Soberanía Nacional
2 ABRIL, 2012
Editorial: Patria • No. 5 • Marzo 2012
No pueden rememorar independencia quienes perciben muerto el inmortal pensamiento independentista legado a la Patria por sus forjadores. Sí quienes estamos obligados a persistir con hechos en que “la Patria será libre de toda potencia extranjera”.
Ese pensamiento no lo pueden repetir, salvo simulación, aquellos que entregan las riquezas naturales a mi-neras foráneas para ser saqueadas. Los que autorizan la explotación mediante condiciones contractuales inmisericordes del suelo patrio a la Barrick Gold y demás compañías extranjeras y quienes además ceden el territorio de nuestra isla Saona a Estados Unidos que ha mancillado tres veces con las botas de sus tropas el suelo patrio. Estos falsos independentistas son aquellos que con esas manos manchadas concurren luego al Altar de la Patria a depositar una ofrenda, de espinas más que floral, a los padres de la Patria.
Por ello, nunca como ahora había sido tan impostergable asumir el compromiso a que nos convocan los forjadores de nuestra nacionalidad, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez. A propósito, Duarte nos llama a tenerlo presente cuando proclamó, en referencia a estos simuladores en contubernio con el imperialismo norteamericano: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón cons-piran contra la salud de la patria”.
Hoy, como ayer, “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la nacionalidad, aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera”. Quiere decir que ahora, cuando las fuerzas de la derecha dependientes del imperialismo norteamericano se presentan en la actual campaña electoral como redentores de los desposeídos, tenemos que unirnos y construir un futuro como lo soñaron los forjadores de la Patria. Es que todas las vicisitudes, ine-quidades, el empobrecimiento y la virtual pérdida de la cultura legada por nuestros antecesores es el resultado precisamente de esa dependencia imperial.
Es hora pues, de defender la soberanía nacional y seguir afianzando la unidad de lo mejor del pueblo dominicano para reencausar los destinos nacionales; y es nuestro grito o nuestro canto: la gran unidad para salvar la nación!.
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Editorial Patria • No. 5 • Marzo 2012