Después de las grandes
movilizaciones del23, 24 y el 25 de abril del 1984, para recrear lo que fue la
resistencia de esos tres días en que se supone que murieron más de tres mil personas.
Nosotros los que combatimos en el
barrio y nos quedamos en él, nos reunimos en la noche en mi casa que quedaba al
final de intrincado callejón donde a la policía se le hacía difícil llegar y antes
de que llegaran ya las personas nos habrían
avisado.
Allí debajo de una mata de
almendra florecida de sueños y estrellas, tocábamos guitarras, cantábamos, leíamos poemas, hacíamos cuentos, contábamos historias
y hablamos de mil cosas, al compás de un
trago de vino o de un cara de gato mientras esperábamos un suculento locrio de pollo
enlatado como decíamos a la pica pica o
unos deliciosos espaguetis preparados por mi madre.
Hoy debo recordar a los amigos
que no están, como es el caso de Gaspar, Héctor
y Rafelo artistas increíbles que siempre
estuvieron y estarán con nosotros, a ese militante revolucionario que siempre
nos acompañaba Roberto Duverge, a Miguel Acevedo, a Felipe Acevedo entre otros
que hoy no están con nosotros.
También recordar a todos aquellos
que pasaron por ese inmenso patio donde se forjaron muchos sueños y que hoy estamos más viejos y desperdigados por
un mundo cada vez más complejo en que se necesita del compromiso y la unidad de
los que luchamos por un mundo mejor.
Domingo Acevedo.