sábado, agosto 31, 2024

Nanjing.


I

Cuando los pequeños demonios

hijos del sol llegaron a Nanjing 

sin honor y sin gloria

la ciudad desamparada lloraba por sus hijos

que murieron defendiendo sus murallas 

y por los que quedaron atrapados en sus ruinas 

sin tener a donde huir

de la ira de los soldados 

que ebrios de odio 

llegaron danzando sobre los cadáveres destrozados 

orinando su semen podrido sobre el útero

de las doncellas mancilladas en su inocencia 

II

Tan envilecidos estaban en su maldad

que frente al Yang Tse 

bebieron en copas de plata la sangre de los vencidos

mientras una larga peregrinación de cadáveres

se alejaba río abajo  

para luego regresar en la enfurecida ternura 

de los milicianos 

que amurallaron en sus pechos la rebeldía 

para hacer del amor un canto a la libertad

III

Nanjing 

Ciudad de vida y muerte 

en donde en cada primavera

como un homenaje al heroísmo y al sacrificio

retoñan las flores de la guerra  

Domingo Acevedo.

Dedicado a todos los que murieron antes 

y después de la caída de la ciudad de Nanjing en china

aquel diciembre del 1937 a manos del ejército criminal del Japón imperial




Foto tomada de la red.

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