El difícil y complejo camino del DO
El karate (artes marciales) enseñado por sabios maestros, con vastos conocimientos en su disciplina, da como resultado, seres humanos, ejemplares, mansos y humildes, honestos educados fieles a sus convicciones éticas y morales, no simples practicantes de karate (artes marciales) que ostentan grados y cinturones, ganados tras años de esfuerzos y sacrificios, en lo que no han aprendido, ni asimilado los fundamentos filosóficos y espirituales del karate, manteniéndose alejados de los principios primigenios que dieron origen a este arte milenario.
En un karateka (artista marcial) su conducta habla por sí misma de él, por eso es importante siempre destacar, el honor, la honestidad, lo ético, lo moral, la fidelidad, la humildad, entre otras cualidades que deben ser el marco de su comportamiento, quien no reúna estas condiciones podrá ser cualquier cosa menos un artista marcial.
Es por eso que los maestros deben entender que al dojo no solo se va a sudar, hacer ejercicios, tirar puños y patadas, sino también, en el dojo hay que trabajar la parte espiritual y filosófica, el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu que nos permite caminar sobre el fuego sin quemarnos, que nos lleva al estadio más alto de la sabiduría, donde la conciencia alcanza la luz que nos permite andar en la oscuridad sin extraviar el camino correcto.
Es esto lo que nos diferencia de otras formas de pelea, en donde no es tan importante el código ético, moral y espiritual que rige el difícil sendero de los artistas marciales.
Domingo Acevedo.
Abril/2025