Muchas veces los pasamos por alto, pero los descomponedores son los grandes héroes invisibles de la naturaleza.

Gracias a ellos, lo que muere vuelve a tener vida: transforman hojas secas, troncos caídos y restos orgánicos en nutrientes que alimentan el suelo y permiten que nuevas plantas crezcan.

Caracoles, hongos, lombrices, insectos y bacterias… todos forman parte de una red silenciosa que sostiene la vida. Sin ellos, los bosques se llenarían de desechos y la tierra perdería su fertilidad. Son el puente entre la muerte y la vida, los guardianes del ciclo natural.


La próxima vez que veas una lombriz en el suelo o un hongo en un tronco, recuerda que estás frente a un trabajador incansable de la Tierra.

Honremos su labor, porque sin ellos, la vida no podría renovarse.