La noche tiene el misterio fatal de ladrones y sicarios, de policías y demonios, que acechan entre las sombras, para clavar sus garras en en la inocencia de los indefensos transeúntes que necesariamente tienen que habitar en los espacios inverosímiles de estas horas de hastío y abandono, en que la ciudad no es mas que un espejismo fatal.
Domingo Acevedo.