañas,
Amanece.
2
Voces lejanas
Olor a café tostado
Cantan los grillos.
3
Luna de papel
Noches de tercio pelo
Un perro ladra.
4
El mar suspira
Santo Domingo
Luz y salitre
5
Viento del norte
canto de primavera
cayena en flor.
6
Cristal molido
perlas tan, tan distantes
frías estrellas.
7
Triste la tarde
un camino en sombras
un niño corre.
8
El mar caribe
viejas ruinas de papel
calles de sombras.
9
Junto al Ozama
una ciudad resplandece
Santo Domingo.
10
Un transeúnte
por la ciudad perdida
pasos sin rumbos.
INTIFADA
Muy temprano
antes
muy antes
que las campanas del templo
llenen de mariposas las mañanas
los niños
con sus sueños debajo del brazo
se visten de milicianos
y corren hacia el futuro
temprano de la muerte
ondeando felices
la bandera multicolor
de la esperanza
Al pueblo palestino.
EBRIOS ARLEQUINES
Calles de insomnio
malecón de ceniza
puerto de sal
río que abraza el mar
mar que besa el cielo
cielo que se traga la ciudad
ciudad amurallada en sus raíces
por sus avenidas de luto
antiguos transeúntes se pierden en un pantano de luces y sombras
y en los balcones del verano
hermosas prostitutas de porcelana
la noche acorrala
en el conde peatonal ebrios arlequines danzan bajo las lunas de otoño
y los mendigos atrapados en la telaraña incierta de su destino
todas las noches se pierden en los cubículos del hambre
y en la soledad absoluta de la indiferencia
niños que agonizan escondiéndose detrás de sus sueños
y atrapados en las catedrales del olvido
antiguos fantasmas lloran desconsolados su condena de eternidad
HAYKUS
Canto nocturno
murciélago de papel
luna de plata
En el estanque
Croa la rana
letanía de olvido
Ventarrón de sal
lluvia de caracoles
espejos de agua
UN SORBO AMARGO DE SOL
Es tu ausencia un puñal clavado en mi voz
herida que salpica de silencio las palabras
árbol de pájaros azules
en medio de la pradera imaginaria de los sueños
por un pedazo sombrío de la tarde
asoma un sorbo amargo de sol
campanario de agua
que repica en la mirada del ocaso tu nombre
atrapados en los cubículos de las sombras
tres ruiseñores de sal
estampan en las paredes del olvido
tu nombre
DIALOGO CONMIGO MISMO
El metro
el pacto
la asamblea revisora
la reforma
la contra reforma
el congreso
el aborto
la iglesia católica y su doble moral
el cardenal
Agripino Núñez Collado
el dialogo nacional
dialogo de mudos
en un país de sordos
el presidente del senado
el hombre del maletín
la corrupción
Alejandrina Germán
la complicidad
Julio Cesar Valentín
el teatro
la comedia
los jueces
la cámara de cuentas
el escándalo
el descaro
el derroche
ayer andaban en chancletas
hoy andan en yipetas
la celular manía
la JCE
la democracia edificada sobre los pilares del fraude
el narcotráfico
el sicario
la suprema corte de justicia
la extradición
el entreguismo
el fondo
la crisis mundial
la economía blindada
la mentira
salud pública
los medicamentos falsos de PROMESE
los muertos inútiles
la gripe AH1N1
la malaria
el dengue
el señor Bauta
con su cara de idiota
siempre en la TV
hablando sandeces
y de nuevo los muertos inútiles
gravitando en su conciencia
el PEME
barrio seguro
Luís Hinchaustegui
Franklin Almeida
Teóricos de la invención
Arquitectos de la falacia
la CDEEE
el PRA
los apagones
Radames Segura
Ejecutivo de la corrupción y el nepotismo
el viejo temo
con su teoría barata
sobre el desarrollo y la economía
puras mentiras
basura
cuartillas perdidas en los zafacones
de la historia
la cementera
Acero Estrella
la deuda
que no es externa
ni mucho menos eterna
ochocientos millones
los Haitises
el medio ambiente
el campamento
los muchachos
la protesta
Navarrete
la represión
el derecho a la vida
los derechos humanos
el crimen alevoso del estado
contra los que en las calles
protestan por el derecho a vivir
el presidente
la mascara
el discurso
la verborrea
la escuelita
la farsa
el progreso
la pobreza
la corrupción
el estado
el narcotráfico
el narcoestado
la policía
la delincuencia
y de nuevo el narcotráfico
el crimen
Quirino
El ejercito nacional
el caso paya
la marina de guerra
los estamentos del estado
la complicidad
la inhibición
el limbo
la impunidad
el soborno
el funcionario
el político
el saco
la corbata
el carro de lujo
las queridas
la orgía
la esposa
el guarda espalda
la cuenta bancaria
la tarjeta de crédito
la estafa
el trafico de influencia
al nepotismo
los bonos soberanos
la deuda externa
que si es eterna
la corrupción
que no interesa
si es roja
blanca
o morada
que pena que a nadie importe
que tres partidos
comprometidos con la corrupción
el narcotráfico
el robo y el crimen
cada cuatro años se repartan el país
CROA EL SAPO
Croa el sapo
las estrellas clavan en el corazón de la noche
sus cuchillos de sal
el viento se enreda entre los árboles
y cae a un abismo de sombras
el mar en la distancia se confunde con el cielo
en un abrazo de eternidad
y la ciudad no es más que un espejismo
que se desvanece en la mirada agónica de los mendigos
TRAJE DE AUSENCIA
La nada me atrapó en medio de la noche
vistió mi alma con el traje de la ausencia
y me llevó a través de los sueños
A los brazos de la muerte
LA SANGRE ES UNA FLOR
Todavía fresca la sangre en el asfalto
es una flor que el viento deshoja en la memoria
RETAZOS DE SOL
Retazos de un sol que agoniza
se escapan por las rendijas
de los árboles en el horizonte
un tropel de mariposas a la deriva
se pierden entre los pergaminos
distantes de la tarde
la luna como un anillo perdido en el mar
resplandece y desaparece al compás
de las olas del tiempo
que la oxida y la entierra en la arena azul
del universo
Bajo la luna
cara de ceniza
una lechuza
Domingo Acevedo.
-
Fantasma desnudo
No quiero habitar en tus sueños
como un fantasma que se desnuda
antes tus ojos y se masturba
quiero
tan sólo quiero
quiero ser lo que siempre he sido
un fugitivo que huye de sí mismo
y que termina escondiéndose
en los inhóspitos parajes de tu memoria
Cementerio de luz
El sol en la distancia deshoja la noche
que agoniza a la puerta de un cementerio de luces
el trino de unos pájaros de luto
ilumina de sombras la mañana
un largo camino de sangre viene de la eternidad
es aquí donde termina
donde el sol libera de la esclavitud de la noche
al rocío
Pupilas rotas por el dolor
Ríos coagulados en las mejillas del tiempo
lámparas heridas por las sombras
prostitutas dormidas en las efímeras
habitaciones del viento
pupilas rotas por el dolor
juncos azules bajo la lluvia helada del otoño
horizonte de mariposas amarillas
en las tardes fúnebres del invierno
sentado en la mesa del hambre
un niño
La vieja Belén
Este domingo de tristes soles escondiéndose
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre
el olor sombrío del musgo que crece entre las grietas
de mis palabras
bosque de almácigos y ceibas
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes en la noche
aviadores imposibles haciendo piruetas
en un cielo crispado de ángeles
y por entre la espinas y las luces
de enero
Isabel
la mamá de Antonio
encarna a la vieja Belén
Los duendes del rocío
Se esconderán todas las estrellas
despertarán los duendes invisibles del rocío
y asaltarán el día
que con su repentino temblor de luces y sombras
recibe al sol
y lo acompaña hasta el horizonte
donde la tarde entrega su trono a la noche
y en un aserradero de humo
incansables leñadores Intentan en vano
cercenar el corazón alegre de las flores
Ángel de ternura
Ese ángel de ternura que en tus ojos tiembla
busca en los pergaminos del tiempo
el tibio resplandor de las primeras tardes de abril
El aroma de tu voz
el aroma de tu voz trepa por las paredes del viento
hasta la cúpula mas alta de mis tímpanos
Amo esa luna
Amo esa luna que en tus ojos
no deja de cantar a la noche
Hijos póstumos del rocío
Mis padres
hijos póstumos del rocío
crecieron bajo el sombrío reflejo
del relámpago y la lluvia
cuando el trueno iluminaba de misterios
los ignotos rincones de los recuerdos
que se perdieron entre la sangre y las flores
de una primavera truncada por el peso
de las cadenas y los arcabuces
allá
muy lejos en la memoria
una embarcación encalla entre los arrecifes
de los sueños
y bajo el resplandor de una luna de cal
melancólicas tamboras atan mi vida
a la nostalgia
es aquí donde mis padres
un hombre
y una mujer
ignorados leñadores
perdidos en el confín del monte
diseñaron este traje de carne y hueso
que he llevado puesto por tanto tiempo
A mis padres Sergio Bautista
y Cosuelo Acevedo
Mi origen
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África.
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad, hace florecer entre mis ojos lirios de agua.
La pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar bajo el sol púrpura de nuestro ocaso. Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando miro hacia atrás, se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños; me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía, pero mi vida sigue allá, en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer, empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe.
Quinientos años después, la mirada triste de la abuela Mamá Tita, me despierta en medio del estruendo de los arcabuces y los gritos de los hombres que defendían a los suyos, hasta terminar atados a la codicia de unos hombres que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres, emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor.
Yo apenas era menos que un sentimiento perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido, pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor, donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches, se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras.
Racimo de luz
esa es mi voz
eco lejano de tamboras ahogándose
en la mirada ausente de la eternidad
madreselva que se enreda en la brisa
árbol nocturno de sonidos
barco de humo derritiéndose en la alborada
luna de papel hundiéndose en el mar
densa atmósfera de clorofila
caballo de azúcar cabalgando
sobre la arena luminosa del verano
estampa de sangre en las paredes del futuro
mi voz
eco de lágrimas salpicando las ciudades
heridas por la guerra
aroma desolado
campanas de agua
racimo de luz en el pozo de la muerte
grito de guerra
canto de amor
es mi voz
Murallas de papel
Santo Domingo
avenidas desoladas
autos veloces
transeúntes atrapados en burbujas de neón
luces derritiéndose en las paredes de los altos edificios
suburbios que se los traga la noche
ríos contaminados
malecón de sombras
obelisco de cera
murallas de papel
y tres puertas siempre abiertas
Otra vez Santo Domingo
Ya es de noche
por la avenida Duarte
una oleada humana se escurre
entre los cristales de las tiendas y la fantasía del neón
en el parque Enriquillo agónicos bebedores de triculí
comparten su morada con los palomitos del malecón
que huelen cemento
atracadores y policías se confunden entre las sombras
y las luces de la zona colonial
esperan que sus victimas
atraviesen los límites de la inocencia
para atraparlos entre las redes de la locura y el miedo
en Villa Juana y la Ciénaga
vendedores de crac y marihuana
ofertan sus productos al mejor postor
son las 3:00 A.M.
los jevitos de la Lincoln ebrios de cocaína y velocidad
se masturban a nombre de la madre
de la sociedad que los parió
y en la París con José Martí
viejas prostitutas de algodón
hacen el amor a la soledad
a esa misma hora en la calle el Conde
frente a la catedral primada de América
un mendigo defeca en la conciencia de todos nosotros
desde la calle Isabel la Católica
un fantasma lo observa
y se aleja llorando
es la ciudad
en el semáforo de la Sarasota con Jiménez Moya
mendigos Haitianos se suicidan con sus cuchillos de miseria
y en la zona norte
precisamente en Capotillo
último reducto de la esperanza
la policía reprime a la población
que protesta contra el FMI
y Joselito muere asesinado
mientras que en Boca Chica
una turista Alemana se da un baño de sol y playa
el sueño de Hitler es ya historia
a su lado
un negro criollo duerme tranquilo
Cascada de sueños
Cascada de sueños
arco iris de amor
días completos de lluvia
breves días de sol en tus ojos hacen retoñar la primavera
caballos de gloria cabalgan en tu memoria hacia la eternidad
en tus palabras la rabia y el olvido pelean hasta morir
y es la rebeldía
la que desde la puerta de una lágrimas dice adiós a la quimera
y en tu sonrisa quijotes de plata van sembrando de luz
los páramos distantes de la esperanza
en tu mirada un ángel de ternura amasa el barro estridente de la vida
y es tu corazón un jardín donde la luna florece mariposas
Nudo de lágrimas
Ya nadie podrá desatar el nudo de lágrimas
que me ata a tu recuerdo
aquí estoy
perdido entre los oscuros espacios que dejan los sueños
en los resquicios de la nada
goteras de sal caen sobre las sábanas blancas del insomnio
y de luto se han ido vistiendo todos los árboles del camino
que lleva hasta mi casa
desnuda y triste la quimera danza en mi memoria hasta morir
pájaros de sombras anidan en los sonidos oxidados de mi voz
y hace siglos que los ojos de la ausencia lloran mi vida
sobre las grandes capitales del mundo
el humo de las chimeneas bosteza su veneno
es la luz
un espejo donde el horizonte se mira y envejece
y en las íntimas habitaciones del agua
una sirena llora desconsolada su eternidad
y desde la ventana principal de la alborada
alguien que no conozco me dice adiós
Canto a la eternidad
El día llegó agotado de pelear contra el tiempo
Y se dejo caer sobre la tierra
recostó su cabeza sobre las altas montañas
Y sin prisa se durmió
Despertó
cuando la tarde besó su frente con ternura
y se alejó cantando hacia la eternidad
Aspas de sombras
Abatida por la metralla
la noche se eterniza en la mirada
ausente de la muerte
campanarios heridos por el silencio oxidado
del invierno
carne desnuda en su púrpura inocencia
temblor y congoja en la selva
grito desolado
flores incineradas
aspas de sombras
llora la sangre en alas de la eternidad
voz quebrada de quijote
muerte que da vida a la vida
vida que no termina con la muerte
cadáveres sonámbulos girando
alrededor de la alborada
y más allá de los sueños
la esperanza aún retoña
en el acrisolado destello del rocío
A Raúl Reyes
Testimonio de mayo
He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables de mi infancia
a las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
y el olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia la soledad inmensa de la lluvia
y el verde invisible de la clorofila hiere mi voz
con el olor de las flores
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre
LA PRIMERA LUNA DEL INVIERNO
Atardece, en la punta más distante del horizonte, el sol como un náufrago solitario se hunde despacio en un océano de mariposas multicolores que revolotean alrededor de la nada. Las sombras como pájaros fúnebres van cayendo sobre la tierra que ciñe sobre su cintura su vestido de luto y por las avenidas de las grandes capitales del mundo, las luces montadas sobre el caballo azul del viento persiguen las sombras que se esconden entre las agrietadas paredes del tiempo, dos ventanas en mi rostro se abren al universo, en ellas un complejo organigrama de estrellas giran alrededor de la primera luna del invierno.
El abismo de los sueños
De niño nunca imaginé la redondez de la tierra
la sospechaba plana
pensaba que el mundo
era tan sólo todo lo que mis ojos alcanzaban a ver
por eso en mis viajes hacia los conucos de mi padre
siempre tuve el cuidado
de no alejarme mucho de la realidad
para no caer en el abismo de los sueños
Huracán
Entre junio y noviembre
los vientos que vienen del atlántico
se abalanzan con furia
sobre todas las islas del mar caribe
dejando sobre las ciudades destruidas
sus huellas de sangre y dolor
Peces luminosos
Un río de peces luminosos inundó la ciudad
sepultada bajos los escombros del invierno
Piedra resplandeciente
En medio de la noche
la muerte se riza el pelo
sentada sobre una piedra resplandeciente
se mira en el espejo del universo
en su infinita soledad nadie la consuela
ni siquiera el tiempo seca sus lagrimas
sólo la mira y sigue su rumbo hacia la eternidad
Sin más preámbulo
No quiero morirme perdido entre las luces
de esta ciudad que tanto amo
prefiero en un cementerio baldío
arrancarme los ojos
y tirárselos a los lobos
y luego caminar por las calles dando tumbos
ebrio de soledad
borracho de tristeza
y al llegar a la puerta de la eternidad
sin más preámbulo que una lágrima
suicidarme
Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu ausencia
dejando un rastro de eternidad en mi voz
a veces la sensación de tu partida
levanta en mis ojos una ola de sal
que destruye los cubículos
donde el olvido se esconde
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel
A Miguel Ángel Acevedo
RAYO DE ETERNIDAD
Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
Evidencia
Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos
evidencia que el hambre ronda
los días
pájaros de oro
Esta tarde de de mayo
pájaros de oro Petrificados en el viento
migran hacia los oscuros rincones del agua
la quimera
La quimera
herida por un rayo de eternidad
agoniza en brazos de un ángel
el sol
El sol
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío
golpea las puertas en penumbra del amanecer
SIRENAS DE SAL
Malecón de eternidad que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el horizonte nebuloso de la historia
puertos abandonados en los angares del olvido
barcos hundidos en un archipiélago de sangre
sirenas de sal
piratas tuertos del corazón
fantasmas devorados por el tiempo
látigo de azúcar en la espalda mutilada del futuro
murallas de arena
ciudad atrapada entre las luces y la nostalgia
siluetas aprisionadas en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden en los oscuros laberintos de las noches
y más allá de los sueños tres puertas siempre abiertas
La insignificante grandeza
Quiero dejar testimonio de la insignificante grandeza de nuestras vidas. Gritar, que sobre la primavera que con sus manos fecundas hicieron florecer nuestros abuelos, construyeron una gran ciudad.
Que de esa tierra que en mi corazón es un canto no queda nada, sólo recuerdos, recuerdos edificados sobre las cenizas de nuestra nostalgia, recuerdos tan enraizados en mis palabras que en mi voz anidan los pájaros fabulosos de mis sueños que más allá de la polvorienta geografía de mi cuerpo iluminan los cubículos del olvido, en donde la civilización enterró toda nuestra alegría.
Que en nuestra forma simple de ver la vida no advertimos que el mundo de más allá de la alborada ambicionaba nuestras tierras, que la modernidad avanzaba inexorable hacia nosotros triturando entre sus fauces todo lo que encontraba a su paso, que por el camino real a menos de una hora de distancia a pie, la ciudad resplandecía en todo su esplendor, sus avenidas románticas con sus ventanales que todas las tardes daban al mar, las luces que herían el corazón de las sombras con sus cuchillos color del oro viejo, sus pomposos edificios preñados de sueños, sus mujeres de algodón que vestían sus corazones con las luces primeras del alba para no morir de pena atrapadas por la soledad, sus escuálidos hombres vestidos con los colores más estridendentes del arco iris, sus ruidosos automóviles ebrios de distancia y sobre todo sus noches bulliciosas, con sus casinos, donde el azar y la ambición atrapaban a los hombres en sus tentáculos imposibles, sus cines de melancolía de la Duarte y la Mella, donde la quimera llevaba a los espectadores en un viaje sin retorno por lo túneles infinitos de la fantasía, el mar Caribe con sus barcos fantasmas esfumándose en el horizonte, las vidrieras de las tiendas que atrapaban nuestros sueños en el bucólico encanto de querer tener y no poder y mirábamos hacia dentro de nosotros mismos y terminábamos parados frente al espejo de la vida harapientos y descalzos en un mundo ajeno y extraño, como extraño éramos nosotros en ese mundo y de nuevo volvíamos a nuestras tierras en donde la vida transcurría sin más prisa que ir a los conucos, andar por los montes manoteando alguna fruta de lástima, arrear vacas hacia las distantes regiones del rocío , cazar pajaritos endebles para mitigar el hambre de toda la vida y en las noches alrededor de la hoguera los abuelos en una danza nos hablaban de sus hazañas remotas, de su largo viaje sin retorno hasta llegar aquí, de la crueldad del látigo en sus espaldas, de cuando lucharon contra el hombre blanco por su libertad, de sus anhelos por volver al África y de sus raíces enterradas en estas tierras que abonaron con sudor y sangre , tierra, en que a pesar de todo, siempre serán extraños.
Al final de la jornada sin más luces que la de la luna y las estrellas nos alejábamos por los caminos que los grillos iluminaban con su canto, gritando a viva voz la alegría de compartir en una danza la vida, al llegar al hogar con la piel pegajosa de oscuridad dar un beso a mis padres, pedir su bendición y acostarme en mi hamaca, hasta que el sol de un nuevo siglo nos traiga la esperanza que perdimos en el duro batallar contra la
modernidad.
MANOS INVISIBLES
I
Manos invisibles van taponando las heridas del horizonte
por donde se derrama la sangre luminosa de un cíclope herido
II
La tarde lentamente va sepultando en un cementerio de sombras
los últimos residuos del sol
III
En el preámbulo de la noche un niño llora
VESTIDA DE AZUL I
Así vestida toda de azul me acompañas en mis sueños,
viajas conmigo por los senderos del amor,
tan feliz que te desnuda y danza para mi bajo la luna
luego sudorosa y jadeante
corres hacia mis brazos
y en la soledad del tiempo
bajo las estrellas
arropados por las sombras de la noche
hacemos el amor
VESTIDA DE AZUL II
Busco tu rostro que la noche dibuja
en los pergaminos de la ausencia
la ciudad a esta hora empieza a desfallecer
herida por las luces y la soledad
en una esquina bajo la sombra de un farol
una prostituta hace el amor a la nostalgia
ebrios transeúntes suben la escalinatas
de los sueños
y antes del amanecer
ante mis ojos sin ningún rubor
se suicidan
la ciudad
por sus calles de asombro te busco
entre los fantasma de la zona colonial
y te imagino vestida de azul
en los balcones de la alborada
diciéndome adiós para siempre
RUGE LA LUZ
Tumulto de colores
la tarde se inunda de primavera
oleaje de mariposas amarillas
estrellándose contra imaginarios acantilados
en tu mirada el viento clarea el horizonte
con un olor a flores fosificado en el tiempo
en lo infinito el sol parece una moneda perdida
ágata que se rompe en la mirada de un ángel
ruge la luz
al compás de los tambores del silencio
la noche hace su llegada triunfal
RAYO DE ETERNIDAD
Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
CABALLO DE SANGRE
Derrotado el día
se aleja montado en un caballo de sangre
ECHAN RAICES
En mi voz
las palabras echan raíces
EN LA SED DEL AGUA
El sonido de las tamboras
reivindica en la sed del agua y la sangre mi origen
HAIKUS
Ya es invierno
con su vestido blanco
danza la noche
Luna de papel
sobre las noches del sur
un farol brilla
Un perro ladra
las tres de la mañana
cantan los gallos
Sobre Palestina
pájaros fúnebres
danza la muerte
SUSURRO IMAGINARIO
Copos de sombras manchan de ausencia el olvido
la voz empañada del limo verde del ocio
es apenas un susurro imaginario
que se pierde en la noche
ANAQUELES DEL ALMA
Mis padres en un éxodo interminable
poblaron las lluviosas regiones del sur
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte
buscando entre las sombras de la tarde
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma
la abuela mamá tita todavía recolecta
los residuos perdido de su pasado
la lluvia como siempre
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio
teje mantos de sombras con los que se arropa la soledad
y aprisiona en las claras habitaciones del agua
la alegría de ese niño
que detrás de los espejos de mis ojos
no deja de llorar
DETRÁS DEL ESPEJO
Detrás del espejo duerme un fantasma
en sus ojos la luz pelea contra las sombras
por eso es que la habitación se ilumina de mariposas
que traspasan las paredes de la noche
hasta diluirse en la distancia
que va de los sueños al amanecer
CON ALAS EN LA ESPALDA
Ese niño con alas en la espalda
y el cielo en la mirada
que todas las tardes como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de pájaro
un ramillete de flores silvestres
tiene en la sonrisa
alegre la mirada
y un corazón de azúcar derretido en mis palabras
tierna la azucena en sus manos
como un relámpago perfuma el sendero
por donde sus pasos se alejan del ocaso a la aurora
a iluminar de ternura mi alma
A Guaroa Acevedo mi hijo.
ESPECTADORES DEL ALBA
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la Duarte
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
TRAMPA ANCESTRAL
Pedazos de luna derritiendo entre los espejos de las madrugadas
espada vencida por la gloria
relámpago anfibio
torbellino de luz
tres naves carnívoras navegando entre la bruma de agosto
hacia las luces y las sombras de octubre
boca llena de una luz mineral
trampa ancestral
junto al sendero del ocaso un lirio resplandece
sonidos de tamboras en la voz destemplada del viento
trapiche desolado
cañaveral ensangrentado por un sonido de cadenas rotas
danza victoriosa
litoral de cenizas
lagrimas de cera en los ojos de la quimera
y más allá del resplandor amarillo de las olas que iluminan el amanecer
cadáveres mutilados chorrean sangre sobre los pergaminos de la historia
ALBORADA DE MARIPOSAS AZULES.
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo, en los conucos lejanos del abuelo Ismael aprendí de la vida, todo lo que sé hoy, fueron los potreros del tío Juan mi escuela y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo y encontrarme tal cual era, un niño hecho de ceniza y barro con la mirada torva, perdida en el infinito, que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento su historia envejecida en su dolor vegetal.
Era toda mi alegría poder correr por el bosque hasta cansarme y terminar de bruces entre los arbustos mágicos de las tardes, hablar con los animales y los árboles, pasear en el viento más allá del horizonte y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres, que me cubrían de la lluvia, que con su corazón de azucena iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.
Todas las tardes mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul a mirar como los pájaros ebrios de clorofila se escondía detrás de las murallas del horizonte, mientras una peregrinación de mariposas ancladas en los ventanales del ocaso agonizaban en la mirada quimérica de un ángel.
Hoy no hay más alegría que este canto bajo esta luna de jade. Por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan entre los pies descalzos de un sol precoz que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los matorrales atardecidos de la distancia.
Alborada de mariposas azules heridas por los puñales del otoño, junto al fogón doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar para ahuyentar a los duendes del frío y en un rincón de la memoria, Cató todavía fabrica con sus manos de ternura los colores del amanecer y en algún rincón de mi alma la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro pasado. Muchas veces ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento, el lejano sonido de nostálgicas tamboras, grito de guerra, canto de amor, danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga que escribieron con su sangre nuestros abuelos, para que mi voz, quinientos años después pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para siempre.
Nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio, donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola que inunda todos los rincones del bosque de mariposas, que al morir van dejando un rastro efímero de luz, arco iris coagulado en una lágrima.
Por el camino real, el tío Alberto regresa, parece flotar sobre la tenue oscuridad del atardecer, la tía Agustina en la ventana lo ve llegar, espera como siempre que él, lleve las vacas a los corrales, se dé un baño, vaya a la ventana, le dé un beso y luego se sienten todos en la mesa a cenar.
En las noches mi padre, como un fantasma se perdía entre las sombras hacia las carboneras a vigilar los hornos, para que el fuego no consumiera los sueños y así poder derrotar el hambre, que acechaba entre los resquicios de las horas más largas del verano.
Primavera insular, caserío perdido junto al bosque del olvido, flamboyán amarillo, anacahuita de cristal, bajo los limoncillos florecidos, la tía Tatín con su escoba arrincona contra los espejos de la tarde las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora, que aún busca en su interior el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad, ignora ella que morirá arrinconada contra sus sueños sin volver a ver el sol desde los ventanales primaverales del alba.
LIRIOS Y ESPEJOS
Relámpagos sombríos
nubarrones oscuros y fugaces
truenos lejanos
mayo está cerca
las lluvias llenarán de sombras la tierra
los caminos se llenarán de lirios y espejos
y el sol dejará en mi piel un rastro de eternidad
MAYO 1961
Mayo va dejando en un portafolio de eternidad
su olor a olvido
PLATAFORMA DE SANGRE
Plataforma de sangre
una enredadera de pájaros sombríos
trepan por las paredes del miedo
Haikus 2009
1
Espejo de oro
El sol tras las montañas,
Amanece.
2
Voces lejanas
Olor a café tostado
Cantan los grillos.
3
Luna de papel
Noches de tercio pelo
Un perro ladra.
4
El mar suspira
Santo Domingo
Luz y salitre
5
Viento del norte
canto de primavera
cayena en flor.
6
Cristal molido
perlas tan, tan distantes
frías estrellas.
7
Triste la tarde
un camino en sombras
un niño corre.
8
El mar caribe
viejas ruinas de papel
calles de sombras.
9
Junto al Ozama
una ciudad resplandece
Santo Domingo.
10
Un transeúnte
por la ciudad perdida
pasos sin rumbos.
INTIFADA
Muy temprano
antes
muy antes
que las campanas del templo
llenen de mariposas las mañanas
los niños
con sus sueños debajo del brazo
se visten de milicianos
y corren hacia el futuro
temprano de la muerte
ondeando felices
la bandera multicolor
de la esperanza
Al pueblo palestino.
EBRIOS ARLEQUINES
Calles de insomnio
malecón de ceniza
puerto de sal
río que abraza el mar
mar que besa el cielo
cielo que se traga la ciudad
ciudad amurallada en sus raíces
por sus avenidas de luto
antiguos transeúntes se pierden en un pantano de luces y sombras
y en los balcones del verano
hermosas prostitutas de porcelana
la noche acorrala
en el conde peatonal ebrios arlequines danzan bajo las lunas de otoño
y los mendigos atrapados en la telaraña incierta de su destino
todas las noches se pierden en los cubículos del hambre
y en la soledad absoluta de la indiferencia
niños que agonizan escondiéndose detrás de sus sueños
y atrapados en las catedrales del olvido
antiguos fantasmas lloran desconsolados su condena de eternidad
HAYKUS
Canto nocturno
murciélago de papel
luna de plata
En el estanque
Croa la rana
letanía de olvido
Ventarrón de sal
lluvia de caracoles
espejos de agua
UN SORBO AMARGO DE SOL
Es tu ausencia un puñal clavado en mi voz
herida que salpica de silencio las palabras
árbol de pájaros azules
en medio de la pradera imaginaria de los sueños
por un pedazo sombrío de la tarde
asoma un sorbo amargo de sol
campanario de agua
que repica en la mirada del ocaso tu nombre
atrapados en los cubículos de las sombras
tres ruiseñores de sal
estampan en las paredes del olvido
tu nombre
DIALOGO CONMIGO MISMO
El metro
el pacto
la asamblea revisora
la reforma
la contra reforma
el congreso
el aborto
la iglesia católica y su doble moral
el cardenal
Agripino Núñez Collado
el dialogo nacional
dialogo de mudos
en un país de sordos
el presidente del senado
el hombre del maletín
la corrupción
Alejandrina Germán
la complicidad
Julio Cesar Valentín
el teatro
la comedia
los jueces
la cámara de cuentas
el escándalo
el descaro
el derroche
ayer andaban en chancletas
hoy andan en yipetas
la celular manía
la JCE
la democracia edificada sobre los pilares del fraude
el narcotráfico
el sicario
la suprema corte de justicia
la extradición
el entreguismo
el fondo
la crisis mundial
la economía blindada
la mentira
salud pública
los medicamentos falsos de PROMESE
los muertos inútiles
la gripe AH1N1
la malaria
el dengue
el señor Bauta
con su cara de idiota
siempre en la TV
hablando sandeces
y de nuevo los muertos inútiles
gravitando en su conciencia
el PEME
barrio seguro
Luís Hinchaustegui
Franklin Almeida
Teóricos de la invención
Arquitectos de la falacia
la CDEEE
el PRA
los apagones
Radames Segura
Ejecutivo de la corrupción y el nepotismo
el viejo temo
con su teoría barata
sobre el desarrollo y la economía
puras mentiras
basura
cuartillas perdidas en los zafacones
de la historia
la cementera
Acero Estrella
la deuda
que no es externa
ni mucho menos eterna
ochocientos millones
los Haitises
el medio ambiente
el campamento
los muchachos
la protesta
Navarrete
la represión
el derecho a la vida
los derechos humanos
el crimen alevoso del estado
contra los que en las calles
protestan por el derecho a vivir
el presidente
la mascara
el discurso
la verborrea
la escuelita
la farsa
el progreso
la pobreza
la corrupción
el estado
el narcotráfico
el narcoestado
la policía
la delincuencia
y de nuevo el narcotráfico
el crimen
Quirino
El ejercito nacional
el caso paya
la marina de guerra
los estamentos del estado
la complicidad
la inhibición
el limbo
la impunidad
el soborno
el funcionario
el político
el saco
la corbata
el carro de lujo
las queridas
la orgía
la esposa
el guarda espalda
la cuenta bancaria
la tarjeta de crédito
la estafa
el trafico de influencia
al nepotismo
los bonos soberanos
la deuda externa
que si es eterna
la corrupción
que no interesa
si es roja
blanca
o morada
que pena que a nadie importe
que tres partidos
comprometidos con la corrupción
el narcotráfico
el robo y el crimen
cada cuatro años se repartan el país
CROA EL SAPO
Croa el sapo
las estrellas clavan en el corazón de la noche
sus cuchillos de sal
el viento se enreda entre los árboles
y cae a un abismo de sombras
el mar en la distancia se confunde con el cielo
en un abrazo de eternidad
y la ciudad no es más que un espejismo
que se desvanece en la mirada agónica de los mendigos
TRAJE DE AUSENCIA
La nada me atrapó en medio de la noche
vistió mi alma con el traje de la ausencia
y me llevó a través de los sueños
A los brazos de la muerte
LA SANGRE ES UNA FLOR
Todavía fresca la sangre en el asfalto
es una flor que el viento deshoja en la memoria
RETAZOS DE SOL
Retazos de un sol que agoniza
se escapan por las rendijas
de los árboles en el horizonte
un tropel de mariposas a la deriva
se pierden entre los pergaminos
distantes de la tarde
la luna como un anillo perdido en el mar
resplandece y desaparece al compás
de las olas del tiempo
que la oxida y la entierra en la arena azul
del universo
Bajo la luna
cara de ceniza
una lechuza
Domingo Acevedo.
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Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
domingo, enero 22, 2012
Ramon Almánzar en Pleno Nacional de Dirigentes de AR
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
sábado, enero 21, 2012
EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
EL RASTRO DE UN LÁGRIMA.
He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua, ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía destruyó toda la cosecha, el monte achicharrado por el sol de julio, resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer, a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos por el camino real.
Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos, en la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aun no regresa del monte, anda cortando la leña para mañana preparar el horno, han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, el monte está desolado, con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares.
Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas, bajo los limoncillos florecidos de eternidad de la tía Tatín. El orgullo nos impide ir a pedir un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre, inmerso en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se me humedecen los ojos de estrellas.
No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, viene felices, cargados de tilipias y jicoteas. En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna y sacude la cabeza, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León ladra alegre, juguetea, salta, nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.
Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata y nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un cardo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy. Reímos, contamos historias, entonamos canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia, después de comer, Felipe, se irá dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.
Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre los dos y los miro con orgullo, ellos son buenos pescadores y mejores cazadores, un día seré como ellos y podré ir por el monte y llegar más allá de los limites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres la felicidad eterna.
Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix, está sabroso el caldo, sólo que la tilapias tienen muchas espinas hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarla, nos quedan algunas tilapias para mañana y tres sabrosas jicoteas, para los días siguientes, así que podremos invitar a otros vecinos a compartir nuestra comida.
Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte, a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, me voy a la cama feliz, el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin podré ir cazar.
Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque, cada camino tiene un horizonte que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios que lo ha creado todo tan perfecto.
Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar a la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad eterna.
Mientras cierro los ojos, escucho los tambores lejanos que invitan para mañana en la noche, a bailar en el patio de la abuela Mamá Tita, la danza de la lluvia para conjurar la sequía.
Dic. 2010
He seguido el camino de una lágrima dibujada en el rostro del atardecer, ya oscurece, esperamos a Felipe y a Ñoñó que fueron a pescar tilapias a la laguna de Manganagua, ha sido duro el día en el largo trajinar del hambre, la sequía destruyó toda la cosecha, el monte achicharrado por el sol de julio, resplandece con las primeras estrellas y nuestras miradas se pierden entre las sombras del anochecer, a ver si vemos aparecer a nuestros hermanos por el camino real.
Nos preocupa su tardanza, además el hambre ya hace estragos en nuestros estómagos, en la cocina mamá mantiene el fuego encendido, papá aun no regresa del monte, anda cortando la leña para mañana preparar el horno, han sido largos todos estos días de hambre, no hay maquey, ni yambí, el monte está desolado, con esta prolongada sequía, hasta las aves se han ido a otros lugares.
Desde aquí puedo ver el fuego de la cocina de Popó Candela, Negra su esposa debe estar haciendo la cena. Imagino a Miguela jugando con las sombras de la noche, más allá de las anacahuitas gemelas, bajo los limoncillos florecidos de eternidad de la tía Tatín. El orgullo nos impide ir a pedir un poco de comida a las casas ajenas, preferimos morirnos de hambre, inmerso en nuestra soledad. Desde aquí escuchamos las canciones tristes de la vellonera del negocio de Andrés Longo, cierro los ojos y se me humedecen los ojos de estrellas.
No sabemos que horas es, pero presentimos la presencia cercana de nuestros hermanos, oteamos el horizonte, el viento nos trae su olor mezclado con el olor de los pescados, suspiramos tranquilos, ya podemos sentir sus pasos certeros en la oscuridad, silban, para decirnos que ya llegaron, viene felices, cargados de tilipias y jicoteas. En medio del patio nos abrazamos bajo el cielo infinito de estrellas, mamá sale y también los abraza, nos preparamos debajo de la mata de javey, para quitarles las escamas a los pescados, ellos apartan un poco para llevarlos a sus casas, son muchos no nos lo comeremos todos esta noche. Papá llega, sudoroso, con toda la oscuridad de la noche pegada en la piel, deja a Julia, libre, que se acerca hasta donde nosotros estamos, rebuzna y sacude la cabeza, es su manera de decirnos, yo también estoy aquí, León ladra alegre, juguetea, salta, nos lame las piernas y luego se acomoda en el suelo junto a nosotros.
Después de limpiar los pescados, buscamos un lugar en el patio donde encender una fogata y nos sentamos alrededor de ella, ya mamá hierve los pescados, hace un cardo con sal, ajo y orégano, no hay nada más, pero será suficiente por el día de hoy. Reímos, contamos historias, entonamos canciones ancestrales, León nos mira con asombro y Julia descansa hasta que mi padre la lleve al lugar donde pasa la noche, cerca de la casa debajo de la mata de café cimarrón, ella y León son parte de la familia, después de comer, Felipe, se irá dormir con la tía Aurora y Ñonó, se irá a donde la tía Amantina, ella lo crió desde muy pequeño. Más allá de la alambrada los grillos cantan incesante a las estrella.
Entre mis ojos cabe todo el universo, la noche huele a bosque seco, a luna llena y caldo de pescado, busco el calor de mis dos hermanos mayores, me siento entre los dos y los miro con orgullo, ellos son buenos pescadores y mejores cazadores, un día seré como ellos y podré ir por el monte y llegar más allá de los limites ancestrales y cazar la quimera, para entregarle a mis padres la felicidad eterna.
Mamá nos llama, es hora de comer, entramos a la casa, en la sala la llama de la lamparita jumeadora danza al compás del viento, por momentos parece que se apagará, para luego renacer de sus cenizas como un ave fénix, está sabroso el caldo, sólo que la tilapias tienen muchas espinas hay que comerlas con sumo cuidado para que no se quede una en la garganta, es una pena que no apareció un coco para cocinarla, nos quedan algunas tilapias para mañana y tres sabrosas jicoteas, para los días siguientes, así que podremos invitar a otros vecinos a compartir nuestra comida.
Manuel, mí pequeño y solitario amigo hace rato se fue, tal vez con hambre, imagino que vive allá, muy lejos, donde se ve aquella lucecita distante, él nunca ha querido llevarme a su casa.
Ya comimos, es hora de dormir, Felipe y Ñonó se despiden entre abrazos y sueños y me dicen que mañana temprano me llevarán con ellos a las distantes regiones del norte, a cazar, que me prepare, que pasarán a las seis de la mañana por mí, me voy a la cama feliz, el corazón no me cabe en el pecho, mañana por fin podré ir cazar.
Nosotros conocemos y amamos cada palmo de nuestra tierra, amamos al viento, las nubes, las aves, los árboles, los animales, las mariposas, la lluvia, la primavera que hace florecer al bosque, cada camino tiene un horizonte que termina en nuestros sueños y en definitiva, nuestro amor por la madre tierra, es el amor por la vida, es el amor a Dios que lo ha creado todo tan perfecto.
Para mí lo más importante es que se acerca el día en que podré atravesar los límites ancestrales del monte y atrapar a la quimera, para entregarles a mis padres la felicidad eterna.
Mientras cierro los ojos, escucho los tambores lejanos que invitan para mañana en la noche, a bailar en el patio de la abuela Mamá Tita, la danza de la lluvia para conjurar la sequía.
Dic. 2010
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
MI ORIGEN
MI ORIGEN
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África.
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad, hace florecer entre mis ojos lirios de agua.
La pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar bajo el sol púrpura de nuestro ocaso. Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África sigue es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando mira hacia atrás, se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños; me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía, pero mi vida sigue allá, en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer, empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe.
Quinientos años después, la mirada triste de la abuela Mamá Tita, me despierta en medio del estruendo de los arcabuces y los gritos de los hombres que defendían a los suyos, hasta terminar atados a la codicia de unos hombres que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres, emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor.
Yo apenas era menos que un sentimiento perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido, pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor, donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches, se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras.
La tarde recrea ante mis ojos la nostalgia de mi origen perdido en África.
La tristeza de estos largos años de exilio en que hemos perdido nuestra identidad, hace florecer entre mis ojos lirios de agua.
La pena acumulada durante estos siglos de huir a ningún lado golpea mi memoria como un látigo de sal que abre viejas heridas que vuelven a sangrar bajo el sol púrpura de nuestro ocaso. Tantos años de olvido han dejando en mi boca el agrio sabor de la ausencia
África sigue es en mi corazón una hoguera que se enciende entre mis ojos cuando mira hacia atrás, se que ya no volveré al acrisolado mundo de mis sueños; me he resignado a morir en esta tierra tan ajena y tan mía, pero mi vida sigue allá, en la aldea de donde una noche mi ADN sin querer, empezó a viajar en un cuerpo desconocido hacia una isla perdida en el mar Caribe.
Quinientos años después, la mirada triste de la abuela Mamá Tita, me despierta en medio del estruendo de los arcabuces y los gritos de los hombres que defendían a los suyos, hasta terminar atados a la codicia de unos hombres que contra el reflejo de la aldea incendiada los conducían por un sendero de horror hasta una embarcación anclada en un océano de cadáveres, emprendiendo un viaje sin retorno hacia el dolor.
Yo apenas era menos que un sentimiento perdido en la memoria de alguien que aún no había nacido, pero ya llevaba sobre mis hombros el peso de una historia de látigo y sudor, donde la vida nunca dejó de ser un canto que en las noches, se multiplicaba en la voz alegre de las tamboras.
Un espacio para compartir los sueños y las esperanzas de juntos poder contruir un mundo mejor a través de la poesía.
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