Hace 35 años, hacia las 8 p. m., Carlos Pizarro llegaba al Palacio de Nariño.
Yo era soldado de la Casa Militar de Palacio para ese 9 de marzo de 1988.
—Soldado Morris, vaya y ábrale la puerta a ese…
Y así fue. Pizarro llegó con sus botas de caucho, su legendario sombrero y un saco. Lo acompañaba Navarro Wolff. Con tranquilidad me saludó, y yo lo guié hasta las escaleras que conducían al despacho del presidente Barco en ese momento.
Con el paso del tiempo, reflexiono sobre aquella vivencia y hoy puedo decir que, en la práctica, le “abrí la puerta a la paz”.
La firma del acuerdo de paz con el M-19 allanó el camino para la Constitución del 91. Permitió el tránsito de la lucha armada a la democracia para hombres y mujeres insurgentes, entre ellos Gustavo Petro, quien creyó en ese acuerdo firmado hace exactamente 35 años.
Petro y las fuerzas democráticas han resistido con más fuerza que los vientos que han intentado destruir esa Constitución, a pesar de la larga lista de muertos, la falta de garantías y la persecución, como cuando Petro fue destituido arbitrariamente de la Alcaldía.
Hoy, quienes perpetúan el odio, en su afán por descalificar a este gobierno y al presidente, olvidan que Petro es hijo de un acuerdo de paz y que uno de los mayores logros de la Constitución del 91 fue permitir que, por las vías democráticas, un excombatiente, cumpliendo su palabra, llegara a la Presidencia de la República.
Informacion tomada de Facebook.