Ya no podemos cambiar el curso de la historia, ni podemos lavar la sangre injusta derramada por nuestros aborígenes, ni secar el llanto de los niños asesinados por la espada y el arcabuz de los conquistadores, ni mitigar el llanto de las madres que aun hoy lloran a sus hijos perdidos en la guerra interminable contra los neocolonialistas que los despojan de sus territorios, hoy sólo nos queda rescatar del olvido el heroísmo y lagrandeza de nuestros indígenas, su sabiduría ancestral, su incomparable amor a la naturaleza, su lucha permanente por sobrevivir a la embestida de los que se dicen civilizados.
Hoy, este presente que vivimos es de esperanzas, ya no nos podrán acallar, nuestras voces recorren el continente americano reivindicando nuestros derechos, nuestro derecho al territorio, a nuestra autonomía, al respeto a nuestras costumbres ancestrales, a una vida digna.
Es el tiempo de romper con las adversidades, de abrirnos pasos en el tiempo y construir una gran unidad continental capaz de consolidar un muro que detenga hoy y por siempre los abusos y la impunidad en que actúa el hombre blanco, muchas veces o casi siempre amparado en el poder que dan los gobiernos de nuestros países.
Domingo Acevedo.
Agosto/15
Fotos tomdas de la red.